Por qu¨¦ la demanda de Stormy Daniels contra Donald Trump es m¨¢s importante de lo que parece
Los puntos clave de un caso que poco a poco se ha ido situando en el centro de los problemas del presidente de Estados Unidos
Una actriz porno ha denunciado al presidente de Estados Unidos por no dejarle contar en p¨²blico que se acost¨® con ¨¦l en un torneo de golf. El presidente y sus abogados niegan los hechos. Con todo lo que ha ocurrido alrededor de la Casa Blanca, y a la espera de que se concrete en algo la investigaci¨®n sobre la trama rusa, este puede ser curiosamente el l¨ªo legal m¨¢s importante en el que se encuentre Donald Trump. La decisi¨®n est¨¢ en manos de un juez de Los ?ngeles. Stephanie Clifford, cuyo nombre art¨ªstico es Stormy Daniels, es un quebradero de cabeza inesperado para el presidente de Estados Unidos. Cada d¨ªa que pasa, est¨¢ ganando atenci¨®n hacia su caso y, por tanto, hacia un turbio episodio incluso para Trump. Estas son las claves de por qu¨¦ este caso puede ser m¨¢s importante que un titular morboso.
La demanda
El caso n¨²mero BC696568 de la Corte Superior de California se abri¨® el pasado martes, 6 de marzo, con la presentaci¨®n de una demanda en la sede de Los ?ngeles. La demandante es Stephanie Clifford, m¨¢s conocida como Stormy Daniels y que en algunos lugares de la demanda aparece como Peggy Peterson. El demandado es Donald Trump, del que se dice que tambi¨¦n usa el nombre de David Dennison. El otro demandado es una sociedad limitada de consultor¨ªa, Defendan Essential Consultants LLC, con sede en Delaware.
Seg¨²n el relato de los hechos de la demanda, ¡°la se?orita Clifford comenz¨® una relaci¨®n ¨ªntima con el se?or Trump en el verano de 2006 en el lago Tahoe y continu¨® su relaci¨®n bien entrado el a?o 2007. Esta relaci¨®n incluy¨®, entre otras cosas, al menos una reuni¨®n con el se?or Trump en un bungalow en el Beverly Hills Hotel¡±.
Clifford hab¨ªa contado ya en alguna ocasi¨®n esta aventura. Pero a principios de octubre de 2016, cuando se public¨® la cinta de Access Hollywood en la que Trump hac¨ªa comentarios degradantes sobre las mujeres, busc¨® la forma de contarlo otra vez. Fue entonces cuando, seg¨²n la demanda, ¡°el se?or Trump, con la ayuda de su abogado, el se?or (Michael) Cohen, busc¨® agresivamente silenciar a la se?orita Clifford como parte de un intento por evitar que contara la verdad, y de esta forma ayudarle en la elecci¨®n presidencial¡±.
La demanda afirma entonces que la sociedad limitada fue creada por Cohen para ocultar la fuente de la que saldr¨ªan los fondos para comprar su silencio. Cohen le present¨® un acuerdo de confidencialidad en el que ella era nombrada como Peggy Peterson (PP) y Trump como David Dennison (DD). Por este acuerdo ella recibir¨ªa 130.000 d¨®lares a cambio de su silencio. La demanda pide que el juzgado anule el acuerdo, de tal forma que ella quede libre de riesgos si decide hablar.
El acuerdo de confidencialidad
Lo m¨¢s interesante de la demanda de Clifford, presentada a trav¨¦s del abogado Michael Avenatti, es que incluye como prueba el acuerdo de confidencialidad. Es decir, al pedir a un juez que anule el acuerdo, de hecho ya lo est¨¢ incumpliendo, pues reconoce su existencia y publica sus t¨¦rminos. Al pedir al juez que le deje contar su historia, de hecho ya la est¨¢ contando. Avenatti ha dejado pocas dudas de que busca la m¨¢xima publicidad: el documento completo est¨¢ colgado en Twitter.
La ofensiva de Clifford permite al p¨²blico echar un vistazo sin precedentes al mundo de los acuerdos de confidencialidad de los famosos. Seg¨²n sus propios t¨¦rminos, este acuerdo no existe. Los t¨¦rminos son brutales para la mujer.
El acuerdo empieza diciendo que PP tiene ¡°informaci¨®n confidencial¡± que pertenece a DD, espec¨ªficamente ¡°ciertas fotos y/o mensajes de texto¡±. PP se compromete a darle a DD todas las copias en todos los formatos, no quedarse con nada que pueda ser propiedad intelectual de DD, no hablar jam¨¢s con nadie de lo ocurrido, no comunicarse jam¨¢s con DD ni su familia por ning¨²n motivo, debe dar los nombres de todas las personas a las que haya ense?ado o con las que haya compartido cualquier informaci¨®n relativa a DD. Si DD siquiera sospecha que PP conserva esa informaci¨®n podr¨¢ iniciar acciones legales contra ella. DD jam¨¢s hablar¨¢ del acuerdo, ni reconocer¨¢ su existencia.
Ella recibe 130.000 d¨®lares. ?l tiene derecho a demandarla por al menos un mill¨®n de d¨®lares por cada violaci¨®n del acuerdo. Las partes acuerdan que cualquier disputa en torno a este acuerdo se resolver¨¢ por arbitraje. El ¨¢rbitro est¨¢ designado en el contrato y DD es quien elige en qu¨¦ jurisdicci¨®n se realizar¨ªa.
El laudo arbitral secreto
Eso es exactamente lo que hizo el abogado de Trump (DD), Michael Cohen, el pasado 27 de febrero. Ante la posibilidad de que Daniels (que ya ha dado una entrevista a People) empezara a hablar, o quiz¨¢ a publicar otras cosas, busc¨® en secreto y de forma completamente unilateral un laudo arbitral para reforzar el acuerdo de confidencialidad. Nadie sab¨ªa de este laudo arbitral hasta que lo cont¨® la portavoz de la Casa Blanca en persona, Sarah Huckabee, cuando un periodista le pregunt¨® por la demanda de Clifford: ¡°Este asunto ya ha sido ganado en arbitraje¡±, dijo.
El laudo de emergencia reafirma los t¨¦rminos del acuerdo y recuerda a Stephanie Clifford que no puede revelar absolutamente nada. La demanda presentada por Clifford una semana despu¨¦s es una respuesta a ese laudo igual de agresiva. Clifford hace p¨²blico todo el asunto al present¨¢rselo a un juez de Los ?ngeles.
Los argumentos de Stormy Daniels
La actriz busca con la demanda la nulidad del acuerdo de confidencialidad. La raz¨®n principal es que Donald Trump no lo firm¨®. Y es verdad. El acuerdo tiene tres espacios para firmas: Peterson (Clifford), Essential Consultants y Dennison (Trump). La l¨ªnea de Trump est¨¢ vac¨ªa. Por tanto, afirma, el acuerdo no es v¨¢lido. Pero quiere que lo diga un juez. Trump ¡°no firm¨® el acuerdo a prop¨®sito, de forma que pudiera, si lo necesitara, negar todo conocimiento del acuerdo y de la se?orita Clifford¡±, dice la demanda.
Cohen dijo a la prensa que Trump nunca supo nada del acuerdo y que ¨¦l ¡°facilit¨®¡± el pago de los 130.000 d¨®lares de su bolsillo. La demanda argumenta que es imposible que Trump no lo supiera y que, en tal caso, Cohen incumpli¨® las reglas de la abogac¨ªa, porque su presencia en todo este asunto se justifica ¨²nicamente porque es la representaci¨®n legal de Donald Trump.
Aparte, el abogado Michael Cohen reconoci¨® el 13 de febrero, ante revelaciones de la prensa sobre el pago de los 130.000 d¨®lares, que el acuerdo de confidencialidad exist¨ªa. El mero reconocimiento es una violaci¨®n del acuerdo, por lo que Clifford estar¨ªa liberada para hablar tambi¨¦n. En cualquier caso, quiere que lo diga un juez.
Aparte, al revelar la forma en que se hizo el pago, Clifford ha desatado otra l¨ªnea de investigaci¨®n. Ya hay una denuncia que busca saber si el pago puede constituir una donaci¨®n ilegal a la campa?a de Trump, si lo hizo Cohen, o una violaci¨®n de las normas de transparencia, si lo hizo Trump, por no haber sido reportado en su momento.
Las consecuencias
No est¨¢ claro, en caso de ganar, qu¨¦ tiene Clifford que pueda abochornar a Trump aparte del relato sexual. Si Clifford mantiene en su poder ¡°textos¡± e ¡°im¨¢genes¡± de David Dennison (Donald Trump) habr¨ªa violado el acuerdo. Si cumpli¨® en su d¨ªa con todos los t¨¦rminos del acuerdo, Trump y sus abogados no tienen nada que temer, ya que lo ¨²nico que puede hacer es contar su historia, como ya ha hecho en varias ocasiones. El equipo de Trump podr¨ªa mantener el statu quo de que se trata de la palabra de ella contra el presidente. La agresividad del abogado de Trump hace pensar que teme que Clifford tenga en su poder algo m¨¢s que su palabra.
Pero Clifford no necesita tener raz¨®n para ganar la batalla de imagen. Le vale con que el juez de Los ?ngeles considere que podr¨ªa tener raz¨®n y que merece la pena estudiar el asunto para meter en un l¨ªo importante a Trump y Cohen. Si la demanda sigue adelante, Trump ya est¨¢ perdiendo. No es tan importante saber qu¨¦ pas¨® entre Trump y Clifford en un hotel en 2006 (en principio, una relaci¨®n consentida entre adultos). Lo verdaderamente da?ino ser¨ªa el proceso en s¨ª, el que Trump se puede ver obligado a reafirmarse en su negaci¨®n de los hechos o admitir p¨²blicamente que minti¨®.
El viernes, en una entrevista en CNN, el abogado de Daniels, Michael Avenatti, dej¨® claro que su intenci¨®n final es lograr que un juez tome declaraci¨®n a Donald Trump. ¡°Me vale con una hora. As¨ª de sencillo me parece que es este caso¡±.
Todo el pa¨ªs tiene en la cabeza el caso de Paula Jones contra Bill Clinton. La denuncia de esta funcionaria de Arkansas contra el presidente por acoso sexual fue lo que acab¨® en el impeachment de Clinton por mentir. Desde el viernes, no es descabellado.
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