Mike Pompeo, un halc¨®n para dirigir las relaciones exteriores de EE UU
El hasta ahora director de la CIA procede del movimiento ultraconservador Tea Party, es duro contra Ir¨¢n y ha sabido ganarse a Donald Trump
Halc¨®n, pol¨ªtico de carrera y en la cuerda de Donald Trump. El presidente ha optado por relevar al moderado Rex Tillerson, un ejecutivo petrolero con quien nunca congeni¨®, por el perfil antit¨¦tico de Mike Pompeo, el hombre al que le confi¨® la CIA hace poco m¨¢s de un a?o, un congresista de Kansas miembro del Tea Party, que ha clamado contra el pacto nuclear de Ir¨¢n, defendido la aplicaci¨®n de la pena de muerte contra Edward Snowden y destacado como azote de la dem¨®crata Hillary Clinton.
Pompeo, de 54 a?os, se gradu¨® primero de su clase en la academia militar de West Point en 1986, sirvi¨® varios a?os en el Ej¨¦rcito (sin entrar en combate) y lleg¨® a patrullar como oficial de caballer¨ªa en el tel¨®n de acero antes de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Despu¨¦s se licenci¨® en Derecho en Harvard y comenz¨® su carrera como congresista por Kansas en 2011, aupado por la ola ultraconservadora del Tea Party. Durante estos a?os, hasta que el reci¨¦n elegido Donald Trump lo llam¨® para hacerse cargo de la CIA, ha formado parte de los comit¨¦s de Inteligencia, Comercio y Energ¨ªa de la C¨¢mara de Representantes.
Le dio fama en Washington la dureza con la que fustig¨® a Clinton en la comisi¨®n especial para investigar el atentado de Bengasi (Libia) de 2012, cuando la excandidata presidencial era secretaria de Estado. La investigaci¨®n acab¨® sin hallar responsabilidades en Clinton, pero Pompeo lleg¨® a calificar el caso como algo ¡°peor que el Watergate en algunos aspectos¡±. Tambi¨¦n se signific¨® en la defensa de la vigilancia masiva ciudadanos y hogares estadounidenses en pos de la seguridad y, en el pasado, lleg¨® a defender la pr¨¢ctica del waterborading (ahogamientos), argumento que era ilegal, pero no un acto de tortura. Sin embargo, en el Capitolio, antes de que le ratificaran como director de la CIA respondi¨® que no usar¨ªa la tortura aunque el presidente se lo pidiera.
Su nombre hab¨ªa sonado como sucesor de Tillerson durante meses, ya que durante ese tiempo el futuro del expresidente de Exxon Mobil se hab¨ªa estado tambaleando. Fuentes an¨®nimas de la Administraci¨®n citadas por la prensa estadounidense han destacado la qu¨ªmica surgida entre Pompeo y Trump durante las peri¨®dicas reuniones informativas de inteligencia. En ellas y en p¨²blico, el jefe de la CIA ha sabido manejar con mano izquierda uno de los pocos puntos en los que difiere del presidente: la injerencia rusa en las elecciones presidenciales, que el mandatario neoyorquino siempre ha negado o minimizado y que Pompeo nunca ha evitado se?alar con dureza.
Su breve mandato como jefe de la inteligencia se ha caracterizado por un perfil muy pol¨ªtico en sus pronunciamientos p¨²blicos, lo que ha incomodado en muchas ocasiones al personal de la agencia, dado que crea recelos en torno a la imparcialidad que se le exige a los an¨¢lisis de inteligencia. Tambi¨¦n ha apostado por una actitud m¨¢s agresiva en el conflicto de Afganist¨¢n, donde se han reforzado las acciones encubiertas son los talib¨¢n como objetivo.
Sin experiencia previa en este campo, Pompeo se convierte en jefe de la diplomacia estadounidense en un momento delicado, cuando Estados Unidos est¨¢ dispuesto a abrir una negociaci¨®n con Corea de Norte ¡ªbajo promesa de desnuclearizaci¨®n por parte del r¨¦gimen¡ª?y al mismo tiempo debe decidir si mantiene o abandona el acuerdo nuclear con Ir¨¢n. En ambos terrenos, el nuevo secretario de Estado se ha mostrado en la l¨ªnea dura republicana. Y en consonancia con Trump. Por ejemplo, se mostr¨® partidario p¨²blicamente al cambio de liderazgo en Corea del Norte y, en el caso de Ir¨¢n, cuando Obama firm¨® el acuerdo nuclear, declar¨® que no ve¨ªa el momento para cancelarlo. Ahora, habr¨ªa llegado el momento de esto ¨²ltimo, pero los caminos de la realpolitik y de Trump son misteriosos.
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