El candidato de los comunistas rusos seduce en campa?a
Pavel Grudinin, segundo en las encuestas tras Putin, sorprende por su naturalidad y carisma aunque asusta a algunos por sus elogios a Stalin
Pavel Grudinin, el candidato del Partido Comunista de Rusia a la presidencia del Estado, vive rodeado de fresas. Esta fruta es el principal producto y s¨ªmbolo de la hacienda que este ingeniero agr¨ªcola de 58 a?os dirige en las afueras de Mosc¨², el Sovjos Lenin, una sociedad limitada, resultante de la metamorfosis de una explotaci¨®n colectiva del mismo nombre en ¨¦poca de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
La fresa, como logotipo, como decoraci¨®n y hasta como monumento, est¨¢ presente en todas partes en el Sovjos Lenin, un territorio de 1000 hect¨¢reas situado a diez minutos de autob¨²s de una parada de metro en el sur de la capital. En junio, las fresas reci¨¦n cosechadas llenar¨¢n los mercados de la regi¨®n, de los que Grudinin es el principal abastecedor.
Las encuestas indican que Grudinin quedar¨¢ segundo en los comicios del pr¨®ximo domingo. En los sondeos del VZIOM (una entidad vinculada con la administraci¨®n estatal) le pronostican un 7% frente a un 69% para Putin. Los analistas, en la misma instituci¨®n, le vaticinan hasta un 14%.
La candidatura del empresario-agr¨®nomo ha sido uno de los pocos eventos interesantes de una campa?a gris, donde siete contendientes tuvieron que adaptarse a unos formatos de televisi¨®n r¨ªgidos y aburridos, mientras el favorito, en cambio, dispon¨ªa de barra libre en las televisiones del Estado.
Grudinin, que no es comunista, ha reemplazado al veterano Guennadi Ziug¨¢nov, el jefe del partido comunista de Rusia, como regular oponente de Putin en los comicios presidenciales. Su carisma personal ha sorprendido. Habla con naturalidad y, cuando de asuntos sociales se trata, suena cercano a los ciudadanos que sufren las diferencias entre ricos y pobres y cobran sueldos que apenas permiten llegar a fin de mes. No obstante, algunas de sus opiniones, como el ensalzamiento a la figura de Stalin, ponen en guardia a parte del electorado.
Es dif¨ªcil decir en qu¨¦ medida las encuestas, ahora m¨¢s restringidas que hace seis a?os, reflejan el impacto real de Grudinin, pero algo en ¨¦l asust¨® a los tecn¨®logos pol¨ªticos al servicio de Putin. Las televisiones y los medios de comunicaci¨®n vinculados al Kremlin lo han atacado con sa?a, centr¨¢ndose sobre todo en unas cuentas bancarias en el extranjero supuestamente no declaradas oportunamente. Despu¨¦s de que el candidato afirmara haberlas cerrado, la Comisi¨®n Electoral central insisti¨® en el tema y asegur¨® haber recibido informaci¨®n del fisco suizo sobre la existencia de otras cuentas. Pero los responsables de la campa?a no eliminaron a Grudinin de la lista, sino que anunciaron la impresi¨®n de nuevos materiales informativos sobre las cuentas para que los electores puedan verlos a la hora de votar. Para Grudinin, se trata de una ¡°desinformaci¨®n¡±.
El Sovjos Lenin es un entorno ecl¨¦ctico parecido a una urbanizaci¨®n acomodada. En ¨¦l trabajan algo m¨¢s de trescientas personas y en su territorio viven 6000. La mayor¨ªa han comprado apartamentos en bloques de viviendas construidos en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
La empresa se ha desprendido de sus campos perif¨¦ricos, que dejaron de ser aptos para la agricultura por lindar con las concurridas autopistas de salida de Mosc¨². Estas ventas de terrenos y de pisos as¨ª como el pago de las compa?¨ªas de gas y electricidad por el tr¨¢nsito de sus cables (por el territorio del Sovjos Lenin) complementan los ingresos agr¨ªcolas de la empresa. Algunos, como Dmitri, al que encontramos en la panader¨ªa del Sovjos Lenin, se trasladaron desde el centro de Mosc¨² en pos de un lugar tranquilo y limpio, con parques para los ni?os, seguridad y un centro de deportes gratuito. Tambi¨¦n la guarder¨ªa y la escuela, de caprichosas formas evocadoras de castillos, son gratuitas para los peque?os residentes. Setecientos ni?os estudian en la escuela, un prestigioso centro de primaria de car¨¢cter estatal especializado en ingenier¨ªa, que el Sovjos Lenin alberga desde el pasado septiembre.
Para Grudinin, el Sovjos Lenin es un micromodelo de ¡°Estado social¡±, justamente lo que el propone. ¡°En Rusia no tenemos capitalismo, sino una cleptocracia olig¨¢rquica¡±, dice en una reuni¨®n con periodistas occidentales. ¡°En el capitalismo, si una empresa trabaja mal o tiene p¨¦rdidas, debe arruinarse. En Rusia, en cambio, hay empresas estatales con p¨¦rdidas de locura y con jefes que tienen sueldos de locura¡±, afirma.
Su programa de 20 puntos incluye la nacionalizaci¨®n de las ramas b¨¢sicas de la industria, energ¨ªa el¨¦ctrica, ferrocarriles, comunicaciones, los principales bancos, tambi¨¦n el restablecimiento del monopolio estatal del alcohol y la renuncia a participar en la Organizaci¨®n Mundial de Comercio, adem¨¢s del control de los precios de los productos y servicios b¨¢sicos. El candidato ofrece garant¨ªas para la jornada de ocho horas, empleo juvenil y mantener la edad actual de jubilaci¨®n (55 a?os para las mujeres y 60 para los hombres). Tambi¨¦n contempla reducir los mandatos presidenciales a cuatro a?os y recortar los poderes del presidente. ¡°Quisiera equivocarme, pero los pr¨®ximos seis a?os ser¨¢n muy dif¨ªciles¡±, dice.
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