Estados Unidos cerca en los tribunales a las farmac¨¦uticas por las miles de muertes por opi¨¢ceos
M¨¢s de 400 demandas acusan a fabricantes y distribuidores de enga?ar sobre la adicci¨®n de los analg¨¦sicos. Las sobredosis mataron a 64.000 estadounidenses en 2016
Estados Unidos ha declarado una guerra a las compa?¨ªas detr¨¢s de la sangr¨ªa de muertes por el consumo de opi¨¢ceos. M¨¢s de 400 ciudades, condados y organizaciones han interpuesto una demanda conjunta contra los fabricantes y distribuidores de los potentes analg¨¦sicos. Casi todos los Estados han lanzado investigaciones a la industria farmac¨¦utica y varios de ellos tienen previsto unirse al litigio colectivo. El Gobierno federal apoya esa hoja de ruta y no descarta presentar su propia denuncia. Se acusa a empresas gigantescas de publicidad enga?osa y de ocultar a los consumidores el potencial de adicci¨®n de las pastillas de opi¨¢ceos. De ser c¨®mplices de una feroz epidemia que abruma a EE UU: cada d¨ªa mueren por sobredosis m¨¢s de 150 personas. El proceso evoca la ofensiva judicial en los a?os noventa contra los gigantes de la industria del tabaco.
¡°Es una crisis, es una epidemia. Todo el mundo lo sabe, todo el mundo lo siente, as¨ª que creo que todos debemos empezar a trabajar conjuntamente¡±, dice en una entrevista telef¨®nica el juez Dan Aaron Polster. Temido por las poderosas compa?¨ªas farmac¨¦uticas. Admirado por quienes conocen de primera mano la sangr¨ªa de muertes por el consumo de opi¨¢ceos. Polster tiene uno de los trabajos m¨¢s dif¨ªciles de EE UU. En su mesa en el juzgado federal del Distrito Norte de Ohio, en Cleveland, se acumulan 434 demandas contra la industria. ¡°Mi objetivo es cambiar la trayectoria de esta crisis. No dije que fuera o fu¨¦ramos a solucionarla este a?o pero tenemos que dar algunos pasos. M¨¢s gente se est¨¢ volviendo adicta. Es inaceptable¡±, clama.
Polster, de 66 a?os, ha optado por un enfoque heterodoxo desde que en diciembre una comisi¨®n judicial decidi¨® agrupar en su tribunal casi todos los litigios en EE UU relacionados con las prescripciones de opi¨¢ceos. El juez ha comunicado a las partes de que su objetivo es lograr un acuerdo en vez de iniciar un largo y agresivo juicio, lo que ha soliviantado a la defensa de los grandes fabricantes, distribuidores y vendedores de f¨¢rmacos. La estrategia se ha comparado con el acuerdo de 1998 que llev¨® a las grandes tabacaleras a pagar una compensaci¨®n millonaria (206.000 millones de d¨®lares) por los efectos nocivos del tabaco. El pacto tambi¨¦n incluy¨® prohibiciones a la publicidad de cigarrillos y advertencias p¨²blicas sobre sus riesgos para la salud.
Las estad¨ªsticas son escalofriantes. En 2016, el ¨²ltimo a?o con cifras completas, murieron alrededor de 64.000 estadounidenses por sobredosis. Tres cuartas partes fueron provocadas por el abuso de pastillas analg¨¦sicas, hero¨ªna o fentanilo. Los r¨¦cords se rompen a?o tras a?o. La estimaci¨®n provisional de 2017 alcanza las 66.000 muertes. Para hacerse una idea del alcance del drama, m¨¢s de 58.000 estadounidenses fallecieron en toda la Guerra de Vietnam, 55.000 lo hicieron en accidentes de coche en 1972, un a?o r¨¦cord, o 43.000 durante el pico de la epidemia de Sida en 1995. La crisis de los opi¨¢ceos ha costado al Gobierno estadounidense cerca de un bill¨®n de d¨®lares desde 2001.
Las muertes por sobredosis de hero¨ªna se triplicaron entre 2010 y 2014 en EE UU. Alrededor de 435.000 ciudadanos aseguran haber consumido la droga en los ¨²ltimos 30 d¨ªas, seg¨²n las encuestas disponibles. De fondo, subyace una poderosa conexi¨®n entre f¨¢rmacos y hero¨ªna. Cuatro de cada cinco nuevos consumidores de hero¨ªna aseguran haber abusado antes de pastillas contra el dolor. Cuando se quedan sin recetas para comprarlas, la desesperaci¨®n les lleva a pincharse. Y muchas miradas apuntan a la actuaci¨®n de m¨¦dicos, farmac¨¦uticos y dispensarios: en 1992, se prescribieron 79 millones de recetas de opi¨¢ceos en el pa¨ªs, en 2012 fueron 217 millones.
El Gobierno de Donald Trump ha declarado la crisis de los opi¨¢ceos una emergencia de salud p¨²blica. Y el juez Polster apunta a la ra¨ªz de la tragedia. Su objetivo es lograr soluciones tangibles a corto plazo que no solo impliquen compensaciones econ¨®micas sino transformaciones en el sector. ¡°Cuando das algunos pasos luego puedas dar otros m¨¢s. En general, as¨ª es c¨®mo uno soluciona un problema muy complejo. No te quedas sentado esperando a que alguien haya encontrado una gran soluci¨®n para todo¡±, esgrime.
La presi¨®n ante una industria vigorosa pero que se sabe en el ojo del hurac¨¢n est¨¢ empezando a dar frutos. A los 10 d¨ªas de una de las sesiones judiciales, Purdue Pharma, fabricante de OxyContin, el m¨¢s conocido de los opi¨¢ceos, anunci¨® en febrero que dejaba de promocionar sus pastillas a m¨¦dicos y recortaba por la mitad su equipo comercial.
Greg Williams, vicepresidente de Facing Addiction, una organizaci¨®n que ayuda a adictos, lo considera un paso insuficiente. ¡°Ellos y otros fabricantes y distribuidores de opi¨¢ceos deben a nuestras comunidades miles de millones de d¨®lares en reparaci¨®n¡±, sostiene. ¡°Necesitamos financiaci¨®n para educaci¨®n p¨²blica, profesionales de la salud, prevenci¨®n y tratamiento¡±.
Anna Lembke, una experta en adicciones de la Universidad de Stanford que ha comparecido ante el juez de Cleveland, coincide en que el anuncio de Purdue supone una ¡°gota en el oc¨¦ano¡± del conjunto de la crisis de los opi¨¢ceos. Pero subraya que ¡°simb¨®licamente es muy importante¡± porque encarna, tras a?os neg¨¢ndolo, una admisi¨®n impl¨ªcita de la farmac¨¦utica de su impacto sobre qu¨¦ recetan los doctores.
En la megacausa judicial, se acusa a Purdue y a otros fabricantes, como Johnson & Johnson, de publicitar durante a?os sus opio¨¢ceos pese a conocer perfectamente su potencial adictivo. A las compa?¨ªas distribuidoras se las denuncia por enviar cantidades ingentes de f¨¢rmacos sin avisar a las autoridades; y a las farmac¨¦uticas de no advertir lo suficiente a los pacientes del producto que estaban comprando.
Todos alegan que los f¨¢rmacos han sido autorizados por el Gobierno y que son los m¨¦dicos quienes los recetan. Sin embargo, los cr¨ªticos argumentan que no se informa suficientemente a los doctores sobre los riesgos. Y las compa?¨ªas han financiado a lobbies m¨¦dicos que minimizaban los posibles problemas de las pastillas, seg¨²n un informe del Senado.
De hecho, Purdue se declar¨® culpable en 2007 ante un juez federal de enga?ar a m¨¦dicos y pacientes sobre el riesgo de adicci¨®n y el potencial de abuso de OxyContin tras una investigaci¨®n que termin¨® en 2001. Pag¨® una multa de 600 millones de d¨®lares. El diario Los Angeles Times revel¨® en 2016 que, durante dos d¨¦cadas, Purdue conoc¨ªa que su f¨¢rmaco pod¨ªa tener un efecto m¨¢s corto del anunciado, lo que aviva el riesgo de adicci¨®n, pero lo ocult¨® para no perder cuota de mercado. OxyContin supone el 80% de las ventas de la compa?¨ªa por un valor de 1.700 millones de d¨®lares en 2017.
Un portavoz de Purdue no contest¨® a las preguntas de este peri¨®dico.
La farmac¨¦utica se ha embarcado en las ¨²ltimas semanas en una campa?a para tratar de mejorar su imagen. Ha publicado anuncios en los principales diarios, ha hablado de una ¡°responsabilidad en unirse a la lucha¡± contra la epidemia de opi¨¢ceos y ha asegurado que hay demasiadas pastillas entre la poblaci¨®n. Purdue tambi¨¦n ha promovido en algunos Estados el uso de productos que palian sobredosis, el desecho de f¨¢rmacos y ha hecho campa?as de informaci¨®n sobre adicci¨®n.
La compa?¨ªa, sin embargo, ha rechazado la reclamaci¨®n de algunos de los demandantes de dejar de vender su versi¨®n m¨¢s fuerte de OxyContin y los expertos advierten de que sigue publicitando su f¨¢rmaco en otros pa¨ªses.
Lembke enfatiza que la soluci¨®n a la adicci¨®n rampante de opi¨¢ceos llevar¨¢ ¡°a?os sino d¨¦cadas en llegar¡±. Pide actuar en m¨²ltiples ¨¢mbitos, m¨¢s all¨¢ de atajar la influencia del sector farmac¨¦utico, y abordar asuntos inc¨®modos, como lo que llama ¡°medicalizaci¨®n de la pobreza¡± o la estigmatizaci¨®n del dolor, que contribuy¨® a que a partir de los a?os noventa proliferaran las prescripciones de opi¨¢ceos ideadas contra las dolencias cr¨®nicas. Lo que nadie imaginaba es que de esa intenci¨®n inicial se pasar¨ªa a la pesadilla actual.
La pol¨¦mica familia de patronos art¨ªsticos detr¨¢s de OxyContin
Los or¨ªgenes de Purdue Pharma, el fabricante del opi¨¢ceo OxyContin, est¨¢n en una peque?a compa?¨ªa cient¨ªfica impulsado por la familia Sackler. Los Sackler son conocidos por su riqueza y sus generosas donaciones a museos y universidades. Pero en los ¨²ltimos a?os la epidemia de muertes por consumo de opi¨¢ceos los ha colocado ante un espejo inc¨®modo. Por ejemplo, la fot¨®grafa Nan Goldin, una antigua v¨ªctima de la adicci¨®n de OxyContin, lider¨® el pasado fin de semana una protesta en un ala del museo Metropolitan de Nueva York que lleva el nombre de la familia. Los manifestantes exhibieron carteles, como "Verg¨¹enza en los Sackler", y otros que ped¨ªan que el clan financie programas de rehabilitaci¨®n.
Los herederos de Arthur Sackler aseguran que ¨¦l muri¨® antes de que se desarrollara OxyContin y que ellos no se han beneficiado econ¨®micamente del f¨¢rmaco. Pero una de las hijas, Elizabeth Sackler, ha elogiado el activismo de Goldin y ha considerado "moralmente aberrante" el papel de Purdue en la crisis de los opio¨¢ceos.
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