Austin respira aliviada tras la muerte del atacante en serie
Un hombre de 23 a?os es el sospechoso detr¨¢s de la cadena de explosiones que mataron a dos personas e hirieron a cuatro en Texas
La polic¨ªa y equipos especializados en bombas rodeaban la madrugada del mi¨¦rcoles un coche aparcado en un hotel en Round Rock, al norte de Austin. Sospechaban que dentro del veh¨ªculo estaba el responsable de la misteriosa cadena de explosiones en Texas, que han matado a dos personas y herido a cuatro en las ¨²ltimas tres semanas. La noche era cuando el atacante escog¨ªa moverse y los agentes lo estaban observando mientras esperaban a que llegaran veh¨ªculos policiales blindados para detenerlo.
Esa era la esperanza, lograr arrestarlo con vida y as¨ª obtener informaci¨®n respecto a sus motivos, nuevas amenazas y c¨®mplices. Pero todo se perdi¨® en un par de minutos, cuando el considerado artificiero en serie decidi¨® conducir y alejarse del hotel.
Los coches policiales lo siguieron hasta que el coche se detuvo en los m¨¢rgenes de una carretera. ¡°Mientras miembros del equipo de SWAT [fuerzas especiales] se acercaron al veh¨ªculo, el sospechoso deton¨® una bomba en el interior del autom¨®vil¡±, explic¨® Brian Manley, jefe de la polic¨ªa de Austin. La onda de la detonaci¨®n tir¨® al suelo a uno de los agentes. Otro abri¨® fuego contra el coche.
El atacante muri¨®. Su nombre es Mark Anthony Conditt. La polic¨ªa lo describi¨® como un hombre blanco de 23 a?os pero apenas dio detalles sobre su vida y antecedentes. ¡°Creemos que es el responsable de todas las explosiones a partir del 2 de marzo. Quer¨ªamos una resoluci¨®n pac¨ªfica, pero sab¨ªamos lo peligrosa que era esta situaci¨®n¡±, dijo Manley. ¡°Quer¨ªamos tener la posibilidad de capturarlo, pero eso se esfum¨® cuando comenz¨® a alejarse del hotel y no ¨ªbamos a permitir que volviera a la comunidad. No s¨¦ por qu¨¦ se fue, nunca lo sabremos¡±.
Superada la angustia una vez neutralizado el sospechoso, el miedo no ha desaparecido por completo. La polic¨ªa contin¨²a buscando posibles paquetes con bombas plantadas en las ¨²ltimas 24 horas. Los motivos del dinamitero en serie y la historia que lo llev¨® a colocar bombas en paquetes y en la calle siguen siendo un misterio.
De lo poco que ha aflorado detr¨¢s de la detenci¨®n de Conditt es que la polic¨ªa pudo identificarlo gracias a una grabaci¨®n de seguridad en un puesto de mensajer¨ªa desde el que mand¨® uno de sus paquetes explosivos. Pudieron obtener la matr¨ªcula de su coche y despu¨¦s su n¨²mero de tel¨¦fono. El joven trat¨® de ocultar su identidad ataviado con una peluca rubia y guantes. Seg¨²n las primeras informaciones, Conditt estaba desempleado, compart¨ªa casa y estudi¨® brevemente en la Universidad. Una persona del mismo nombre, seg¨²n la agencia AP, hab¨ªa escrito en Internet que el matrimonio gay deber¨ªa ser ilegal y hab¨ªa apoyado la pena de muerte.
Tras su muerte, queda un aterrador balance y una comunidad marcada por el miedo y la frustraci¨®n. Seis explosiones en un mes, tres de ellas en dos d¨ªas. Fue la nueva forma de vivir que se impuso en Austin, pero nadie lograba acostumbrarse. "Creo que la gente ha intentado seguir con su vida de la mejor forma posible. Yo me siento m¨¢s inquieta, es una sensaci¨®n que no se pasa. No sabemos qu¨¦ ocurrir¨¢ luego¡±, dijo Kristen Henke, una residente de 22 a?os, en declaraciones a este peri¨®dico.
Los aleda?os de la casa de la joven, cercana a donde muri¨® el atacante, ya no est¨¢n cercados. Tampoco hay polic¨ªas locales ni federales en plena vigilancia. La calle tiene una apariencia de tranquilidad, con una suave brisa de primavera. Se ha rebajado la amenaza latente que mantuvo a todos en extrema alerta.
¡°Creo que nos hemos adormeciendo frente a este tipo de tragedias, porque ahora la violencia y amenazas ocurren a menudo. Atacantes en las escuelas, atentados aqu¨ª y en el resto del pa¨ªs", explic¨® Henke, quien a pesar de todo decidi¨® no cambiar su cotidianeidad.
¡°Ten¨ªa un poco de miedo de pasar por esta calle en particular, pero es parte de mi rutina diaria y la vida sigue¡±, asegur¨® otra vecina, que pidi¨® no ser identificada, de una calles donde estall¨® uno de los explosivos el 18 de marzo.
Seis explosiones con bombas de un atacante misterioso le ense?aron a los residentes de Austin que todo puede pasar pese a los esfuerzos de la polic¨ªa. La ciudad se torn¨® un mapa de guerra. Uno que empez¨® en el norte hasta llegar al sur y luego se movi¨® hacia el sudeste. Nadie estaba a salvo.
Las huellas del atacante
El primer ataque ocurrido el 2 de marzo al norte de Austin marc¨® el inicio de una pesadilla. Una bomba en la puerta de una casa se cobr¨® la vida del afroamericano Anthony House, de 39 a?os. La polic¨ªa al principio habl¨® de terrorismo o de un posible crimen de odio por motivos raciales, pero lo que vino despu¨¦s les mostr¨® la verdadera dimensi¨®n de lo que enfrentaban.
El 12 de marzo Draylen Mason, negro de 17 a?os, muri¨® al tomar el paquete que tambi¨¦n estaba en la puerta de su casa. Su madre, en tanto, qued¨® en estado grave. Unas horas m¨¢s tarde una mujer hispana qued¨® en estado cr¨ªtico tras vivir una situaci¨®n similar en su casa.
Fue entonces cuando la polic¨ªa comenz¨® a hablar de una persona probablemente con motivaciones raciales detr¨¢s de los ataques. Pero la teor¨ªa policial se debilit¨® cuando el enigm¨¢tico atacante cambi¨® de t¨¦cnica y objetivo. El pasado domingo 18 de marzo, plant¨® una bomba ligada a un cable en un barrio predominantemente blanco al sureste de Austin: hiri¨® a dos hombres blancos que activaron sin saberlo el explosivo al pisar el cable.
Cada explosi¨®n fue un paso m¨¢s para darle la fama de serial bomber. Una imagen que aterr¨® a los residentes de la ciudad. Hasta el martes, la polic¨ªa hab¨ªa respondido a 1.257 llamadas por paquetes sospechosos.
Ese d¨ªa, los objetivos cambiaron de nuevo. En dos sedes de la empresa de mensajer¨ªa FedEx, una en Schertz, cerca de San Antonio y otra en Austin, aleda?a al aeropuerto, se hallaron nuevos paquetes con explosivos.
La quinta bomba explot¨® el martes en la sede de FedEx en Schertz sin dejar v¨ªctimas. Poco despu¨¦s, la polic¨ªa envi¨® a especialistas en detecci¨®n de bombas al otro edificio cercano al aeropuerto despu¨¦s de que se hallara un paquete sospechoso. Desde temprano el edificio estuvo cerrado y todos sus empleados fueron evacuados. En el paquete hab¨ªa otra bomba que pudo desactivarse y que los investigadores aseguran que estaba relacionada con todas las otras explosiones.
¡°Se han tomado las precauciones necesarias y estamos investigando. La seguridad del p¨²blico es nuestra prioridad y todas las pistas ser¨¢n rastreadas¡±, asegur¨® el jefe de polic¨ªa de Schertz, Michael Henson. ¡°Tenemos agentes de todo el pa¨ªs aqu¨ª, especialistas de inteligencia, equipos expertos en bombas, hemos trabajado sin parar¡±, agreg¨®.
Hasta ese momento las autoridades hab¨ªan descrito al atacante como una persona con habilidad en la confecci¨®n de bombas. La polic¨ªa hab¨ªa elevado a 115.000 d¨®lares la recompensa por una pista.
Al anunciar la muerte de Conditt, el jefe de polic¨ªa de Austin reconoci¨® que contaban con m¨²ltiples pistas y v¨ªdeos, pero ninguno de los agentes alcanz¨® a cruzar una sola palabra con ¨¦l. Muri¨® como vivi¨® en el ¨²ltimo mes: con una explosi¨®n.
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