Claudio Escribano: ¡°Macri no genera entusiasmo, sino alivio¡±
¡°Yo no apoy¨¦ la dictadura, Massera me amenaz¨® de muerte¡±, dice el veterano periodista
A sus 80 a?os, Jos¨¦ Claudio Escribano es el hombre clave del periodismo argentino del ¨²ltimo medio siglo. A¨²n conserva influencia inspiradora en La Naci¨®n, el peri¨®dico de referencia que dirigi¨® hasta 2006. All¨ª lleva 62 a?os y a¨²n tiene despacho. Siempre cercano al poder, era el gran cronista pol¨ªtico del pa¨ªs durante la dictadura, y despu¨¦s el director del peri¨®dico durante 25 a?os. El enfrentamiento total con los Kirchner marc¨® sus ¨²ltimos a?os, y ahora est¨¢ esc¨¦ptico con Macri, como corresponde a un veterano periodista que lo ha visto todo en uno de los pa¨ªses m¨¢s turbulentos de Occidente, pero dice que esas dudas se despejan porque siente un gran alivio ante la ca¨ªda del kirchnerismo.
Pregunta. ?C¨®mo est¨¢ Argentina y su periodismo?
Respuesta. Este es uno de los mejores periodos de libertad de prensa de la Argentina. No hay hostigamiento, no est¨¢ ese componente de resentimiento del kirchnerismo hacia la prensa cr¨ªtica. Tampoco hay un apoyo en t¨¦rminos desmesurados de la prensa adicta.
P. ?Por qu¨¦ es una sociedad tan dividida?
R. Los argentinos hablan de la grieta. Hay que ser m¨¢s franco, hay abismos en Argentina, no grieta. Nunca alcanz¨® a estar debidamente articulada la sociedad. Los extranjeros cuando observan Argentina se sumergen en la estupefacci¨®n. Porque ven a los argentinos en t¨¦rminos individuales y piensan que es gente muy lista, con visi¨®n bastante penetrante sobre los problemas del pa¨ªs, la regi¨®n y el mundo. Pero los argentinos entran en problemas cuando se suman.
P. ?Cu¨¢ndo se jodi¨® Argentina?
R. ?Cu¨¢ndo se pudri¨® todo? Historiadores de val¨ªa hablan de los a?os 70. Ah¨ª se perdi¨® la movilidad social. Yo soy nieto de un gallego que vino con 19 a?os y fue dependiente. La paga era tan modesta que no pod¨ªa alquilar una pensi¨®n. Dorm¨ªa debajo del mostrador. Pero sus hijos fueron profesionales, directores de escuela, abogados, m¨¦dicos. En los 70 lleg¨® la destrucci¨®n del Estado. Sobra Gobierno en Argentina pero falta Estado. Y ya no le podemos echar la culpa a los militares, ya no hay golpes.
¡°Hay abismos en Argentina, no grieta¡±
P. ?Por qu¨¦ la ¨¦lite argentina, muy antiperonista, entre la que est¨¢ usted, no ha podido con el peronismo?
R. No quisiera ser calificado a estas alturas de mi vida como antiperonista sino como antipopulista. Per¨®n ten¨ªa atributos que el antiperonismo deber¨ªa reconocerle. Fue uno de los pol¨ªticos con mayor formaci¨®n intelectual.
P. ?La resistencia del peronismo prueba el fracaso de la ¨¦lite argentina?
R. No hay ninguna duda, es una prueba del fracaso de la ¨¦lite, de fracasos seriales, civiles y militares.
P. ?Hay un rechazo a las ¨¦lites en Argentina que se han hecho ricas gracias al proteccionismo?
R. Cuando desde abajo se eleva la mirada, en Argentina no se ve una aristocracia, sino una oligarqu¨ªa. Creo que es clave como se dividi¨® la tierra en EEUU y Argentina. En Argentina se entregaron enormes extensiones que dieron lugar a un campo muy productivo, pero que dilapid¨® riqueza. En Viaje al fin de la noche, de Celine, se ven esos argentinos que copan los cabarets de Par¨ªs y dilapidaban el dinero. En 1925, La Naci¨®n ten¨ªa corresponsales en muchas partes de Europa, cuyo jefe estaba en Par¨ªs: Fernando Ortiz de Echaguen. El segundo de Ortiz ten¨ªa el mismo sueldo que el director entonces de Le Figaro. Manuel Mujica La¨ªnez, tambi¨¦n compa?ero del diario, se hab¨ªa ido a vivir en 1919 a Par¨ªs con su familia porque con las rentas de las que dispon¨ªan viv¨ªan m¨¢s holgadamente que en Buenos Aires. ?No habr¨¢ sido este el motivo por el que se fue la familia de Borges? En EEUU la tierra se parcel¨® de otra manera. Adem¨¢s, hemos sido un pa¨ªs fuera de la ley siempre.
P. Habla de los abismos. ?La ¨²ltima dictadura los profundiz¨®?
R. Desde luego el gobierno militar de 1976 produjo otra hendidura en el alma del pa¨ªs cuyas consecuencias a¨²n estamos pagando.
¡°Los periodistas pod¨ªamos haber hecho m¨¢s durante la dictadura, ni siquiera la llam¨¢bamos as¨ª¡±
P. ?C¨®mo ve el papel de la prensa durante la dictadura? Se critica mucho su propia posici¨®n, usted era un periodista clave en ese momento.
R. Ser¨ªa interesante recorrer toda la prensa argentina del 76 al 83 y registrar si alg¨²n peri¨®dico menciona la palabra dictadura. Era la vida o no. Adem¨¢s, el golpe de 1976 fue frente a un gobierno absolutamente impopular.
P. ?C¨®mo vivi¨® el golpe?
R. Como un hecho inevitable. Tanto que un redactor de La Naci¨®n escribi¨® una nota semanas antes del golpe diciendo "de ese hecho que solo falta ser anunciado por televisi¨®n".
P. Usted era el columnista pol¨ªtico estrella en ese momento. ?No sab¨ªan lo que estaba pasando?
R. No sab¨ªamos. No hab¨ªa infidencias ni nada sobre el tema de los desaparecidos.
¡°Sab¨ªamos de los desaparecidos pero como algo abstracto, sin n¨²meros, del robo de ni?os no ten¨ªamos ni idea¡±
P. ?Nunca supieron de los desaparecidos?
R. S¨ª, aparec¨ªan cuerpos, pero como un tema abstracto, no con nombre y apellidos, ni como n¨²mero. Todo quedaba en los enfrentamientos, pero una iba teniendo idea de que hab¨ªa m¨¢s cosas. Pero los militares con los que se ten¨ªa di¨¢logo jam¨¢s hac¨ªan una concesi¨®n con esto.
P. ?Ten¨ªa di¨¢logo con Videla?
R. Nunca lo vi solo. ?l invitaba a reuniones de grupo. Yo trat¨¦ de mantener viva la idea de que hab¨ªa una puerta para la restauraci¨®n democr¨¢tica a trav¨¦s del respeto a los dirigentes pol¨ªticos. Yo ten¨ªa mucho dialogo con todos, incluido Alfons¨ªn.
P. ?No pod¨ªan haber hecho m¨¢s como periodistas?
R. S¨ª, creo que pod¨ªamos haber hecho m¨¢s.
P. Dice que ninguno hablaba de dictadura, pero el Buenos Aires Herald s¨ª denunciaba los desaparecidos.
R. Es Herald fue un caso aparte, porque se ocupaba de los derechos humanos pero a la vez apoyaba la pol¨ªtica econ¨®mica de Mart¨ªnez de Hoz.
P. Est¨¢ el caso del asesinato de las fundadoras de madres de plaza de Mayo. Ellas eran conocidas, hab¨ªan hecho una solicitada en La Naci¨®n, y desaparecieron. No eran guerrilleras, eran madres de clase media. Ese caso fue muy conocido. ?Por qu¨¦ no hicieron nada?
R. Nora Corti?as tuvo presente alguna conversaci¨®n que tuvo conmigo y los o¨ªdos que le hab¨ªa prestado para publicar esa solicitada. Siendo presidente de Adepa dije que la prensa argentina pod¨ªa haber hecho algo m¨¢s. Lo que ocurre que ese terrorismo produc¨ªa horror, y ve¨ªamos un gobierno que lo combat¨ªa. El gran error de los militares fue combatirlo sin la ley, con los mismos m¨¦todos. Y el peor de todos los temas, el secuestro de los chicos, de este s¨ª que ni idea.
P. ?Es cierto que Massera le amenaz¨® de muerte?
¡°La batalla cultural de los 70 ha sido ganada por la izquierda¡±
R. Un d¨ªa mir¨¢ndome me dijo, palabras textuales, no me puedo olvidar, "si yo fuera usted no andar¨ªa caminando por las calles porque los j¨®venes oficiales de la Armada lo tienen en la mira". Esa noche me fui caminando, porque al miedo hay que enfrentarlo.
P. ?Tuvo miedo durante la dictadura?
R. Esa noche tuve temor. Tambi¨¦n lo sent¨ª frente a la triple A. Un general, S¨¢nchez de Bustamante, me dijo tenga cuidado, L¨®pez Rega lo tiene en la mira. Porque hab¨ªa escrito una columna sin mencionarlo donde dec¨ªa que la presidenta deb¨ªa despojarse de personajes nefastos que la rodeaban. Massera me amenaz¨® porque yo ten¨ªa una posici¨®n favorable a la incorporaci¨®n de civiles en el Gobierno para ir haciendo una transici¨®n. Pero debo decir que cuatro d¨ªas despu¨¦s Massera me llam¨® para pedirme disculpas. "No necesito decirle que soy un hombre exaltado, y me gustar¨ªa hacer un almuerzo con usted", me dijo. Yo le conteste. "Lo de hace cuatro d¨ªas fue un tanto extremoso, esto tambi¨¦n".
P. ?C¨®mo es posible que fuera amenazado de muerte por Massera mientras Timerman, un periodista que fue secuestrado, le acusaba de defender a la dictadura? Le dijo "no le hab¨ªan pedido tanto, doctor". ?Usted no defendi¨® la dictadura?
R. Fue una salida t¨ªpica de Timerman. Yo creo que no, creo que en La Naci¨®n y en mi trabajo hicimos todo lo posible para la restauraci¨®n democr¨¢tica. Todas las voces que ten¨ªan que decir algo para la democracia tuvieron cabida en La Naci¨®n. En tres oportunidades en que la vida de Alfons¨ªn corri¨® peligro encontr¨® refugio en un campo propiedad de los Saguier, hoy accionistas mayoritarios de La Naci¨®n. Pero no escrib¨ªamos dictadura, nadie lo hac¨ªa. Y yo por muchos a?os, ya en democracia, me inhib¨ª de escribir la palabra dictadura porque pensaba, ?voy a hacerlo ahora si no lo escrib¨ª en su momento?
P. Hace dos a?os, se public¨® un editorial en La Naci¨®n a favor de la prisi¨®n domiciliaria de los represores y la redacci¨®n lo rechaz¨® y forz¨® la publicaci¨®n de una nota de descargo. ?C¨®mo lo vivi¨®?
R. Fue un fen¨®meno de redes sociales. A m¨ª me llam¨® tambi¨¦n la atenci¨®n. Pero el diario ha seguido exigiendo la igualdad de trato para terroristas de un lado y de otro.
P. ?El giro de la sociedad argentina lleg¨® tambi¨¦n a la redacci¨®n de La Naci¨®n?
R. La batalla cultural ha sido ganada por la izquierda, desde luego. ?C¨®mo cerrar esta historia? El tiempo cerrar¨¢ todo. Ha habido muchos militares condenados, muchos en prisi¨®n. La amnist¨ªa y los indultos s¨ª han servido para los subversivos. La Naci¨®n ha tenido una posici¨®n muy rotunda, a pesar de las cr¨ªticas, y de ser minor¨ªa. Porque hay que tener valent¨ªa para esto. Adem¨¢s le digo, todos los pol¨ªticos argentinos ten¨ªan dialogo con los militares, empezando por los del partido comunista. Los casos de desaparecidos ten¨ªan muy poco eco en la sociedad salvo en la Asamblea para los derechos humanos en la que estaba Ra¨²l Alfons¨ªn, por eso digo que si alguien pod¨ªa juzgar a los militares era Alfons¨ªn.
P. ?La guerra con Kirchner precipit¨® el final de su carrera period¨ªstica?
R. Yo no hago batallas, tengo otro mundo. Yo ten¨ªa decidido retirarme al cumplir 50 a?os en el diario. Me retir¨¦ a los 50 y un d¨ªa. Lo que es posible es que mi retiro me alivi¨® de la carga de tener que ver algunas caras. No me afect¨®, ac¨¢ estoy a los 80 a?os. Tengo mi propio mundo.
¡°Me pregunto si Macri siente verdaderamente el fuego de la pol¨ªtica¡±
P. Al venir de esa guerra con los Kirchner la prensa no est¨¢ siendo muy generosa con Macri?
R. No, creo que no. En el diario se hacen cr¨ªticas. No s¨¦ bien cu¨¢l es el grado de tolerancia de Macri frente a la cr¨ªtica, pero no me imagino que pudiera perseguir a la prensa como lo hicieron los Kirchner. Veo otros puntos vulnerables de Macri, me pregunto si siente verdaderamente el fuego de la pol¨ªtica. Tengo mis reservas frente a este Gobierno pero el solo recuerdo de lo que fue el kirchnerismo hace que las morigere en mi interior.
P. Eso le pasa a mucha gente.
R. Pero desde luego, m¨¢s que generar entusiasmo, con Macri hay una resignaci¨®n, un alivio.
P. ?Cu¨¢les son sus reservas con Macri?
R. Los empresarios saben conducir bien una empresa pero para un Gobierno hay que tener sensibilidad pol¨ªtica. No entiendo la segmentaci¨®n en temas econ¨®micos. No entiendo que los ministros tengan que rendir cuentas antes subsecretarios de jefatura de Gabinete.
P. ?Le parece normal que los ministros tengan su dinero fuera de Argentina?
R. Es propio de un pa¨ªs que ha tenido seis default. No nos extra?emos, podemos encontrar que el almacenero tambi¨¦n tiene su dinero fuera. Lo que deber¨ªan hacer es traerlo, pero estar¨¢ colocado a 10 a?os, d¨¦mosle el beneficio de la duda [se r¨ªe].
P. ?Argentina tiene arreglo?
R. No lo s¨¦, y esa es la preocupaci¨®n por mis hijos y nietos. Veo provincias inviables, con 70% de empleo ligado al Estado. Estamos en el 15% de inversi¨®n directa en Argentina. La inversi¨®n no viene todav¨ªa porque la Argentina est¨¢ mejor que con el kirchnerismo pero a¨²n no da suficientes garant¨ªas. El mundo mira con ojos de mayor simpat¨ªa al macrismo que ning¨²n otro gobierno argentino, pero no se traduce en hechos. Tienen que ver que hay cuatro o cinco cosas que no se van a tocar gobierne quien gobierne.
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