Marruecos despierta ante el acoso a las mujeres
Las redes sociales impulsan la lucha contra la pasividad de la sociedad y el Gobierno frente a la violencia de g¨¦nero
Una menor que es asaltada en plena calle llora y grita a su agresor: ¡°?Es que no tienes coraz¨®n, no tienes hermana, te gustar¨ªa que le hicieran esto?¡±. La escena se graba con un tel¨¦fono y luego se vierte en Internet. Cientos de usuarios de las redes sociales se indignan; otros culpan a la chica. La polic¨ªa tarda menos de 24 horas en detener al agresor, de 21 a?os, al que film¨® el v¨ªdeo y a otro hombre por ocultaci¨®n de delito. Sucedi¨® este mes en una aldea de Marrakech. El pa¨ªs se estremeci¨® de la misma manera que el pasado agosto cuando varios j¨®venes desnudaron a una mujer discapacitada en un autob¨²s de Casablanca en pleno d¨ªa, sin que el ch¨®fer ni nadie actuasen. La difusi¨®n del v¨ªdeo inflam¨® las redes y los agresores tambi¨¦n fueron detenidos. Pero estas atrocidades no son m¨¢s que la punta de un iceberg en un contexto donde el 62,8% de las mujeres declara haber sufrido alg¨²n acto de violencia, f¨ªsica o mental.
Muchas feministas no se hacen demasiadas ilusiones en un pa¨ªs donde las relaciones fuera del matrimonio pueden castigarse con penas de c¨¢rcel, donde el 38% de los hombres asume que las mujeres merecen en ocasiones ser golpeadas, seg¨²n una encuesta de ONU Mujeres elaborada en 2016 en la regi¨®n de Rabat-Sal¨¦-Kenitra y difundida en febrero. En ella, el 62% de los consultados, hombres y mujeres, cree que la mujer ¡°debe tolerar la violencia para mantener a su familia unida¡±.
El reparo a expresarse sobre este asunto es palpable, incluso entre intelectuales de marcada trayectoria feminista. La propia ONU Mujeres ha declinado atender a este diario. Para hacernos una idea del miedo imperante basta se?alar que el mes pasado una c¨¦lebre ensayista marroqu¨ª, Asma Lamrabet, se vio conminada a dimitir como directora del Centro de Estudios Femeninos del Islam, perteneciente al centro de an¨¢lisis Rabita Mohamadia de los Ulemas de Marruecos. Lamrabet hab¨ªa suscrito una carta de cien intelectuales donde ped¨ªan que igualdad de derecho entre hombres y mujeres en las herencias. Los ulemas o eruditos del Cor¨¢n tomaron esa iniciativa como una afrenta al islam. Desde su dimisi¨®n, Lamrabet no ha concedido ninguna entrevista y ha anulado sus actos p¨²blicos.
Sin embargo, algo parece moverse en la sociedad, a pesar de que el eco de las campa?as internacionales contra el acoso, como #yotambi¨¦n o #metoo, tan solo llega a unas ¨¦lites muy reducidas, seg¨²n se?ala la escritora tangerina y consultora de comunicaci¨®n Chams Doha Bouraki, de 61 a?os. ¡°Gracias a las redes sociales, hoy se puede hablar de la despenalizaci¨®n de las relaciones sexuales entre personas adultas, de la homosexualidad, de los derechos de las madres solteras [en Marruecos, las mujeres que conciben hijos fuera del matrimonio son consideradas casi como prostitutas; y a sus descendientes se les llama ¡®hijos del pecado¡¯]. En los ochenta era casi un insulto hablar de eso, una apostas¨ªa. Las redes han liberado las voces. Pero no solo la de aquellos que defienden los derechos humanos, tambi¨¦n las de los m¨¢s conservadores que hablan en nombre de la religi¨®n¡±.
Las redes ha liberado las voces. Pero no solo la de aquellos que defienden los derechos humanos, tambi¨¦n las de los m¨¢s conservadores Chams Doha Bouraki, escritora y consultora de comunicaci¨®n
Sonia Terrab, de 33 a?os, es guionista y realizadora del programa televisivo Marokkiat ("Marroqu¨ªes" en el dialecto ¨¢rabe local), donde hombres y mujeres hablan a cara descubierta de temas como violaci¨®n, homosexualidad o acoso. ¡°Gracias a Internet existe una toma de conciencia desde hace algunos a?os. Es cierto que a¨²n perdura la mentalidad arcaica y a la mujer se la mira como algo que hay que proteger. Pero las j¨®venes est¨¢n dando un paso adelante. Claro que eso a veces tiene un coste para ellas. Recuerdo que una chica de 17 a?os nos cont¨® que recibi¨® muchos insultos en las redes despu¨¦s de salir con su pancarta en una foto durante la manifestaci¨®n que hubo en Casablanca contra el acoso tras la agresi¨®n a la mujer del autob¨²s. Nos contaba que la insultaban por su aspecto, no por lo que dec¨ªa la pancarta¡±.
Claire Trichot, fundadora de la asociaci¨®n 100% Mam¨¢, que acoge a madres solteras, percibe un ¡°cambio de percepci¨®n¡± en la poblaci¨®n. ¡°Ahora se es consciente de que las mujeres tienen derechos. Aunque en Marruecos la presencia de la religi¨®n sigue siendo muy poderosa¡±.
El grupo de teatro Zanka Bla Violence (Calle sin violencia, en el ¨¢rabe dialectal de Marruecos), formado por la espa?ola Beatriz Villanueva y los marroqu¨ªes Monsef Kabri y Soufiane Guerraoui, acaba de participar en un proyecto pionero financiado por ONU Mujeres. Durante 15 d¨ªas han recorrido el pa¨ªs en entornos sociales muy distintos, con un cami¨®n en el que ofrec¨ªan informaci¨®n al p¨²blico a la vez que lo entrevistaban. ¡°Hemos trabajado directamente con mil personas en cinco ciudades diferentes¡±, explica Villanueva. ¡°Hay ganas de hablar, la gente tiene muchas cosas que decir. Hay mucha frustraci¨®n entre los hombres. Hay varios que nos han dicho: yo acoso o yo acosaba. Mucha gente coincide en que falta educaci¨®n, formaci¨®n. Y faltan espacios de encuentro. Y al final les preguntamos a todos qu¨¦ creen que puede hacerse. La gente sube al escenario¡±.
Hablan. Las mujeres no suelen confiar en la polic¨ªa para defenderlas, algunos proponen que se impartan cursos de concienciaci¨®n para los agentes. Otros sugieren que hay que enfrentarse al acosador en grupo. Tres hombres pueden decirle a otro, ¡°?Qu¨¦ est¨¢s haciendo, amigo?¡±. Otros proponen que intervengan las personas de edad. La clave es que ya se habla.
¡°?Pero va a cambiar la mentalidad?¡±, se pregunta la escritora Chams Doha Bourak. ¡°Yo creo que no, aunque el uso de las redes sociales est¨¢ permitiendo ejercer una presi¨®n sobre los pol¨ªticos para que transformen las leyes¡±.
El 14 de febrero, tras cinco a?os de estudio y debate, el Parlamento aprob¨® una ley contra la violencia de g¨¦nero. Una ley que todas las asociaciones de mujeres han juzgado insuficiente y cosm¨¦tica. La violaci¨®n dentro del matrimonio, por ejemplo, no se condena. Queda mucho camino por recorrer. Pero ya hay gente en marcha.
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