Trump, tras el ataque a Siria: ¡°Misi¨®n cumplida¡±
EEUU bombardea Siria en coalici¨®n con Francia y Reino Unido. Trump anuncia que mantendr¨¢ el pulso hasta que el r¨¦gimen "asesino" de Bachar El Asad abandone las armas qu¨ªmicas
Estados Unidos dio un paso adelante mirando atr¨¢s. En una calculada operaci¨®n militar, atac¨® en coordinaci¨®n con Francia y el Reino Unido al ¡°b¨¢rbaro¡± r¨¦gimen de Bachar El Asad por el supuesto empleo de gas cloro contra la poblaci¨®n civil de Duma (Siria). La represalia, respaldada por Occidente y presentada como un "golpe de precisi¨®n" contra centros de producci¨®n y almacenamiento de armas qu¨ªmicas, evit¨® cuidadosamente el riesgo de escalada. No hubo soldados muertos y, seg¨²n las primeras versiones, tampoco da?os a la poblaci¨®n civil. Todo qued¨® en una intervenci¨®n quir¨²rgica que le permite a Washington mantener abierta su salida y enviar una se?al de firmeza a Rusia, Ir¨¢n e incluso Corea del Norte. ¡°Misi¨®n cumplida", festej¨® el presidente, emulando la proclama que acompa?aba en mayo de 2003 a George Bush hijo cuando a bordo del portaviones Abraham Lincoln anunci¨® el fin de los combates en Irak. Una imagen que se volvi¨® un s¨ªmbolo del error.
Tras seis d¨ªas de redoble de tambor, Trump orden¨® el ataque. Eran las cuatro de la madrugada del s¨¢bado en Damasco y desde el Mediterr¨¢neo oriental, el Golfo P¨¦rsico y el Mar Rojo se puso en marcha la maquinaria de guerra. La aviaci¨®n aliada despeg¨® y 105 misiles, en su mayor¨ªa Tomahawks, partieron hacia Siria.
El principal blanco fue el centro de investigaci¨®n de Barzah, en las afueras de Damasco. Considerado el n¨²cleo de la producci¨®n de armas qu¨ªmicas sirias, sus tres edificios quedaron arrasados. Tambi¨¦n fueron golpeados dos almacenes en Homs. El alto mando estadounidense, aunque no cuantific¨® las p¨¦rdidas sirias, consider¨® la intervenci¨®n ¡°un completo ¨¦xito¡±. No hubo bajas ni tampoco da?os en la poblaci¨®n civil. Y los 40 misiles lanzados por el r¨¦gimen de Bachar El Asad no lograron, siempre seg¨²n Washington, interferir el ataque, algo negado por Siria. ¡°Tardar¨¢n a?os en recuperarse, les hemos infligido un da?o severo en su arsenal qu¨ªmico¡±, se?al¨® el Pent¨¢gono.
La intervenci¨®n en Siria forma parte de una historia interminable. Trump, un aislacionista nato, siempre ha deseado salir del pa¨ªs y, al anunciar el ataque desde la Casa Blanca, no lo ocult¨®: ¡°No nos hacemos ilusiones, no podemos purgar el mundo del mal ni actuar en todos los sitios donde hay tiran¨ªa. No hay sangre americana suficiente para lograr la paz en Oriente Pr¨®ximo. Podremos ser socios y amigos, pero el destino de la regi¨®n est¨¢ en manos de su propia gente¡±.
Es un pensamiento que le acompa?a desde mucho antes de ganar la presidencia y que es recurrente en ¨¦l. Hace dos semanas, el 3 de abril, el presidente clam¨® p¨²blicamente por repatriar a los 2.000 soldados destinados en Siria. ¡°No sacamos nada de ello, no tenemos nada, excepto muerte y destrucci¨®n¡±, dijo. Cuatro d¨ªas despu¨¦s, todo cambi¨®. La poblaci¨®n civil de la rebelde Duma, seg¨²n la versi¨®n estadounidense, fue gaseada. Hubo al menos 40 muertos y cientos de heridos.
La agresi¨®n qu¨ªmica, que a¨²n est¨¢ siendo estudiada por organismos independientes, traspas¨® la l¨ªnea roja establecida hace un a?o, cuando las tropas sirias atacaron la localidad de Jan Sheijun. En aquella ocasi¨®n murieron 86 personas, entre ellas decenas de ni?os. Las im¨¢genes de sus cuerpos fulminados por el tacto cruel del gas sar¨ªn, un legado de la era nazi, impactaron al mundo y activaron el olfato pol¨ªtico de Trump. La represalia se puso inmediatamente en marcha. Pese a que Mosc¨² y Damasco negaron su participaci¨®n en la matanza, Estados Unidos lanz¨® 59 misiles Tomahawk contra la base a¨¦rea de Shayrat (Homs).
La devastaci¨®n, al igual que ahora, buscaba un r¨¦dito pol¨ªtico. Si Barack Obama, bajo la promesa rusa de retirada del arsenal qu¨ªmico, hab¨ªa descartado intervenir en 2013 ante un ataque que seg¨® la vida a 1.400 civiles, con Trump las cosas iban a ser distintas. La nueva Administraci¨®n estaba dispuesta a morder por mucho menos.
Aquella intervenci¨®n result¨® un ¨¦xito. No falleci¨® ning¨²n soldado estadounidense y se elimin¨® de una tacada el 20% de la fuerza a¨¦rea siria. Trump hab¨ªa logrado su primera victoria internacional. Durante meses, Bachar El Asad acus¨® el golpe y prescindi¨® del arsenal qu¨ªmico. Poco a poco, sin embargo, a medida que la tensi¨®n estadunidense aflojaba, volvi¨® a usar supuestamente gas cloro en ataques selectivos contra los rebeldes. La Casa Blanca lo denunci¨® y declar¨® que el efecto disuasorio del bombardeo de Shayrat se hab¨ªa diluido.
El aplastamiento de Duma, un reducto rebelde en la periferia de Damasco, no solo valid¨® esta interpretaci¨®n, sino que fue entendida por el Despacho Oval como un desaf¨ªo a la prohibici¨®n de usar armas qu¨ªmicas. De poco sirvieron los vehementes desmentidos sirios y rusos. Washington estableci¨® que Damasco hab¨ªa cruzado el umbral prohibido. Pero a diferencia de la vez anterior, el presidente no actu¨® en solitario ni por sorpresa. Anunci¨® con antelaci¨®n su voluntad de hacer pagar ¡°un alto precio¡± a los autores, corresponsabiliz¨® a Vlad¨ªmir Putin y se moviliz¨® para forjar una coalici¨®n internacional. ¡°Esta malvada y despreciable agresi¨®n no es obra de un hombre, sino los cr¨ªmenes de un monstruo¡±, declar¨® Trump. Siria y su gran padrino, Rusia, desgastados por la sospecha de reincidencia, no lograron frenar la ofensiva.
Con Occidente apoy¨¢ndole, sin oposici¨®n interna y sabedor de que en un a?o electoral la acci¨®n le otorgar¨ªa el capital pol¨ªtico que Obama perdi¨® con sus titubeos, Trump dio la orden de atacar. En la andanada emple¨® el doble de misiles que la ¨²ltima vez. Pero el mismo Pent¨¢gono ha reconocido que su objetivo, m¨¢s que la destrucci¨®n masiva, era propinar ¡°un solo golpe¡± y evitar el riesgo de escalada. Todo ello ha dado luz a una intervenci¨®n de corte quir¨²rgico, sin sangre ni intenci¨®n de derribar a El Asad, pese a haberle calificado de asesino de masas. ¡°Nuestra misi¨®n en Siria se circunscribe a la lucha contra el ISIS, no queremos deponer el r¨¦gimen¡±, explic¨® el Pent¨¢gono.
El propio Trump, que durante una semana ha agitado las aguas desde su cuenta de Twitter, dej¨® en su discurso ante la naci¨®n la puerta abierta al di¨¢logo. ¡°A Ir¨¢n y a Rusia, les pregunto: ?qu¨¦ clase de naci¨®n quiere ser asociada al asesinato masivo de hombres, mujeres y ni?os inocentes? Ninguna naci¨®n puede tener ¨¦xito a largo plazo promoviendo estados fallidos, tiranos brutales y dictadores asesinos. Rusia debe decidir si prosigue por la senda oscura o si va a sumarse a las naciones civilizadas como una fuerza de estabilidad y paz. Ojal¨¢ alg¨²n d¨ªa podamos ir con Rusia, e incluso con Ir¨¢n. [¡] EEUU tiene mucho que ofrecer¡±, afirm¨®.
A perfectly executed strike last night. Thank you to France and the United Kingdom for their wisdom and the power of their fine Military. Could not have had a better result. Mission Accomplished!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 14, 2018
La d¨¦bil reacci¨®n de Rusia e Ir¨¢n alejan de momento el espectro de una escalada. Pero tambi¨¦n indica que el futuro de la regi¨®n seguir¨¢ donde ha estado siempre: en la cuerda floja, devorado por la violencia y sometido a las erupciones de un volc¨¢n donde chocan a diario los intereses de las grandes potencias.
En este escenario, nadie duda de que Estados Unidos ha dado un paso al frente. Las bombas han ca¨ªdo y Damasco ha vuelto a ser golpeada. Pero poco ha cambiado. La disuasi¨®n, en esta zona, es una palabra pasajera. Tras siete a?os de guerra, medio mill¨®n de muertos y diez millones de desplazados, Siria sigue siendo una tierra oscura para la esperanza.
Especial | Ataque a Siria
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