La doctrina ambivalente de Trump en Siria: de retirar las tropas a ordenar un nuevo ataque
El presidente lanza una represalia contra el r¨¦gimen de Damasco por el uso de armas qu¨ªmicas en pleno debate interno sobre su estrategia en el pa¨ªs ¨¢rabe
La semana anterior Donald Trump defend¨ªa retirar a las tropas estadounidenses de Siria y lamentaba que Washington solo ha sacado ¡°muerte y destrucci¨®n¡± de Oriente Pr¨®ximo. El viernes el presidente estadounidense orden¨® un ataque militar contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad. Los dos acontecimientos revelan la ambivalencia detr¨¢s de la doctrina de Trump en el pa¨ªs ¨¢rabe. Del aislacionismo a la contundencia b¨¦lica en pocos d¨ªas.
El bombardeo, junto a Reino Unido y Francia, a instalaciones de armamento qu¨ªmico del r¨¦gimen sirio es consecuencia del ataque t¨®xico, que Washington atribuye a Damasco, el 7 de abril en Duma que mat¨® a decenas de civiles en esa ciudad controlada por fuerzas rebeldes. Hace un a?o Trump autoriz¨® bombardear una base militar siria en represalia por una ofensiva con armas qu¨ªmicas que mat¨® a 86 personas en la ciudad de Jan Sheijun. Y amenaz¨® con que no se quedar¨ªa de brazos cruzados ante atrocidades similares en la sangrienta guerra civil siria, que ha causado cientos de miles de muertes desde 2011.
El castigo militar de Washington en abril de 2017 buscaba evitar que El Asad usara de nuevo armamento qu¨ªmico, tal como se comprometi¨® en 2013 en un acuerdo auspiciado por EE UU y Rusia que evit¨® a ¨²ltima hora un ataque lanzado por el Gobierno de Barack Obama contra el Ej¨¦rcito sirio. Un a?o despu¨¦s es evidente que eso no se ha cumplido, a tenor de la acusaci¨®n estadounidense sobre lo sucedido en Duma.
Brett Bruen, que trabaj¨® como responsable de comunicaci¨®n global de la Casa Blanca de Obama entre 2013 y 2015, defiende la intervenci¨®n ordenada por Trump, pero pide fijar una estrategia definida y considera que EE UU solo tendr¨¢ ¨¦xito a largo plazo si se redobla la presi¨®n diplom¨¢tica a Siria y Rusia, el principal valedor de El Asad. ¡°De lo contrario, empeorar¨¢n nuestra posici¨®n y la situaci¨®n sobre el terreno¡±, escribe en un correo electr¨®nico en referencia a EE UU.
Al anunciar la represalia militar, Trump reiter¨® el viernes su deseo de evitar una presencia indefinida de los 2.000 soldados estadounidenses en Siria e insisti¨® en que el caos enquistado en Oriente Pr¨®ximo debe ser resuelto por los pa¨ªses de la regi¨®n. Pero argument¨® que no pod¨ªa quedarse impasible ante el uso de gases t¨®xicos contra civiles.
Como ya sucedi¨® el a?o pasado, el Pent¨¢gono resalt¨® que el bombardeo contra el r¨¦gimen sirio fue un hecho excepcional aunque amenaz¨® con actuar de nuevo si El Asad vuelve a emplear armas qu¨ªmicas. Pero, como en 2017, no cambia la delicada estrategia de Washington en Siria: la lucha militar es contra el Estado Isl¨¢mico (ISIS por sus siglas inglesas) mientras se apoya muy t¨ªmidamente en la arena diplom¨¢tica una hipot¨¦tica salida de El Asad del poder. El resultado ha sido que en el ¨²ltimo a?o el r¨¦gimen de Damasco ha afianzado sus dominios en el pa¨ªs bajo el apoyo de la aviaci¨®n rusa. Mientras la campa?a militar de EE UU, iniciada en 2014, ha diezmado casi por completo al ISIS.
Bruen, que es diplom¨¢tico y ahora lidera una consultora internacional, sostiene que, despu¨¦s de que el bombardeo del a?o pasado contra una base a¨¦rea no evitara nuevos ataques qu¨ªmicos de El Asad, Washington debe demostrar su disposici¨®n a adoptar ¡°acciones fuertes y sostenidas¡±. Al margen de la actuaci¨®n militar, apuesta por imponer sanciones a Mosc¨² si no rebaja su apoyo a Damasco, establecer una zona de exclusi¨®n a¨¦rea en Siria y desplegar a supervisores que investiguen abusos de derechos humanos. ¡°Si su trabajo es obstruido, el mundo deber¨ªa estar preparado para golpear cada vez m¨¢s objetivos estrat¨¦gicos del r¨¦gimen¡±, se?ala.
Muchos, sin embargo, ven errores del pasado en el dram¨¢tico laberinto sirio. El exasesor de Obama cree que el expresidente se equivoc¨® al no lanzar un ataque militar en 2013 como prometi¨® hacer si el r¨¦gimen usaba armas qu¨ªmicas. ¡°Pod¨ªamos y deber¨ªamos haber frenado a El Asad¡±, dice. Y traza un paralelismo en defensa de las intervenciones con fines humanitarios: ¡°Como en Ruanda, estuvimos guiados por los fantasmas del pasado y no centrados en las necesidades del presente¡±.
En la preparaci¨®n de la respuesta militar al uso de gas t¨®xico en Duma, el Pent¨¢gono hab¨ªa abogado ante Trump por una acci¨®n m¨¢s contundente que en 2017, pero le hab¨ªa advertido del riesgo de desatar una ¡°escalada¡± que pudiera llevar a Rusia e Ir¨¢n, los principales aliados de El Asad, a adoptar represalias contra EE UU. Con cautela, el presidente republicano ha optado por una ofensiva limitada al arsenal qu¨ªmico del r¨¦gimen, lo que no altera dr¨¢sticamente los fr¨¢giles equilibrios en el polvor¨ªn sirio ni mete de lleno a EE UU en la guerra civil.
¡°Ni el ataque har¨¢ caer a El Asad, ni mejorar¨¢ las opciones de los rebeldes de mantener los feudos que a¨²n conservan, ni solucionar¨¢ la tragedia humanitaria a la que asiste con frustraci¨®n la comunidad internacional¡±, vaticina Carles Castell¨®-Catchot, experto en pol¨ªtica internacional en EE UU.
El analista cree que la coincidencia en pocos d¨ªas del anuncio de Trump de retirar las tropas de Siria y el bombardeo revelan su ¡°car¨¢cter impetuoso¡± y la ausencia de ¡°objetivos claros¡± en ese pa¨ªs m¨¢s all¨¢ de la voluntad de la Casa Blanca de dejar claro que el uso de armamento qu¨ªmico supone una l¨ªnea roja.
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