Indultado el hu¨¦sped del pepperoni 17 a?os despu¨¦s de ser expulsado de un hotel canadiense
Cuarenta gaviotas devoraron una maleta llena de embutido en la habitaci¨®n del ic¨®nico Fairmont Empress de Victoria
El mensaje que el canadiense Nick Burchill public¨® en su cuenta de Facebook a finales de marzo parec¨ªa a primera vista un homenaje al celuloide. Burchill logr¨® meter en el mismo cazo el horror ornitol¨®gico de Alfred Hitchcock y los gags de Charles Chaplin, todo esto salpimentado con la chispa de Rafael Azcona y el absurdo bu?uelesco. Sin embargo, las l¨ªneas escritas por Burchill eran m¨¢s bien la cr¨®nica de una rocambolesca an¨¦cdota que vivi¨® en un hotel. Y como sucede en las pel¨ªculas, ha habido final feliz.
En abril de 2001, Nick Burchill viaj¨® de Dartmouth (Nueva Escocia) a la isla de Victoria (Columbia Brit¨¢nica), frente a Vancouver, para participar en una conferencia de trabajo. Se hosped¨® en el Hotel Fairmont Empress, sede del evento y emblema de esa ciudad. En 2011 fue declarado un lugar hist¨®rico nacional por el Gobierno federal. Durante su estancia en Victoria, Burchill iba a reunirse con amigos de la Marina canadiense. Le pidieron un favor muy especial y Burchill accedi¨®: viaj¨® a la Columbia Brit¨¢nica con una segunda maleta repleta de pepperoni, pero no de la primera marca que vio en el supermercado. Era embutido de Chris Brothers, uno de los productos gastron¨®micos m¨¢s apreciados de Nueva Escocia.
¡°Fue la maleta que la aerol¨ªnea extravi¨®¡±, explic¨® Burchill en su mensaje de Facebook. La bola de nieve apenas comenzaba a rodar. La pieza de equipaje apareci¨® al d¨ªa siguiente. Al temer que el pepperoni pudiera da?arse por los efectos de la temperatura, Burchill decidi¨® hacer algo al respecto: ¡°La habitaci¨®n no ten¨ªa nevera. Era abril y el aire segu¨ªa estando fr¨ªo. Una manera f¨¢cil de mantener toda esa comida fresca era ponerla junto a una ventana abierta¡±. As¨ª lo hizo y despu¨¦s sali¨® a caminar unas horas.
Al volver a su habitaci¨®n, ubicada en el cuarto piso del hotel, Burchill se top¨® con el horror: unas 40 gaviotas que hab¨ªan devorado los embutidos se paseaban con descaro. ¡°El pepperoni TNT provoca cosas asquerosas en el aparato digestivo de las gaviotas¡±, escribi¨®. La habitaci¨®n estaba cubierta del excremento de los p¨¢jaros; tambi¨¦n de su saliva. Burchill logr¨® espantar a casi todas las gaviotas.
Sin embargo, tuvo que lanzar un zapato a uno de los p¨¢jaros y debi¨® envolver a otro animal en una toalla. En pleno esperpento, el zapato y la toalla cayeron por la ventana. Tuvo que bajar para buscarlos frente a la mirada incr¨¦dula de un grupo de turistas. De pronto, se dio cuenta de que llegar¨ªa tarde a una cita, as¨ª que decidi¨® limpiar su pieza de calzado y secarla con secador, pero provoc¨® un problema el¨¦ctrico en la habitaci¨®n y finalmente tuvo que llamar a la recepci¨®n.
¡°A¨²n recuerdo la mirada de la mujer de la limpieza cuando abri¨® la puerta¡±, cont¨® Burchill. Le dijo que lo sent¨ªa mucho y parti¨® a su cita. Al regresar se percat¨® que sus cosas ya estaban en otra habitaci¨®n. Nick Burchill pens¨® que todo terminar¨ªa ah¨ª, pero su empresa recibi¨® una carta que anunciaba que nunca ser¨ªa bienvenido de nuevo al hotel.
En realidad, el mensaje de Burchill en Facebook era una carta publicada el pasado 28 de marzo para ofrecer disculpas al Fairmont Empress. Burchill se encontraba otra vez en Victoria, pas¨® junto al hotel y decidi¨® escribir la misiva. Dos d¨ªas despu¨¦s, el hu¨¦sped de las desgracias recibi¨® un mensaje cordial por parte de la administraci¨®n. Jeremy Heryet, gerente comercial, anunci¨® que la prohibici¨®n se hab¨ªa levantado y que Burchill ser¨ªa bienvenido de nuevo en el hotel.
As¨ª que finalmente Burchill se dio una vuelta por el Fairmont Empress, comparti¨® unas carcajadas con el personal y entreg¨® un regalo para sellar la reconciliaci¨®n tras 17 a?os de veto: un paquete de pepperoni de la marca Chris Brothers.
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