Macron, a?o 1: en busca del ant¨ªdoto contra el populismo
C¨®mo el presidente quiere conquistar a la Francia y la Europa ¡°en c¨®lera¡± con una revoluci¨®n de la ¨¦lite
El El¨ªseo ¡ªel augusto palacete en la calle del Faubourg Saint-Honor¨¦ de Par¨ªs que fue la residencia de madame de Pompadour¡ª se ha convertido en el laboratorio contra el avance del populismo en Occidente. Rodeado por un equipo reducido de colaboradores, la mayor¨ªa criados en las instituciones de la ¨¦lite francesa, el presidente Emmanuel Macron inventa una f¨®rmula para frenar el avance las fuerzas nacionalistas y euroesc¨¦pticas. La revoluci¨®n de los moderados, el populismo de terciopelo, o la disrupci¨®n tecnocr¨¢tica son algunas de las expresiones que se escuchan para describir esta f¨®rmula. El ¨¦xito del m¨¦todo Macron, un a?o despu¨¦s de su llegada al poder, es una inc¨®gnita.
¡°Es el populismo mainstream. Consiste en retomar los instrumentos del populismo, pero no al servicio del extremismo sino de un pensamiento europeo, con la econom¨ªa social de mercado y la redistribuci¨®n¡±, resume Alain Minc, ensayista, consejero de pr¨ªncipes y reyes republicanos, y emblema de esta aristocracia meritocr¨¢tica parisina, a veces tan altiva y arrogante, pero tambi¨¦n cultivada, cosmopolita.
El anglicismo mainstream ¡ªliteralmente, corriente principal¡ª puede significar centrista o de consenso: lo contrario de lo que se asocia con el populismo. El macronismo es una paradoja.
La victoria de Macron en las elecciones presidenciales de mayo de 2017 se interpret¨® como un freno a las fuerzas nacionalistas que hab¨ªan vencido unos meses antes en Estados Unidos, con el triunfo de Donald Trump, y en Reino Unido, con el voto favorable a la salida de la Uni¨®n Europea. El diagn¨®stico era err¨®neo. Macron no fren¨® nada.
Los intocables de la Rep¨²blica
No se entiende el sistema Macron sin entender el sistema del alto funcionariado de la V Rep¨²blica, cuyas pr¨¢cticas denuncia el periodista Vincent Jauvert en el reci¨¦n publicado Les intouchables de l'?tat (Los intocables del Estado). Macron est¨¢ rodeado de altos funcionarios y de miembros de los grandes cuerpos del Estado: el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas y la Inspecci¨®n de finanzas. El acceso a esta ¨¦lite republicana est¨¢ muy pautado: acceden a los tres grandes cuerpos los quince primeros clasificados de cada promoci¨®n de la ENA, la Escuela Nacional de Administraci¨®n.
Pueden ser de izquierdas o de derechas, pero los miembros de los grandes cuerpos y los enarcas ¡ªaltos funcionarios salidos de la ENA¡ª forman una especie de partido aparte, una casta particular que comparte referencias culturales, visi¨®n del mundo, modo de vida y hasta un vocabulario y una manera de hablar y razonar.
¡°Es un gobierno de altos funcionarios. Es el sue?o franc¨¦s, el sue?o del gaullismo¡±, dice Jauvert en alusi¨®n al general de Gaulle, fundador de la V Rep¨²blica en 1958. ¡°Se habla mucho de monarqu¨ªa republicana, y en general se aplica al rey, al presidente. No pensamos en los pr¨ªncipes, en la corte. Los pr¨ªncipes son ellos, gente que no rinde cuentas a nadie, que consideran que est¨¢n por encima de todo, sin transparencia. Son intocables¡±.
Tras su victoria ante Marine Le Pen, candidata del partido de extrema derecha Frente Nacional, llegaron los ¨¦xitos de las fuerzas antieurope¨ªstas en Italia y en Hungr¨ªa, la confirmaci¨®n de que Trump ser¨ªa un presidente de EE UU imprevisible, las dificultades de una debilitada Angela Merkel para formar gobierno en Alemania, y la en¨¦sima reelecci¨®n del ruso Vlad¨ªmir Putin. Macron no marc¨® tendencia.
Este viaje al coraz¨®n del sistema Macron ¡ªbasado en una decena de entrevistas con colaboradores y allegados del presidente, realizadas con los corresponsales del grupo europeo de prensa LENA¡ª comienza en una sala de reuniones de la discreta sede de la consultora de Alain Minc en la elegante avenida Georges V, a cuatro pasos de la embajada espa?ola en Par¨ªs y de los Campos El¨ªseos.
Minc conoce a Macron desde hace 15 a?os. Lo recibi¨® cuando era un joven inspector de finanzas, uno de los llamados grandes cuerpos del Estado, al que Minc tambi¨¦n perteneci¨®. Macron le explic¨® que quer¨ªa ser presidente. Minc le respondi¨®: ¡°Empieza usted mal esta discusi¨®n¡±. La discusi¨®n no ha terminado.
Es imposible entender a Macron ¡ªy la paradoja que fuera ¨¦l quien hace un a?o reventase la anquilosada partitocracia francesa y que en sus espaldas recayese la responsabilidad de frenar el populismo¡ª sin entender que es el producto m¨¢s acabado de la ¨¦lite francesa. Y, por eso, el m¨¢s preparado para sacudirla.
¡°Macron es un pr¨ªncipe de los que Francia sabe fabricar¡±, dice Minc con un deje de orgullo. Unas d¨¦cadas atr¨¢s, sigui¨® un recorrido parecido al del presidente: la Escuela Nacional de Administraci¨®n (ENA) ¡ªel selectivo centro p¨²blico donde se educan los altos funcionarios de la Rep¨²blica¡ª y la Inspecci¨®n de Finanzas. ¡°Las personas que tienen esta formaci¨®n, que provienen de la meritocracia, son m¨¢s fuertes que todo. Son el producto de este elitismo, con esta superioridad intelectual¡±, a?ade.
El ¡°populismo mainstream¡± del pr¨ªncipe Macron, si efectivamente puede llam¨¢rsele populismo, es desacomplejadamente elitista. Thierry Pech, director del laboratorio de ideas Terra Nova y colaborador de presidente durante la campa?a electoral lo explica as¨ª: ¡°Emmanuel Macron nunca dijo que quisiera quebrar la tecnocracia. Lo que ¨¦l llama el sistema era la clase pol¨ªtica¡±.
La habilidad de Macron consisti¨® en canalizar el hartazgo popular ¡ªque en EE UU se tradujo en Trump o en Reino Unido en el Brexit¡ª no contra el sistema, puesto que ¨¦l era la mejor expresi¨®n del sistema, sino contra la vieja izquierda y la vieja derecha.
¡°Los franceses decidieron hacer saltar la banca, pero en un marco democr¨¢tico. Es una disrupci¨®n mainstream, una elecci¨®n revolucionaria en su moderaci¨®n, o moderada en su radicalidad¡±, dice Pech, que retoma el mismo anglicismo de Minc.
El macronismo es la versi¨®n m¨¢s perfeccionada de este elitismo franc¨¦s, pero, a la vez, es at¨ªpica. Macron, que lleg¨® al El¨ªseo con escaso bagaje pol¨ªtico y con experiencia en la banca adem¨¢s de la funci¨®n p¨²blica, ha asumido ¡ªy esto explica en gran parte su ¨¦xito¡ª el diagn¨®stico del populismo. El l¨ªder asume sin complejos los poderes casi mon¨¢rquicos de los que De Gaulle dot¨® a la instituci¨®n. El campo de juego ya no es la derecha y la izquierda. Es transversal, y enfrenta a dos polos. El pueblo contra las ¨¦lites, seg¨²n los populistas. Los progresistas ¡ªliberales, europe¨ªsta, optimistas¡ª y los conservadores ¡ªnacionalistas, soberanistas, pesimistas¡ª, seg¨²n el esquema macroniano.
Macron sostiene que el error reside en despreciar a los votantes populistas. De ah¨ª que intente ocupar su terreno con pol¨ªticas rigurosas en materia de inmigraci¨®n, por ejemplo. O que le d¨¦ la vuelta a la ret¨®rica de estos partidos al apropiarse de la palabra soberanismo, pero para aplicarla a la creaci¨®n de un nuevo soberanismo europeo. O que insista en conceptos como la protecci¨®n cuando habla de la UE. O que multiplique sus salidas de Par¨ªs en busca de la provincia de Francia, alejada de las metr¨®polis globales, y se embarque en discusiones a pie de calle con franceses hostiles a sus reformas.
El m¨¦todo Macron vale para Francia y tambi¨¦n para una Europa profundamente dividida, donde ninguno de los dos campos tiene una mayor¨ªa determinante. ¡°Nuestra lectura no dice: ¡®Macron fue formidable, represent¨® un freno a la subida del populismo, Francia mostr¨® que el populismo estaba a punto de morir y despu¨¦s, ?mala suerte!, vemos en Italia que esto no era as¨ª¡¯¡±, explica una fuente del El¨ªseo que pide el anonimato. En el El¨ªseo, seg¨²n esta fuente, no se enga?an. Supieron desde el primer momento que la victoria dejaba sin resolver la batalla pol¨ªtica entre las dos Europa y dej¨® abiertas las profundas divisiones. En Francia y en Europa.
¡°El presidente nunca ha tenido un discurso que diga la mitad de la poblaci¨®n francesa y europea se equivoca, no ha entendido como funciona Europa, se lo explicaremos¡±, contin¨²a la fuente. O, como dijo Macron esta semana en Estrasburgo: ¡°Hay que escuchar la c¨®lera de los pueblos de Europa¡±. Y es en el laboratorio Macron, en los despachos y pasillos del Palacio del El¨ªseo, en grupos de 'enarcas' y altos funcionarios, los pr¨ªncipes y los intocables de la R¨¦publique, donde se fragua este populismo sin populistas, esta incierta revoluci¨®n del antipopulismo.
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