La crisis venezolana, un problema (tambi¨¦n) colombiano
Las consecuencias de la oleada migratoria generan preocupaciones en el pa¨ªs vecino, seg¨²n un estudio de Cifras & Conceptos
Colombia no es un pa¨ªs acostumbrado a la inmigraci¨®n. Hist¨®ricamente no se ha caracterizado por tener una pol¨ªtica particularmente abierta ni receptiva. Adem¨¢s, en las ¨²ltimos d¨¦cadas su saldo migratorio ha sido normalmente negativo. En otras palabras: Colombia es m¨¢s (o se ve a s¨ª misma como) un pa¨ªs de emigrantes que como un destino. Todo esto est¨¢ cambiando con la crisis de su vecino andino.
Dec¨ªamos el mi¨¦rcoles que, con la encuesta de Cifras y Conceptos para EL PA?S en la mano, 6 de cada 10 votantes colombianos conoce ya a un venezolano que ha llegado al pa¨ªs movido por la crisis. Al menos la mitad de los encuestados sabe de alg¨²n colombiano que en su momento se fue a Venezuela buscando mejor suerte y ahora ha regresado. La frontera est¨¢ sufriendo toda una crisis humanitaria. Es por tanto normal que una mayor¨ªa de colombianos consideren que la situaci¨®n venezolana afecta a Colombia. De hecho, se trata de una mayor¨ªa aplastante: casi un 90%. Se trata, adem¨¢s, de una percepci¨®n generalizada. Aunque en Bogot¨¢ y en la zona Oriente del pa¨ªs se vea m¨¢s, y aunque sea particularmente prominente entre los estratos medios, la realidad es que el conjunto de Colombia ve a Venezuela y su crisis como un problema que les afecta localmente.
En el mismo estudio de Cifras y Conceptos se pregunt¨® a los encuestados en qu¨¦ ten¨ªan que afectaba exactamente. Las referencias a los aspectos positivos relacionados con la inmigraci¨®n eran, por desgracia, mucho menos frecuentes que las citas de efectos negativos: la competici¨®n laboral preocupaba a tres de cada cuatro dentro de ese 90%. Algunos menos, pero a¨²n muchos, se?alaban posibles efectos sobre la seguridad. Y casi la mitad citaba una mayor violencia como posible efecto.
Cabe poca duda de que la inestabilidad pol¨ªtica en Venezuela trae consecuencias negativas sobre la regi¨®n. Sin embargo, es necesario distinguir entre estos efectos geopol¨ªticos y la escala humana y cotidiana. La evidencia emp¨ªrica que nos traen las ciencias sociales muestra que, por regla general, no hay relaci¨®n clara entre inmigraci¨®n y delincuencia o inseguridad. Antes al contrario, es razonable pensar que una persona que se encuentra en un pa¨ªs que no es el suyo por las malas condiciones que le aguardan en su origen no va a ser muy proclive a darle a las autoridades razones para una deportaci¨®n. Por lo que respecta a la cuesti¨®n laboral, la econom¨ªa ha realizado un sinf¨ªn de estudios tratando de responder a la pregunta de si los inmigrantes ¡°quitan¡± el trabajo a los locales. El debate sigue abierto, y las ¨²nicas pruebas disponibles que avalan parcialmente la tesis del miedo se refieren a trabajos en ¨¢mbitos concretos de baja cualificaci¨®n, donde la mano de obra es f¨¢cilmente reemplazable. Quiz¨¢s por eso son los colombianos de estrato bajo y en Bogot¨¢ (zona urbana por excelencia, con mayor n¨²mero de puestos de trabajo de reemplazo f¨¢cil) quienes m¨¢s preocupados se muestran ante esta eventualidad.
Los antioque?os, sin embargo, ponen m¨¢s el acento que el resto en las variantes positivas. La presencia de mano de obra no necesariamente destinada a sustituir a los locales sino a complementarlos s¨ª cuenta con un apoyo m¨¢s o menos definido en la literatura econ¨®mica. La sociolog¨ªa, por su parte, demuestra que el efecto positivo de diversidad cultural gracias a la inmigraci¨®n que hasta un 10.4% de los colombianos de 24 a 35 a?os (y casi un 13% de aquellos con nivel socioecon¨®mico alto) prefieren destacar s¨ª tiene lugar, pero que beneficia sobre todo a estos colectivos (j¨®venes, con recursos).
Es muy llamativo, sin embargo, que con estas cifras de preocupaci¨®n tan elevadas, s¨®lo un 17.5% de los votantes potenciales colombianos afirme que la crisis venezolana afectar¨¢ a su decisi¨®n de voto. Son menos todav¨ªa (14.5%) quienes admiten que la presencia de venezolanos marcar¨¢ su comportamiento ante las urnas. ?Por qu¨¦ las cifras son tan bajas, cuando la cuesti¨®n est¨¢ presente en el debate p¨²blico de manera constante? Caben dos opciones. La primera es que los medios y los l¨ªderes de opini¨®n est¨¢n hablando de algo que realmente no preocupa a (o no est¨¢ cerca de) la ciudadan¨ªa. Pero esto no es lo que nos indica el resto de datos del estudio de Cifras & Conceptos, seg¨²n el cual, recordemos, seis de cada diez colombianos tienen a alg¨²n conocido venido de Venezuela por la crisis, y hasta nueve de cada diez considera que la cuesti¨®n de los vecinos afecta al propio pa¨ªs. As¨ª que nos queda la segunda opci¨®n: los valores son tan bajos porque se trata de un conflicto cuya articulaci¨®n pol¨ªtica es menos obvia de lo que pueda parecer. Ning¨²n candidato ha tomado claramente la bandera de las preocupaciones en torno a la crisis venezolana y la ha traducido en algo con lo que pueda identificarse una mayor¨ªa de los votantes. Al contrario, se trata de un tema que est¨¢ (por as¨ª decirlo) a medio cocinar, que puede abordarse desde ¨¢ngulos muy distintos.
Quiz¨¢s tambi¨¦n por ello los niveles de afectaci¨®n en el voto var¨ªan a lo largo y ancho del espectro.
Es en la regi¨®n oriental y en menor medida la costa Caribe (precisamente donde m¨¢s se percibe la presencia de venezolanos), pero sobre todo en las zonas rurales del pa¨ªs, donde las cifras son m¨¢s elevadas. El patr¨®n sociodemogr¨¢fico no es tan claro, con la salvedad que que las personas de estrato alto y los m¨¢s j¨®venes (menos de 26 a?os) dicen tener menos en cuenta el tema a la hora de votar. Lo cual, por cierto, se corresponde con lo que ve¨ªamos con el mapeo de efectos positivos y negativos de la cuesti¨®n venezolana.?
En definitiva, estamos ante un problema n¨ªtidamente percibido socialmente, que se asocia con cuestiones de orden sobre todo negativo. Pero que a la vez tiene una traducci¨®n a la arena p¨²blica que es m¨¢s dif¨ªcil y menos evidente de lo que muchos puedan pensar, con diferenciales significativos por perfil social y geogr¨¢fico. Si Venezuela ha llegado a la pol¨ªtica colombiana para quedarse, parece que a¨²n no ha encontrado asiento firme.
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