Un doble atentado en Kabul causa al menos 29 muertos, nueve de ellos periodistas

La violencia ha vuelto a sacudir Afganist¨¢n este mi¨¦rcoles. Al menos 40 personas, entre ellos 11 ni?os y 9 periodistas, han muerto en un doble atentado en Kabul y otro ataque en Kandahar. Estas nuevas acciones terroristas, apenas una semana despu¨¦s de la que caus¨® 60 muertos ante un centro de inscripci¨®n electoral, tambi¨¦n en la capital, ponen en entredicho las promesas oficiales de reforzar la seguridad, as¨ª como la nueva pol¨ªtica de Trump bajo cuyo mandato EE UU ha incrementado sus bombardeos a¨¦reos sobre los insurgentes talibanes y del Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s). En otro incidente, en el este del pa¨ªs, ha sido asesinado a tiros un periodista de la BBC de 29 a?os.

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El Estado Isl¨¢mico en la Provincia de Joras¨¢n, que es como se denomina la rama local del ISIS, se atribuy¨® enseguida el doble atentado de Kabul. Su objetivo, dijo en un comunicado, eran ¡°los ap¨®statas de las fuerzas de seguridad y los medios de comunicaci¨®n¡±.

La primera explosi¨®n se produjo hacia las ocho de la ma?ana hora local (dos horas y media menos en la Espa?a peninsular) cuando un suicida en moto deton¨® sus explosivos en el c¨¦ntrico barrio de Shash Darak, seg¨²n inform¨® el jefe de la polic¨ªa de Kabul, Daud Amin, citado por la cadena ToloTV. Apenas 20 minutos m¨¢s tarde, se produc¨ªa una segunda explosi¨®n en el mismo lugar, justo cuando los periodistas se hab¨ªan congregado para cubrir el primer ataque.

¡°Sabemos que un terrorista suicida se ha hecho pasar por un reportero. Ha mostrado su acreditaci¨®n de prensa y se ha mezclado entre los periodistas antes de hacerse estallar¡±, declar¨® Najib Danish, portavoz del Ministerio de Interior, citado por Reuters. Danish inicialmente dio la cifra de 21 muertos incluidos tres polic¨ªas. Pero dada la gravedad de algunos entre el medio centenar de heridos, el Ministerio de Sanidad elev¨® luego esa cifra a 29.

¡°La segunda explosi¨®n iba dirigida contra los periodistas¡±, ha denunciado Reporteros Sin Fronteras (RSF) en un comunicado en el que identifica a los nueve informadores muertos y los seis heridos de gravedad. Todos son afganos, aunque uno de los fallecidos, el fot¨®grafo Shah Marai, trabajaba para la agencia France Presse (AFP), y dos de los heridos lo hac¨ªan para Reuters y Al Jazeera, respectivamente. ¡°Ha sido el ataque m¨¢s sangriento desde la ca¨ªda del r¨¦gimen talib¨¢n en 2001¡±, asegura la organizaci¨®n. Afganist¨¢n est¨¢ considerado uno de los pa¨ªses m¨¢s peligros para los periodistas; solo el a?o pasado fueron asesinados al menos 20.

Unas horas despu¨¦s, con la capital afgana a¨²n conmocionada por lo ocurrido, otro suicida en un coche bomba se lanzaba contra un convoy de la OTAN cerca del aeropuerto de Kandahar, al sur del pa¨ªs. Mat¨® a 11 ni?os de una escuela religiosa cercana que se hab¨ªan acercado a la caravana militar y dej¨® 16 heridos, entre ellos ocho soldados rumanos y dos polic¨ªas afganos, seg¨²n un portavoz provincial citado por AFP. No hubo una reclamaci¨®n inmediata de este ataque, pero Kandahar ha sido tradicionalmente un reducto talib¨¢n.

En otro incidente sin aparente relaci¨®n,?Ahmad Shah, periodista del servicio en idioma past¨²n de la BBC, ha muerto tras haber sido tiroteado en la provincia de Jost, en el este del pa¨ªs.?El jefe de la Polic¨ªa provincial ha detallado que Shah ha sido tiroteado por personas desconocidas, en un ataque perpetrado cuando circulaba en bicicleta. El director del servicio internacional de la BBC, Jamie Angus, ha destacado que Shah era un periodista "respetado y popular". "Es una p¨¦rdida devastadora. Env¨ªo mis condolencias sinceras a los amigos y familiares de Shah y a todo el equipo de la BBC en Afganist¨¢n", ha agregado.

La condena internacional contra los atentados ha sido un¨¢nime. ¡°Causan un dolor indecible a las familias afganas¡±, se?al¨® el representante de la ONU en Afganist¨¢n, Tadamichi Yamamoto, en un comunicado. ¡°Me indigna adem¨¢s el ataque que parece haberse dirigido deliberadamente contra los periodistas¡±, a?adi¨®.

Sin embargo, nadie parece saber c¨®mo romper el c¨ªrculo vicioso de creciente violencia, 16 a?os despu¨¦s de que la intervenci¨®n militar estadounidense derribara al r¨¦gimen talib¨¢n. Sus seguidores, que pasaron a la clandestinidad y han seguido luchando para echar a las tropas extranjeras y restaurar su gobierno islamista, anunciaron la pasada semana el inicio de su ¡°ofensiva de primavera¡±, ignorando la propuesta de conversaciones de paz ¡°sin precondiciones¡± que el presidente Ashraf Ghani les ofreci¨® en febrero.

Ghani se encuentra entre la espada y la pared. Por un lado, una gran parte de la poblaci¨®n quiere dejar atr¨¢s el obscurantismo talib¨¢n. Por otro, carece de un Ej¨¦rcito suficientemente preparado y comprometido para garantizar la seguridad ante una guerrilla que tambi¨¦n cuenta con apoyos, tanto locales como, seg¨²n el presidente, en el vecino Pakist¨¢n. En 2017, un informe del inspector general para la Reconstrucci¨®n de Afganist¨¢n del Congreso estadounidense desat¨® la alarma al afirmar que las fuerzas afganas apenas controlan el 57 % del territorio.

Los talibanes han ido reconquistando el resto desde que la OTAN pusiera fin a su misi¨®n militar a finales de 2014, aunque el a?o pasado hicieron menos avances que el anterior. Tambi¨¦n han triplicado sus fuerzas desde entonces, hasta 60.000 efectivos, seg¨²n la ¨²ltima estimaci¨®n de los militares estadounidenses. Adem¨¢s, a partir de julio de 2016, combate al Gobierno la rama local del ISIS. Algunos expertos opinan que su entrada en escena ha desatado la competencia entre ambos, afectando a la forma en que act¨²an (ataques m¨¢s espectaculares para atraer m¨¢s militantes y m¨¢s financiaci¨®n).

Durante los tres primeros meses del a?o, los ataques dirigidos contra civiles han causado 763 muertos y 1.495 heridos, lo que supone el doble que en 2012 (aunque cifras muy similares a 2016 y 2017), seg¨²n datos de la ONU. A diferencia de en el pasado, cuando Kabul lleg¨® a ser una fortaleza por comparaci¨®n al resto del pa¨ªs, los terroristas de uno y otro signo han conseguido desde hace un par de a?os convertir la capital afgana en uno de los lugares m¨¢s peligrosos de Afganist¨¢n.