Huir para ver la luz: el ¨¦xodo de las embarazadas venezolanas
La mortalidad materna en Venezuela se ha convertido en el drama nuestro de cada d¨ªa
El d¨ªa que dio a luz en Colombia, Ana Madriz, venezolana de 21 a?os, sinti¨® que de alguna manera ese pa¨ªs hab¨ªa salvado su vida.
Cargando en brazos a su hija reci¨¦n nacida, me recibi¨® d¨ªas despu¨¦s con una mirada brillante en el patio de su casa en C¨²cuta, Colombia. Su m¨¢gica sonrisa escond¨ªa lo que sus ojos no pod¨ªan: el sufrimiento de dejar atr¨¢s toda una vida, por el miedo que supone quedarse y no vivir para contarlo.
Ana hace parte de un silencioso pero revelador fen¨®meno de la di¨¢spora venezolana: el ¨¦xodo de miles de mujeres embarazadas, huyendo de los quir¨®fanos vac¨ªos de todo.
La mortalidad materna en Venezuela se ha convertido en el drama nuestro de cada d¨ªa. Digo drama, y no pan, porque muchos ya ni pan tienen al d¨ªa.
Por a?os, el gobierno venezolano no public¨® datos de salud p¨²blica. Sin embargo, a inicios de 2017, se le escap¨® un bolet¨ªn m¨¦dico que registraba entre otras, las cifras de mortalidad materna. A pesar de que fue inmediatamente retirado de la p¨¢gina web del Ministerio de Salud tras el esc¨¢ndalo que provocaron sus cifras, la verdad ya estaba dicha.
Entre 2015 y 2016 la mortalidad materna hab¨ªa aumentado en Venezuela en un 65%, pulverizando los logros alcanzados, y retrocediendo a cifras de hace 25 a?os. Las causas: falta de medicamentos como anticoagulantes, cicatrizantes, analg¨¦sicos, antibi¨®ticos, o antis¨¦pticos; falta de insumos y utensilios m¨¦dicos b¨¢sicos, como bistur¨ªs, agujas o guantes; y una cantidad cada vez m¨¢s reducida de personal m¨¦dico dispuesto a trabajar con nada y por nada a fin de mes. Cuando llegu¨¦ a Colombia con el equipo de Amnist¨ªa Internacional para profundizar en las razones por las cuales millones de personas est¨¢n abandonando Venezuela, entrevist¨¦ a decenas de mujeres embarazadas que llenaban los pasillos de hospitales de la frontera. En su mayor¨ªa, hab¨ªan salido de emergencia de Venezuela por miedo a perder su embarazo o perder su vida al dar a luz en su pa¨ªs.
En el caso de Ana, hab¨ªa decidido partir hacia Colombia en 2015, junto con su pareja y su entonces reci¨¦n nacido y ¨²nico hijo, en busca de una mejor vida.
Cruzaron por una de las m¨¢s de 250 ¡°trochas¡±, o caminos de entrada irregular que existen entre Colombia y Venezuela. Ana recordaba perfectamente el terror que pas¨® al cruzar un r¨ªo que separa ambos pa¨ªses en medio de la noche, mientras hombres armados que controlan este tipo de rutas les apuntaban con sus AK-47. Sujet¨® en brazos a su hijo, se sumergi¨® en las aguas, y mirando al frente, cruz¨®.
Una vez en Colombia, qued¨® embarazada un a?o despu¨¦s. A pesar de que volv¨ªa peri¨®dicamente a Venezuela, a partir de ese momento decidi¨® no cruzar nunca m¨¢s. Una de sus mejores amigas hab¨ªa fallecido poco antes al dar a luz en un quir¨®fano venezolano. Una mala praxis m¨¦dica, seguida de la falta de antibi¨®ticos y anticoagulantes para atenderla, hab¨ªa ocasionado su muerte.
El terror de morir dando a luz en Venezuela hizo que Ana y su pareja decidieran instalarse definitivamente en Colombia, a pesar de las dificultades que enfrentaban como migrantes irregulares en C¨²cuta. Esta ciudad fronteriza cuenta con el mayor ¨ªndice de empleo irregular y uno de los mayores de desempleo en Colombia. Adem¨¢s, alberga, muchas veces a la intemperie, a cientos de venezolanos que enfrentan a menudo la xenofobia estridente de unos pocos y la solidaridad muda de muchos.
Ana, que sab¨ªa que la ley colombiana solo garantiza servicios de urgencias para personas extranjeras, se present¨® en el Hospital Erasmo Meoz de C¨²cuta, casi a punto de dar a luz, en noviembre de 2017. A pesar de ser una atenci¨®n m¨¦dica limitada a la atenci¨®n del parto, Ana la describ¨ªa maravillada. Y no me extra?¨®. Si algo vi en Colombia, fue un personal m¨¦dico consciente y dispuesto a calmar en lo posible el dolor de sus vecinos.
El hospital Erasmo Meoz es el que m¨¢s atenciones ha prestado a personas venezolanas en el ¨²ltimo a?o, de las cuales un tercio fueron partos. En total prest¨® m¨¢s de 2,100 atenciones de parto a venezolanas tan s¨®lo en 2017. Esta cifra, que supone casi seis partos al d¨ªa, representa un incremento de tres veces m¨¢s atenciones a embarazadas venezolanas respecto al a?o anterior en ese hospital.
Si bien el ¨¦xodo de las embarazadas venezolanas es claramente visible en los pasillos del Erasmo Meoz, existen numerosos ejemplos a lo largo de la geograf¨ªa colombiana, como el Hospital San Jos¨¦ de Maicao, o el Hospital Ni?o Jes¨²s de Barranquilla, que registraron cifras in¨¦ditas de atenci¨®n a venezolanas en estado de gestaci¨®n el a?o pasado.
Salir de emergencia de Venezuela para dar a luz en Colombia es s¨®lo un reflejo m¨¢s del grave, ag¨®nico e irresponsable deterioro del sistema de salud venezolano.
Si bien las cifras de Venezuela no se conocen, porque el gobierno las esconde, las de Colombia no mienten, sino asustan. Seg¨²n cifras oficiales, Colombia, que hab¨ªa dado atenci¨®n m¨¦dica a un total de 1,475 de personas provenientes de Venezuela en 2015, cerr¨® el a?o 2017 con un total de 24,720 atenciones a esa misma poblaci¨®n. Es decir, hubo un aumento de 15 veces m¨¢s en el transcurso de dos a?os.
A pesar de esto, el Presidente Nicol¨¢s Maduro sigue negando que el sistema sanitario de Venezuela est¨¦ en crisis, y que la conquista de ciertos derechos se haya perdido.
Al final de nuestra conversaci¨®n, Ana me dijo que era necesaria una Venezuela donde los derechos de sus hijos a la alimentaci¨®n, a la salud y a la educaci¨®n se hicieran valer.
Yo digo que adem¨¢s es necesaria una Venezuela donde los derechos de las mujeres, espec¨ªficamente aquellos relacionados al acceso a la salud integral y servicios de salud sexual y reproductiva, sean respetados tambi¨¦n.
Pilar Sanmart¨ªn es?investigadora regional de Amnist¨ªa Internacional.
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