Jaque a Macri
La principal promesa econ¨®mica del presidente argentino, reducir la inflaci¨®n, ser¨¢ de muy dif¨ªcil cumplimiento
La llegada de Mauricio Macri al Gobierno argentino, en diciembre de 2015, estuvo acompa?ada de un enorme desaf¨ªo: normalizar una econom¨ªa afectada por la alta inflaci¨®n, un alto d¨¦ficit fiscal y una ca¨ªda en el nivel de actividad. Fue la herencia que dej¨® Cristina Kirchner. Macri decidi¨® evitar un reordenamiento severo. Prefiri¨® una terapia paulatina. Se la llama ¡°gradualismo¡±.
La raz¨®n m¨¢s inmediata de esa estrategia fue conceptual. Un ajuste dr¨¢stico tendr¨ªa efectos recesivos y derivar¨ªa en una menor recaudaci¨®n impositiva. En vez de achicarse, el d¨¦ficit aumentar¨ªa.
De todos modos, si Macri hubiera elegido un camino m¨¢s mortificante, no hubiera podido transitarlo. El ¡°gradualismo¡± es la respuesta a un d¨¦ficit de poder pol¨ªtico. El oficialismo est¨¢ en minor¨ªa en las dos c¨¢maras del Congreso. Y el peronismo controla la mayor¨ªa de las provincias y el aparato sindical. Hay, adem¨¢s, otra raz¨®n que impide un shock fiscal: uno de cada tres argentinos es pobre.
La posibilidad de sortear un recorte ortodoxo estuvo dada, hasta ahora, por dos ventajas inapreciables. El kirchnerismo dej¨® un pa¨ªs con baj¨ªsimo endeudamiento. Y el cr¨¦dito externo se ofrec¨ªa a bajo costo. La clave de b¨®veda del ¡°gradualismo¡± fue la disponibilidad de financiaci¨®n internacional.
Esta condici¨®n crucial desapareci¨® con la mejora en el rendimiento de los bonos de los Estados Unidos, que hace diez d¨ªas produjo en los mercados emergentes una fuga hacia el d¨®lar. El Banco Central argentino decidi¨® resistirla. Pero aceler¨® la corrida contra el peso. En el intento de detenerla, la autoridad monetaria se desprendi¨® de casi el 10% de sus reservas internacionales y subi¨® la tasa de inter¨¦s del 27,5% al 40%.
No se trat¨® de una tormenta pasajera. La huida del peso obedece a la preocupaci¨®n por una fisura estructural. La Argentina registra un d¨¦ficit de cuenta corriente de 5 puntos de su Producto Bruto Interno. Esta carencia de d¨®lares est¨¢ en la ra¨ªz de la p¨¦rdida de confianza de los mercados en la administraci¨®n.
La crisis reconfigura la pol¨ªtica. La principal promesa econ¨®mica de Macri, reducir la inflaci¨®n, ser¨¢ de muy dif¨ªcil cumplimiento. Lo m¨¢s probable es que este a?o los precios sigan aceler¨¢ndose al ritmo del a?o pasado: alrededor del 24%. De modo que habr¨¢ un deterioro en el poder adquisitivo del salario que determinar¨¢ una tensi¨®n con los sindicatos. El crecimiento tambi¨¦n est¨¢ amenazado con tasas altas de inter¨¦s, pensadas para desalentar la fuga hacia el d¨®lar. El financiamiento en moneda extranjera est¨¢ cerrado. Una complicaci¨®n para el Ministerio de Finanzas, que deber¨¢ recurrir a los pesos, con tipos de inter¨¦s muy elevados. Sostener al Tesoro ser¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil. Por eso el Ministerio de Hacienda anunci¨® una meta de d¨¦ficit fiscal m¨¢s exigente para este a?o: de 3,2% a 2,7%. ?Ser¨¢ suficiente para el mercado financiero? ?O har¨¢ falta gastar todav¨ªa menos?
Inflaci¨®n persistente, crecimiento amenazado y un mayor esfuerzo fiscal desaf¨ªan a Macri en un momento en que las expectativas de la opini¨®n p¨²blica le son adversas. Su imagen cay¨® de 8 a 10% en casi todas las encuestas. Y, por primera vez desde que asumi¨® el mando, son mayor¨ªa los que ya no esperan soluciones del Gobierno. Este desgaste de las expectativas es, acaso, el resultado no previsto de un ¨¦xito. En las elecciones legislativas de octubre pasado, Cambiemos, la alianza del Gobierno, derrot¨® al kirchnerismo. Desde entonces, la polarizaci¨®n con el pasado inmediato, que tan buenos servicios prest¨® a Macri mientras se consolidaba, ya no moviliza a la ciudadan¨ªa como antes. Ahora el presidente no compite contra la se?ora de Kirchner. Compite contra s¨ª mismo. Contra la capacidad de cumplir o no sus promesas.
El nuevo mapa de exigencias modifica la din¨¢mica pol¨ªtica. El Gobierno deber¨¢ renegociar su acuerdo con los socios de Cambiemos. Con Elisa Carri¨®, que lidera al Coalici¨®n C¨ªvica, y con la Uni¨®n C¨ªvica Radical, que controla varias provincias y tiene una base parlamentaria decisiva. La armon¨ªa dentro de esta alianza se vio alterada hace algunas semanas por la resistencia de Carri¨® y de la UCR a convalidar un aumento en la tarifa del gas y la electricidad. El nuevo cuadro econ¨®mico anticipa m¨¢s desavenencias. Macri deber¨¢ convencer a sus socios de que su pol¨ªtica econ¨®mica asegura el horizonte electoral hacia las presidenciales del a?o pr¨®ximo.
El peronismo tambi¨¦n cambiar¨¢ su l¨®gica. El formidable triunfo que obtuvo Cambiemos en los comicios legislativos del a?o pasado hizo que la vida p¨²blica operara con la hip¨®tesis de que en los comicios de 2019 el presidente conquistar¨ªa otro mandato. Los peronistas se replegaron hacia sus fortalezas provinciales. Con el nuevo inventario de dificultades esa visi¨®n del futuro puede modificarse. La oposici¨®n fantasea con forzar a un ballotage. La posibilidad de reemplazar a Macri, muy dif¨ªcil de imaginar antes de esta crisis, ahora no parece tan brumosa. Por la puerta de las restricciones financieras se abri¨®, entonces, un nuevo juego de poder.
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