Ni L¨®pez Obrador puede contra L¨®pez Obrador
La esperanza que abrigan las ¨¦lites de que el candidato de Morena termine dispar¨¢ndose al propio pie es peregrina
Se ha dicho que el mayor obst¨¢culo que tiene en su camino Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador para llegar a ser presidente es el propio Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Sus frases ingeniosas y coloquiales tienen la virtud de convertirse en titulares de prensa y, en ocasiones, en dichos populares universalmente adoptados: "Ni Obama tiene uno as¨ª" o "corrido en terracer¨ªa y sin aceite", por ejemplo. Pero en otras ocasiones su desparpajo termina castig¨¢ndolo. A¨²n ahora es imposible saber a ciencia cierta el da?o que provoc¨® en 2006 en v¨ªsperas electorales su exabrupto: "C¨¢llate Chachalaca", dirigido al entonces presidente Vicente Fox, que muchos ciudadanos consideraron excesivo. Los adversarios montaron una eficaz campa?a para acusarlo de grosero y rijoso para con una instituci¨®n, la Presidencia, a la que se debe un m¨ªnimo de respeto sin importar quien la ocupe (al margen de que quien la ocupaba hac¨ªa todo lo posible por tundir al entonces candidato del PRD).
Doce a?os despu¨¦s, a 50 d¨ªas de la elecci¨®n L¨®pez Obrador lidera las encuestas de intenci¨®n de voto por m¨¢rgenes que fluct¨²an entre 12 y 18%, dependiendo de la casa encuestadora. Una ventaja que se ha mantenido pr¨¢cticamente inalterable en los ¨²ltimos meses a pesar de la inmensa bater¨ªa de recursos empleados en su contra por la ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs. La campa?a de miedo y denuesto no ha funcionado, la guerra sucia en las redes no revierte tendencias y los candidatos designados para vencerle en las urnas no generan pasi¨®n entre los votantes. En estas ¨²ltimas semanas, a las ¨¦lites solo les queda encomendarse a un involuntario aliado: el propio Andr¨¦s Manuel. En los comederos elegantes del c¨®digo postal 11000 (Las Lomas) se repite una y otra vez, como salmodio esperanzador, que L¨®pez Obrador terminar¨¢ dispar¨¢ndose al pie en la recta final, como lo ha hecho siempre.
Y ciertamente aproximaciones no han faltado. Los vaivenes en su posici¨®n con respecto a revisar o, de plano, suspender al fara¨®nico aeropuerto que Pe?a Nieto construye para la Ciudad de M¨¦xico, la propuesta lanzada de amnistiar a los criminales sin precisar c¨®mo y hasta d¨®nde o el pleito innecesario en contra de la c¨²pula empresarial, se han transformado en combustible para alimentar la batalla medi¨¢tica para tumbar al tabasque?o. Y si bien es cierto que estos misiles lanzados en su contra no parecen estar haciendo mella, tambi¨¦n es cierto que revelan la tendencia de L¨®pez Obrador a soltar granadas en medio de la habitaci¨®n de manera gratuita e inesperada. La amnist¨ªa a criminales o su cuestionamiento a un pu?ado de mega empresarios no habr¨ªa provocado tal reacci¨®n, si el candidato hubiera acompa?ado su dicho con un par de frases que precisaran los alcances. Algo que luego tuvieron que hacer sus asesores y m¨¢s tarde ¨¦l mismo, cuando la cr¨ªtica en su contra ya era una campa?a masiva.
Me pregunto si L¨®pez Obrador ha llegado al punto en el que ya no est¨¢ en condiciones de ser da?ado ni siquiera por s¨ª mismo. Los ataques del sistema en su contra simplemente confirman a sus simpatizantes que ¨¦l es el candidato antisistema. Le basta captar el 40% de los votos para ser presidente (dado la fragmentado de la intenci¨®n de voto) y ese 40% se ha transformado ya en un voto duro. Las campa?as de miedo y difamaci¨®n en contra del candidato impactan y polarizan a la mitad de la poblaci¨®n que no va a votar por ¨¦l y se encuentra cada vez m¨¢s espantada (que si es un futuro Ch¨¢vez o Maduro, que expropiar¨¢ empresas, etc.). Pero entre sus votantes tales campa?as simplemente confirman que es el candidato que las c¨²pulas no quieren.
Toda proporci¨®n guardada me recuerda el blindaje que alcanz¨® Donald Trump entre sus seguidores. El empresario lleg¨® a decir "podr¨ªa pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a gente y no perder¨ªa votantes"; y muchos cre¨ªmos que sus posibilidades de triunfo hab¨ªan desaparecido cuando escuchamos el audio en el que Trump se mofaba de tocar los genitales de las competidoras de los concursos de belleza y salirse con la suya. No obstante, millones de mujeres terminaron votando por ¨¦l. Entre Donald Trump y L¨®pez Obrador hay un abismo de diferencia (en trayectoria, propuestas o calidad ¨¦tica por decir lo menos), pero el comportamiento del electorado parecer¨ªa tener algo en com¨²n: est¨¢ galvanizado porque por encima de todo domina entre ellos el sentimiento de rechazo al sistema. En el caso de Trump un empresario de derechas proveniente del espect¨¢culo y la especulaci¨®n inmobiliaria; en el caso de L¨®pez Obrador un luchador de izquierdas que empata con la exasperaci¨®n y el desencanto de mucha gente.
En suma, me parece que la esperanza que abrigan las ¨¦lites de que L¨®pez Obrador termine dispar¨¢ndose al propio pie es peregrina. En todo caso, y si llega a hacerlo, creo que a estas alturas ser¨¢n ya balas de salva.
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