J¨²bilo y sed de cambio en Malasia en la investidura del nonagenario primer ministro
Mahathir Mohamed jura su cargo y culmina el giro electoral hist¨®rico en el pa¨ªs asi¨¢tico
¡°Este es un pa¨ªs multirracial. Hoy somos todos uno¡±, afirma Rajinder Singh, malasio de origen indio, junto a su esposa, Ravein Kaur, mezclados con la multitud que festeja la victoria de Mahathir Mohamad frente a Istana Negara (el Palacio Nacional). El l¨ªder, de 92 a?os, ha jurado all¨ª este jueves su cargo, covertido en el s¨¦ptimo primer ministro de Malasia. Lo ha hecho batiendo varios r¨¦cords: lograr una in¨¦dita victoria de la oposici¨®n, ofrecer el cargo de viceprimer ministro a una mujer por primera vez en su pa¨ªs, y consagrarse como el dirigente m¨¢s veterano del planeta.
¡°Esperamos un gran cambio para todos. El p¨²blico es la prioridad, no los l¨ªderes¡±, grita Rajinder, forzado a elevar la voz debido al pandemonio surgido por las consignas coreadas por las docenas de presentes, los fuegos artificiales y los cl¨¢xones de los coches que circulan cerca y se suman al festejo de la investidura. Un ambiente de j¨²bilo en el que participan j¨®venes, ancianos y familias de las tres principales etnias de Malasia ¨Cmalaya (69%), china (24%) e india (7%)- para celebrar un nuevo futuro que, parad¨®jicamente, viene del pasado; Mahathir ya gobern¨® el pa¨ªs durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, entre 1981 y 2002.
Contra todo pron¨®stico, pues las ¨²ltimas encuestas daban la victoria al primer ministro saliente, Najib Razak, Mahathir se enfrenta ahora a una nueva oportunidad de gobernar. Lo hace tras ganar 113 esca?os, m¨¢s de la mitad del total (222), frente a los 79 obtenidos por Barisan Nasional (BN), la coalici¨®n hasta ahora en el poder, y los 18 de PAS (Partido Isl¨¢mico Pan-Malasia), seg¨²n los resultados oficiales. Art¨ªfice de la industrializaci¨®n de Malasia, el dirigente tambi¨¦n fue famoso por rechazar el modelo occidental de libertades individuales y cercenarlas si lo consideraba necesario. Una imagen de la que se ha intentado desvincular seduciendo al voto joven y present¨¢ndose como la ¨²nica opci¨®n para Malasia ante los desmanes de Najib.
Tanto en el regreso de Mahathir como en su victoria ha sido clave el esc¨¢ndalo del fondo estatal 1Malaysia Development Berhanrd (1MDB), del que 2.600 millones de d¨®lares fueron desfalcados, seg¨²n se revel¨® en 2015, con 681 millones acabando directamente en cuentas privadas de Najib. Mahathir ha asegurado que decidi¨® abandonar su alma mater, la Organizaci¨®n Nacional de los Malayos Unidos (UMNO), integrada en Barisan Nasional, para dirigir la suya y jubilar a Najib. Y, en esa l¨ªnea, centr¨® gran parte de su campa?a en denunciar el esc¨¢ndalo y acusar a la vez a Najib del creciente coste de la vida en el pa¨ªs. Una de sus promesas fue derogar un impopular impuesto sobre el valor a?adido del 6% (GST) de 2015.
Una estrategia efectiva, a juzgar por los resultados. ¡°Estas elecciones han demostrado que los asuntos econ¨®micos y la preocupaci¨®n por el bienestar de las nuevas generaciones han superado a la lealtad a BN y a las diferencias ¨¦tnicas. Ya no puede decirse que los votantes han elegido a sus candidatos de acuerdo con premisas raciales¡±, asegura Serina Rahman, analista del Instituto de Estudios del Sureste Asi¨¢tico (ISEAS), con sede en Singapur.
Para Rahman, la victoria de Mahathir se debe a un ¡°tsunami ciudadano¡±, en el que votantes de zonas urbanas y rurales han decidido retirar su apoyo a BN, hist¨®ricamente favorito entre la poblaci¨®n malaya rural, a la que atrajo durante d¨¦cadas con d¨¢divas y concesiones. ¡°Muchos feudos rurales, semi-urbanos y urbanos del BN han ca¨ªdo tambi¨¦n. En muchas partes de Malasia, quiz¨¢s el voto joven ha empujado a la naci¨®n hacia el otro lado¡±, se?ala la analista.
El giro radical que ha experimentado Malasia en las ¨²ltimas veinticuatro horas se palpaba este jueves en el centro de Kuala Lumpur. En uno de los bastiones capitalinos de la coalici¨®n de Najib, Kampung Baru, un par de hombres charla animadamente en una carpa abandonada de la derrotada Barisan Nasional, en la v¨ªspera epicentro de la fiesta electoral. ¡°Ahora tenemos esperanza en el futuro. En que sea m¨¢s limpio¡±, asegura Fauzi, uno de ellos.
Exvotante de BN, seg¨²n confiesa, este due?o de un puesto de comida en la zona asegura que cambi¨® su voto ¡°porque Najib est¨¢ implicado en demasiados esc¨¢ndalos, hay demasiada corrupci¨®n¡±. Otro amigo, Rosly, se acerca al grupo. Con parsimonia y seguridad triunfante, se enciende un pitillo y se suma resuelto a compartir su opini¨®n. ¡°La clase media malasia ya no puede permitirse el costo de vida. No queremos corrupci¨®n, queremos que el dinero est¨¦ aqu¨ª, con la gente. Que eliminen el GST, que el ringgit (moneda local) se revalorice¡±, explica el hombre, en los cincuenta y comerciante.
En una calle cercana, rodeados de banderas ya desgastadas de BN, Sharil, Noor y Mahmud almuerzan y reponen fuerzas tras la larga noche electoral. ¡°Estamos muy contentos con el resultado. Es un nuevo gobierno, posiblemente las cosas cambien¡±, indica Mahmud, de 39 a?os y tambi¨¦n exvotante de Barisan Nasional. Pero el hombre, trabajador de una empresa de mantenimiento, se muestra cauto. ¡°Ahora deben mantener lo que prometieron. El nuevo Gobierno debe responder: abolir el GST, mejorar la calidad de vida. Le damos cien d¨ªas para que lo demuestre¡±.
Pakatan Harapan se ha comprometido a abolir dicho gravamen, recuperar los subsidios al combustible para ciertos grupos e investigar el esc¨¢ndalo del 1MDB en los primeros cien d¨ªas de su mandato, entre otros asuntos. En una rueda de prensa antes de jurar el cargo, un en¨¦rgico Mahathir asegur¨®, respecto a Najib, que ¡°no queremos buscar venganza, solo restaurar el imperio de la ley¡±.
¡°Si la ley considera que ha hecho mal, entonces tendr¨¢ que enfrentarse a las consecuencias¡±, anticip¨®, abriendo la puerta a un posible procesamiento del ya ex primer ministro.
El l¨ªder nonagenario, que ha elegido como viceprimera ministra a Wan Azizah, m¨¦dica como ¨¦l, ha reiterado tambi¨¦n que mantendr¨¢ el compromiso de delegar el poder en el exl¨ªder de la oposici¨®n Anwar Ibrahim dentro de dos a?os. Se espera que Anwar, condenado dos veces por sodom¨ªa ¨Cuna en 1999 durante el mandato de Mahathir y otra en 2015- sea puesto en libertad en julio y regrese a la vida pol¨ªtica tras recibir un perd¨®n presidencial. Otro cambio a la vista para Malasia.
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