Malasia se enfrenta a las elecciones m¨¢s ajustadas desde su independencia
El actual primer ministro se medir¨¢ a su ex mentor nonagenario y a un ex mandatario condenado dos veces por sodom¨ªa
¡°La gente quiere un cambio. Est¨¢n cansados de lo que est¨¢ ocurriendo, de la econom¨ªa¡±, asegura Yani, mientras se toma un refrigerio a la salida del trabajo en Kuala Lumpur. Esta empleada de 34 a?os de una empresa energ¨¦tica estatal se refiere a las elecciones de este mi¨¦rcoles: el presente, pasado y posible futuro de Malasia se ver¨¢n las caras en los que posiblemente son los comicios m¨¢s ajustados de la naci¨®n asi¨¢tica desde su independencia, en 1957.
¡°Ser¨¢ la madre de todas las elecciones¡±, ha advertido el actual primer ministro, Najib Razak, que se medir¨¢ en las urnas con su exmentor, el nonagenario Mahathir Mohamad, conocido como ¡°padre¡± de la Malasia moderna por industrializar el pa¨ªs cuando lo gobern¨® con mano de hierro entre 1981 y 2003. A los que fueran disc¨ªpulo y maestro se suma Anwar Ibrahim, condenado por sodom¨ªa dos veces, la ¨²ltima en 2015 (un delito en el pa¨ªs musulm¨¢n) y a quien Mahathir ha prometido acabar cediendo el testigo si gana.
Los candidatos, al mando de las coaliciones Barisan Nasional (BN), en el caso de Najib, y Pakatan Harapan (PH), en el de Mahathir, se disputan los 222 esca?os en juego con un r¨¦cord hist¨®rico de candidatos, 2.333, y sondeos que hasta ¨²ltima hora han ido apuntando a una ca¨ªda del voto popular de Najib; BN obtendr¨ªa el 37,3% y PH el 43,4%, aunque la coalici¨®n gubernamental podr¨ªa seguir ganando en n¨²mero de esca?os debido a las diferencias del peso entre el voto rural, fiel a Najib, y el urbano, seg¨²n la firma de encuestas Merdeka Center.
Un re?ido panorama que ha llevado a ambos a tratar de persuadir a los votantes hasta el ¨²ltimo minuto. Casi literalmente. Los dos realizaron sus ¨²ltimos alegatos simult¨¢neamente la noche previa, con el de Najib, de 64 a?os, retransmitido por la televisi¨®n y el de Mahathir en Facebook Live. Una moderna plataforma muy en l¨ªnea con uno de los objetivos del pol¨ªtico de 92 a?os: ganarse a la poblaci¨®n m¨¢s joven y enterrar su imagen de ¡°dictador¡±, como ha reconocido que fue.
Los malasios de entre 21 y 40 a?os, como Yani, suponen m¨¢s de dos de cada cinco de los casi 15 millones de votantes (de una poblaci¨®n de 32 millones), y representan uno de los sectores que m¨¢s ha acusado el alto coste de vida en el pa¨ªs, debido en parte a la inflaci¨®n o a la puesta en marcha de un impuesto sobre el valor a?adido (GST) del 6% en 2015.
A ellos se ha dirigido especialmente Mahathir, que ha prometido derogar el gravamen de resultar elegido. Seg¨²n el veterano dirigente, ha retornado a la pol¨ªtica por el intrincado esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que estall¨® en 2015: el desfalco de 2.600 millones de d¨®lares del fondo estatal 1Malaysia Development Berhanrd (1MDB), 681 millones de ellos a cuentas privadas de Najib.
Aunque Najib ha salido de momento indemne del esc¨¢ndalo en Malasia, donde el asunto es secreto de Estado, no significa que se haya olvidado. Al menos no en grandes ciudades como Kuala Lumpur. ¡°Antes todo el mundo pod¨ªa sobrevivir. Ahora ya no. Todo se ha hecho m¨¢s dif¨ªcil, m¨¢s caro, y encima est¨¢ el esc¨¢ndalo del 1MDB¡±, se queja Naz, un taxista de 46 a?os. ¡°Quiero que vuelva el viejo. ?l es quien moderniz¨® el pa¨ªs¡±, a?ade, en referencia a Mahathir.
Esa narrativa puede variar en las zonas rurales, feudo de Najib. Yani, procedente de la parte malasia de la isla de Borneo, admite las diferencias. ¡°All¨ª la gente no est¨¢ al corriente de la situaci¨®n y adem¨¢s les asusta el cambio¡±, se?ala. Najib tambi¨¦n se ha encargado de dificultarlo; muchos lamentan que las elecciones sean el mi¨¦rcoles y ese d¨ªa sea el ¨²nico festivo de la semana, lo que har¨¢ que no todo el mundo pueda regresar a su lugar de origen para votar. Es el caso de Akashah, de 25 a?os, que se fuma un pitillo en una c¨¦ntrica zona de Kuala Lumpur tras salir del trabajo. ¡°Mi ciudad est¨¢ muy lejos, en Sabah (al noroeste de Borneo). No me dar¨ªa tiempo a ir, as¨ª que no voy a votar. Pero no soy del BN, espero que gane Mahathir¡±.
Lo que realmente jugar¨¢ a favor de las zonas rurales es el nuevo mapa de los distritos electorales, dise?ado por la coalici¨®n gubernamental y por el que el poder del voto rural puede ser m¨¢s de diez veces superior al urbano, en los casos m¨¢s extremos. Se trata de una de las medidas m¨¢s agresivas que la coalici¨®n de Najib ha aprobado para allanar el camino a la reelecci¨®n, junto a una ley que castiga con penas de hasta seis a?os de c¨¢rcel a quien divulgue ¡°noticias falsas¡±, vista como una herramienta contra sus adversarios.
Otro factor que podr¨ªa aventajar a Najib es su supuesto coqueteo con el PAS (el Partido Isl¨¢mico Pan-Malasia), una facci¨®n isl¨¢mica radical que se presenta en solitario a las elecciones. En un pa¨ªs con m¨¢s del 60 por ciento de poblaci¨®n musulmana, y que en los ¨²ltimos a?os vive un giro conservador, se teme que haya m¨¢s motivos detr¨¢s de la aproximaci¨®n a PAS. ¡°Najib no ha sido cr¨ªtico con ellos. A juzgar por su ret¨®rica, podr¨ªa llegar a haber una alianza secreta¡±, anticipa Norshahri Saa, analista del Instituto de Estudios del Sureste Asi¨¢tico (ISEAS), planteando que, de no ganar Najib la mayor¨ªa parlamentaria, podr¨ªa obtenerla gracias a PAS.
Mientras la carta religiosa podr¨ªa favorecer a Najib, una de las inc¨®gnitas es qu¨¦ ocurrir¨¢ con las minor¨ªas ¨¦tnicas, en especial la china. Alrededor del 69 por ciento de la poblaci¨®n malasia es malaya (oriunda de la pen¨ªnsula de Malaca) o ind¨ªgena, un 24% es de origen chino y un 7% india. En las elecciones de 2013, Najib culpabiliz¨® al ¡°tsunami chino¡± hacia la oposici¨®n de su magra victoria. La situaci¨®n podr¨ªa revertirse: Najib tom¨® nota y ha prestado m¨¢s atenci¨®n a ese electorado desde entonces, a la vez que ha acercado lazos con la segunda econom¨ªa mundial.
Gan Hui Yee, un conductor malasio de origen chino, se muestra favorable a Najib. ¡°Prefiero que gane, al menos ¨¦l ayuda a la poblaci¨®n china¡±, apunta.
El as en la manga de Mahathir, tal vez una de las grandes sorpresas de las elecciones, junto a su retorno, es contar con Anwar, de 70 a?os, muy popular cuando siendo viceprimer ministro de Mahathir ¨¦ste le llev¨® a prisi¨®n en 1999 por sodom¨ªa. En 2015, con Najib en el poder y Anwar como fulgurante l¨ªder de la oposici¨®n, volvi¨® a recibir la misma condena. De ganar Mahathir, Anwar tendr¨ªa en sus manos el futuro de Malasia dentro de dos a?os, como ha pactado con su antes verdugo y ahora aliado.
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