Trato degradante a la prensa en el paso de Erez
El corresponsal de EL PA?S, obligado a desvestirse al salir de Gaza para ser cacheado con un detector de metales
Al mediod¨ªa del jueves 17 de mayo me dirig¨ª desde la Ciudad de Gaza al paso de Erez para regresar a mi base de operaciones en Jerusal¨¦n, despu¨¦s de haber informado sobre la situaci¨®n en la Franja desde el d¨ªa 15. En la terminal fronteriza rigen estrictas medidas de seguridad. Todo el equipaje ¡ªordenadores, tel¨¦fonos, documentos y pasaportes¡ª pasa a trav¨¦s de una cinta continua por un proceso de escaneado y registro sin poder ser observado.
El viajero debe dirigirse por un sistema de compuertas electr¨®nicas hacia un esc¨¢ner corporal de ¨²ltima generaci¨®n para verificar si oculta objetos bajo la ropa. Tras superar el examen, se atraviesan nuevas barreras y un torno antes de poder recuperar el equipaje ¡ªinspeccionado en ausencia de su propietario¡ª y poder acceder a la zona de control de pasaportes.
Es un procedimiento que conozco al detalle tras haber cruzado el paso de Erez en numerosas ocasiones. En esta ocasi¨®n, por primera vez fui obligado a repetir el examen en el esc¨¢ner corporal. Un empleado de la terminal me dirigi¨® hacia una puerta lateral por la que se acced¨ªa a una sala. Desde el otro lado de un cristal blindado un agente de paisano que no se identific¨® ¡ªel Shin Bet (agencia de seguridad interior) se ocupa de los cacheos en Erez¡ª me pidi¨® que me quitara la ropa para ser sometido a un registro.
Solicit¨¦ que me informara por escrito del procedimiento que estaba siendo aplicado. Me contest¨® que ten¨ªa instrucciones de informar verbalmente. Volvi¨® a pedirme que me quedara en ropa interior y descalzo, y que depositara zapatos y vestimenta en la cinta de un esc¨¢ner. Advirti¨® de que si no aceptaba el registro ten¨ªa que regresar a Gaza sin poder entrar a Israel, donde dispongo de permiso de residencia y trabajo como corresponsal desde 2015.
Ante la amenaza de quedar confinado en la Franja palestina, me vi forzado a desvestirme y aceptar la humillaci¨®n de ser sometido en pa?os menores a un cacheo con un detector de metales por un agente ¡ªque act¨²o sin evitar el contacto del aparato con zonas ¨ªntimas de mi cuerpo¡ª mientras otro agente vigilaba el desarrollo del registro. Ropa y calzado pasaron a su vez por un esc¨¢ner de seguridad. Sin ofrecer explicaciones ni disculpas por el trato degradante, me permitieron proseguir hacia la zona de salida.
Como corresponsal acreditado por EL PA?S, conocido por los responsables de los servicios p¨²blicos de informaci¨®n en Israel, cuento con el carn¨¦ profesional expedido por la Oficina General de Prensa del Gobierno, que depende directamente del primer ministro. Mis antecedentes han sido revisados a fondo en un pa¨ªs que presume de contar con los mejores servicios de seguridad. Mi obra period¨ªstica se puede consultar en los archivos de la web de este diario desde 1988.
Cachear en ropa interior a un periodista acreditado supone un trato humillante e invasivo, m¨¢xime cuando los esc¨¢neres disponibles cumplen la tarea de garantizar la seguridad. Como afirmaba la Asociaci¨®n de la Prensa Extranjera ante un reciente caso similar en Jerusal¨¦n, ¡°la repugnante pr¨¢ctica de registrar a reporteros desvestidos es un estigma vergonzante para un pa¨ªs que se jacta de sus credenciales democr¨¢ticas¡±.
Mantener a raya
La Asociaci¨®n destacaba que, ¡°a la vista de la tecnolog¨ªa y los servicios de inteligencia existentes en Israel, solo podemos concluir que esta pr¨¢ctica tiene como objetivo hacer que los informadores sientan que no son bienvenidos para mantenerlos a raya¡±.
Los periodistas no debemos convertirnos en noticia, pero la infamia sufrida en Erez no ha tenido precedentes en casi un cuarto de siglo de experiencia como reportero internacional.
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