La imprevisible sucesi¨®n del presidente palestino inquieta en Oriente Pr¨®ximo
Abbas, de 83 a?os, es dado de alta tras m¨¢s de una semana de hospitalizaci¨®n por una pulmon¨ªa
Concentra nominalmente todo el poder, al menos en Cisjordania, aunque bajo una ocupaci¨®n militar israel¨ª que se prolonga desde hace medio siglo. Presidente de la Autoridad Palestina, de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (la hist¨®rica OLP) y l¨ªder del partido nacionalista Fatah, Mahmud Abbas no ha previsto a¨²n a los 83 a?os su sucesi¨®n en el poder. Este lunes ha sido dado de alta en un hospital de Ramala, donde fue ingresado hace ocho d¨ªas en medio del secretismo por una supuesta complicaci¨®n infecciosa tras una cirug¨ªa menor en el o¨ªdo que se le practic¨® el d¨ªa 15.
Fumador empedernido, con evidente sobrepeso y una agenda oficial recargada, Abbas ya fue intervenido hace dos a?os de una complicaci¨®n cardiaca. El pasado febrero, despu¨¦s de asistir una reuni¨®n del Consejo de Seguridad en la ONU, tuvo que ser ingresado de urgencia en un hospital estadounidense, oficialmente para un reconocimiento m¨¦dico. Los m¨¦dicos que le han atendido en Ramala acabaron reconociendo que el veterano l¨ªder se encontraba aquejado de una grave pulmon¨ªa.
¡°Gracias a Dios estoy bien de salud y voy a regresar al trabajo ma?ana mismo¡±, asegur¨® a su salida del hospital. Las im¨¢genes difundidas desde el centro sanitario privado Istishari ¡ªel m¨¢s moderno de Palestina¡ª le mostraban embutido en su habitual traje oscuro de gobernante ¨¢rabe, con el rostro congestionado pese a la sonrisa y aparentes s¨ªntomas de debilidad tras una convalecencia por una prolongada infecci¨®n pulmonar con fiebre muy elevada.
Acompa?ado de sus hijos Tarik y Mahmud ¡ªdestacados hombres de negocios palestinos sobre los que pesan sombras de corrupci¨®n¡ª, el veterano mandatario se dirigi¨® despu¨¦s a su residencia en Ramala, donde convive permanentemente con un cardi¨®logo desde hace meses. Estaba previsto que fuera dado de alta el domingo, pero a ¨²ltima hora de la tarde los m¨¦dicos decidieron mantenerle hospitalizado una noche m¨¢s.
Mahmud Abbas no ha dejado atada su sucesi¨®n. No se vislumbra ning¨²n delf¨ªn ni tapado para el relevo en el mando. En las canciller¨ªas de Israel, Egipto y Jordania, en las de todo Oriente Pr¨®ximo, inquieta la perspectiva de una repentina desaparici¨®n del hombre fuerte palestino. Elegido presidente en 2005 para un mandato de cuatro a?os, el rais ha seguido controlando las riendas de todos los centros de poder desde entonces sin haberse vuelto a someter al escrutinio de las urnas.
El ¨¢mbito territorial de su jurisdicci¨®n ha sido menguante. Tras los Acuerdos de Oslo de 1993, que ¨¦l contribuy¨® a negociar, la Autoridad Palestina solo mantiene el control exclusivo formal sobre la llamada ¨¢rea A ¨Clas grandes ciudades y su entorno¨C, que representa un 18% de Cisjordania. Las tropas israel¨ªes siguen penetrando a su antojo, sin embargo, dentro de ese per¨ªmetro por razones de seguridad. En otro 21% del territorio, los palestinos asumen la gesti¨®n civil mientras el Ej¨¦rcito se ocupa de vigilar la llamada ¨¢rea B, que incluye poblaciones menores. El restante 61%, el ¨¢rea C, se halla por completo en manos de Israel.
Jerusal¨¦n Este, anexionada por el Estado hebreo en 1980, es la capital de un Estado palestino inexistente. En la franja de Gaza, el movimiento de resistencia islamista Ham¨¢s gobierna de hecho desde 2007. Todos los intentos de reconciliaci¨®n entre Fatah y Ham¨¢s ¡ªel ¨²ltimo fue sellado el pasado mes de octubre en El Cairo¡ª, se han estrellado contra el cisma sectario que encona a las facciones pol¨ªticas palestinas.
Este mandatario sin apenas tierras sobre las que gobernar ha enviado confusas se?ales sobre su voluntad de preparar la sucesi¨®n. El pasado oto?o promovi¨® a su antiguo colaborador Mahmud al Alul, de 68 a?os, al puesto de vicepresidente de Fatah. Un a?o antes, hab¨ªa situado al veterano negociador palestino Saeb Erekat, sometido recientemente a un transplante de pulm¨®n, como secretario general de la OLP. No ha dado a¨²n el paso de designar a un vicepresidente en la Autoridad Palestina.
Un escenario inaceptable
La Ley B¨¢sica, el texto constitucional palestino, prev¨¦ que si el mandatario fallece o es incapacitado, el presidente del Consejo Legislativo debe ocupar interinamente la presidencia durante la organizaci¨®n de los comicios para elegir un nuevo rais. Al frente del Parlamento ¡ªque no se ha renovado ni se ha reunido desde hace m¨¢s de una d¨¦cada¡ª se encuentra Aziz Dueik, dirigente de Ham¨¢s. El escenario de catapultar a un islamista radical a la cima del poder tambi¨¦n en Cisjordania ¡ªsiquiera por un periodo de tres meses¡ª, no parece aceptable ni para Fatah, ni para Israel, ni para los pa¨ªses ¨¢rabes moderados, ni para Occidente.
En la tradici¨®n de Oriente Pr¨®ximo donde se valora la fuerza de las armas, se puede alcanzar el puesto de mando civil desde el ejercicio del control sobre la seguridad. Antiguos jefes del Estado Mayor, como Isaac Rabin o Ehud Barak, llegaron al cargo de primer ministro en Israel. Tanto el antiguo comandante de la Seguridad Preventiva en Cisjordania, Yibril Rayub (ahora secretario general de Fatah), o el actual jefe de los servicios de inteligencia palestinos, Mayid Faraj, figuran entre los aspirantes m¨¢s destacados a relevar a Abbas en la Muqata, la sede de la presidencia en Ramala.
Otros dos l¨ªderes m¨¢s j¨®venes que tuvieron a sus ¨®rdenes fuerzas o grupos armados ¡ªel exresponsable de seguridad en Gaza Mohamed Dahlan y el exdirigente de la Segunda Intifada Maruan Barguti¡ª cuentan con mayor respaldo popular tanto en Cisjordania como en Gaza, pero sus posibilidades de alcanzar el poder efectivo son remotas. El primero, apadrinado por Egipto y los pa¨ªses del Golfo, vive exiliado en Dub¨¢i tras haberse enfrentado a Abbas en el pasado. El segundo cumple varias condenas a perpetuidad en una c¨¢rcel de Israel, cuya justicia le sentenci¨® por cargos de terrorismo.
Despu¨¦s de recibir el alta, al presidente palestino ¡ªconsiderado un mal menor por Israel y apuntalado financieramente durante 15 a?os por Europa y Estados Unidos¡ª le aguarda todav¨ªa la tarea de redactar un testamento pol¨ªtico. Su triple corona ¡ªel Gobierno, la OLP y Fatah¡ª puede ser dividida por albaceas pr¨®ximos a su generaci¨®n, con el mandato de salvaguardar el principal legado construido por Abbas: las instituciones palestinas.
Los herederos que le sucedan ¡ªprevisiblemente cooptados entre dirigentes como los antes mencionados¡ª, parecen sin embargo muy alejados de la mayor¨ªa social palestina nacida tras los Acuerdos de Oslo. Los j¨®venes ¡ªque reverencian el mito de Yasir Arafat, l¨ªder hist¨®rico de la OLP y primer presidente palestino fallecido en 2004¡ª tal vez solo recuerden a Abbas como el rais que gestion¨® una era de frustraci¨®n tras la interminable ocupaci¨®n.
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