Josep Piqu¨¦: ¡°Hay puertas giratorias que son repugnantes¡±
El exministro de Exteriores y ejecutivo de empresa presenta un libro de geopol¨ªtica. Dice que, pese al ascenso de China, perdurar¨¢n los valores occidentales.
Josep Piqu¨¦ es un apasionado del an¨¢lisis del tablero geopol¨ªtico. Pocas cosas le llenan tanto como entregarse a la lectura y escritura sobre la cuesti¨®n. En 2013 public¨® Cambio de era (Deusto), pero las transformaciones que se han producido desde entonces en el escenario internacional le han conducido a escribir El mundo que nos viene (Deusto), libro de car¨¢cter divulgativo en el que intenta explicar el nuevo orden internacional y los retos a los que se enfrenta.
Nacido en Vilanova i la Geltr¨² (Barcelona) en 1955, exministro de Exteriores y de Industria, exdirectivo de Vueling y OHL entre otras grandes empresas, este hombre polifac¨¦tico, economista de formaci¨®n, es el actual presidente de una compa?¨ªa de construcci¨®n aeron¨¢utica (ITP), adem¨¢s de miembro de los consejos de administraci¨®n de Seat, Abengoa y Aena. En su nuevo libro afirma que China no sustituir¨¢ a Estados Unidos como gran potencia mundial (ambas convivir¨¢n por un tiempo) y considera que los valores occidentales seguir¨¢n primando.
PREGUNTA. Vivimos en un bipolarismo ¡°imperfecto y asim¨¦trico¡±, sostiene usted, y vamos hacia una multipolaridad. ?Qu¨¦ le lleva a pensar que esto ser¨¢ as¨ª?
RESPUESTA. La contraposici¨®n con nuestra experiencia hist¨®rica reciente. Han aparecido sujetos pol¨ªticos emergentes, con China al frente, que nos llevan a un mundo, de nuevo, bipolar. Entre las dos grandes potencias hay similitudes en pujanza econ¨®mica, tecnol¨®gica y comercial, pero una enorme distancia en t¨¦rminos militares y de ejercicio de soft power.
El papel de las grandes potencias hist¨®ricas va a ir a m¨¢s: Rusia, Ir¨¢n, Turqu¨ªa. Y el de India, que est¨¢ sustituyendo a China como gran f¨¢brica del mundo
P. ?Cu¨¢les ser¨¢n los nuevos actores en ese escenario multipolar?
R. El papel de las grandes potencias hist¨®ricas va a ir a m¨¢s: Rusia, Ir¨¢n, Turqu¨ªa. Pero adem¨¢s hay que pensar en India, que est¨¢ sustituyendo a China como gran f¨¢brica del mundo. China ya no lo es; se ha convertido en una potencia tecnol¨®gica. Y en este an¨¢lisis hay que incorporar a nuevos actores surgidos a ra¨ªz de la globalizaci¨®n: Indonesia, Brasil, M¨¦xico, Sud¨¢frica. Sin olvidar a Jap¨®n y Corea. La gran inc¨®gnita es saber qu¨¦ vamos a ser capaces de conseguir los europeos en ese nuevo escenario.
P. En el libro argumenta usted que existe un peligro de que Europa caiga en una cierta irrelevancia con el auge de los nacionalismos y los populismos.
R. Ese peligro es muy cierto. Europa solo ser¨¢ relevante si es percibida como un solo sujeto pol¨ªtico. No tenemos una pol¨ªtica exterior com¨²n y ¨²nica, como sucede con la moneda. Apenas hemos avanzado en el espacio judicial com¨²n. Cada pa¨ªs por separado va a ser cada vez m¨¢s irrelevante, incluida Alemania. En un hipot¨¦tico G?7 dentro de 10 a?os no habr¨ªa ning¨²n pa¨ªs europeo.
P. El auge de nacionalismos y populismos se explica en parte como fruto de una desafecci¨®n. La crisis de 2008 hizo que amplios sectores de poblaci¨®n se sintieran desatendidos por los poderes p¨²blicos.
R. Esto tambi¨¦n sirve para explicar la elecci¨®n de Trump.
Hay que recuperar los contratos sociales que se construyeron despu¨¦s de la II Guerra Mundial, ese pacto por el que se repart¨ªa razonablemente la prosperidad
P. ?C¨®mo se combate esa desafecci¨®n?
R. Hay que recuperar los contratos sociales que se construyeron despu¨¦s de la II Guerra Mundial, ese pacto por el que se repart¨ªa razonablemente la prosperidad, el que permiti¨® construir el Estado de bienestar. La percepci¨®n de que cada generaci¨®n iba a vivir mejor que la anterior se rompi¨® con la Gran Recesi¨®n. Muchos colectivos piensan que han sido maltratados¡
P. ?Lo piensan o lo han sido?
R. Probablemente, en muchos casos, lo piensan con base. Ha habido, producto de la crisis y de los episodios de corrupci¨®n, una p¨¦rdida de la fortaleza del v¨ªnculo afectivo que se hab¨ªa construido entre las instituciones democr¨¢ticas y los ciudadanos. ?C¨®mo abordar todo esto? Primero, haciendo un diagn¨®stico correcto, emprendiendo pol¨ªticas inclusivas que ofrezcan horizontes razonables a amplios sectores de las clases medias y trabajadoras que se han empobrecido en t¨¦rminos reales. Y recuperando la fortaleza y la ejemplaridad de las instituciones.
P. A la desafecci¨®n tambi¨¦n contribuyen fen¨®menos como el de las puertas giratorias. Las hay de muchos tipos, est¨¢ claro. Hay pol¨ªticos que, sin ning¨²n recorrido profesional o empresarial previo, salen del cargo p¨²blico catapultados a grandes empresas. Usted ten¨ªa experiencia en el sector privado, pero al dejar la pol¨ªtica tambi¨¦n fue a parar a grandes compa?¨ªas¡
R. S¨ª, pero antes tambi¨¦n estuve en ellas. Esto nos lleva a una reflexi¨®n. ?Qu¨¦ queremos? ?Pol¨ªticos que desde peque?itos no hagan otra cosa en su vida, ni tengan ning¨²n otro horizonte profesional que seguir aferrados a la responsabilidad pol¨ªtica? A los que critican sin matices las puertas giratorias les har¨ªa esa pregunta. Otra cosa es que determinadas puertas giratorias a m¨ª tambi¨¦n me resultan repugnantes.
P. Supongo que no va a citar ninguna¡
R. No. Pero seguramente estamos pensando en los mismos¡
¡°Tras los planteamientos pol¨ªticos del separatismo catal¨¢n hay supremacismo; en algunos casos, etnicismo; a veces, xenofobia¡±
P. En coyunturas de crisis, en muchas grandes empresas, los ejecutivos perciben altos salarios y grandes indemnizaciones que generan un cierto estupor entre los ciudadanos. En su caso, al abandonar OHL, donde hubo un ERE¡
R. Cuando las indemnizaciones son escandalosas y responden a contratos que no han pasado por todos los filtros correspondientes a m¨ª tambi¨¦n me resultan estupefacientes. Pero no creo que sea en absoluto mi caso.
P. Usted cobr¨® una indemnizaci¨®n de dos millones de euros al abandonar OHL. Hay gente a la que le puede parecer que eso es mucho.
R. Primero, no es mucho en t¨¦rminos comparativos; si usted lo compara con lo que sucede por ah¨ª, estoy en la banda baja, pero no me quejo. Yo nunca he sentido un especial apego por el dinero, y la prueba es que me he dedicado muchos a?os a la gesti¨®n p¨²blica. Adem¨¢s, en cualquier relaci¨®n mercantil hay una previsi¨®n de indemnizaci¨®n, y en mi caso hab¨ªa una cl¨¢usula de no competencia durante dos a?os que me impide desarrollar mi actividad profesional en cosas que pudieran ser competencia de la compa?¨ªa de la que sal¨ª. Eso limita mis salidas profesionales y en cualquier lugar del mundo se admite que eso se tiene que compensar.
P. Hablemos de Catalu?a. Cuando nombraron president a Quim Torra dijo usted que ¡°no hay mal que por bien no venga¡± pensando que su elecci¨®n pod¨ªa disminuir la base social del independentismo. ?No es esto un ejercicio de optimismo antropol¨®gico propio de otros l¨ªderes?
R. Puedo estar de acuerdo con eso. El separatismo ha podido cometer un grave error estrat¨¦gico. El nombramiento de Quim Torra, y el conocimiento de su pensamiento, explicita de manera evidente que detr¨¢s de esos planteamientos pol¨ªticos hay supremacismo; en algunos casos, etnicismo; en momentos, xenofobia. Cuando se plantea que solo son catalanes los que no quieren ser espa?oles estamos ante una variable proxy a lo que en otros momentos de la historia hemos llamado limpieza ¨¦tnica. Afortunadamente, no lo estamos planteando en t¨¦rminos tan dram¨¢ticos o tan sangrientos como en otros lugares de la propia Europa.
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