La gasolina prende el descontento en Brasil
Las concesiones a los camioneros no logran desactivar la protesta, que lleva nueve d¨ªas bloqueando el pa¨ªs y se extiende a otros sectores
Si hubiera que hacer un resumen de los ¨²ltimos nueve d¨ªas en Brasil ser¨ªa ¡°un pa¨ªs de 209 millones de personas en cortocircuito por un paro de los camioneros¡±. Furiosos con el alza del combustible, lograron cerrar las carreteras, retrasaron el suministro de mercanc¨ªas y pararon el pa¨ªs. La presi¨®n surti¨® efecto e hicieron que el presidente Michel Temer accediera a todas sus exigencias: desde reducir el coste del litro de di¨¦sel en 12 centavos de euros durante 60 d¨ªas, a alg¨²n descuento en el cobro de peajes. Todo parec¨ªa avanzar hacia un final feliz.
Pero ayer a¨²n persist¨ªan m¨¢s de 500 bloqueos a lo largo del pa¨ªs porque ya no se trataba de defender las banderas que dieron origen a la protesta que sorprendi¨® a los brasile?os. Ahora, aparecen nuevos actores y nuevas exigencias, fermentadas por diversas disputas pol¨ªticas, a cinco meses de las elecciones presidenciales y legislativas.
Animados por los camioneros, los gasolineros anunciaron que a partir de hoy se suman al paro con el fin de exigir que la petrolera estatal Petrobras cambie su pol¨ªtica de precios, hoy alineada con el mercado internacional, lo que ha provocado varias subidas del precio de los combustibles recientemente. En las tres primeras semanas de mayo, por ejemplo, los precios subieron 17 veces, siguiendo el ritmo del alza del petr¨®leo. Ese traslado autom¨¢tico a los precios de venta de los combustibles es la clave de las protestas que se han desatado en Brasil.
Antes, los precios estaban congelados por orden del Gobierno de Dilma Rousseff (lo que provoc¨® un agujero en las cuentas p¨²blicas, y elev¨® la deuda de Petrobras). Las explicaciones, sin embargo, poco le importan a la gente cansada con el elevado desempleo y la promesa de una recuperaci¨®n que nunca acaba de llegar.
En la carretera BR-116, pr¨®xima a la ciudad de S?o Paulo, los camioneros parados desde el lunes exigen ahora una reducci¨®n mayor del precio del di¨¦sel, y por un tiempo mayor a los 60 d¨ªas propuestos por el Gobierno. ¡°Ese precio con descuento tiene que valer por al menos un a?o¡±, defend¨ªa Jos¨¦ de Castro, uno de los conductores parados desde hace varios d¨ªas.
Desde la semana pasada, la movilizaci¨®n de Castro y el resto de los camioneros creci¨® gracias al apoyo de la poblaci¨®n de la periferia paulista, que se identific¨® con la furia de los camioneros. Vestidos de verde y amarillo, los colores de la bandera brasile?a, esos nuevos manifestantes cantaban el himno nacional y exig¨ªan una reducci¨®n de impuestos y ¡°una intervenci¨®n militar temporal¡±. ¡°El pa¨ªs est¨¢ en una situaci¨®n tan dif¨ªcil que en las manos de quien est¨¢ ya no se puede.
"Hay que prepararse para lo peor", lamentaba Daniela Camila Duarte, operadora en una industria de la regi¨®n. Como ella, ?lvaro Neto, que camin¨® siete kil¨®metros con su hija de 13 a?os para apoyar la protesta, tambi¨¦n alimenta la esperanza de que el Ej¨¦rcito decida tomar el pa¨ªs. ¡°Ya no es el precio del di¨¦sel, es una cuesti¨®n pol¨ªtica¡±, comentaba Neto, defendiendo la vuelta de los militares al Gobierno, en un pa¨ªs que vivi¨® una dictadura entre 1964 y 1985, que dej¨® heridas muy profundas, pero de las que muchos parecen haberse olvidado.
Echar a Temer
Junto a estos, algunos protestaban contra los altos precios de los alimentos y otros ped¨ªan el adelanto de las elecciones. Todos quieren echar al Gobierno de Temer, acosado por denuncias de corrupci¨®n, y que ha perdido el apoyo del Congreso que lo ayud¨® a llegar al poder cuando aprob¨® el impeachment de Dilma Rousseff en 2016. Los parlamentarios est¨¢n m¨¢s preocupados por proteger su imagen de cara a las elecciones que por apoyar a un presidente que parece radioactivo, con una de las peores tasas de popularidad de la historia.
Temer ha tratado de calmar los ¨¢nimos, intentando garantizar, con apoyo de las Fuerzas Armadas, que camiones con productos esenciales ¡ªcomo los combustibles, material de hospital, y alimentos vivos (aves y bueyes)¡ª lleguen a su destino. Sus ministros ofrecen ruedas de prensa diarias para explicar c¨®mo el Gobierno est¨¢ tratando de manejar la crisis, que se agrava con las concesiones hechas a los camioneros ¡ªcon un coste de m¨¢s de 2.200 millones de euros a las arcas p¨²blicas¡ª.
Petrobras, mientras tanto, ya ha perdido casi 30.000 millones de euros en valor de mercado desde el inicio de la huelga. A esas cifras se suman las p¨¦rdidas para la econom¨ªa de un pa¨ªs parado desde hace nueve d¨ªas y con el suministro de mercanc¨ªas comprometido por el paro en las carreteras. El pasado domingo, al menos 64 millones de gallinas y pollos hab¨ªan muerto por falta de alimentaci¨®n adecuada, seg¨²n la Asociaci¨®n Brasile?a de Prote¨ªna Animal. Esos datos han hecho saltar las alarmas.
¡°Es un mal necesario, pero todo tiene un l¨ªmite. Si le falta leche a mis hijos, yo misma apuesto por que se termine esta huelga¡±, dec¨ªa Karina, una vendedora embarazada de su tercer hijo.
La justicia declara ilegal la huelga en Petrobras
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