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?Sab¨ªas? En Am¨¦rica Latina y el Caribe se estima un consumo anual de 24 millones de toneladas anuales de pl¨¢sticos. En el mundo, cada a?o se usan 500.000 millones de bolsas pl¨¢sticas, mientras que cada minuto se compran un mill¨®n de botellas de pl¨¢stico. Seg¨²n Naciones Unidas, en la ¨²ltima d¨¦cada se produjo m¨¢s pl¨¢stico que en todo el siglo pasado.

Afortunadamente, en Am¨¦rica Latina, ciudades como Buenos Aires y Rosario en Argentina, Sao Paulo o Ciudad de M¨¦xico han aprobado distintas resoluciones para reducir su uso, entre ellas la restricci¨®n de las bolsas pl¨¢sticas no reciclables. En otros pa¨ªses, como Colombia, distintas regulaciones instan a las personas a portar sus propias bolsas reutilizables.

Estas acciones buscan reducir el alarmante uso del pl¨¢stico, tema central de este 5 de junio, D¨ªa Mundial del Medio Ambiente. M¨¢s all¨¢ de los frecuentes olvidos en que los consumidores suelen caer, estas regulaciones buscan proteger la abundante biodiversidad con la que cuenta la regi¨®n.

Sin embargo, los materiales pl¨¢sticos tambi¨¦n se encuentran presentes fuera de las ciudades. Desde las m¨¢quinas a las bandejas, este material es central para la actividad agraria en toda la regi¨®n. Desde las pel¨ªculas que se utilizan para cubrir invernaderos hasta para proteger las ra¨ªces de las inclemencias del tiempo en buena parte de la producci¨®n.

Resguardar la seguridad alimentaria

El empleo de diferentes tipos de materiales pl¨¢sticos en la agricultura ha permitido convertir tierras aparentemente improductivas en explotaciones agr¨ªcolas de alto rendimiento y, en algunos casos, incrementar la calidad de frutas y de hortalizas. Estimaciones del Banco Mundial se?alan que la demanda de pl¨¢sticos para uso agr¨ªcola supera los 10 millones de toneladas en el mundo y, en pa¨ªses como Argentina, el 4% de los productos pl¨¢sticos se destinan a la actividad agraria.

La compra de estos materiales supone un costo grande para las granjas familiares en toda Am¨¦rica Latina. Sin embargo, si son bien utilizados, pueden ayudar a ahorrar agua, mejorar la fertilidad, suprimir malas hierbas, combatir pestes o retener y desviar el calor.

La mayor parte de estos productos son de ¨²nico uso, lo cual supone un grave riesgo dado la escasa infraestructura de reposici¨®n de residuos en las zonas rurales. Esto supone que estos productos tengan grandes probabilidades de verse abandonados en un incinerador, dep¨®sito o vertederos ilegales. All¨ª se convierten en un verdadero problema, dado que la mayor parte no son biodegradables, por lo que agravan la contaminaci¨®n de los suelos.

Sin embargo, mucho de estos pl¨¢sticos s¨ª tienen la capacidad de descomponerse. Esta ¨²ltima caracter¨ªstica presenta un grave inconveniente: si no reciben un dep¨®sito correcto, al entrar en descomposici¨®n pueden ser ingeridos por los humanos o la fauna del lugar, adem¨¢s de filtrarse en los suelos.

Tambi¨¦n la combusti¨®n de estos puede generar una contaminaci¨®n altamente t¨®xica. La combusti¨®n sigue siendo una forma habitual de deshacerse de los pl¨¢sticos utilizados en los invernaderos de Am¨¦rica Latina.

Cuidado de la biodiversidad

Frente a estos riesgos, la conservaci¨®n de la biodiversidad es un punto esencial para el desarrollo de Am¨¦rica Latina. La agricultura contin¨²a siendo un sector importante de la econom¨ªa regional, en particular en las zonas rurales. Para 2011, solo el sector agr¨ªcola represent¨® el 17% del PBI de M¨¦xico y la utilizaci¨®n de casi el 50% de los suelos de ese pa¨ªs.

Adem¨¢s, la gesti¨®n de los recursos naturales es un eslab¨®n esencial para asegurar un sistema de provisi¨®n de alimentos inclusivo y eficiente. Para aumentar la productividad de los suelos sin impactar negativamente en el medio ambiente, es necesario promover una producci¨®n sostenible y el uso sostenible de los recursos, con materiales que no perjudiquen los suelos.

El Banco Mundial, junto con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), apoya en M¨¦xico la promoci¨®n de nuevas pr¨¢cticas amigables con la biodiversidad en el paisaje productivo del pa¨ªs, a la vez que el desarrollo socioecon¨®mico local. Esta iniciativa asesora a grupos y asociaciones de productores para introducir pr¨¢cticas de gesti¨®n y producci¨®n amigables con el medio ambiente.

Lo mismo sucede en Colombia, uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos en biodiversidad en el mundo: con solo un 0,8% de la superficie mundial, alberga el 15% de todas las especies terrestres conocidas.

En este pa¨ªs, un nuevo programa auspiciado por el Banco Mundial busca mejorar las condiciones de producci¨®n ganadera para convertirlas en sistemas sustentables y que cuidan el medio ambiente. De esta forma, se busca mejorar el manejo de los recursos naturales al mismo tiempo que se aumenta la productividad de las granjas participantes.

Tambi¨¦n en Argentina, se busca capacitar a peque?os agricultores para que hagan un mejor uso de los recursos disponibles, garantizando el cuidado de la biodiversidad. El objetivo es mejorar las condiciones de vida de los peque?os productores rurales forestales ¡ªsiete de cada 10 viven por debajo de la l¨ªnea de pobreza¡ª, y promover una gesti¨®n sostenible de los recursos.

En ambos pa¨ªses, la asociaci¨®n del sector p¨²blico, las organizaciones internacionales y de los emprendimientos privados permite mejorar y modernizar las pr¨¢cticas agr¨ªcolas. El cambio hacia mejores est¨¢ndares genera m¨¢s retornos para los productores y garantiza el cuidado del medioambiente de cualquier sustancia que pueda perjudicar al planeta.

Leandro Hern¨¢ndez es productor online del Banco Mundial.