Los int¨¦rpretes de la Euroc¨¢mara apagan los micr¨®fonos
Los trabajadores preparan nuevas jornadas de huelga para protestar por sus condiciones laborales
El conflicto entre int¨¦rpretes y Parlamento Europeo amenaza con convertir la instituci¨®n en una versi¨®n contempor¨¢nea de la Torre de Babel. "La semana va a ser movida", dice por tel¨¦fono una representante sindical que prefiere mantenerse en el anonimato. Los trabajadores reaccionaron la semana pasada con una huelga al cambio en sus condiciones laborales. Aunque se limit¨® a determinadas franjas horarias, y solo dur¨® entre una y dos horas, sus efectos se dejaron notar: oblig¨® a concluir reuniones apresuradamente, llev¨® a la instituci¨®n a fijar servicios m¨ªnimos, e incluso ha afectado al negociador comunitario del Brexit, el franc¨¦s Michel Barnier. En pleno encuentro con sus compa?eros del Grupo Popular Europeo, los encargados de traducir sus palabras dejaron la sala coincidiendo con la convocatoria del paro, avisado con antelaci¨®n. Barnier sigui¨® en ingl¨¦s, idioma que maneja, aunque no con la misma soltura que su lengua materna, y los eurodiputados dejaron de o¨ªrle en sus respectivos idiomas. "No es lo mismo. En tu lengua siempre expresar¨¢s mejor tus pensamientos. Es un debate m¨¢s pobre. Menos sofisticado", explica un int¨¦rprete.
A diferencia de la mayor¨ªa de huelgas, el choque no tiene motivaciones salariales. La reforma de las condiciones de trabajo impulsada por el secretario general de la Euroc¨¢mara, el alem¨¢n Klaus Welle, ha trastocado el modo en que hasta ahora se organizaban los empleados del sector. El tiempo m¨¢ximo que puede transcurrir desde su primera reuni¨®n hasta la ¨²ltima se ha ampliado hasta las 12 horas. El tope de actos nocturnos a los que est¨¢n obligados a asistir ha aumentado hasta los seis mensuales. Y las horas m¨¢ximas en cabina han pasado de siete a ocho. Ello no significa que trabajen ocho horas diarias. A ellas hay que sumar el tiempo que dedican a mejorar idiomas y sobre todo, la preparaci¨®n de los debates parlamentarios, en ocasiones de un alto nivel t¨¦cnico, que requieren estudiar documentos y terminolog¨ªa.
La distancia que separa a las partes no es abismal en algunos de los puntos m¨¢s pol¨¦micos. Los int¨¦rpretes est¨¢n dispuestos a dejar el tiempo m¨¢ximo en cabina en siete horas y media, solo media hora menos de lo que les exige la nueva norma. "Para los no int¨¦rpretes es dif¨ªcil imaginar c¨®mo media hora puede hacer la diferencia, pero el estr¨¦s y el nivel de concentraci¨®n que comporta este trabajo son elevad¨ªsimos. Hay estudios m¨¦dicos que lo certifican. No se podr¨ªa mantener la calidad del servicio", afirma una fuente de las negociaciones. La condici¨®n de funcionarios de muchos de ellos hace que eviten dar sus nombres, dado que las normas les impiden hablar con los medios. La huelga ha avivado el temor a represalias. "Hay presiones contra colegas. El otro d¨ªa un jefe de unidad se despidi¨® diciendo que habr¨ªa consecuencias", afirman fuentes sindicales.
El estado natural de la Uni¨®n Europea es el debate y la negociaci¨®n. En todos sus grados. Del di¨¢logo cordial con que suelen saldarse los encuentros entre mandatarios que acaban de conocerse, a la bulliciosa algarada de algunos plenos parlamentarios. La agenda de reuniones, comisiones, audiciones, cumbres y dem¨¢s formatos, p¨²blicos y privados, es extens¨ªsima. En una misma jornada puede discutirse por la ma?ana el futuro de las centrales nucleares y por la tarde el de las ayudas agr¨ªcolas. Puede ser as¨ª porque a unos metros, tras el cristal de una cabina, un ej¨¦rcito de int¨¦rpretes traduce en voz alta ideas, conceptos y t¨¦rminos t¨¦cnicos en tiempo real a los 24 idiomas oficiales de la UE. Son 269 funcionarios ¡ª18 espa?oles¡ª y alrededor de 1.500 freelances ¡ªunos 100 espa?oles¡ª. El funcionamiento del servicio no se entiende sin estos aut¨®nomos, que cubren en torno al 54% de las horas de trabajo.?
Pocos entienden los motivos de Welle, miembro de la CDU, el partido de Angela Merkel, para llevar a cabo el ajuste. Le acusan de gestionar el Parlamento de forma autoritaria, por decreto y sin ceder en la negociaci¨®n, imponiendo servicios m¨ªnimos abusivos que socavan el derecho a la huelga y obviando los recortes pasados. En los ¨²ltimos a?os han dejado de cubrirse las jubilaciones de int¨¦rpretes, lo que ha supuesto un importante ahorro econ¨®mico ¡ªen 2002 su n¨²mero era muy superior: hab¨ªa 350 funcionarios para solo 11 idiomas¡ª. Pero el vaso del descontento ha acabado por rebosar. "Hace falta m¨¢s personal. Contratan pocos freelances, y al resto nos quieren quitar reposo. Tiene que haber conciliaci¨®n. Dos tercios son mujeres, entre ellas madres solteras. Algunas est¨¢n pensando irse", lamentan fuentes sindicales.
Especialmente delicada es la situaci¨®n de los que trabajan por cuenta propia, que se han sumado a la huelga igual que los funcionarios. En ciertos casos no se les compensa por el trabajo nocturno. Y a veces son un recurso de urgencia, al que se dirigen a ¨²ltima hora sin dar margen para que preparen la reuni¨®n. "Que te contraten el d¨ªa antes o el mismo d¨ªa introduce una precarizaci¨®n", denuncian los aut¨®nomos.?
Desde el pasado 5 de junio, al iniciar su trabajo en cabina, tanto funcionarios como independientes leen un comunicado para dar a conocer su situaci¨®n. Informan de a qu¨¦ hora se acabar¨¢ su trabajo ¡ªlo que impide que las reuniones se alarguen m¨¢s all¨¢ de los horarios establecidos¡ª, y advierten de que la calidad del servicio est¨¢ amenazada. Verdes, Socialistas e Izquierda Unitaria Europea ya les han respaldado p¨²blicamente. Pese a que la huelga apenas ha arrancado, las consecuencias son palpables y pueden ir a m¨¢s: una eurodiputada socialista italiana se quej¨® de que sus derechos no se respetaban porque no consegu¨ªa seguir un debate ni intervenir en ¨¦l al no tener el nivel suficiente de ingl¨¦s.
En medio de ese ambiente enrarecido, la desmotivaci¨®n es patente. Y los agravios comparativos salen a relucir: en la ONU, la otra gran instituci¨®n multiling¨¹e, el l¨ªmite en cabina es de seis horas. Si no hay rectificaci¨®n por parte de Welle, los trabajadores est¨¢n dispuestos a ampliar las huelgas en el servicio de interpretaci¨®n con m¨¢s combinaciones ling¨¹¨ªsticas del mundo. "Asumimos que hay que hacer m¨¢s con menos dinero. Pero hay un l¨ªmite. Si decimos que s¨ª a todo hay un riesgo para la salud y la calidad", aseguran.
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