?C¨®mo crecieron Duque y Petro? As¨ª se movi¨® el voto en Colombia
Los apoyos de Fajardo tuvieron un destino variado; los de Vargas se comportaron de forma m¨¢s clara
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales colombianas del pasado domingo dej¨® una imagen mixta. Por un lado, la derecha lograba un triunfo incontestable gracias a los m¨¢s de diez millones que sum¨® Iv¨¢n Duque. Por otro, Gustavo Petro se convert¨ªa en el primer candidato de izquierda antiestablishment capaz de alcanzar una votaci¨®n significativa: ocho millones le dieron su respaldo. El tel¨®n de fondo estaba conformado por un una primera vuelta notablemente plural, en la que tuvo lugar un fuerte contraste de ideas de pa¨ªs. Todo ello enmarcado en un proceso de paz que a¨²n se encuentra en sus primeras fases de implementaci¨®n, y que genera dudas y esperanzas a partes iguales entre los colombianos, dividi¨¦ndolos en dos bloques bien definidos. Tanto la pluralidad como la polarizaci¨®n se trasladaron a los resultados en los 1.120 municipios que conforman el pa¨ªs, y pintaron un tapiz tan complejo como fascinante.
A d¨®nde fueron los votos de Fajardo y Vargas
En una segunda vuelta, los votantes que vienen de los candidatos que quedaron fuera, as¨ª como de la abstenci¨®n y del voto en blanco, pueden escoger entre cuatro opciones: uno de los dos finalistas (Duque, Petro), pero tambi¨¦n quedarse en casa, o acudir y ejercer su derecho a votar en blanco. Cuando (como sucede en Colombia) no existen datos a nivel individual, se puede usar nivel municipal para el an¨¢lisis para responder a la siguiente pregunta: ?qu¨¦ ha pasado en los lugares donde los candidatos eliminados sacaron m¨¢s votos?
El destino de los de Sergio Fajardo fue, a tenor de los datos, bastante variado.
Sin duda, la correlaci¨®n m¨¢s clara se da entre municipios donde Fajardo obtuvo un porcentaje alto en primera vuelta y el voto en blanco ha crecido entre ¨¦sta y la segunda. Esto indica que, probablemente, una parte mayoritaria de los nuevos blancos fueron de Fajardo en primera vuelta. Pero s¨®lo hubo unos 800.000 votos de este tipo en el conjunto del pa¨ªs: menos de medio mill¨®n m¨¢s que en primera vuelta. Aunque todos fuesen ex-fajardistas, no supondr¨ªan ni siquiera un quinto del total de los sufragios del antioque?o.
La correlaci¨®n con Petro tambi¨¦n se da, aunque es menos n¨ªtida, pero s¨ª se puede decir que ¨¦ste creci¨® m¨¢s donde Fajardo obtuvo m¨¢s apoyo en primera vuelta. Con Duque, la relaci¨®n no es negativa sino todo lo contrario, pero s¨ª es todav¨ªa m¨¢s dispersa. En cualquier caso, estos indicios nos deber¨ªan hacer pensar que la coalici¨®n inicial fajardista era bastante heterog¨¦nea, y que aunque Petro probablemente haya capitalizado m¨¢s que otras opciones, no se trata de una relaci¨®n directa. Los feudos de Fajardo han quedado repartidos en segunda vuelta.
En el caso de los lugares fuertes de Vargas Lleras, hay una relaci¨®n claramente m¨¢s fuerte que las dem¨¢s.
All¨¢ donde Vargas obtuvo m¨¢s apoyos en primera vuelta, Duque ha crecido de manera m¨¢s pronunciada. La relaci¨®n mostrada por el gr¨¢fico no es definitiva, pero s¨ª es indudablemente m¨¢s fuerte que las dem¨¢s. Lo cual tiene sentido, porque mientras la coalici¨®n del ex-vicepresidente se movi¨® casi en bloque (con contadas deserciones) hacia la derecha, la de Fajardo tom¨® direcciones mucho m¨¢s dispares: al final, esto se refleja en los patrones regionales de voto.
C¨®mo y d¨®nde crecieron Duque y Petro
Con la suma del Partido Liberal a la coalici¨®n de Duque, parec¨ªa que el candidato del Centro Democr¨¢tico contaba con el respaldo de (casi) todo el establecimiento. Esto dispar¨® la cuesti¨®n de si ser¨ªa capaz de arrasar contra Petro, apoy¨¢ndose sobre todo en las maquinarias pero tambi¨¦n en el voto m¨¢s moderado o conservador que en primera confi¨® en Fajardo. La hip¨®tesis alternativa era que la uni¨®n de toda la vieja ¨¦lite pol¨ªtica era m¨¢s una ilusi¨®n que una realidad traducible en votos, porque el pa¨ªs segu¨ªa partido en los dos bloques delineados por el uribismo y su n¨¦mesis.
Los resultados de anoche no quisieron dar del todo raz¨®n a ninguna de las dos hip¨®tesis, pero tampoco quitarlas. A primera vista, los tres millones de votos extra que Duque sumaba (con respecto a Zuluaga en 2014) . Pero el fabuloso resultado de Petro, en tanto que primer candidato de izquierda no liberal marcando m¨¢s de un 40% con una participaci¨®n notable, indicaban que algo hab¨ªa . El an¨¢lisis a nivel municipal viene a confirmar esta imagen mixta.
La coincidencia regional no-uribismo y s¨ª-alternativa se mantuvo, pero fue significativamente m¨¢s dispersa en el caso de Duque. Esta dispersi¨®n refleja su capacidad para lograr apoyos fuera de los feudos de su familia pol¨ªtica. El mapa de resultados por departamento lo hace a¨²n a¨²n m¨¢s obvio.
Duque penetr¨® en lugares que fueron clave para la victoria de Santos en 2014, especialmente ciertas ¨¢reas de la costa atl¨¢ntica. Aqu¨ª, la transferencia de Vargas fue clave.
La correlaci¨®n entre porcentaje a Vargas Lleras en primera vuelta y crecimiento de Duque en segunda, cuando la circunscribimos al Atl¨¢ntico, es casi perfecta. Es decir: es posible que las maquinarias de la costa no se fueran con el uribismo en primera vuelta, pero desde luego parece que lo hicieron en la segunda. En total, Duque sum¨® 467.000 votos en toda la regi¨®n, cien mil m¨¢s que Petro.
El candidato de izquierda, por su lado, sum¨® un mill¨®n adicional en todas las regiones perif¨¦ricas, pero casi uno y medio en el interior andino. All¨ª, Duque le duplic¨® en apoyos, pero es que en primera vuelta le cuadruplicaba. Es decir: Petro demostr¨® que es capaz de ara?ar los suficientes votos fuera de su zona de confort como para ser m¨ªnimamente competitivo. Sin embargo, la ventaja de Duque en Antioquia se mantuvo como insalvable. Y, de hecho, Duque demostr¨® que ¨¦l compet¨ªa mejor en los feudos ajenos, empat¨¢ndole a Petro en el Atl¨¢ntico: como dec¨ªamos, gracias en parte a los votos de Vargas. Tal vez la maquinaria no ponga presidentes en Colombia, pero desde luego no es neutra.
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