Qu¨¦ fue mal en Italia
Lleg¨® a ser la quinta econom¨ªa del mundo en los noventa. El euro hizo pinchar el milagro. As¨ª han acabado llegando al poder los extremismos
Hace aproximadamente 30 a?os, un banquero alem¨¢n le dijo a un amigo m¨ªo italiano: ¡°Qu¨¦ suerte tiene de vivir en un pa¨ªs sin un Gobierno eficaz¡±. Lo que quer¨ªa decir el banquero, medio en broma, era que la ausencia de un Gobierno fuerte daba a los italianos ciertos m¨¢rgenes de maniobra que no ten¨ªa Alemania, donde hab¨ªa todo tipo de normas y reglamentos y, en general, se aplicaban con todo rigor. En aquella ¨¦poca, Italia era una especie de milagro. Durante el medio siglo posterior a la II Guerra Mundial fue, junto con Alemania, una de las econom¨ªas que m¨¢s crec¨ªa en el mundo, a pesar de un elevado nivel de corrupci¨®n, de las crisis de Gobierno que se produc¨ªan casi cada a?o, del gran volumen de su deuda nacional, de tener unas infraestructuras mediocres y de contar con unos servicios p¨²blicos a menudo deficientes. A pesar de todo esto, en los a?os noventa el PIB de Italia sobrepas¨® durante un breve periodo al de Reino Unido, lo que la convirti¨® en la quinta econom¨ªa del mundo.
Hoy, el panorama de Italia no es tan bueno. Su PIB ha bajado hasta el octavo puesto mundial y es un 36% inferior al de Reino Unido, un s¨ªntoma manifiesto de cu¨¢nto terreno ha perdido el pa¨ªs. Su econom¨ªa est¨¢ un 10% por debajo de donde se encontraba antes de la recesi¨®n de 2007-2008. El desempleo juvenil todav¨ªa supera el 30%, y aproximadamente dos millones de personas, en su mayor¨ªa j¨®venes formados y cualificados, se han ido del pa¨ªs para probar fortuna en otros lugares. Muchos italianos han visto c¨®mo se van sus descendientes porque tienen poco futuro en casa, mientras que a sus costas llegan barcos llenos de extranjeros desesperados, 127.000 el a?o pasado, en busca de asilo. Aunque estas dos migraciones no tienen relaci¨®n directa, para muchos italianos encarnan, junto con la p¨¦rdida de nivel de vida, la sensaci¨®n que tienen de que su pa¨ªs est¨¢ yendo en una direcci¨®n equivocada. En este contexto, no es extra?o que los votantes, en marzo, rechazaran en las urnas a los partidos tradicionales que han dirigido el pa¨ªs durante los ¨²ltimos 25 a?os, y optaran por dos movimientos pol¨ªticos poco convencionales: la Liga, con una firme postura antiinmigraci¨®n, y el Movimiento Cinco Estrellas, con una posici¨®n antisistema, que fue fundado por el c¨®mico Beppe Grillo.
?Qu¨¦ fue mal en Italia? ?Por qu¨¦, de pronto, dej¨® de funcionar un sistema con unos Gobiernos d¨¦biles y relativamente ineficaces pero que hab¨ªa producido casi 50 a?os de creciente prosperidad? Uno de los motivos es que, cuando se incorpor¨® a la eurozona, el Gobierno perdi¨® gran parte de su poder para maniobrar en el ¨¢rea econ¨®mica. En 1993, cuando Italia sufri¨® una recesi¨®n preocupante, el Gabinete de Giuliano Amato devalu¨® la lira aproximadamente un 8%. De la noche a la ma?ana, a las empresas italianas les cost¨® mucho menos vender sus productos en el extranjero, porque se hab¨ªan abaratado sus precios, y as¨ª la producci¨®n aument¨® y la recesi¨®n se super¨®.
No es extra?o que los votantes rechacen los partidos tradicionales que dirigieron el pa¨ªs los ¨²ltimos 25 a?os
Otro secreto inconfesable del estilo italiano de gobernar, seg¨²n me explic¨® el economista Luigi Spaventa a principios de los noventa, ha sido la inflaci¨®n. Italia ten¨ªa un ¨ªndice de inflaci¨®n varios puntos por encima de la mayor¨ªa de los pa¨ªses industrializados. Esa inflaci¨®n manten¨ªa baja la cotizaci¨®n de la lira, lo que permit¨ªa que las exportaciones siguieran siendo baratas. Pero adem¨¢s, me explic¨® Spaventa, la inflaci¨®n era una forma sutil y calladamente progresista de redistribuir la renta. Supon¨ªa transferir el dinero de los ciudadanos m¨¢s ricos, cuyos ahorros val¨ªan un poco menos cada a?o, a los asalariados, cuyos sueldos se ajustaban al alza en funci¨®n de la inflaci¨®n. Esta estrategia iba en contra de todos los principios elementales de la econom¨ªa: de hecho, la inflaci¨®n empuj¨® a los ricos a sacar el dinero del pa¨ªs e Italia tuvo que convertir en delito la exportaci¨®n de capital. Sin embargo, los italianos siguieron estando entre los mayores ahorradores del mundo, y esa estrategia tan heterodoxa no impidi¨® que su econom¨ªa siguiera creciendo, al tiempo que reduc¨ªa las desigualdades.
Con la entrada en la eurozona, Italia perdi¨® la potestad de devaluar la moneda y se vio obligada a vivir con un l¨ªmite de d¨¦ficit p¨²blico del 3%, por lo que su capacidad de estimular la econom¨ªa qued¨® muy limitada.
Ser¨ªa injusto achacar todos los problemas de Italia al euro. Pero la estricta disciplina del sistema monetario de la UE dej¨® al descubierto los problemas estructurales profundos del pa¨ªs y la falta de voluntad o incapacidad de sus Gobiernos para abordarlos. La relaci¨®n entre la deuda y el PIB de Italia, que estaba por debajo del 100% en los a?os ochenta, es hoy de m¨¢s del 130%, lo cual disminuye enormemente su capacidad de abordar muchos de los problemas. Italia sigui¨® gastando m¨¢s de lo que recaudaba, pero ya no pod¨ªa devaluar su deuda como hab¨ªa hecho tantas veces. Los partidos pol¨ªticos en el poder no sab¨ªan o no quer¨ªan corregir las ineficiencias tradicionales del sistema italiano: un mercado laboral excesivamente r¨ªgido, la escasa inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo, el subdesarrollo cr¨®nico del sur del pa¨ªs, los altos niveles de corrupci¨®n y evasi¨®n fiscal, y una burocracia estatal que, en lugar de fomentar la actividad empresarial, la asfixia.
Parec¨ªa que la operaci¨®n anticorrupci¨®n iniciada en 1992, la denominada Operaci¨®n Manos Limpias, pod¨ªa ofrecer la posibilidad de limpiar el sistema y ayudarlo a funcionar en una Europa nueva. Pero el ascenso del magnate de la comunicaci¨®n Silvio Berlusconi, en 1994, interrumpi¨® ese proceso. Es cierto que el Partido Dem¨®crata, de centro-izquierda, se altern¨® con Berlusconi en el poder. Aunque lo hicieron algo mejor, los dem¨®cratas tampoco supieron o quisieron resolver estos problemas de fondo. Los italianos han buscado en sus Gobiernos una salida a sus penas, pero ¨¦stos Gobiernos ya no han dispuesto de las herramientas habituales (devaluaci¨®n y gasto p¨²blico) para estimular el crecimiento y reducir el desempleo. El resultado ha sido un estancamiento prolongado, una tasa elevada de desempleo y una escalada de indignaci¨®n cada vez mayor contra esos Ejecutivos incapaces de detener el declive.
Hasta ahora, la UE ha visto el sufrimiento de los pa¨ªses miembros del sur de Europa con un desd¨¦n casi total
El resultado es un Gobierno que es o bien euroesc¨¦ptico o antieuropeo. Hasta ahora, el nuevo Ejecutivo ha tenido cuidado de no saltarse las normas europeas, aplazando el recorte fiscal prometido. Pero al mismo tiempo, no parece probable que vaya a hacer las dolorosas reformas estructurales que les gustar¨ªan a los partidarios de la austeridad en la UE.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Econom¨ªa, predice que el nuevo Gobierno italiano puede que intente poner en marcha una moneda paralela, que funcionar¨ªa a la vez que el euro, para recuperar parte del control de su divisa, lo cual provocar¨¢ una crisis en la eurozona. Esta crisis, seg¨²n Stiglitz, podr¨ªa evitarse si Alemania y otros pa¨ªses europeos mostraran ¡°m¨¢s humanidad y m¨¢s flexibilidad¡±, pero no se muestra optimista ante esta posibilidad.
Hasta ahora, la UE ha contemplado el sufrimiento de los pa¨ªses miembros del sur de Europa con un desd¨¦n casi total. En septiembre de 2015, pregunt¨¦ a Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, si no hab¨ªa llegado el momento de entablar un debate serio sobre si el euro funciona para pa¨ªses como Italia. Me respondi¨® que la pregunta era tan est¨²pida que no sab¨ªa c¨®mo contestar, e insisti¨® en que cualquier problema de Italia era culpa de sus irresponsables Gobiernos. La victoria del Brexit en el refer¨¦ndum de 2016 no estimul¨® un proceso de introspecci¨®n serio en Bruselas y Berl¨ªn, pero es posible que la nueva situaci¨®n italiana lo haga inevitable.
Alexander Stille es catedr¨¢tico de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y autor de ¡®El saqueo de Roma¡¯ y ¡®Cad¨¢veres excelentes. Mafia y pol¨ªtica¡¯.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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