Hacia la destrucci¨®n del tercer templo en Israel
La legislaci¨®n impulsada por la coalici¨®n de Netanyahu amenaza con socavar el car¨¢cter democr¨¢tico del Estado hebreo
En el momento m¨¢s cr¨ªtico de la guerra de Yom Kipur, cuando se desmoronaban en octubre de 1973 los frentes del Sina¨ª y del Gol¨¢n ante el avance ¨¢rabe enemigo, el general Moshe Dayan proclamaba ante el Estado Mayor que nunca permitir¨ªa ¡°la destrucci¨®n del tercer templo¡±. El vencedor de la guerra de los Seis D¨ªas en 1967 alud¨ªa al Estado de Israel como emblema identitario moderno del pueblo jud¨ªo frente al primer templo, arrasado por el rey babilonio Nabucodonosor, y al segundo, demolido por el emperador romano Tito. Se refer¨ªa a una patria para antiguos jud¨ªos errantes en la que, a pesar de 70 a?os de conflictos irresueltos, el jefe del Ej¨¦rcito se cuadra ante el primer ministro, el Tribunal Supremo tumba leyes inconstitucionales y dos mandatarios han acabado entre rejas por violaci¨®n o corrupci¨®n. Ese es el simb¨®lico templo cuyos cimientos amenazan con verse ahora socavados por una legislaci¨®n impulsada en la etapa final de su actual mandato por el ultraconservador Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu.
El diputado Avi Dichter, ponente de la pol¨¦mica ley del Estado Naci¨®n que discrimina a los ¨¢rabes de Israel, ha apelado en la Kneset a argumentos de primac¨ªa b¨ªblica para rebatir las cr¨ªticas de los parlamentarios de la minor¨ªa. ¡°Ustedes no estaban aqu¨ª antes que nosotros y no permanecer¨¢n despu¨¦s de nosotros¡±, enfatiz¨® el legislador del partido Likud, liderado por Netanyahu. ¡°Hemos aprobado esta ley fundamental para impedir la menor veleidad o tentativa de transformar el Estado de Israel en una naci¨®n de todos sus ciudadanos¡±, sentenci¨® de modo expl¨ªcito.
En el Gabinete y en la bancada gubernamental de la Kneset abundan mesi¨¢nicos partidarios de la construcci¨®n del tercer templo ¡ªsobre la actual Explanada de las Mezquitas que alberga los santuarios musulmanes de Al Aqsa y el Domo de la Roca¡ª, que suelen ser los mismos que se oponen al rezo conjunto de hombres y mujeres en el Muro de las Lamentaciones, ¨²nico resto que sigue en pie del segundo templo, de acuerdo con la tradici¨®n del juda¨ªsmo. El giro nacionalista y la deriva ultrarreligiosa han agrandado entretanto la brecha entre la sociedad israel¨ª y la di¨¢spora jud¨ªa, en particular con las comunidades liberales y reformistas de Estados Unidos.
La Uni¨®n Europea ha recibido con preocupaci¨®n la adopci¨®n de la controvertida norma, que plantea un obst¨¢culo a?adido a la soluci¨®n de los dos Estados al consagrar a Jerusal¨¦n como capital ¡°completa y unida¡± israel¨ª. ¡°La democracia y la igualdad, incluidos los derechos de las minor¨ªas, son derechos clave que definen nuestras sociedades y creemos que Israel tambi¨¦n debe respetarlos¡±, ha advertido una portavoz comunitaria.
La ley del Estado Naci¨®n se presenta como un poderoso gui?o pol¨ªtico para movilizar a los votantes m¨¢s conservadores ante las legislativas que se avecinan. Codifica una realidad cotidiana en la que jud¨ªos y ¨¢rabes viven en localidades y distritos separados, salvo en algunas poblaciones mixtas como Haifa (norte de Israel) o Jaffa (sur de Tel Aviv), y en la que la lengua ¨¢rabe queda oficialmente degradada ante el hebreo. Pero como nueva ley fundamental puede llevar a los jueces a interpretar con criterio m¨¢s restrictivo los derechos de las minor¨ªas en casos de discriminaci¨®n, frente a la defensa de la igualdad proclamada en la Declaraci¨®n de Independencia que alumbr¨® en 1948 el Estado de Israel. Ese era precisamente el templo que defendi¨®, no sin apuros, el general Dayan.
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