Vacantes: se busca pol¨ªtico honrado
Con las medidas de austeridad de L¨®pez Obrador los cuadros m¨¢s competitivos emigrar¨¢n a otros trabajos mejor remunerados. A menos, claro, que adem¨¢s de imponer este plan de austeridad logre instalar una nueva cultura sobre el servicio p¨²blico
?Ser¨¢ posible que el 1 de diciembre los bur¨®cratas, los pol¨ªticos y los empresarios amanezcan infectados por el bacilo de la sobriedad y la honradez que existe en el imaginario de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador? Las 50 medidas que el presidente electo acaba de anunciar me hacen recordar las novelas de Jos¨¦ Saramago, con sus pa¨ªses inventados en los que s¨²bitamente los habitantes amanec¨ªan ciegos o sin ganas de votar, inoculados por un virus que solo exist¨ªa en la mente del escritor.
No s¨¦ si es factible instaurar la Rep¨²blica de la Austeridad que el nuevo mandatario tiene en la cabeza (comenzar¨¢ a gobernar el 1 de diciembre, pero est¨¢ claro que desde hace algunos d¨ªas ya es quien verdaderamente manda en M¨¦xico). Y no obstante es imposible estar en desacuerdo con ese pa¨ªs del Nunca Jam¨¢s. Algunos se preguntar¨¢n si tal utop¨ªa existe o tiene posibilidades de existir.
Un M¨¦xico en el que los senadores, diputados y ministros sean de clase media, y los servidores p¨²blicos se conformen con sueldos modestos. Y es que las austeras medidas anunciadas parecen extra¨ªdas de un cuento de ficci¨®n: pr¨¢cticamente nadie tendr¨¢ autos, choferes, guardaespaldas, vi¨¢ticos, boletos de avi¨®n de primera clase, seguro de gastos m¨¦dicos, bonos o una corte de asesores. La amante de turno no podr¨¢ gozar de una plaza de secretaria porque ni siquiera habr¨¢ secretaria. Los ni?os no ser¨¢n llevados a la escuela privada de post¨ªn por el chofer de la oficina, porque no habr¨¢ chofer ni el sueldo del funcionario alcanzar¨¢ para pagar la escuela de post¨ªn.
La cosa p¨²blica volver¨¢ a ser p¨²blica y no patrimonio exclusivo de los administradores que la regentan.?Demasiado bueno para creerlo? Desde luego la clase pol¨ªtica est¨¢ aterrorizada. ?Para qu¨¦ convertirse en alcalde o diputado si no se va a salir de pobre? Es un error vivir fuera del presupuesto, suelen decir; pero vivir con el presupuesto que propone el nuevo Gobierno no es vida, murmuran confundidos. Y si los funcionarios est¨¢n espantados, los empresarios enriquecidos a mansalva por licitaciones y proveedur¨ªas ama?adas se sienten protagonistas de una pesadilla infernal.
Los m¨¢s optimistas entre las futuras v¨ªctimas de la austeridad juran que el pa¨ªs de L¨®pez Obrador tan solo es un espejismo y que la realidad seguir¨¢ prevaleciendo. Afirman que una sociedad que ha convertido en virtud la consigna ¡°el que no tranza no avanza¡± no puede renunciar a sus convicciones. Seg¨²n la doctrina del grupo Atlacomulco, edificada en el lema ¡°pol¨ªtico pobre es un pobre pol¨ªtico¡± y sustanciada en la filosof¨ªa pe?anietista de que la corrupci¨®n es cultural, la honestidad no puede instalarse por decreto.
?Qui¨¦n tendr¨¢ raz¨®n? Quiero pensar que las medidas de austeridad pueden imponerse gracias al carro completo que ha conseguido L¨®pez Obrador y a condici¨®n de que ejerza en su grupo pol¨ªtico la suficiente disciplina. Debe evitar que los nuevos funcionarios de Morena respeten las nuevas normas en lo formal pero encuentren v¨ªas ingeniosas para violarlas en la pr¨¢ctica. Incluso as¨ª, el problema est¨¢ en otro lado. Desprovistos de sus incentivos honestos (sueldos, bonos y prestaciones) y deshonestos (abusos y exacciones indebidas), los cuadros m¨¢s competitivos del sector p¨²blico emigrar¨¢n a otros mercados de trabajo mejor remunerados.
A menos, claro, que adem¨¢s de imponer este plan de austeridad L¨®pez Obrador logre instalar una nueva cultura sobre el servicio p¨²blico. Aquella en la que el funcionario profesional sienta que los bajos salarios quedan compensados por la satisfacci¨®n de trabajar por el bien com¨²n o, al menos, por el prestigio que un cargo de responsabilidad pueda aportar en beneficio de su carrera.
En todo caso, se tratar¨ªa de una visi¨®n in¨¦dita en los usos y costumbres de nuestra burocracia. No s¨¦ si las 50 medidas esbozadas sean el principio de la cuarta transformaci¨®n en la historia nacional que L¨®pez Obrador ha prometido. Pero el punto de partida, la visi¨®n de un Gobierno honesto y frugal, es una apuesta absolutamente revolucionaria. De entrada no me parece mal un presidente que parece hacer suya aquella vieja consigna de Marcuse que marc¨® el 68: ¡°Seamos realistas, pidamos lo imposible¡±.
@jorgezepedap??
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