¡°Seguid alzando la voz¡±
Verbo brillante, dominio del escenario, habilidad para persuadir con la palabra. Barack Obama volvi¨® a desplegar sus talentos en la conferencia que pronunci¨® en Johanesburgo en el centenario de Nelson Mandela. Estos son algunos extractos de su intervenci¨®n
Obama merece figurar en las antolog¨ªas de la oratoria pol¨ªtica. Sostiene que todo presidente trabaja para modelar el p¨¢rrafo que resumir¨¢ su presidencia en los manuales de historia. Escritor antes que pol¨ªtico, durante su mandato pronunci¨® discursos memorables. Es verdad que la eficacia de sus alegatos, a la hora de gobernar, fue cuestionable. Y que el ejercicio del poder no se puede limitar a un mero ejercicio ret¨®rico, como le reprocharon tantas veces. Pero el martes pasado, volvi¨® a hacerlo. Otra intervenci¨®n magistral. Fue en Johanesburgo, en el centenario del nacimiento de Nelson Mandela.
Empezar¨¦ con una peque?a correcci¨®n y unas cuantas confesiones. La correcci¨®n es que bailo muy bien [risas]. Quiero que quede claro. Michelle baila un poco mejor. Empecemos ahora con las confesiones:
La primera es que yo no estaba exactamente invitado a estar hoy aqu¨ª. (¡) La segunda es que he olvidado mis conocimientos de geograf¨ªa y el hecho de que en Sud¨¢frica estamos ahora en invierno [risas]. No me he tra¨ªdo ning¨²n abrigo, y esta ma?ana he tenido que enviar a una persona al centro comercial para poder ponerme unos calzoncillos largos [risas]. Al fin y al cabo, nac¨ª en Haw¨¢i. (...)
Pero dados los extra?os e inciertos tiempos en los que vivimos ¡ªque son extra?os, y son inciertos¡ª, en los que las noticias de cada d¨ªa generan nuevos titulares confusos e inquietantes, he pensado que tal vez ser¨ªa ¨²til retroceder un instante y tratar de ver las cosas con cierta perspectiva. Por eso les pido que me disculpen, ¡ªa pesar de que hace algo de fr¨ªo¡ª, si dedico gran parte de esta conferencia a recordar d¨®nde hemos estado y c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª, con la esperanza de que esta reflexi¨®n nos sirva de gu¨ªa para saber cu¨¢l es el camino a seguir.
Hace 100 a?os Madiba [Nelson Mandela] (...) naci¨® en la aldea de Mvezo (¡). No hab¨ªa ninguna raz¨®n para creer que un ni?o negro en esa ¨¦poca, en este lugar, iba a cambiar la historia. (¡)
Gran parte del mundo corre hoy el peligro de volver a una vieja forma de actuar m¨¢s brutal y peligrosa
Las potencias europeas, que hab¨ªan puesto fin a una horrible guerra mundial (...), decidieron que este continente y sus habitantes eran, sobre todo, el bot¨ªn de una disputa por el territorio, por sus abundantes recursos naturales y su mano de obra barata. La inferioridad de la raza negra se daba por descontada (...).
Las mujeres estaban supeditadas a los hombres. El privilegio y el estatus estaban r¨ªgidamente vinculados a la casta y al color de la piel, el origen ¨¦tnico y la religi¨®n. Incluso en mi propio pa¨ªs, en una democracia como Estados Unidos, basada en la declaraci¨®n de que todos los hombres son iguales, la segregaci¨®n racial y la discriminaci¨®n sistem¨¢tica eran legales en casi la mitad del pa¨ªs y habituales en todo el resto.
As¨ª era el mundo hace solo 100 a?os.
Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX, la visi¨®n progresista y democr¨¢tica que representaba Nelson Mandela estableci¨®, en muchos sentidos, los t¨¦rminos del debate pol¨ªtico internacional. (¡) El respeto a los derechos humanos y el principio de legalidad, plasmado en una declaraci¨®n de Naciones Unidas, se convirtieron en la norma b¨¢sica para la mayor¨ªa de los pa¨ªses (¡).
Las viejas estructuras de poder y privilegio, de injusticia y explotaci¨®n nunca desaparecieron del todo
Los cambios geopol¨ªticos llegaron acompa?ados de transformaciones econ¨®micas. Las econom¨ªas se abrieron, y eso, unido a la integraci¨®n mundial impulsada por las nuevas tecnolog¨ªas, permiti¨® que se pusiera en marcha el talento emprendedor entre quienes hab¨ªan permanecido al margen de la econom¨ªa mundial. De pronto, empezaron a ser importantes. Ten¨ªan poder y la posibilidad de hacer cosas. Despu¨¦s llegaron los avances cient¨ªficos, las nuevas infraestructuras y la disminuci¨®n de los conflictos armados. De pronto, salieron de la pobreza mil millones de personas. (...) Mientras tanto, la difusi¨®n de Internet permiti¨® que la gente de todos los continentes se conectara. Las culturas y los continentes se unieron de forma inmediata. Surgi¨® la posibilidad de que un ni?o pudiera tener a su alcance todos los conocimientos del mundo incluso en la aldea m¨¢s remota.
Todo esto deber¨ªa darnos esperanzas. Pero (¡) el hecho de que los gobiernos y los poderosos no hayan afrontado verdaderamente los fallos y las contradicciones de ese orden internacional es una de las razones por las que gran parte del mundo corre hoy el peligro de volver a una vieja forma de actuar m¨¢s brutal y peligrosa.
Lo peor fue el comportamiento irresponsable de unas ¨¦lites que provoc¨® a?os de dificultades para la gente
Por eso tenemos que empezar por reconocer que, por m¨¢s leyes que existan sobre el papel, por m¨¢s declaraciones maravillosas que figuren en las constituciones, por m¨¢s bellas palabras que se hayan pronunciado en las ¨²ltimas d¨¦cadas en las cumbres internacionales o en los pasillos de Naciones Unidas, las viejas estructuras de poder y privilegio, de injusticia y explotaci¨®n nunca desaparecieron del todo. Nunca se desmantelaron por completo [aplausos]. (¡) En todo el mundo, a las mujeres y las ni?as se les sigue obstaculizando el acceso a posiciones de poder y autoridad. (¡) Se les paga menos que a los hombres por el mismo trabajo. (...) Hay barrios, ciudades, regiones, pa¨ªses enteros a los que las oportunidades no han llegado, a pesar de las maravillas de la econom¨ªa globalizada y de los rascacielos relucientes que han transformado paisajes en todo el mundo.
En otras palabras, existen demasiadas personas para las que, cuanto m¨¢s han cambiado las cosas, m¨¢s han seguido siendo iguales [aplausos].
Y, si bien la globalizaci¨®n y la tecnolog¨ªa han abierto nuevas oportunidades, han impulsado un crecimiento econ¨®mico extraordinario en zonas del mundo que antes malviv¨ªan, tambi¨¦n han trastocado los sectores agrarios e industriales de muchos pa¨ªses. Han reducido enormemente la demanda de ciertos tipos de trabajadores y han contribuido a debilitar a los sindicatos y la capacidad de negociaci¨®n de los trabajadores. Han permitido que al capital le resulte m¨¢s f¨¢cil eludir las leyes y los reglamentos fiscales de las naciones-Estado para transferir millones, miles de millones de d¨®lares, con solo tocar una tecla de un ordenador.
El desproporcionado poder econ¨®mico de los que est¨¢n en la cima les ha otorgado una influencia desmedida en la vida pol¨ªtica y los medios de comunicaci¨®n
La consecuencia de todas estas tendencias ha sido el estallido de las desigualdades econ¨®micas. Unas cuantas docenas de personas tienen tanta riqueza como la mitad m¨¢s pobre de la humanidad [aplausos]. Esto no es una exageraci¨®n, es pura estad¨ªstica. (¡)
En pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses, el desproporcionado poder econ¨®mico de los que est¨¢n en la cima les ha otorgado una influencia desmedida en la vida pol¨ªtica y los medios de comunicaci¨®n, la capacidad de decidir qu¨¦ pol¨ªticas son prioritarias y qu¨¦ intereses acaban menospreciados. Hay que se?alar que en esta nueva ¨¦lite internacional (¡), muchos se consideran de ideas pol¨ªticas progresistas, cosmopolitas y modernos. (¡) Para algunos, Nelson Mandela es uno de sus h¨¦roes. Algunos incluso apoyaron a Barack Obama en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y, gracias a mi condici¨®n de antiguo jefe de Estado, me consideran miembro honorario de su club [risas]. Y me invitan a todo tipo de actos [risas], me pagan el billete.
(¡) Desde sus salas de juntas y sus retiros, los que toman las decisiones que repercuten en el mundo entero no tienen la oportunidad de ver el dolor en el rostro de un trabajador despedido. Sus hijos no sufren cuando se hacen recortes en educaci¨®n y sanidad porque hay menos ingresos fiscales debido a la evasi¨®n de impuestos. (¡)
En todo el mundo, a las mujeres y las ni?as se les sigue obstaculizando el acceso a posiciones de poder y autoridad
Por eso hubo tanta gente que, al acabar el siglo XX, (...) no supo ver las se?ales de la reacci¨®n que estaba fragu¨¢ndose, una reacci¨®n que adopt¨® muchas formas. Se anunci¨® de manera violenta con el 11-S y la aparici¨®n de las redes terroristas internacionales, alimentadas por una ideolog¨ªa que tergiversaba una de las grandes religiones mundiales y proclamaba una lucha entre el islam y Occidente y entre el islam y la modernidad; y la desafortunada decisi¨®n de Estados Unidos de invadir Irak no contribuy¨® a mejorar las cosas, sino que aceler¨® un conflicto sectario [aplausos].
Lo peor fue seguramente el devastador efecto de la crisis financiera de 2008, el comportamiento irresponsable de unas ¨¦lites que provoc¨® a?os de dificultades para la gente corriente de todo el mundo y que dej¨® sin contenido todas las garant¨ªas anteriores de los expertos, todas esas afirmaciones de que los reguladores financieros sab¨ªan lo que hac¨ªan, que hab¨ªa gente supervisando (¡).
Ni capitalismo descontrolado, inmoral, ni socialismo de vieja escuela en que todo se controle desde arriba
Y entonces empez¨® a aparecer una pol¨ªtica del miedo, del resentimiento y la trinchera. (¡) De pronto est¨¢ en ascenso la pol¨ªtica del hombre fuerte, que conserva las elecciones y una pseudodemocracia ¡ªsolo en la forma¡ª mientras que los que ocupan el poder tratan de socavar todas las instituciones y las normas que dotan a la democracia de significado [aplausos]. En Occidente tenemos partidos de extrema derecha que a menudo no solo presentan programas proteccionistas y de cierre de fronteras sino tambi¨¦n un nacionalismo racista apenas oculto.
Por consiguiente, ahora que conmemoramos el 100 aniversario de Madiba, nos encontramos en una encrucijada, un momento en el que dos visiones muy distintas del futuro de la humanidad compiten para conquistar a los ciudadanos de todo el mundo. Dos relatos diferentes sobre qui¨¦nes somos y qui¨¦nes debemos ser. ?C¨®mo debemos reaccionar?
En Occidente tenemos partidos de extrema derecha que a menudo no solo presentan programas proteccionistas y de cierre de fronteras sino tambi¨¦n un nacionalismo racista apenas oculto
?Debemos pensar que la ola de esperanza que sentimos cuando Madiba sali¨® de la c¨¢rcel y cay¨® el Muro de Berl¨ªn era una esperanza ingenua y equivocada? (¡)
Les voy a decir lo que creo yo. Creo en la visi¨®n de Nelson Mandela. Creo en una visi¨®n que era tambi¨¦n la de Gandhi, Martin Luther King y Abraham Lincoln. Creo en una idea de igualdad, justicia, libertad y democracia multirracial, construida sobre la premisa de que todas las personas son iguales y nuestro creador dio a todos unos derechos inalienables [aplausos y aclamaciones]. Y creo que un mundo regido por esos principios es posible y puede lograr m¨¢s paz y m¨¢s cooperaci¨®n en busca del bien com¨²n. Eso es lo que creo.
Y creo que no tenemos m¨¢s remedio que seguir adelante; que quienes creemos en la democracia, los derechos civiles y una humanidad com¨²n, tenemos un relato mejor. Y pienso que no es una opini¨®n basada en sentimientos, sino en hechos irrefutables.
Creo en la visi¨®n de Nelson Mandela. Creo en una visi¨®n que era tambi¨¦n la de Gandhi, Martin Luther King y Abraham Lincoln. Creo en una idea de igualdad, justicia, libertad y democracia multirracial
El hecho de que las sociedades m¨¢s pr¨®speras y triunfadoras del mundo, las que tienen el mayor nivel de vida y mayor grado de satisfacci¨®n entre su poblaci¨®n, sean precisamente las que m¨¢s cerca est¨¢n de ese ideal progresista y liberal (...).
El hecho de que los pa¨ªses que se apoyan en el nacionalismo desatado y la xenofobia y en doctrinas de superioridad tribal, racial o religiosa, en los que ese es el principio que mantiene unidos a los ciudadanos, acaban por consumirse en guerras civiles o externas. No hay m¨¢s que ver los libros de historia. (¡)
Nosotros tenemos un relato mejor. Pero decir que nuestra visi¨®n del futuro es mejor no significa que vaya a ganar inevitablemente. Porque la historia tambi¨¦n demuestra el poder del miedo. La historia demuestra c¨®mo la codicia y el deseo de dominar a otros se apodera de las mentes de los hombres. Especialmente de los hombres. (¡) Vamos a tener que esforzarnos m¨¢s y vamos a tener que ser m¨¢s inteligentes. Vamos a tener que aprender de los errores del pasado reciente.
De modo que, en el breve tiempo que me queda, quiero sugerirles unas cuantas pautas para seguir de ahora en adelante, unas pautas extra¨ªdas de la labor de Madiba, sus palabras y las ense?anzas de su vida.
Quienes creemos en la democracia, los derechos civiles y una humanidad com¨²n, tenemos un relato mejor
En primer lugar, Madiba nos ense?a, a quienes creemos en la libertad y la democracia, que vamos a tener que luchar m¨¢s para reducir las desigualdades y promover unas oportunidades econ¨®micas duraderas para todos.
Los ¨²ltimos 70 a?os nos han ense?ado que no debe ser un capitalismo descontrolado, inmoral y sin regular, y tampoco un socialismo de vieja escuela en el que se controle todo desde arriba. (¡) En casi todos los pa¨ªses, el progreso depender¨¢ de un sistema de mercado integrador, que asegure la educaci¨®n a todos los ni?os, que proteja la negociaci¨®n colectiva y garantice los derechos de todos los trabajadores [aplausos], que rompa los monopolios para fomentar la competencia en las peque?as y medianas empresas, y que tenga unas leyes que acaben con la corrupci¨®n y garantice el juego limpio en los negocios; que mantenga cierto tipo de fiscalidad progresiva para que los ricos sigan siendo ricos pero devuelvan algo a la sociedad, de modo que todos los dem¨¢s ciudadanos tengan dinero para financiar la sanidad universal y la jubilaci¨®n (...).
Los ¨²ltimos 70 a?os nos han ense?ado que no debe ser un capitalismo descontrolado, inmoral y sin regular, y tampoco un socialismo de vieja escuela en el que se controle todo desde arriba
Tengo que a?adir, por cierto, que estoy sorprendido por el dinero que he cobrado, y no tengo ni la mitad que esa gente, ni la d¨¦cima parte, ni la cent¨¦sima parte. Hay un l¨ªmite para lo que uno puede comer o para la casa que se puede comprar. Hay un l¨ªmite para los viajes que se pueden hacer. Basta ya. No hace falta hacer un voto de pobreza para decir: ¡°Voy a ayudar un poco a otra gente, voy a atender a ese ni?o que no tiene suficiente para comer o necesita dinero para la escuela, voy a ayudarle. Voy a pagar un poco m¨¢s de impuestos. No pasa nada. Puedo permit¨ªrmelo¡±. (¡)
Hoy, el mayor reto para los trabajadores en pa¨ªses como el m¨ªo es la tecnolog¨ªa. (...) Porque la inteligencia artificial ya est¨¢ aqu¨ª y es cada vez m¨¢s poderosa, y va a haber coches sin conductor, y cada vez m¨¢s servicios automatizados, y eso va a hacer m¨¢s dif¨ªcil dar empleo de calidad a la gente, y vamos a tener que ser m¨¢s imaginativos y reconcebir por completo nuestra organizaci¨®n social y pol¨ªtica, para proteger la seguridad econ¨®mica y la dignidad que van asociadas al empleo. Un trabajo no solo da dinero; da tambi¨¦n dignidad, y estructura, y una posici¨®n en el mundo, y un prop¨®sito. Por eso vamos a tener que pensar en nuevas formas de reflexionar sobre estos problemas, como la renta universal, la revisi¨®n de nuestra jornada semanal, c¨®mo reconvertir a nuestros j¨®venes, c¨®mo hacer que todo el mundo sea, en cierto modo, emprendedor. Y vamos a tener que preocuparnos por la econom¨ªa para restablecer verdaderamente la democracia.
Un sistema que mantenga cierto tipo de fiscalidad progresiva para que los ricos sigan siendo ricos pero devuelvan algo a la sociedad
En segundo lugar, Madiba nos ense?a que ciertos principios son aut¨¦nticamente universales. (¡) M¨¢s de un cuarto de siglo despu¨¦s de que saliera de la c¨¢rcel, todav¨ªa tengo que dedicar tiempo a decir que los negros, y los blancos, y los asi¨¢ticos, y los latinoamericanos, y las mujeres, y los hombres y los gays, y los heterosexuales somos todos seres humanos, que nuestras diferencias son superficiales, y que debemos tratarnos unos a otros con atenci¨®n y respeto. (¡)
En tercer lugar, Madiba nos recuerda que la democracia no consiste solo en celebrar elecciones. (¡) ?l comprend¨ªa que no se trata solo de saber qui¨¦n tiene m¨¢s votos. Se trata de la cultura c¨ªvica que construimos y que hace que la democracia funcione. (¡)
Y es verdad que la democracia puede ser ca¨®tica, puede ser lenta, puede ser frustrante. Les aseguro que lo s¨¦. Pero la eficiencia que ofrece un aut¨®crata es una falsa promesa. (¡)
Y es verdad que la democracia puede ser ca¨®tica, puede ser lenta, puede ser frustrante. Les aseguro que lo s¨¦. Pero la eficiencia que ofrece un aut¨®crata es una falsa promesa
Necesitamos creer en una realidad objetiva. (...) Debemos creer en los hechos [risas]. Sin hechos objetivos, no existe ninguna base para la colaboraci¨®n. (¡)
Por desgracia, gran parte de la pol¨ªtica actual parece rechazar el concepto de verdad objetiva. La gente se inventa cosas. Lo vemos en la propaganda de Estado, en las noticias inventadas que corren por Internet, en el desdibujamiento de los l¨ªmites entre informaci¨®n y espect¨¢culo, en la absoluta p¨¦rdida de pudor de los l¨ªderes pol¨ªticos cuando se descubre que han mentido: insisten y mienten un poco m¨¢s. Los pol¨ªticos siempre han mentido, pero, normalmente, cuando se les pillaba, se mostraban contritos. Ahora siguen mintiendo.
(¡) Debemos estar alerta ante la tendencia de que las redes sociales se conviertan en una plataforma para el espect¨¢culo, la indignaci¨®n y la desinformaci¨®n; debemos insistir en que nuestras escuelas ense?en pensamiento cr¨ªtico a nuestros j¨®venes, en lugar de obediencia ciega. Debemos resistirnos a caer en el cinismo. (¡)
Mi mensaje es sencillo: seguir creyendo, seguid avanzando, seguid construyendo, seguid alzando la voz
As¨ª, pues, j¨®venes (...) mi mensaje es sencillo: seguir creyendo, seguid avanzando, seguid construyendo, seguid alzando la voz. Cada generaci¨®n tiene la oportunidad de rehacer el mundo. (¡) Es un buen momento para ponerse en marcha. (¡)
Madiba nos recuerda: ¡°Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, sus or¨ªgenes o su religi¨®n. La gente tiene que aprender a odiar, y, si puede aprender a odiar, tambi¨¦n puede aprender a amar, porque el amor es algo m¨¢s consustancial al coraz¨®n humano¡±. (...) Que esa sea nuestra estrella polar y nuestra gu¨ªa, alegr¨¦monos de nuestra lucha para poner esa verdad de manifiesto, de modo que, dentro de 100 a?os, las generaciones futuras puedan recordar y decir: ¡°Siguieron avanzando y, gracias a ellos, hoy vivimos con nuevas banderas de libertad¡±.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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