?Colombia har¨¢ trizas el acuerdo de paz?
Est¨¢n equivocados quienes prev¨¦n una perspectiva catastrofista sobre los pactos con las FARC
La paz con las FARC es ya un hecho. No har¨¢n m¨¢s pol¨ªtica por medio de la violencia sino dentro de la institucionalidad. Se han iniciado los procesos en la justicia transicional, empezando por 31 dirigentes de las FARC sindicados por los secuestros que produjeron durante el conflicto por lo cual, adem¨¢s, han pedido perd¨®n.
No obstante, flota la interrogante de qu¨¦ pasar¨¢ con los acuerdos de paz firmados el 2016 y con sus cambios constitucionales y legales. Pese a que el ambiente pol¨ªtico se polariza por otros temas, parecen haber quedado de lado las amenazas lanzadas por algunos pol¨ªticos de ¡°hacer trizas¡± los acuerdos. El presidente electo ha reiterado que ese nunca fue su planteamiento. ?Qu¨¦ viene?
Creo que est¨¢n en error quienes prev¨¦n una perspectiva catastrofista sobre la paz. Los acuerdos se tradujeron en importantes reformas constitucionales y legales que pasaron ¡ªy siguen pasando¡ª por el riguroso y exigente ¡°filtro¡± de la Corte Constitucional (CC). Que, entre otras cosas, ha convalidado un nuevo y crucial art¨ªculo constitucional: ¡°Las instituciones y autoridades del Estado tienen la obligaci¨®n de cumplir de buena fe con lo establecido en el Acuerdo Final¡± y que esta obligaci¨®n rige ¡°hasta la finalizaci¨®n de los tres periodos presidenciales completos posteriores a la firma del Acuerdo Final¡± (C-630 de 2017).
La institucionalidad colombiana, pues, particip¨® en este ¡°blindaje¡± por tres per¨ªodos gubernamentales de los acuerdos; no s¨®lo el Gobierno saliente. Si de ¡°ajustes¡± se tratase, no podr¨ªa prescindirse pues de ese andamiaje institucional.
Ya que el presidente electo ha sido claro en que cualquier ajuste ser¨ªa siguiendo el curso institucional regular, todo apunta a que se mover¨ªan m¨¢s que todo en espacios de interpretaci¨®n o de lo que est¨¦ bajo estricta competencia gubernamental. M¨¢s all¨¢ de declaraciones confrontativas de algunos ¡ªnormales dentro del ¡°ruido pol¨ªtico¡±¡ª, esto hace el panorama menos borroso de lo que algunos piensan en cuanto al coraz¨®n de los acuerdos. Dos ejemplos.
Uno: el ¡°cupo¡± de 10 parlamentarios que los acuerdos asignaron a las FARC para institucionalizar su participaci¨®n dentro del sistema pol¨ªtico y la tesis del presidente electo de que no sea ejercido por quienes hayan sido condenados por cr¨ªmenes de lesa humanidad. ?Est¨¢ eso en colisi¨®n con lo ya resuelto por la CC? En sentencia publicada este 13 de julio, la Corte traslada a la Justicia Especial para la Paz la facultad de determinar ¡°aquellos casos, en los que por la naturaleza de la condena impuesta, no sea posible armonizar el cumplimiento efectivo de la pena con el ejercicio¡± de la participaci¨®n en pol¨ªtica.
El otro: la disyuntiva sustituci¨®n de cultivo-erradicaci¨®n forzosa de plantaciones de coca. Tema importante, por cierto. Pienso que la sustituci¨®n dentro de programas efectivos de desarrollo rural es el mejor camino para reducir la producci¨®n de coca en la regi¨®n. Pero, la verdad sea dicha, en los acuerdos no se pact¨® la pol¨ªtica estatal de Colombia sobre narcotr¨¢fico.
El tema qued¨® en buena medida abierto (punto 4.1.3.2). El Gobierno expres¨® all¨ª que ¡°de no ser posible la sustituci¨®n¡± no descartaba la erradicaci¨®n manual ni la aspersi¨®n (con ¡°respeto por los derechos humanos, el medio ambiente, la salud y el buen vivir¡±). Las FARC, por su lado, expresaron que en caso de que ¡°haya erradicaci¨®n esta debe ser manual¡±. Nada m¨¢s.
En el mismo asunto del narcotr¨¢fico, la reforma normativa que el nuevo presidente propondr¨ªa ¡ªque no pueda ser considerado delito conexo al pol¨ªtico¡ª, es claro que eso no podr¨ªa ser aplicable a los desmovilizados por el elemental principio de la irretroactividad de la ley penal.
Podr¨ªa haber otros temas. Menciono estos ejemplos como unos en los que un procesamiento ¡°institucional¡± dentro del marco constitucional podr¨ªa hacer que los ¡°ajustes¡± que vengan, siendo importantes, no se conviertan en factores de los aspectos centrales de una paz pactada despu¨¦s de 60 a?os de conflicto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.