¡°Sabemos que hubo religiosos que destruyeron evidencias sobre abusos sexuales en Chile¡±
El principal encargado de perseguir estos delitos cometidos por sacerdotes en el pa¨ªs explica por primera vez su decisi¨®n de imputar al l¨ªder de la iglesia chilena. ¡°Vamos a hacer un juicio hist¨®rico", asegura
El pr¨®ximo 21 de agosto, el fiscal Emiliano Arias (Chill¨¢n, 1972) tendr¨¢ enfrente al l¨ªder de la Iglesia cat¨®lica chilena, el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, al que interrogar¨¢ como imputado por encubrir abusos sexuales de religiosos a menores. Ser¨¢ un hecho in¨¦dito en Chile, un pa¨ªs que en la dictadura de Pinochet ten¨ªa una de las Iglesias con mayor reputaci¨®n del hemisferio ¡ªporque ayud¨® a perseguidos y se enfrent¨® al r¨¦gimen¡ª, pero cuya popularidad cay¨® en picado en las ¨²ltimas d¨¦cadas con un resultado evidente: la ciudadan¨ªa va camino de la secularizaci¨®n, empujada por la conducta de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica en los consecutivos esc¨¢ndalos sexuales cometidos por religiosos, que afectan sobre todo a ni?os, ni?as y adolescentes. Un 38% de los chilenos dice no profesar ninguna religi¨®n, r¨¦cord que dobla la media en la regi¨®n.
Arias es el principal encargado de perseguir en Chile los delitos de este tipo cometidos por sacerdotes. Hasta ahora no se hab¨ªa referido a su decisi¨®n de imputar a Ezzati, que se conoci¨® el pasado martes, ni sus motivos para investigar a la cuestionada jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica chilena. La fiscal¨ªa de ese pa¨ªs mantiene 37 causas abiertas de abusos sexuales en la instituci¨®n, pero la cifra aumenta con los d¨ªas. Ya son 68 personas investigadas, entre ellas 58 religiosos. Y hay 104 v¨ªctimas contabilizadas, de las que al menos 52 eran menores de edad en el momento de los abusos.
El pasado viernes, Arias asumi¨® todas las nuevas causas que ¡°se inicien y vinculen¡± con su investigaci¨®n, que ha contabilizado a v¨ªctimas desde los 11 a?os. En la pr¨¢ctica, la decisi¨®n del fiscal nacional le llevar¨¢ a investigar abusos en todo el pa¨ªs: gracias a in¨¦ditos registros de oficinas de la Iglesia en las ¨²ltimas semanas ¡ªdesde el regreso de la democracia en 1990 no suced¨ªa algo as¨ª en Chile¡ª tiene en sus manos cerca de 90 investigaciones can¨®nicas por abusos contra menores realizadas desde 2007 hasta la fecha, que la instituci¨®n guardaba bajo siete llaves y sobre la que no hab¨ªa informado a la justicia ordinaria. ¡°Es un hecho que los religiosos en este pa¨ªs no tienen la obligaci¨®n de denunciar, ?pero pueden ampararse en que no est¨¢n obligados para no trabajar estrechamente con la autoridad civil denunciando los delitos contra los menores de edad? Es igual que si hubieran tenido debajo de una capilla muchos muertos y solo hubieran hecho investigaciones can¨®nicas¡±, critica.
El fiscal apunta su flecha contra un objetivo ambicioso: ¡°A la cultura del encubrimiento dentro de la Iglesia cat¨®lica chilena que ha posibilitado la comisi¨®n de delitos al interior de la organizaci¨®n¡±. Este camino le lleva directamente a los obispos que, a su juicio, son garantes de la protecci¨®n de los menores. ¡°?Qui¨¦n es el responsable de una organizaci¨®n y de lo que ocurre en un territorio? El obispo. ?Por qui¨¦n pasan todas las denuncias de abusos sexuales contra ni?os, ni?as y adolescentes? Por el obispo. Conocen los hechos durante todo el proceso¡±. Arias sospecha que ¡°el sistema no funcionaba, porque no se daba la atenci¨®n adecuada a las v¨ªctimas, no se les cre¨ªa, no se daba curso a las investigaciones, no se cumpl¨ªan las obligaciones de enviarlas todas a la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe del Vaticano, unido a un sistema ineficaz de justicia can¨®nica¡±. Y agrega un hecho probado: ¡°Sabemos que religiosos chilenos destruyeron evidencias sobre abusos sexuales¡±.
El responsable de la investigaci¨®n judicial cree que?"el Papa abri¨® el camino para investigar el encubrimiento de abusos" con su carta a los fieles chilenos del pasado 31 de mayo, donde intent¨® reconciliarse con los cat¨®licos tras su complicada visita a Chile en enero. La de comienzos de a?o fue una tormenta embarazosa desatada por el propio Francisco, quien en medio de la gira calific¨® de ¡°calumnias¡± las acusaciones de encubrimiento contra un obispo y provoc¨® una in¨¦dita secuencia de hechos para un pont¨ªfice. Asumi¨® el error, pidi¨® disculpas, encarg¨® una investigaci¨®n, invit¨® a las v¨ªctimas ofendidas a la residencia vaticana Santa Marta y decidi¨® llevar adelante una hist¨®rica limpia entre los obispos chilenos, que presentaron su dimisi¨®n en bloque, aunque hasta ahora el Papa solo ha aceptado cinco renuncias.
En su mensaje a los cat¨®licos chilenos al que se refiere Arias, Francisco reconoci¨® que en la Iglesia local exist¨ªa una ¡°cultura del abuso¡± y de un ¡°sistema del encubrimiento que le permite perpetuarse¡±. Mientras la Conferencia Episcopal chilena intenta ahora convencer a la opini¨®n p¨²blica de que el Papa ¡°hablaba de encubrimiento en el sentido coloquial del t¨¦rmino, no en el sentido legal¡±, el fiscal Arias no tiene dudas: ¡°La carta es potente. Un jefe de Estado nos dice en nuestra cara que algunos de sus ciudadanos organizados en Chile tienen una cultura del encubrimiento y del abuso. ?Veamos entonces qu¨¦ hechos concretos est¨¢n encubriendo y los nombres de los posibles encubridores?¡±.
La investigaci¨®n de Arias en los registros de las oficinas de la Iglesia hall¨® las evidencias que posibilitaron el arresto por abusos sexuales y estupro del influyente sacerdote ?scar Mu?oz, que abus¨® de al menos cinco ni?os, algunos sobrinos suyos y otros monaguillos ¡°sin experiencia sexual¡±, seg¨²n detall¨® el fiscal. Estaban en plena etapa de formaci¨®n y los delitos ¡ªcometidos entre 2002 y marzo de 2018¡ª se comet¨ªan en las parroquias. Esto se transform¨® en la pieza fundamental para llegar a los posibles encubridores de la jerarqu¨ªa. Mu?oz, como canciller de la Iglesia hasta enero pasado, ten¨ªa a su cargo el archivo secreto de todas las investigaciones can¨®nicas. Era un hombre de confianza de Ezzati, el arzobispo de Santiago al que el Papa no le ha aceptado la renuncia, aunque en enero cumpli¨® la edad de retiro. Sigue oficiando de l¨ªder en una situaci¨®n que parece insostenible: esc¨¢ndalos sexuales explotan en todo el pa¨ªs, las misas que celebra son interrumpidas con abucheos, a lo que se suma ahora su propia situaci¨®n judicial.
¡°Vamos a hacer un juicio hist¨®rico y espero que seamos capaces de establecer que si determinados obispos hubiesen cumplido con las debidas diligencias se hubiesen evitado una buena parte de los delitos de abusos sexuales contra menores cometidos por los religiosos chilenos¡±, se?ala Arias, que anima a las v¨ªctimas a denunciar. ¡°Si no lo hacen no existe encubrimiento que valga. La Iglesia son los fieles¡±.
Un pa¨ªs sacudido por los esc¨¢ndalos
Tras su viaje a Chile en enero, el Papa orden¨® la visita al pa¨ªs sudamericano de dos religiosos para investigar los casos de abusos sexuales: el obispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote espa?ol Jordi Bertomeu. Tras maratonianas jornadas escuchando testimonios, elaboraron un documento de 2.300 p¨¢ginas ¡ªconocido como informe Scicluna¡ª, que termin¨® por convencer al Papa de la gravedad de la situaci¨®n chilena y de la necesidad de que sus enviados viajaran a Chile por segunda vez. ¡°Ellos ven una situaci¨®n bastante anormal en nuestro pa¨ªs, respecto de la cantidad de hechos que se est¨¢n denunciando de esta naturaleza en relaci¨®n a otros lugares del mundo¡±, explic¨® el fiscal Ra¨²l Guzm¨¢n, tras un encuentro de los investigadores con ambos sacerdotes. La fiscal¨ªa chilena, tomando la palabra a los enviados del Papa, que ofrecieron colaboraci¨®n, est¨¢ pidiendo oficialmente al Vaticano que le entregue el informe Scicluna.
Chile es un pa¨ªs sacudido por los abusos. El ministerio p¨²blico inform¨® hace algunos d¨ªas de la existencia de un in¨¦dito registro que da cuenta de que 158 personas ligadas a la instituci¨®n han sido investigadas desde 2000 y que se contabilizan al menos 266 v¨ªctimas, 178 de las cuales eran ni?as, ni?os o adolescentes en el momento de los hechos. Se estima que, como en los delitos sexuales, esta cifra es apenas la punta del iceberg, porque el 90% permanece oculto.
Al l¨ªder de la Iglesia cat¨®lica chilena, Ricardo Ezzati, no se le investiga como encubridor de abusos sexuales contra menores por un solo caso ni por un periodo de tiempo espec¨ªfico. La fiscal¨ªa analiza el comportamiento hist¨®rico del religioso salesiano cada vez que tuvo conocimiento de este tipo de delitos en sus misiones en distintas ciudades del pa¨ªs y revisar¨¢ algunas causas a las que se le ha vinculado en los ¨²ltimos a?os. Entre otros asuntos, porque ?c¨®mo podr¨¢n demostrar los investigadores la intenci¨®n de encubrir? Porque lo deducen de los propios hechos: son conductas reiteradas en el tiempo ¡ªacciones u omisiones¡ª, cuyo prop¨®sito es generar un manto de protecci¨®n para los responsables.
La fiscal¨ªa estudiar¨¢ lo que ocurri¨® con el sacerdote Cristi¨¢n Precht, abusador de menores, al que Ezatti habr¨ªa rebajado a cinco a?os la prohibici¨®n de ejercer el sacerdocio, aunque la recomendaci¨®n inicial era castigarlo a perpetuidad. Los investigadores revisar¨¢n adicionalmente la actuaci¨®n del l¨ªder de la Iglesia en el caso Karadima, el m¨¢s simb¨®lico del pa¨ªs. Es p¨²blico que entre 2013 y 2014, por ejemplo, Ezzati y su antecesor en el Arzobispado de Santiago, Francisco Javier Err¨¢zuriz, intercambiaron correos electr¨®nicos en que trataban de mentiroso a Juan Carlos Cruz, una de las v¨ªctimas. Err¨¢zuriz ¡ªque forma parte del consejo de cardenales del Papa, C9¡ª ser¨ªa otro de los religiosos que estar¨ªan en la mira del fiscal Emiliano Arias. Un tercero ser¨ªa Alejandro Goic, hasta hace poco obispo de Rancagua.
Un caso especialmente delicado para Ezzati es el de ?scar Mu?oz, arrestado por abuso sexual reiterado contra menores y estupro. Cercano colaborador del obispo, hasta enero pasado era el canciller de la Iglesia y, por lo tanto, parte de la jerarqu¨ªa. En el ejercicio de ese cargo ten¨ªa el deber de interrogar a los ni?os abusados y resguardar los archivos secretos del Arzobispado de Santiago, donde se hallan todas las investigaciones can¨®nicas. Solos dos personas ten¨ªan llaves de ese lugar: Ezzati y Mu?oz, que en enero de este a?o se autodenunci¨® por abuso de menores, algunos de los cuales eran sus sobrinos. El l¨ªder de la Iglesia chilena, sin embargo, no denunci¨® estos delitos a la justicia civil y fue la fiscal¨ªa la que abri¨® la investigaci¨®n de oficio en mayo. Gracias a los allanamientos a las oficinas de la Iglesia, el fiscal Arias descubri¨® que hab¨ªa nuevos casos que tampoco hab¨ªan sido denunciados por Ezzatti y que algunos de los delitos se cometieron incluso hasta marzo.
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