Giordani o el ¡°chavismo cr¨ªtico¡±
Esta coral de malversadores, ladrones y verdugos de los derechos humanos que hoy clama por la renuncia de Maduro se presenta como disidencia
La hiperinflaci¨®n venezolana debi¨® alcanzar la cota de 1.000.000% para que un grupo de exministros del Gabinete del extinto Hugo Ch¨¢vez, algunos de ellos todav¨ªa actualmente en funciones de Gobierno, elevasen su voz de indignada protesta. Alguno de ellos ha exigido, con toda la vehemencia que Twitter permite, nada menos que la renuncia de Nicol¨¢s Maduro y la inmediata formaci¨®n de un nuevo Gobierno ¡ªchavista, desde luego¡ª que honre lo que los adeptos llaman ¡°el legado de Ch¨¢vez¡±.
El m¨¢s caracterizado de estos exministros es Jorge Giordani, quien durante a?os fue capataz del Gabinete econ¨®mico de Ch¨¢vez y directivo del Banco Central de Venezuela. Pese a la cat¨¢strofe humana que el socialismo del siglo XXI ha supuesto para Venezuela, el profesor Giordani a¨²n se ufana de haber sido el cerebro del calamitoso control cambiario impuesto por Ch¨¢vez en 2003.
Desde que fue arrojado, sin ceremonias, del tren ministerial de Maduro, tan pronto como este se afianz¨® en la presidencia, en 2014, el exministro suele mostrarse escandalizado y no se recata de hacerse cruces ante el milmillonario saqueo de los fondos p¨²blicos de la rep¨²blica que solo ha sido posible gracias, entre otras provisiones, al socarr¨®n control de divisas concebido e instrumentado por el propio Giordani hace m¨¢s de tres lustros.
Durante 16 a?os, Giordani fue infaltable comparsa de Al¨® Presidente, el marat¨®nico show dominical de Hugo Ch¨¢vez. El Comandante peroraba interminablemente, desgranando chascarrillos, moralinas, an¨¦cdotas de su infancia llanera, insultos y, claro est¨¢, tambi¨¦n instrucciones de car¨¢cter siempre perentorio, mientras Giordani y el resto del sanedr¨ªn cabeceaban asintiendo y sonre¨ªan extasiados, sin chistar. El mito fundador de la gesta neobolivariana cuenta que Giordani y un pu?ado de profesores universitarios de nuestra izquierda borb¨®nica fueron un domingo, a mediados de la d¨¦cada de los noventa, a la c¨¢rcel donde Ch¨¢vez purgaba pena por rebeli¨®n militar y presentaron sus respetos al milico golpista.
Siempre mentiroso y bocazas, Ch¨¢vez hizo saber que preparaba una tesis de maestr¨ªa de tema econ¨®mico o hist¨®rico para no recuerdo ya cu¨¢l universidad del mundo. Giordani ofreci¨®, humildemente, su experiencia como tutor acad¨¦mico, Ch¨¢vez le sonri¨® y en ese mismo instante el oscuro profesor universitario se convirti¨® en el L¨®pez Rega del Comandante Eterno.
Como planificador econ¨®mico de la Revoluci¨®n Bolivariana, Giordani la tuvo muy f¨¢cil. Su trabajo se limit¨® a validar, con una pizca de jerga doctoral, todos los arbitrarios desprop¨®sitos de Ch¨¢vez en materia econ¨®mica. La nefasta pol¨ªtica de controles cambiarios y de precios, tan propicia a corruptelas sin parang¨®n, la destrucci¨®n de la empresa estatal petrolera, la eliminaci¨®n de la autonom¨ªa del Banco Central, la creaci¨®n de colosales fondos de inversi¨®n virtualmente secretos y sujetos exclusivamente a la discreci¨®n del jefe, la ofensiva expropiatoria que acab¨® con el aparato productivo privado; de todo ello son coautores los mismos quejosos cuya voz cantante es hoy la de Jorge Giordani.
Esta coral de malversadores, ladrones y verdugos de los derechos humanos que hoy clama por la renuncia de Maduro se presenta como disidencia y gusta describirse a s¨ª misma como ¡°chavismo cr¨ªtico¡±. Exige honrar la memoria del desaparecido con el retorno a una ortodoxia que resuma el pensamiento socialista del siglo XXI. Esto no le impide, al mismo tiempo, exigir a Maduro que despliegue en breve un programa af¨ªn al aborrecido consenso de Washington: levantar el control cambiario, cegar la brecha fiscal en procura de equilibrios macroecon¨®micos, flexibilizar el modelo de negocios petroleros, liberalizar la pol¨ªtica de control de precios, cosas as¨ª. No faltan analistas que ven en todo ello la evidencia de profundas fracturas en la falange de apoyo a la dictadura, el signo de un inminente colapso de la misma, un taimado amago de congraciarse desde temprano con la oposici¨®n, previendo lo peor que pudiese ocurrir.
Me inclino, sin embargo, por pensar que la hiperinflaci¨®n es sumamente neurot¨®xica y que ese griter¨ªo solo traiciona pasajeras alteraciones de ¨¢nimo. Bien vistas las cosas, Nicol¨¢s Maduro no ha traicionado en absoluto el nefasto legado de Ch¨¢vez. Al contrario, persevera en sostener, contra viento y marea y en temporada de vacas flacas, lo esencial del Plan de la Patria concebido por Ch¨¢vez y aprobado fervientemente por el descontentadizo Jorge Giordani.
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