La embajadora que naci¨® en las ant¨ªpodas de la diplomacia

Julie-Ann Guivarra (Cairns, Australia, 1973) est¨¢ acostumbrada a llevar la delantera. Fue la primera de su familia en obtener un t¨ªtulo en la universidad, la ¨²nica que trabaj¨® para el Gobierno en un ministerio y hace escasas semanas se ha convertido en la primera ind¨ªgena que ejerce como embajadora de Australia. En Madrid, a m¨¢s de 15.000 kil¨®metros de su tierra, la?mujer que naci¨® en las ant¨ªpodas de la diplomacia relata el viaje personal y profesional que la ha llevado a liderar la representaci¨®n en Espa?a de un pa¨ªs que hasta 1967 no reconoci¨® la ciudadan¨ªa a los ind¨ªgenas: ¡°Mi historia representa lo que es hoy Australia: un pa¨ªs multi¨¦tnico y multicultural¡±.

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Los or¨ªgenes de Guivarra por parte materna se remontan a la peque?a comunidad de Yarrabah, en el noreste de la costa australiana. Su abuelo se dedicaba a la pesca de perlas y su abuela era ama de casa. ¡°Todo giraba alrededor de la industria pesquera. All¨ª la gente tiene una conexi¨®n especial con la tierra y sobre todo con el mar, que para ellos es la fuente de vida¡±. En sus recuerdos, el d¨ªa a d¨ªa en esta localidad ¡ªdonde m¨¢s del 90% de los cerca de 2.500 habitantes que viven all¨ª siguen siendo ind¨ªgenas¡ª discurr¨ªa alejado del devenir en el resto del pa¨ªs. ¡°All¨ª la vida era muy diferente a otros lugares. Se podr¨ªa decir que viv¨ªan en mundos separados¡±.

¡°Durante mucho tiempo ha habido una brecha entre la mayor¨ªa y la minor¨ªa¡±, afirma. Ella misma la experiment¨® al aterrizar en la facultad para estudiar Comercio. ¡°Cuando llegu¨¦ a la universidad me di cuenta. Vaya, no hay ning¨²n otro ind¨ªgena aqu¨ª. Cuando yo hice la carrera estaba sola¡±.?Esta circunstancia no le impidi¨® seguir adelante con su trayectoria profesional y acad¨¦mica, ingresando a los 22 a?os en el Ministerio de Exteriores y cursando m¨¢s tarde un m¨¢ster en Relaciones Internacionales. Ahora aspira a personificar el cambio que, asegura, se ha ido gestando en su pa¨ªs en el ¨²ltimo medio siglo en t¨¦rminos de integraci¨®n y tolerancia hacia las comunidades que poblaban la isla antes de la colonizaci¨®n brit¨¢nica.

En la actualidad, las estad¨ªsticas siguen mostrando la desigualdad racial y ¨¦tnica en Australia. Seg¨²n datos oficiales del Gobierno, los ind¨ªgenas ¡ªque constituyen cerca del 3% de la poblaci¨®n¡ª sufren el doble de desempleo, tienen menos esperanza de vida y ni siquiera el 5% de ellos accede a la educaci¨®n universitaria. Adem¨¢s, un informe reciente de la ONU advert¨ªa de la alarmante tasa de encarcelamiento de los ind¨ªgenas y avisaba sobre un ¡°hecho ¨²nico¡± que pone en riesgo la convivencia en el pa¨ªs: los ni?os ind¨ªgenas son separados de sus familias con una frecuencia 10 veces superior a los menores no ind¨ªgenas.

La propia embajadora relata una situaci¨®n similar a la que se tuvo que enfrentar su familia. ¡°Mi abuela fue acogida por una pareja de ind¨ªgenas. Ten¨ªan los papeles en regla, pero la polic¨ªa presion¨® para quitarles la ni?a¡±. No obstante, la diplom¨¢tica es optimista con los progresos que se han hecho en el ¨²ltimo medio siglo. Entre ellos, destaca en los noventa el caso Mabo ¡ªcuando el Tribunal Supremo anul¨® el concepto de terra nullius (tierra de nadie, en lat¨ªn) sobre el que se legitim¨® la conquista brit¨¢nica¡ª y m¨¢s recientemente la decisi¨®n del Ejecutivo de Canberra de pedir perd¨®n en 2008 por las llamadas generaciones robadas, integradas por miles de ni?os abor¨ªgenes que fueron arrebatados de sus familias y criados en centros o con familias de acogida. ¡°La situaci¨®n est¨¢ mejorando, pero el camino es largo¡±, sentencia.

Guivarra, que hered¨® su apellido de un antecesor filipinoespa?ol llamado Guevara que lleg¨® a Australia en el siglo XIX, asegura que al frente del cargo va a tratar seguir rompiendo las barreras que fracturan las sociedades, incluido el problema de las desigualdades de g¨¦nero. "Hay que crear conciencia de estos asuntos", zanja en un correcto espa?ol que empez¨® a estudiar hace apenas ocho meses.