Masacre anunciada en la Anapu de Dorothy Stang
La tensi¨®n en Par¨¢, el lugar m¨¢s letal del mundo para los defensores de la tierra y del medio ambiente, se ha vuelto todav¨ªa m¨¢s explosiva que en la ¨¦poca en que la misionera fue asesinada
¡°Ya he mirado la lista, mam¨¢. Mi nombre no est¨¢¡±, garantiz¨® Leoci Resplandes de Sousa, pocos d¨ªas antes de que transformaran su cuerpo en un colador. En la mayor¨ªa de las ciudades, las listas podr¨ªan ser muchas. La de la nota de la Selectividad, los contratados en una empresa, los seleccionados en unas oposiciones. Pero no en Anapu, el municipio del estado de Par¨¢ que entr¨® en el mapa mental de Brasil y del mundo en 2005, cuando la hermana Dorothy Stang fue ejecutada con seis disparos por defender los derechos sobre la tierra de los m¨¢s pobres y, de este modo, enfrentar los intereses de los grileiros (ladrones de tierras p¨²blicas). En Anapu, en Par¨¢, 13 a?os despu¨¦s del asesinato de la misionera, la lista todav¨ªa es la de los campesinos marcados para morir.
Leoci no estaba en la lista. Aun as¨ª, lo asesinaron el 3 de junio, a fin de tarde, sentado con su mujer en el porche de su casa tras un d¨ªa de labranza. Seg¨²n su madre, l¨ªder del lote 46 de la Gleba Bacaj¨¢, ¡°con 23 balas del 12 (calibre de la escopeta)¡±. La lista o no estaba completa. O hay m¨¢s de una lista. Seg¨²n afirman algunas personas que no pueden ser identificadas, la ¡°lista¡± est¨¢ en manos de uno de los jefes de los sicarios. Habr¨ªa por lo menos tres figuras clave entre los sicarios y una milicia armada. Cuando un trabajador rural necesita saber si su nombre est¨¢ en la lista, acciona a intermediarios para que lo indaguen. Esto se cuenta con naturalidad en la ciudad y en el campo de Anapu, como un dato m¨¢s de la rutina. No hay l¨ªmites para lo que se puede naturalizar en las regiones en las que el Estado no est¨¢ presente, o est¨¢ presente al servicio de los grileiros y los extractores de madera ilegal, lo cual es bastante com¨²n en el territorio amaz¨®nico.
La de Leoci fue solo una de las 16 cruces de madera clavadas en las casas de los muertos durante la Romer¨ªa de la Selva, entre el 19 y 22 de julio. Realizada desde hace 13 a?os, desde el asesinato de Dorothy Stang, esta ha sido la primera vez que la romer¨ªa ha recorrido la ciudad en lugar de 25 kil¨®metros de carreteras rurales por d¨ªa. El cambio lo pidieron los campesinos, que temen por su vida debido a la escalada de la violencia y a la criminalizaci¨®n de los movimientos sociales en la regi¨®n de Anapu y en toda la Amazonia.
El padre Jos¨¦ Amaro Lopes, uno de los principales sucesores de Dorothy Stang en la defensa de los peque?os agricultores, fue detenido el 27 de marzo con un abanico de acusaciones. Y arrojado a la misma prisi¨®n en que Regivaldo Galv?o, el ¡°Cachondo¡±, uno de los que mandaron matar a Dorothy Stang, cumple pena. Despu¨¦s de tres meses en la prisi¨®n, el padre Amaro sali¨® en libertad provisional, pero sujeto a varias restricciones. En la romer¨ªa, los campesinos gritaban: ?La hermana Dorothy vive! ?El padre Amaro libre!¡±.
Dos semanas antes de que lo detuvieran, el padre Amaro dio una entrevista al peri¨®dico The Guardian, en la que afirm¨® que ¡°algo se estaba cociendo¡±, refiri¨¦ndose al hecho de que sab¨ªa que algo le suceder¨ªa. ¡°Como matar a Dorothy gener¨® mucha repercusi¨®n y problemas para los grileiros, har¨¢n que parezca un accidente o se inventar¨¢n algo para acusarme¡±, dijo. A ¨¦l, un sacerdote desarmado que se preparaba para cumplir sus obligaciones diarias, lo detuvieron como si fuera un jefe de la mafia. La aparatosa operaci¨®n envolvi¨® a 15 polic¨ªas y varios sectores de la polic¨ªa estatal. Una de las acusaciones, la de acoso sexual, se retir¨® enseguida, pero ya hab¨ªa cumplido el objetivo de descalificar al padre ante parte de la poblaci¨®n de Anapu y de la regi¨®n.
Las 16 cruces y nombres, seg¨²n la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra, corresponden a los muertos por conflictos de tierra solo en Anapu, de 2015 hasta hoy. Excepto un pu?ado de hombres y mujeres con las manos agrietadas por la azada y los pies marcados por la dureza del camino, nadie m¨¢s parece indignarse contra la ejecuci¨®n de estos brasile?os pobres: Edinaldo Alves Moreira (05/07/2015), Jesusmar Batista Farias (11/08/2015), Cosmo Pereira de Castro (23/08/2015), Hercules Santos de Souza (17 a?os, 10/10/2015), Jos¨¦ Nunes da Cruz (¡°Z¨¦ de la Lapada¡±, 27/10/2015), Claudio Bezerra da Costa (¡°Ivanzinho¡±, 31/10/2015), Wislen Gon?alves Barbosa (17/11/2015), Jos¨¦ de Nascimento (¡°Jacar¨¦¡±, 20/04/2016), Lourinho (20/04/2016), Marrone Gomes da Concei??o (16 a?os, 08/06/2016), Ant?nio Pereira Queiroz (¡°Titela¡±, 08/06/2016), Parazinho (desaparecido en 2016, considerado muerto por las organizaciones), Jhonatan Alves Pereira dos Santos (¡°Jhon¡±, 26/07/2017), Valdemir Resplandes dos Santos (¡°Muletinho¡±, 09/01/2018), Gazimiro Sena Pacheco (¡°Gordinho¡±, 09/01/2018), Leoci Resplandes de Sousa (03/06/2018).
El 24 julio, la organizaci¨®n brit¨¢nica Global Witness (Testigo Global) difundi¨® un informe llamado ¡°?A qu¨¦ precio?¡± (aqu¨ª est¨¢ la versi¨®n en espa?ol). El 2017 fue el a?o m¨¢s peligroso en el mundo para los defensores de la tierra y del medio ambiente. Brasil es el pa¨ªs m¨¢s letal para estos luchadores, con 57 de los 207 asesinados. Hoy, no existe en el planeta ning¨²n lugar m¨¢s peligroso para quien lucha por la tierra o por el medio ambiente que Par¨¢, el m¨¢s mortal de los estados brasile?os.
Global Witness afirma que la letalidad de Brasil se ha agravado con las medidas tomadas por el gobierno Temer
En el an¨¢lisis de Global Witness, las causas del descontrol, de la violencia y de las muertes, el 80% de las cuales han ocurrido en la Amazonia, se deben a acciones y omisiones programadas del gobierno de Michel Temer, del Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB): ¡°Brasil tuvo el peor a?o registrado. El presidente Temer debilit¨® sistem¨¢ticamente la legislaci¨®n, las instituciones y los presupuestos que podr¨ªan apoyar a los pueblos ind¨ªgenas, prevenir posibles conflictos por la tierra y proteger a las personas defensoras de derechos humanos. El mandatario inclin¨® a¨²n m¨¢s la balanza del poder a favor de las grandes empresas, dejando a las y los activistas m¨¢s vulnerables que nunca¡±. El gobierno sin credibilidad de Michel Temer contest¨® el informe de la organizaci¨®n alegando justamente... falta de credibilidad.
Por primera vez, seg¨²n el informe de Global Witness, ¡°la agroindustria super¨® a la miner¨ªa como sector m¨¢s peligroso¡± para una persona o grupo que se oponga a sus intereses: 46 de los 207 defensores ejecutados en el mundo, 12 de los 57 asesinados en Brasil estaban relacionadas con esa ¨¢rea. ¡°En comparaci¨®n con 2016, el n¨²mero de personas asesinadas al manifestarse contra la agricultura a gran escala aument¨® a m¨¢s del doble¡±, afirma la organizaci¨®n.
Hay que diferenciar quien es grileiro de quien es hacendado de quien es agricultor, para no beneficiar a los predadores de la Amazonia
Hay que tener cuidado al tratar la ¡°agroindustria¡± ¡ªy todav¨ªa m¨¢s la ¡°agricultura¡±¡ª como un sector predador de por s¨ª. Es importante diferenciar qui¨¦nes son los ¡°hacendados¡± y qui¨¦nes son los ¡°grileiros¡±. Aunque en par¨¢metros hist¨®ricos toda propiedad privada de la tierra sea una expropiaci¨®n, existe una diferencia entre los que producen dentro de alguna legalidad y los que invaden tierras de comunidades ind¨ªgenas, quilombolas (descendientes de esclavos rebeldes) y ribeirinhas (ribere?os de los r¨ªos amaz¨®nicos) y tierras destinadas a proyectos agrarios. Los grileiros se apropian de tierras p¨²blicas a punta de pistola, muchas veces con el apoyo de la polic¨ªa y de sectores corruptos del poder judicial y de las notar¨ªas.
Pero siempre que a un grileiro lo llaman ¡°hacendado¡±, y al robo de tierras p¨²blicas lo llaman ¡°agroindustria¡±, se borra el origen criminal y sus protagonistas ascienden a una actividad bien vista y valorada en naciones j¨®venes como Brasil, al igual que en los dem¨¢s pa¨ªses de Latinoam¨¦rica. El hacendado y el agricultor suelen ser descodificados por el sentido com¨²n como pioneros y exploradores, especialmente cuando llegan al norte de Brasil. Eso los convierte en un elemento de la construcci¨®n identitaria del pa¨ªs. Cuando las organizaciones generalizan y los llaman delincuentes, la lucha por el medio ambiente no solo pierde el apoyo del conjunto de la poblaci¨®n sino tambi¨¦n posibles aliados, creando una tensi¨®n innecesaria.
En este sentido, la comunicaci¨®n de parte de las organizaciones comete un error de informaci¨®n y tambi¨¦n estrat¨¦gico. Es parecido a lo que ocurre con la ¡°bancada ruralista¡± en el Congreso. ?Cu¨¢ntos de esos diputados son hacendados, o agricultores, o ganaderos que act¨²an legalmente? ?Cu¨¢l es la historia factual y jur¨ªdica de sus propiedades? ?Cu¨¢l es su pasado? ?Y su presente? ?Qui¨¦nes son sus reales inversores? ?A qu¨¦ lobby de hecho sirven? ?Qu¨¦ producen concretamente para alimentar a casi 208 millones de brasile?os?
La palabra ¡°ruralista¡± re¨²ne bajo la misma bandera a productores que act¨²an legalmente junto con grileiros, deforestadores y otros agrodelincuentes. Bajo la jerga ¡°ruralista¡± se legitiman ante una poblaci¨®n que valora el trabajo en el campo, aun cuando lo que hacen de hecho no tiene ni siquiera una remota relaci¨®n con poner comida en la mesa de la gente. Al contrario. Sus acciones predadoras no solo se apropian de lo que es p¨²blico, por medio de la corrupci¨®n y de la fuerza, sino que tambi¨¦n corrompen la tierra, el agua y el planeta que es la casa de todos, amenazando justamente la producci¨®n de alimentos. Por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con las palabras. Gran parte de los agricultores del planeta, hombres y mujeres trabajadores, posiblemente est¨¢n en contra de la agrodelincuencia que mancha su nombre de sangre.
En el epicentro de este proceso de privatizaci¨®n criminal de tierras p¨²blicas a punta de pistola (y m¨¢s recientemente, a base de medidas provisionales y proyectos de ley), con la omisi¨®n o el apoyo de las instituciones representantes del Estado, est¨¢n regiones como Anapu, un municipio de unos 27.000 habitantes. La calle principal es la carretera Transamaz¨®nica. Como todo barril de p¨®lvora, a simple vista parece solo demasiado silencioso. Despu¨¦s, la telara?a de muertes y los testigos van dibujando otro escenario: el rastro de cad¨¢veres, hoy marcado por las cruces de la Romer¨ªa de la Selva, las casas de los sicarios, la direcci¨®n de quienes mandan matar. Alrededor del peque?o n¨²cleo urbano, hay un intrincado mapa de propiedades rurales, tierras p¨²blicas robadas, milicias armadas, ocupaciones y asentamientos de campesinos.
La central de Belo Monte agrav¨® los conflictos de tierra en Anapu
La tensi¨®n es permanente, las muertes se suceden. Para aumentar todav¨ªa m¨¢s la complejidad, en los ¨²ltimos a?os se ha formado un nuevo asentamiento, el ¡°Mata Preta¡±, formado por trabajadores de la Central Hidroel¨¦ctrica de Belo Monte, que ya no ten¨ªan a d¨®nde volver cuando las obras disminuyeron de volumen, y de obreros que fueron a buscar trabajo en la represa, pero que ya no encontraron. Las consecuencias de la desplanificaci¨®n de Belo Monte resuenan en todos los rincones y recrudecen conflictos hist¨®ricos.
Tres de las 16 cruces clavadas en el suelo por los romeros son de la familia Resplandes, hoy la m¨¢s amenazada en Anapu: Hercules, de 17 a?os, fue el primero, en 2015, Valdemir y Leoci, de 29 a?os, fueron asesinados en 2018. Respectivamente, sobrino, hermano e hijo de Iracy Resplandes dos Santos, de 52 a?os. Con la muerte de su hermano, Valdemir, ella se convirti¨® en l¨ªder del lote 46 de la Gleba Bacaj¨¢.
La ma?ana en que los romeros clavaban la cruz del hijo asesinado en el terreno de su casa en la ciudad, llamaron a la puerta de Iracy para darle el siguiente recado: ¡°He venido a avisarte que van a matar a otros dos de tu familia¡±. Junto a ella estaban sus nietos, de 11 y 8 a?os, hu¨¦rfanos de padre. D¨ªas antes, una moto ya hab¨ªa cruzado por delante de la moto de una sobrina para darle un recado parecido. La cuesti¨®n es cu¨¢nto tiempo hay entre los avisos y la consumaci¨®n del acto. ¡°Mi nombre no est¨¢ en la lista, pero el de mi hijo tampoco estaba y aun as¨ª lo mataron¡±, dice Iracy. La normalidad con la que los campesinos se refieren a la lista es una se?al de que Brasil se pudre.
Iracy no dice qui¨¦n fue, tampoco conf¨ªa en la polic¨ªa para proteger a la familia que le queda. Una carta escrita a mano, de manera rudimentaria, reza as¨ª: ¡°Tu do?a Resplandes te atrebes a jugar con fuego te vas a quemar iras al mismo lugar que tu ermano cojo¡±. En otro punto dice que est¨¢ cavando su propia tumba. Y afirma que toda la familia Resplandes morir¨¢.
Los ¨²nicos que apoyan a Iracy y su familia en el municipio son otros campesinos, tan desamparados como ella, y las hermanas misioneras Jane Dwyer y Katia Webster, amigas y compa?eras de Dorothy Stang, que contin¨²an su trabajo en el campo con gran valent¨ªa. Con la repercusi¨®n internacional del asesinato de Dorothy, la situaci¨®n se acomod¨® durante algunos a?os en Anapu. El robo de tierras p¨²blicas sufri¨® algunos reveses y p¨¦rdidas financieras con la presencia m¨¢s activa del Estado en toda la regi¨®n. Por eso, cambi¨® la manera de operar.
Seg¨²n las misioneras, en los ¨²ltimos a?os los asesinatos han dejado de cometerse en la zona rural y han pasado a ejecutarse en la zona urbana, para dificultar la relaci¨®n con los conflictos por la tierra. Desde que la bancada ¡°ruralista¡± fue aumentando su poder para hacer chanchullos en el Congreso, la violencia se ha recrudecido y se ha acentuado en el gobierno de Michel Temer. Cualquier se?al de Brasilia se interpreta de forma muy literal en Anapu y otras regiones con conflictos de tierra en la Amazonia: si se amnist¨ªa a los grileiros y se legaliza el robo de tierras, como ha sucedido en el gobierno Temer, la interpretaci¨®n inmediata es que tienen permiso para apoderarse de tierras p¨²blicas, deforestar y matar a quien se interponga en su camino.
Cuando el candidato a la presidencia de la Rep¨²blica Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), defiende en un discurso p¨²blico la muerte de agricultores sin tierra por parte de la polic¨ªa, al referirse a la ejecuci¨®n de 19 personas en la masacre de Eldorado de Caraj¨¢s, que tuvo lugar en 1996 en el sudoeste del estado de Par¨¢, e incita al p¨²blico a la violencia, sin responder legamente por ello, el efecto en las ¨¢reas de conflicto de la Amazonia tambi¨¦n es inmediato. Cuando Bolsonaro grava un v¨ªdeo agradeciendo el apoyo de un amigo de la regi¨®n de Altamira, un grileiro que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n sabe que est¨¢ relacionado con el consorcio de la muerte que ejecut¨® a Dorothy Stang, lo que se entiende es que en Brasil se puede hacer de todo. Y quien puede hacer m¨¢s puede hacer m¨¢s que de todo. Y antes que nadie. Como el rastro de cruces demuestra de manera inequ¨ªvoca.
¡°No se puede vivir con miedo¡±, dice la hermana Jane
La figura de Dorothy Stang, una m¨¢rtir que para los m¨¢s pobres empieza a convertirse en una santa, es un fuerte elemento aglutinador para la poblaci¨®n m¨¢s desprotegida. Junto a su tumba se ha colocado el escarabajo blanco con el que circulaba por la regi¨®n. Hoy su memoria es una fuerza viva, ese cuerpo simb¨®lico no se puede matar. Jane y Katia son tan actuantes como Dorothy lo era en vida. Jane es m¨¢s alegre, ir¨®nica y parlanchina. Katia es m¨¢s asertiva y reservada. Ambas son muy fuertes. Y est¨¢n decididas a no dar marcha atr¨¢s. ¡°No se puede vivir con miedo¡± dice Jane a los 79 a?os, con unos ojos oscuros que casi saltan de tan vivos y la boca formando una sonrisa. Adem¨¢s de la atenci¨®n de la poblaci¨®n, la principal protecci¨®n en la casa de madera donde viven, permanentemente vigilada por sus enemigos, es una perra llamada Pitica. Es famosa por atacar solo a hombres, y directamente en los puntos m¨¢s sensibles: la picha y los cojones.
Antes, las misioneras todav¨ªa acompa?aban a los m¨¢s desamparados a la polic¨ªa para apoyarlos en las denuncias. Hoy, la situaci¨®n en Anapu est¨¢ tan explosiva que su presencia se utiliza para criminalizar a los campesinos. En junio, el Vaticano difundi¨® un documento en el que sugiere la posibilidad de dar a las mujeres alg¨²n tipo de ¡°ministerio oficial¡± en la Amazonia, entre otras iniciativas para enfrentar la escasa presencia cat¨®lica en una regi¨®n de 7,5 millones de kil¨®metros cuadrados, la mayor parte en Brasil. A simple vista se ve que los cat¨®licos est¨¢n perdiendo espacio a ritmo acelerado frente a los evang¨¦licos neopentecostales tambi¨¦n en la Amazonia.
Lo que hay que contar al Papa, como ya escrib¨ª, es que, si la Iglesia Cat¨®lica todav¨ªa tiene relevancia en la selva, se debe en gran parte a una red de misioneras que est¨¢n en la l¨ªnea de frente en todos los lugares donde hay conflictos de tierra y que tienen mucho menos apoyo y protecci¨®n de lo que deber¨ªan. En general, son menos vanidosas y autocentradas que los sacerdotes, que gozan de m¨¢s privilegios y estatus, y demuestran ser m¨¢s inmunes a las tantas tentaciones y trampas que las rodean por todos lados, adem¨¢s de tener una gran capacidad para la articulaci¨®n pol¨ªtica.
La situaci¨®n, que ya era grave en Anapu, ha empeorado en 2018 con la detenci¨®n del padre Amaro Lopes, el 27 de marzo, y con el asesinato de Luciano Fernandes, el 19 de mayo. Se autodeclaraba ¡°hacendado¡±, aunque fuentes en la regi¨®n afirman que la v¨ªctima era grileiro. La familia Fernandes es muy conocida en un ¨¢rea marcada por los conflictos agrarios y la explotaci¨®n ilegal de madera. Cuando muri¨®, la prensa regional present¨® a Luciano Fernandes como un ¡°empresario y pionero de la regi¨®n de la Transamaz¨®nica¡±. Algunos sectores intentaron vincular su muerte con el movimiento social de lucha por la tierra y con el mismo padre Amaro.
Un v¨ªdeo amenazador, que responsabiliza a la Iglesia Cat¨®lica (e incluso al papa Francisco) y a los l¨ªderes del movimiento social de la regi¨®n del Xing¨², se difundi¨® ampliamente por YouTube, Twitter, Facebook y WhatsApp, multiplicando la tensi¨®n y expandi¨¦ndola. Sin embargo, la Comisar¨ªa Especializada en Conflictos Agrarios cree que la muerte de este miembro de la conocida familia Fernandes fue provocada por desacuerdos en la explotaci¨®n de madera. ¡°A pesar de actuar en las invasiones de tierras, todav¨ªa no hemos podido caracterizar el motivo del crimen como conflicto agrario. Quien supuestamente mand¨® que lo mataran, Tarc¨ªsio (Oliveira Pereira, maderero), est¨¢ en prisi¨®n preventiva. Sin embargo, la relaci¨®n que Tarc¨ªsio ten¨ªa con Luciano no era de conflicto agrario. Y s¨ª de conflicto por madera¡±, afirma el comisario Fl¨¢vio Amaral a la reportera Solange Azevedo, para EL PA?S. ¡°Tarc¨ªsio estaba extrayendo madera de forma ilegal de las tierras de Luciano. Tuvieron una discusi¨®n muy seria y creemos que eso motiv¨® el asesinato. Pero no puedo dar m¨¢s detalles¡±.
El comisario llama ¡°guerra fr¨ªa¡± a la situaci¨®n de Anapu y alrededores, ¡°invasiones¡± a las ocupaciones de los sin tierra y ¡°productores rurales¡± a los del otro lado: ¡°Existe una tensi¨®n, los conflictos existen y las invasiones contin¨²an. Es lo que llamamos guerra fr¨ªa. Hay un productor rural que sabe que han invadido su tierra. Pero han preservado el ¨¢rea de pasto y extracci¨®n de madera. Entonces permanece esta guerra fr¨ªa, cada uno en un lado¡±.
El comisario dice que Anapu vive una ¡°guerra fr¨ªa¡±
Ante la petici¨®n de EL PA?S del n¨²mero oficial de homicidios en Anapu, una informaci¨®n b¨¢sica para cualquier l¨ªnea de investigaci¨®n, la Secretar¨ªa del Estado de Seguridad P¨²blica y Defensa Social de Par¨¢ respondi¨® la semana pasada: ¡°Informamos que la solicitud ha sido reenviada a la Secretar¨ªa de Inteligencia Criminal, sector responsable de las estad¨ªsticas. Su petici¨®n no podr¨¢ ser atendida dentro del plazo informado, ya que se requiere un plazo mayor para verificar los datos. Con relaci¨®n a los homicidios resultantes de conflictos agrarios en Anapu, no existen datos espec¨ªficos que muestren en porcentajes esa informaci¨®n. Habr¨ªa que hacer un estudio basado en las conclusiones de las investigaciones policiales, pero eso llevar¨ªa tiempo¡±.
Una parte de la polic¨ªa de Par¨¢ tiene v¨ªnculos estrechos con p¨¢ginas sensacionalistas en las redes sociales y programas policiales sensacionalistas en la televisi¨®n, por donde desfilan fotos de cad¨¢veres de ¡°delincuentes¡±, al igual que de v¨ªctimas muertas y ensangrentadas, que recuerdan la inc¨®moda pel¨ªcula Nightcrawler (Dan Gilroy). En estas ¡°coberturas¡±, la informaci¨®n siempre es abundante. Ante las peticiones formales de EL PA?S, los comisarios siempre ¡°acaban de llegar a la ciudad¡± y nunca pueden afirmar lo que ocurre, porque aparentemente la memoria de la instituci¨®n se agota en los individuos. Como suele ironizar una experimentada periodista de sucesos, si los datos fueran positivos, la polic¨ªa de Par¨¢ los recitar¨ªa de memoria desde el a?o 1500.
Entre fuerzas poderosas, el cuerpo de los m¨¢s fr¨¢giles se convierte en blanco. ¡°Hoy la situaci¨®n en Anapu es m¨¢s peligrosa que en la ¨¦poca en que Dorothy fue asesinada¡± afirma la hermana Jane. ¡°Son muchas m¨¢s tierras y un n¨²mero mucho mayor de familias. Los sicarios y la violencia aumentan d¨ªa a d¨ªa¡±. Le pregunto si tiene miedo. Ella muestra una sonrisa luminosa: ¡°?Vivir es correr riesgos!¡±. Y sigue su camino, siempre muy apresurada.
Provenientes del sur del estado, la familia Resplandes anda por Par¨¢ hace d¨¦cadas en busca de un pedazo de tierra para cultivar. Por el camino, sufri¨® una di¨¢spora, en Anapu sus miembros empezaron a ser ejecutados. Su cuerpo contiene el ADN de Brasil. Y la marca de una reforma agraria jam¨¢s realizada, ni siquiera en los gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff.
Iracy Resplandes ha decidido dejarlo todo atr¨¢s. Y emprender de nuevo el camino con sus hijos y nietos, sin nada a parte del deseo de permanecer viva y de nunca m¨¢s enterrar a un hijo muerto a tiros. ¡°No sab¨¦is c¨®mo duele enterrar a un hijo. Mi hijo iba a labrar la tierra conmigo. Hoy amanece y cae la tarde y no veo m¨¢s a mi hijo. Vinimos a Anapu a vivir, no a morir. Y no vinimos a matar. No somos matadores. Entonces, nos vamos¡±. ?A d¨®nde? ¡°No lo puedo decir, si no nos alcanzan¡±.
La injusticia contra los pobres otra vez prevalece en Brasil.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - O avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas. Web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum.
Traducci¨®n: Meritxell Almarza
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