Un libro de Bob Woodward dibuja la Administraci¨®n de Trump como un ¡°manicomio¡±
El incendiario texto relata episodios inquietantes: desde que el presidente habl¨® de matar a El Asad hasta que sus colaboradores le esconden documentaci¨®n por seguridad nacional.
La Casa Blanca est¨¢ nerviosa. La pr¨®xima semana se publica un libro sobre lo que ha ocurrido en su interior desde que lleg¨® Donald Trump al poder. No es esta otra publicaci¨®n con an¨¦cdotas sobre cu¨¢nta televisi¨®n consume el mandatario o su irascibilidad con los funcionarios. Fear: Trump in the White House (Miedo:Trump en la Casa Blanca) es un trabajo del dos veces ganador del Pulitzer, Bob Woodward. El periodista relata que el presidente habl¨® de matar al l¨ªder sirio Bachar el Asad o que ha calificado de ¡°retrasado mental¡± al fiscal general Jeff Sessions. La difusi¨®n de algunos extractos por The Washington Post ha desatado cr¨ªticas y desmentidos de Trump y de varios de los aludidos. Por si faltara morbo, el Post ha publicado una conversaci¨®n entre el presidente y el autor, mantenida hace un par de semanas. ¡°T¨² siempre has sido justo¡±, le dijo el presidente antes de leer el libro.
Woodward, reportero de The Washington Post, se hizo un nombre al sacar a la luz el esc¨¢ndalo del Watergate, que termin¨® con la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974. Se le considera el mejor periodista de su generaci¨®n. Para la investigaci¨®n sobre Trump realiz¨® entrevistas an¨®nimas durante cientos de horas, que ha utilizado para bordar el crudo retrato del mandatario que se publicar¨¢ el 11 de septiembre.
Hay un patr¨®n de conducta que Woodward bautiz¨® como ¡°golpe de Estado administrativo¡±. Se refiere a que los asesores m¨¢s pr¨®ximos al presidente le han ocultado textos por temor a que los firme y desate una cat¨¢strofe. El periodista mantiene en su libro que Gary Cohn, exasesor econ¨®mico de Trump, rob¨® un documento del escritorio del presidente que este ten¨ªa intenci¨®n de firmar para retirar formalmente a Estados Unidos de un acuerdo comercial con Corea del Sur. Cohn le dijo a un funcionario que lo hab¨ªa hecho para proteger la seguridad nacional y que el magnate republicano nunca se dio cuenta de que ya no estaba. En otra ocasi¨®n, el presidente quer¨ªa que el pa¨ªs abandonara el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLC, en sus siglas en ingl¨¦s) y le pidi¨® a su entonces secretario de personal Rob Porter que redactara la misiva para llevar el plan a cabo. Porter la redact¨®, pero alerto a Cohn. Y este le respondi¨®: "Puedo detenerlo. Coger¨¦ el texto de su escritorio".
La seguridad es una constante preocupaci¨®n en la c¨²pula de la Casa Blanca. El libro relata una reuni¨®n del Consejo de Seguridad Nacional en enero, en la que Trump cuestion¨® la presencia militar estadounidense en la pen¨ªnsula coreana, incluida una operaci¨®n de inteligencia especial que permite a EE UU detectar un lanzamiento de misiles norcoreanos en siete segundos -siempre seg¨²n lo que publica Woodward-. Ante las dudas del mandatario por el derroche de dinero, el Secretario de Defensa, Jim Mattis, le respondi¨®: "Estamos haciendo esto para prevenir la tercera guerra mundial". Tras el encuentro, Mattis le dijo a los colaboradores cercanos que el presidente actu¨® y entendi¨® como ¡°un alumno de quinto o sexto grado¡±.
El secretario de Defensa tambi¨¦n se vio en apuros cuando el l¨ªder sirio Bachar el Asad lanz¨® un ataque qu¨ªmico contra civiles en abril de 2017. Trump le telefone¨® y le dijo que quer¨ªa asesinar al dictador: "?Vamos a matarlo! Entremos. Vamos a matar a todos esos malditos¡±. Tras colgar el tel¨¦fono dijo a sus compa?eros: "No vamos a hacer nada de eso¡±. Mattis desminti¨® r¨¢pidamente esta an¨¦cdota afirmando que "las despectivas palabras¡± sobre el presidente que se le atribuyen ¡°nunca fueron pronunciadas¡± por ¨¦l. "Aunque generalmente disfruto leyendo ficci¨®n, esta es una marca de literatura ¨²nica de Washington y sus fuentes an¨®nimas no le dan credibilidad", afirm¨®.
A trav¨¦s del texto, se deja ver que el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John F. Kelly, pierde frecuentemente los estribos. Woodward escribe que ha alguna vez Kelly ha asegurado que el presidente est¨¢ "desquiciado" y que "es un idiota". ¡°No tiene sentido tratar de convencerlo de nada. ?l se ha salido del camino. Estamos en una crazytown (manicomio). Ni siquiera s¨¦ por qu¨¦ ninguno de nosotros est¨¢ aqu¨ª. Este es el peor trabajo que he tenido", dijo en una peque?a reuni¨®n. El libro a¨²n no ha llegado a las librer¨ªas y el jefe de Gabinete ya ha desmentido este episodio. "La idea de que alguna vez llam¨¦ idiota al presidente no es verdad (...) Este es otro intento pat¨¦tico de difamar a las personas cercanas al presidente Trump y distraer la atenci¨®n de los muchos ¨¦xitos de la Administraci¨®n¡±, declar¨®.
Seg¨²n la investigaci¨®n del periodista, al fiscal general Jeff Sessions, por quien Trump siente una enemistad p¨²blica y notoria, lo llam¨® ¡°retrasado mental¡±. ¡°?l es este tonto sure?o (dijo imitando su acento). No pudo ser ni abogado de una sola persona en Alabama", sentenci¨® el presidente en un encuentro con Porter.
La portavoz de la Casa Blanca, Sara Sanders, sostuvo este martes que el libro ¡°no es m¨¢s que una serie de historias inventadas, muchas de antiguos empleados descontentos que hablan para lograr que el presidente quede mal¡±. Para salir del paso sobre la bater¨ªa de an¨¦cdotas que se cuentan, Sanders reconoci¨® que Trump ¡°a veces no es convencional, pero siempre obtiene resultados¡±. El mismo mensaje que intent¨® hacer llegar el mandatario al reportero, cuando lo llam¨® el 13 de agosto. Le dijo que ¡°lamentaba mucho¡± que ¡°nadie¡± le hubiera echo llegar su inter¨¦s en entrevistarlo porque a ¨¦l le habr¨ªa ¡°encantado participar¡±, seg¨²n una transcripci¨®n de la llamada a la que tuvo acceso CNN.
Bob Woodward: El senador Graham dijo que hab¨ªa hablado con usted para que convers¨¢ramos.? ?No es cierto?
Donald Trump: Es verdad que el senador Graham lo mencion¨® r¨¢pidamente en una reuni¨®n.
Woodward: S¨ª. Bueno. Y luego no pas¨® nada.
Trump: Eso es verdad. Eso es verdad. Bueno, eso... no, pero eso es verdad. Lo mencion¨® r¨¢pidamente (...) y seguramente pens¨® que tal vez habr¨ªas llamado a la oficina¡
La conversaci¨®n dur¨® 11 minutos. Tiempo suficiente para que Woodward le advirtiera: "Es una mirada dura al mundo, a tu Administraci¨®n y a ti". Pero Trump no barruntaba ni por asomo lo que se avecinaba y as¨ª lo demostr¨® este martes, tras conocerse algunos episodios. El mandatario lanz¨® una bater¨ªa de tuits con la intenci¨®n de fulminar la publicaci¨®n. Adjunt¨® el desmentido de Mattis, Kelly y de la Casa Blanca, para despu¨¦s concluir con el propio: ¡°Sus citas son fraudulentas, es una estafa para el p¨²blico. Igual que otras historias y citas¡±. Finalmente, se termin¨® preguntando si Woodward era un operativo dem¨®crata.
La paranoia de la trama rusa
Es 5 de marzo y la investigaci¨®n sobre los posibles v¨ªnculos entre el personal de su campa?a y Rusia acorrala al mandatario. El presidente quiere testificar ante el fiscal especial Robert Mueller para demostrar que no tiene nada que esconder. Sus abogados John Down y Jay Sekulow le quisieron demostrar que ser¨ªa perjudicial por lo que prepararon un segundo simulacro de lo que ser¨ªa el interrogatorio -en enero ya hab¨ªan hecho uno-. Trump no sali¨® bien parado y termin¨® calificando las pesquisas de "un maldito enga?o". Down describi¨® la situaci¨®n como una "completa pesadilla" en la que el mandatario se comport¨® como un "rey de Shakespeare agraviado".
Mueller le dijo a los abogados que necesitaba el testimonio del presidente para conocer qu¨¦ intenciones ten¨ªa cuando despidi¨® a James Comey como director del FBI. Down le confes¨® que era imposible porque no quer¨ªa que Trump "pareciera un idiota" y avergonzar a la naci¨®n en el escenario mundial. Al multimillonario le dio un consejo: "No testifique. Es eso un mono naranja" (en alusi¨®n a la c¨¢rcel). Pero este no lo escuch¨® y continu¨® afirmando que le encantar¨ªa cooperar con Mueller. El 22 de marzo, Down renunci¨®. La primera historia sobre la relaci¨®n del equipo legal del presidente con el fiscal especial es parte de lo que narra Woodward en su libro.
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