Un alto cargo an¨®nimo afirma en un art¨ªculo que existe un grupo de ¡°resistencia¡± interna contra Trump
'The New York Times' publica una tribuna de opini¨®n sin el nombre del autor demoledor contra el mandatario: ¡°Yo soy parte de la resistencia interna de la Administraci¨®n de Trump¡±
Bajo el t¨ªtulo de ¡°Yo soy parte de la resistencia interna de la Administraci¨®n de Trump¡±, The New York Times public¨® este mi¨¦rcoles el art¨ªculo an¨®nimo de un alto cargo del Gobierno estadounidense que describe una situaci¨®n ins¨®lita de la presidencia de EE UU, en la que varios miembros del Ejecutivo se sienten tan alertados por los ¡°impulsos¡± del mandatario republicano que trabajan en controlar y moldear su agenda. Se llegaron a plantear, incluso, la posibilidad de pedir la incapacitaci¨®n del mandatario. El peri¨®dico admite en una nota en el arranque del texto que difundir una tribuna sin informar la identidad del autor -que los editores s¨ª conocen- resulta excepcional pero lo justifican por el inter¨¦s de compartir su perspectiva. Llueve sobre mojado: la publicaci¨®n tiene lugar al d¨ªa siguiente de que salieron a la luz contenidos de un nuevo libro de periodista Bob Woodward en el que tambi¨¦n habla de miembros de la Administraci¨®n aterrados por la deriva de la Casa Blanca.
¡°Trabajo para el presidente pero como otros colegas como yo he prometido boicotear partes de su agenda y sus peores inclinaciones¡±, afirma este alto cargo que pidi¨® el anonimato al Times para proteger su empleo. El autor recalca que no forma parte de la llamada ¡°resistencia¡± de la izquierda estadounidense, que persigue el ¨¦xito de este Gobierno y que muchas de las medidas en marcha han resultado beneficiosas para EE UU (rebaja fiscal y aumento del gasto militar, por ejemplo), pero considera que el presidente act¨²a de un modo ¡°da?ino para la salud de la Rep¨²blica¡±. As¨ª, varios miembros del equipo del republicano tratan de reconducir discretamente los ¡°impulsos m¨¢s equivocados¡± de Trump hasta que el neoyorquino est¨¦ fuera del Gobierno.
La reacci¨®n de Trump lleg¨® en varias dosis. Primero calific¨® el art¨ªculo como una "verg¨¹enza" y la portavoz, Sarah Sanders, tach¨® de "cobarde" a su responsable y le anim¨® a dimitir, dando credibilidad a la autor¨ªa del texto. Luego, en declaraciones a la prensa, asegur¨® que la CNN, The New York Times y todos los "medios farsantes" acabar¨ªan dejando el negocio. En su cuenta de Twitter, primero escribi¨® en may¨²sculas "?TRAICI?N?". Acto seguido, plante¨® que si ese alto cargo exist¨ªa de verdad, el Times ten¨ªa obligaci¨®n de "entregarlo al Gobierno por motivos de seguridad nacional".
Como si una de esas conjuras vaticanas se tratase, el alto cargo de Trump describe una suerte de ¡°estado paralelo¡± que evita que las barrabasadas que el mandatario estadounidense afirma en su cuenta de Twitter, por ejemplo, o ante una c¨¢mara de televisi¨®n, se traduzca en da?os irreparables. El relato recuerda a alguno de los episodios recogidos en el libro de Woodward, Fear: Trump in the White House (Miedo:Trump en la Casa Blanca), que sale a la venta la pr¨®xima semana. En ¨¦l, seg¨²n los extractos que se han conocido ya, el periodista habla de tambi¨¦n de un ¡°golpe de estado administrativo¡±, seg¨²n el cual, los asesores m¨¢s pr¨®ximos al presidente le han ocultado textos por temor a que los firme y desate una cat¨¢strofe.
¡°La ra¨ªz del problema es la amoralidad del presidente¡±, dice el autor an¨®nimo en el Times. ¡°Cualquier que haya trabajado con ¨¦l¡±, contin¨²a, ¡°sabe que no est¨¢ anclado a ning¨²n principio discernible que gu¨ªen su toma de decisiones¡±. Aunque haya sido elegido ¡°como republicano¡±, muestra poca afinidad con los principios de libertad de mercados, de pensamiento y de personas que los conservadores se atribuyen, sostiene el texto, que lamenta hechos como que el presidente califique a la prensa de ¡°enemigos del pueblo¡±.
El art¨ªculo supone una buena met¨¢fora de los que ocurre con el gabinete y los republicanos. Aunque en privados muchos quieren dejar claro que se sienten consternados por los desmanes de la era Trump (los insultos a pa¨ªses aliados, la afinidad con los dirigentes autoritarios y los ataques de tipo xen¨®fobo), soy muy pocos los que han alzado la voz en p¨²blico. Ahora, con las legislativas de noviembre, tienen m¨¢s en marcar distancias respecto a la figura controvertida del dirigente.
La ¡°resistencia¡± de la que habla el texto trata de aislar las acciones y pol¨ªtica efectivas de cada rama de la Administraci¨®n de los impulsos de su presidente, cuyo estilo define como ¡°superficial, inefectivo, conflictivo e impulsivo¡±. En las reuniones sobre alg¨²n asunto, dice, suele desviarse del tema y enzarzarse en broncas repetitivas y sus impulsos le llevan a veces a tomar decisiones temerarias que luego hay que rectificar o enmendar. ¡°No hay literalmente un asunto en el que no pueda cambiar de opini¨®n de un minuto a otro¡±, afirma un funcionario citado en el art¨ªculo.
¡°Los americanos deben saber que hay adultos en la habitaci¨®n¡±, trata de tranquilizar el autor a los lectores (y electores) estadounidense. En esta l¨ªnea, existe una presidencia que se mueve por ¡°dos v¨ªas¡±. El alto cargo pone como ejemplo la pol¨ªtica exterior: ¡°el presidente Trump muestra una preferencia por aut¨®cratas y dictadores, como Vlad¨ªmir Putin de Rusia o Kim Jong-un de Corea del Norte¡±, pero la Administraci¨®n, al mismo tiempo, ¡°acusa pa¨ªses como Rusia de interferencia y le castiga de forma consecuente¡±.
Ha resultado tan errante este a?o y medio de presidencia que, se?ala, hubo quien en su momento se plante¨® la posibilidad de invocar la enmienda 25 de la Constituci¨®n, que abre la puerta a la destituci¨®n del presidente por salud mental, aunque, cuenta el art¨ªculo, se desech¨® para evitar una crisis constitucional. As¨ª que han decidido seguir en la Administraci¨®n hasta que esta ¡°de un modo u otro¡± acabe. ¡°La mayor preocupaci¨®n no es lo que Trump ha hecho a su presidencia, sino lo que como naci¨®n le hemos permitido¡±, afirma, sin aclarar la distribuci¨®n de responsabilidades.
El alto cargo no critica al Partido Republicano ni menciona directamente algunos de los asuntos m¨¢s pol¨¦micos de la presidencia de Trump, como su pol¨ªtica migratoria, que ser¨¢ un eje central en las elecciones de noviembre. ¡°Hay una callada resistencia dentro de la Administraci¨®n de gente que quiere poner primero al pa¨ªs¡±, afirma el texto.
Refiri¨¦ndose de forma elogiosa al senador John McCain, recientemente fallecido, el art¨ªculo usa la palabra "lodestar" (faro, estrella polar), un vocablo antiguo y poco frecuente que el vicepresidente, Mike Pence, ha usado en ocasiones. Esta coincidencia desat¨® los rumores sobre la autor¨ªa, que el propio Pence tuvo que desmentir este jueves.
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