El voto de las mujeres desafia a la ultraderecha brasile?a
El voto femenino se moviliza para frenar el crecimiento de la candidatura del radical Jair Bolsonaro
Las mujeres brasile?as son mayor¨ªa (53%) entre los candidatos a las elecciones presidenciales de octubre. Y son siempre las que m¨¢s votan. Queriendo, ellas pueden decidir qui¨¦n presidir¨¢ el pa¨ªs en uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles y peligrosos despu¨¦s de la dictadura militar. La democracia, que muchos ven amenazada por el resurgimiento de una extrema derecha militarista y violenta, presidida por el capit¨¢n de reserva, Jair Bolsonaro, podr¨ªa ser salvada gracias a las mujeres.?
Ellas han empezado a moverse con fuerza como indica el movimiento Mujeres unidas contra Bolsonaro, que ha recogido ya m¨¢s de un mill¨®n de firmas en Facebook y que est¨¢ consiguiendo 10.000 miembros por minuto. Es una apuesta femenina contra el resurgimiento de una pol¨ªtica que pretende resolver los problemas de este convulso continente a golpe de balas y ofreciendo la violencia como talism¨¢n para la soluci¨®n de todos los males.?
Siempre apost¨¦ por una soluci¨®n positiva para este pa¨ªs, incluso cuando todo parec¨ªa ensombrecerse pol¨ªtica y socialmente. Cuando, meses atr¨¢s, sonaban a luto las campanas de una abstenci¨®n que alcanzaba el 40% del electorado, segu¨ª creyendo que, al final, triunfar¨ªa la sensatez so pena de colocar al pa¨ªs ante un abismo con graves repercusiones econ¨®micas y morales que acaban golpeando siempre a los m¨¢s fr¨¢giles. Quienes parecen hoy dispuestos a no votar o a anular el voto son ya cada vez menos y se acercan a los ¨ªndices normales de las elecciones anteriores. Est¨¢ venciendo el sentido de responsabilidad.?
Acabadas las elecciones, cuya apuesta espero que sea en quienes defienden los valores mejores de esta sociedad que quiere vivir en paz, podremos constatar qu¨¦ peso real tuvo el voto femenino contra los fantasmas de la intolerancia y el populismo. Las mujeres, al final, viven pegadas umbilicalmente a la vida real, al dolor de cada d¨ªa. Son las v¨ªctimas mayores de la violencia dentro y fuera del hogar.?
Un movimiento femenino contra el candidato que amenaza incendiar al pa¨ªs con la violencia y con nostalgias de golpes militares, es la mejor demostraci¨®n de que la mujer, desde el Homo sapiens, sigue siendo la defensora de la vida que se engendra en ella. De la vida y de los valores de la libertad y de la religi¨®n como motor de liberaci¨®n contra la tiran¨ªa de los ¨ªdolos. Gea, la primera divinidad de la Historia, fue mujer. Era la diosa de la Tierra y de la fecundidad. Mientras los hombres peleaban en las guerras, las mujeres cultivaban la vida.?
La mujer, a pesar de haber sido estigmatizada con el sello de la fragilidad, como se est¨¢ viendo con la candidata negra Marina Silva, siempre se ha revelado m¨¢s fuerte que el var¨®n, sobretodo en las horas del dolor y de las derrotas. Ello a pesar de que los hombres, que probablemente dominaron hasta el lenguaje, ti?eron de femenino todos los sustantivos que se refieren a la violencia. As¨ª, hicieron femenina a la guerra. Femeninas son las batallas, las armas, las balas, la bomba at¨®mica. Hasta las flechas envenenadas de los ind¨ªgenas son femeninas. Y la p¨®lvora. Son femeninas la pobreza, la esclavitud y la derrota. El valor, el coraje y el orgullo los reservaron para ellos los hombres. Son masculinos. Y sin embargo, en los lagos de lo femenino, es donde se reproducen los conceptos m¨¢s nobles de la Humanidad como lo son la paz y la esperanza junto con la creatividad, el arte y la cultura. Femenina es la vida. Lo son las manos que curan, abrazan y alimentan. La luz es mujer, as¨ª como la poes¨ªa.?
El mundo se oscureci¨® cuando los hombres masculinizaron a los dioses que se volvieron violentos. La religi¨®n fue siempre femenina hasta que alguien la convirti¨® en instrumento de poder y prevaricaci¨®n en contra de los m¨¢s fr¨¢giles. La pol¨ªtica es femenina, as¨ª como la democracia. Y en Brasil, podr¨¢n ser las mujeres quienes devolver¨¢n la ilusi¨®n a esta sociedad amargada e irritada. La libertad, al igual que la igualdad, son profundamente femeninas y las mujeres brasile?as est¨¢n luchando para que no acaben profanadas en las garras de la intolerancia, que es la bandera de todos los hambrientos y sedientos de violencia.
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