Lula renuncia a presentarse a las elecciones y elige a Haddad como sustituto

El anuncio ha llegado lo m¨¢s tarde posible, a eso de las dos de la tarde del ¨²ltimo d¨ªa de plazo, como ha sido hasta ahora el estilo de Lula a lo largo de su pulso de dos a?os y medio con la justicia brasile?a. Los tribunales le hab¨ªan dado hasta hoy para que anunciase, de una vez por todas y tras meses de recursos, que desist¨ªa de su candidatura y nombrase a su sustituto. Y aunque poco m¨¢s pod¨ªa hacer, Lula ha tenido a sus innumerables seguidores y enemigos esperando ag¨®nicamente hasta confirmar que lo que ellos ya esperaban era cierto. Que esta vez no guardaba un as secreto bajo la manga. Que tras dos a?os de tretas, de contorsionarse entre las leyes para retar a los jueces y apropiarse de los titulares, hab¨ªa llegado el final.

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En unas elecciones llenas de sacudidas y sobresaltos, Lula ha sido hasta hoy una constante imbatible: pasara lo que pasara, ¨¦l siempre lideraba las encuestas con una holgada ventaja sobre sus rivales. La ¨²ltima le otorgaba incluso una subida, hasta el 39%, de la intenci¨®n de voto. Solo que lideraba desde prisi¨®n, donde cumple una condena por corrupci¨®n, juzgada en segunda instancia; la misma que, seg¨²n la ley que ¨¦l mismo firm¨® cuando era presidente, le incapacita para presentarse a unos comicios. Esto no le impidi¨®, a mediados de agosto y alegando que sus problemas legales forman parte de una persecuci¨®n pol¨ªtica, inscribirse como candidato, a ¨²ltima hora del ¨²ltimo d¨ªa para hacerlo.

El Tribunal Electoral le prohibi¨® continuar con la candidatura con una votaci¨®n de urgencia el 31 de agosto. Y este hubiera sido el final definitivo de cualquier otro enfrentamiento entre la justicia y el pol¨ªtico. Pero este nunca fue un caso cualquiera. El Partido de los Trabajadores sigui¨® adelante con la misma estrategia en la que lleva instalado desde que Lula entr¨® en la c¨¢rcel: insistir que Lula es su ¨²nico candidato y toda sentencia contra ¨¦l ser¨¢ recurrida hasta las ¨²ltimas consecuencias. Mientras, el PT dejaba que Haddad hiciera campa?a como vicepresidente, sobre todo por el nordeste del pa¨ªs.

Pero el bando del PT partidario de esta estrategia se fue debilitando con cada sentencia y ¨²ltimamente solo dispon¨ªa de un ¨²nico gran argumento. El Comit¨¦ de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, un ¨®rgano consultivo de la ONU, public¨® el 17 de agosto un informe recomendando que Lula pudiese ejercer sus derechos como candidato. Sin embargo, generalmente los documentos de este comit¨¦ son vistos como meras recomendaciones para el ministerio de Asuntos Exteriores, y el Tribunal Electoral descart¨® cualquier efecto vinculante sobre la justicia brasile?a. Aun as¨ª, los abogados de Lula consiguieron otro informe esta semana. Del mismo comit¨¦, con el mismo contenido. Y con el mismo potencial para no llegar a ning¨²n lado.

El otro bando, el de Haddad, esperaba crecer con el tiempo. Este profesor universitario de S?o Paulo es de los poqu¨ªsimos nombres del PT que ni se ha visto eclipsado por Lula ni ha sido hundido por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, los dos mayores agujeros negros de esta formaci¨®n. Tras seis a?os como ministro de Educaci¨®n de Lula y Dilma Rousseff, logr¨® desmarcarse y fue un alcalde de S?o Paulo razonablemente apreciado. Hasta 2016, cuando el resentimiento contra el PT ya era tan generalizado que le llev¨®, en parte, a perder las elecciones a la misma alcald¨ªa.

Pero hasta ahora ha tenido un obst¨¢culo considerable para crecer: no era el candidato. Su nombre no estaba en la propaganda electoral. No pod¨ªa ir a los debates. No pod¨ªa pedir el voto para s¨ª. Solo esperar a que el otro bando, el legal, se rindiese y Lula renunciase a la campa?a. Seg¨²n los barones del PT, retrasar todo lo humanamente posible su nombramiento era una decisi¨®n estrat¨¦gica porque solo perd¨ªan el voto de las clase medias (el m¨¢s infiel) y se evitaban que los dem¨¢s se fuesen con otros candidatos.

Lo que los barones no mencionan es que todo este tiempo, perdido en opini¨®n de muchos, era un peaje necesario exigido por el equipo legal de Lula y por las guerras internas del partido. Grosso modo, estas podr¨ªan dividirse entre el bando de Haddad, que nunca pas¨® por el ala sindical y representa a los m¨¢s moderados, y los ac¨¦rrimos de Lula, que prefer¨ªan seguir adelante con la candidatura del expresidente hasta las ¨²ltimas y desastrosas consecuencias. O ser¨ªa invalidada, o anulados los votos que recibiesen, o, en el peor de los casos para todos, se inhabilitar¨ªan los comicios.

As¨ª, las encuestas no han sido amables con Haddad. A mediados de agosto, solo un 4% de los votantes de Lula aceptaban entregarle su voto a ¨¦l. A principios de septiembre, ese n¨²mero era del 6%. Ayer, una encuesta le dio una mejora: al 9%. Y tambi¨¦n un defecto estremecedor: de todos, es el ¨²nico candidato que no ganar¨ªa al ultraderechista Jair Bolsonaro en la segunda vuelta.