El Papa alerta en Lituania contra nuevos supremacismos
Francisco visita los escenarios de las torturas y asesinatos de los r¨¦gimenes sovi¨¦ticos y nazi
Lituania es un dram¨¢tico cruce de caminos de la historia en el que sus habitantes fueron atropellados por dos reg¨ªmenes distintos. El museo de la ocupaci¨®n evoca en Vilna d¨¦cadas de siniestra memoria. En pleno centro de la ciudad, sirvi¨® primero como sede de la Gestapo entre 1941 y 1944. Torturas, asesinatos, cad¨¢veres que se evaporaban en plena noche. Y deb¨ªa de ser muy ¨²til para determinados prop¨®sitos, porque luego, durante la etapa sovi¨¦tica, se convirti¨® en cuartel general de la KGB, que ampli¨® el espacio con salas de tortura para los disidentes. Dos de ellas, diminutos cub¨ªculos de 60 cent¨ªmetros dise?ados el aislamiento, conservan todav¨ªa la humedad y el rastro del dolor en sus paredes desconchadas.
M¨¢s de 1.000 personas perdieron la vida a manos de sus torturadores aqu¨ª. Un total de 767 cuerpos fueron encontrados en una fosa com¨²n en 1994, entre ellos decenas de cat¨®licos. Para muchos otros, unos 120.000, fue la antesala de un viaje a Siberia sin billete de vuelta. Algunos de sus familiares volvieron a escuchar este domingo los ecos de aquel sufrimiento cuando el papa Francisco entr¨® en el lugar, convertido hoy en el recuerdo del horror.
La segunda jornada del viaje de Francisco a los pa¨ªses b¨¢lticos atraves¨® de lleno la ¨¢spera memoria de las minor¨ªas aplastadas en Lituania. Un episodio menos iluminado por los focos de la historia que el resto de atrocidades de aquel periodo y al que el Papa se refiri¨® durante toda la jornada, empezando por la ma?ana en una misa al aire libre en la ciudad de Kaunas. ¡°Las generaciones pasadas habr¨¢n dejado grabado a fuego el tiempo de la ocupaci¨®n, la angustia de los que eran llevados, la incertidumbre de los que no volv¨ªan, la verg¨¹enza de la delaci¨®n, de la traici¨®n. ?Cu¨¢ntos hab¨¦is visto tambalear vuestra fe porque no apareci¨® Dios para defenderos? O porque el hecho de permanecer fieles no bast¨® para que ¨¦l interviniera en vuestra historia¡±.
Fueron miles de cat¨®licos. Y tambi¨¦n sus representantes. El 20% de los sacerdotes fue arrestado o asesinado. El 30%, puesto bajo vigilancia. El arzobispo de Kaunas, Mons. Sigitas Tamkevicius, fue detenido en 1983, torturado en el centro de detenci¨®n y deportado a Siberia hasta 1989. Este domingo volvi¨® a aquel siniestro escenario cuyos pasillos todav¨ªa huelen a muerte y sangre para mostr¨¢rselo al Papa, que pase¨® por las salas subterr¨¢neas en silencio y con enorme dramatismo. Estancias de tortura con paredes acolchadas, pasillos l¨²gubres que conduc¨ªan a un lugar donde mor¨ªan de un tiro en el cr¨¢neo o de brutales hachazos. Hasta 45 ejecuciones en una noche. Luego, sacaban los cad¨¢veres por la ventana y los enterraban en una gran fosa com¨²n.
Hubo tambi¨¦n quien no logr¨® resistir los interrogatorios y decidi¨® ponerles fin saltando por la ventana de un tercer piso, como recuerda una placa en la acera. Otros vivieron para contarlo. Ah¨ª fuera esperaba este domingo el ¨²ltimo superviviente de la resistencia de 2.100 hombres que combati¨® contra los sovi¨¦ticos y que, cuando termin¨® el r¨¦gimen, alert¨® de la existencia de aquellos cuartuchos del horror donde fue torturado durante meses. Tuerto, encorvado, y vestido con el uniforme del ej¨¦rcito explica que se comunicaban con el resto de encarcelados mediante el sistema morse dando golpes en las paredes. ¡°Cont¨¢bamos las mujeres, ni?os y hombres que desaparec¨ªan para no olvidarnos¡±.
En aquel periodo, los fieles tuvieron que vivir su fe en la clandestinidad, recuerda Aushra Kirchalaite, a la salida de la catedral de Vilna, a pocos metros de aquel templo de la tortura. Nacida en 1960, en plena era sovi¨¦tica y como tantos otros cat¨®licos practic¨® su fe en la penumbra. ¡°Mi abuela me llevaba a escondidas a la Iglesia, me bautizaron en secreto, todo lo hac¨ªamos de tapadillo¡±, recuerda. Tuvo consecuencias en la Iglesia lituana actual, cuenta un cura que prefiere no dar su nombre. ¡°Los sacerdotes no est¨¢n habituados a trabajar con los j¨®venes. Primero estaba prohibido en la ¨¦poca sovi¨¦tica. Luego se ha perdido el saber hacer. No hay apenas escuelas cat¨®licas ni oratorios. Hay solo 4 o 5 escuelas cat¨®licas. Un sacerdote anciano no sabe qu¨¦ transmitir a un sacerdote joven¡±.
Los jud¨ªos vivieron tambi¨¦n su martirio aqu¨ª. Una comunidad entera exterminada. Fueron asesinadas el 90% de las 220.000 personas y se cre¨® un gueto en la ciudad en el lugar donde solo queda hoy una placa y tiendas y caf¨¦s donde tomar un brunch. No ha habido respiro para las minor¨ªas. Y el Papa lo record¨® previniendo sobre nuevos brotes de supremacismo. ¡°Cu¨¢ntas veces ha sucedido que un pueblo se crea superior, con m¨¢s derechos adquiridos, con m¨¢s privilegios por preservar o conquistar¡±.
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