Venezuela en la hora de todos
El aterrizaje del componedor Rodr¨ªguez Zapatero y la reanimaci¨®n de las agrupaciones peleles de la dictadura presagian una nueva farsa hecha de di¨¢logo y elecciones ama?adas a fin de a?o
Hace pocas semanas, en una sesi¨®n la Asamblea Nacional de Venezuela, corporaci¨®n que invariablemente debe advertirse que es la leg¨ªtima, por oposici¨®n al cuerpo llamado Constituyente, creado a la medida de Nicol¨¢s Maduro mediante un indignante fraude electoral, pintaban al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, como un presuntuoso entrometido al servicio de una facci¨®n de la oposici¨®n venezolana presuntamente partidaria de una salida violenta a nuestra crisis pol¨ªtica e institucional.
Esa opini¨®n no era un¨¢nime aunque s¨ª mayoritaria. Uno de sus voceros, Henry Ramos Allup, Secretario General de Acci¨®n Democr¨¢tica, denunci¨® a algunos pol¨ªticos que se han visto en la imperiosa necesidad de exiliarse, reput¨¢ndolos de taimados oportunistas que llevan vida muelle en el extranjero, lejos de la ordal¨ªa que hoy atraviesan los venezolanos del com¨²n.
Los exiliados conspiran a buen seguro ¡ªtron¨® Ramos Allup¡ª, para ser ellos quienes dirijan sectariamente el pa¨ªs tan pronto Maduro se haya ido, si es que alguna vez se marcha.
Los dicterios contra Almagro fueron proferidos en respuesta a la exhortaci¨®n que el Secretario General hizo a los parlamentarios leg¨ªtimos de acatar una sentencia del sedicente Tribunal Supremo en el exilio.
La sentencia de culpabilidad en delitos de corrupci¨®n entra?aba para la Asamblea destituir, bien que por ahora solo simb¨®licamente, a Nicol¨¢s Maduro. Hubo reparos de orden pol¨ªtico, se invocaron tecnicismos constitucionales y al cabo, a rega?adientes y habiendo cuestionado su pertinencia, la sentencia fue acatada.
Lo m¨¢s grave de este episodio parlamentario fue la impiedad de las descalificaciones encajadas a los ausentes. El lance dej¨® ver cu¨¢n enajenada de la realidad est¨¢ buena parte de la clase pol¨ªtica opositora, cu¨¢n ajena a la profunda decepci¨®n moral que su actual irrelevancia infunde en millones de venezolanos.
Hablo de los mismos venezolanos que durante a?os adhirieron con entusiasmo y entrega a todas las t¨¢cticas propuestas por sus l¨ªderes.
La estrecha sinton¨ªa entre el electorado opositor y la dirigencia dem¨®crata se expres¨® como nunca en la consulta nacional promovida por la hoy extinta Mesa de Unidad Democr¨¢tica (MUD) el 16 de julio de 2017.
Siete millones y medio de votantes ¡ªcifra r¨¦cord en los anales del rechazo electoral al r¨¦gimen¡ª rechazaron entonces, ?y a instancias de la MUD!, la convocatoria a unas elecciones fraudulentas que malamente sustentan la fementida asamblea de Maduro.
Esa c¨¢fila de avilantados, erigida en pandilla obediente a Maduro gracias al fraude electoral, usurp¨® las funciones de la Asamblea leg¨ªtima e instaur¨® ya sin ambages la dictadura que hoy padecemos.
La dictadura convoc¨® de inmediato a unas elecciones estatales a las que incre¨ªblemente acudieron el partido de Ramos Allup y otras agrupaciones integrantes de la hoy ya desaparecida MUD. Invocaron para ello argumentos especiosos, de insostenible politiquer¨ªa, dando la espalda al obligante mandato expresado en el refer¨¦ndum del 16J que ellos mismos hab¨ªan convocado. Los resultados fueron catastr¨®ficos.
Contrastaron tristemente con los triunfos electorales del pasado, el m¨¢s notable de los cuales fue el que, en 2015, logr¨® una aplastante mayor¨ªa opositora en la Asamblea leg¨ªtima.
El desencanto universal no tard¨® en cundir y en mayo pasado se expres¨® en una abstenci¨®n electoral sin precedentes. Desde entonces, el des¨¢nimo opositor agrava la tragedia humanitaria que abate al pa¨ªs.
El aterrizaje del componedor Rodr¨ªguez Zapatero, la semana pasada, y la reanimaci¨®n de las agrupaciones peleles de la dictadura, como la encabezada por Henri Falc¨®n, presagian una nueva farsa hecha de di¨¢logo, gesticulaci¨®n negociadora y elecciones ama?adas a fin de a?o. Maduro busca con ello prolongar su tiran¨ªa brutal d¨¢ndole una fachada democr¨¢tica.
Muchos vaticinan ya que Ramos Allup, y quienes en el pasado reciente han pensado y obrado como ¨¦l, acudan nuevamente a ellas, con buena o mala fe y en los t¨¦rminos que paute Maduro. Su argumento ser¨¢ el ya manido y equivocado de que no hay que ceder espacio electoral al madurismo.
Ante ello, se hace imperioso que los dem¨®cratas rechacen vivamente esa convocatoria y derroten el designio dictatorial con ¨¢nimo unitario tan sincero y resuelto que logre vencer el desencanto.
No parece, entonces, sabio ni oportuno tomarla contra el denodado Luis Almagro y los valiosos l¨ªderes venezolanos que trabajosamente han logrado concitar el apoyo de la comunidad internacional, tan esquivo en el pasado y tan necesario como el sacrificio de quienes hoy act¨²an en Venezuela para imponerle a Maduro la realizaci¨®n de elecciones genuinamente libres, las ¨²nicas con verdaderas posibilidades liquidadoras de la dictadura.
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