¡°Ya es imposible cerrar los ojos ante la represi¨®n en Nicaragua¡±
La 'n¨²mero dos' de Alvarado deja la puerta abierta a llevar a Daniel Ortega ante la Corte Penal Internacional: "No podemos descartar nada"
Epsy Campbell Barr (San Jos¨¦, 1963) es la primera vicepresidenta negra en la historia de las democracias latinoamericanas. El reci¨¦n elegido jefe de Estado y de Gobierno de Costa Rica, Carlos Alvarado (centroizquierda), la nombr¨® en mayo ministra de Relaciones Exteriores, un cargo que siempre hab¨ªa sido ocupados por hombres y al que tampoco hab¨ªa accedido nunca un afrodescendiente. Son gestos que ejemplifican la mayor inclusi¨®n que promueve el nuevo Gobierno, pero que han pasado a un segundo plano ante la magnitud de la empresa que la canciller Campbell tendr¨¢ por delante: el estallido de la crisis nicarag¨¹ense, la represi¨®n del Ejecutivo de Daniel Ortega y la ola migratoria de nicarag¨¹enses que buscan refugio en su vecino sure?o.
Costa Rica sinti¨® de inmediato los efectos a trav¨¦s de dos v¨ªas: las exportaciones hacia el pa¨ªs centroamericano, que cayeron y siguen sin recuperarse, y las miles de solicitudes de refugio de personas que se sienten amenazadas en Nicaragua, que no han dejado de crecer. Desde que comenz¨® la crisis han llegado m¨¢s de 25.000 peticiones, hoy en distintas fases de tramitaci¨®n. En paralelo se ha activado el germen de la xenofobia y la inquietud por la capacidad del pa¨ªs centroamericano -una de las econom¨ªas m¨¢s avanzadas de Am¨¦rica Latina- de absorber a los nuevos inmigrantes.
P. Dijo Ortega que les pedir¨ªa la lista de refugiados nicarag¨¹enses en Costa Rica. ?Le han respondido oficialmente?
R. ?l no hizo ninguna solicitud formal, pero nuestro presidente le contest¨® con claridad: la gente que pide refugio pide refugio porque tiene miedo, y a esa gente uno no la entrega al causante de ese miedo.
P. ?Por qu¨¦ la insistencia de Costa Rica ante el mundo?
R. Nicaragua vive una situaci¨®n dram¨¢tica en derechos humanos y democracia, con amplios impactos econ¨®micos y sociales, no solo en Nicaragua, sino tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs. Lo dijimos en la OEA y en Naciones Unidas la semana pasada.
P. ?Qu¨¦ pide a la comunidad internacional?
P. Que act¨²e de manera inmediata. Todas las violaciones de derechos humanos han sido constatadas por la misi¨®n del Alto Comisionado [de la ONU]. Ac¨¢, en Costa Rica, estamos pagando factura de esta crisis democr¨¢tica de Nicaragua. No se ha hecho lo suficiente en el plano internacional, aunque celebramos algo que hasta hace poco parec¨ªa imposible: que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pueda asumir esta discusi¨®n sobre Nicaragua. Ya es imposible cerrar los ojos ante la represi¨®n policial de manifestaciones pac¨ªficas, ante la detenci¨®n de estudiantes, ante las denuncias sobre torturas... Hay un toque de queda autoimpuesto, el turismo dej¨® de llegar a Nicaragua y se est¨¢ expulsando a muchos nicarag¨¹enses.
La exdiputada Campbell debuta en la diplomacia global con verbo fuerte y comprometida con la l¨ªnea cr¨ªtica de Alvarado contra las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua. Lo volvi¨® a reiterar este jueves en la Asamblea General de la ONU, donde habl¨® como representante del presidente Alvarado, que prefiri¨® quedarse en el pa¨ªs para hacer frente a una huelga de empleados p¨²blicos que ya se extiende por casi tres semanas. ¡°Costa Rica no puede llevar sola esa carga. La situaci¨®n de Nicaragua no es sostenible (¡) La crisis en ese pa¨ªs tiene potencial de escalamiento con un impacto directo en la estabilidad y el devenir del desarrollo de Centroam¨¦rica¡±, dijo Campbell en Nueva York solo dos semanas despu¨¦s de reiterar la decisi¨®n de San Jos¨¦ de dejar sin embajador su sede diplom¨¢tica en Managua.
P. ?A qu¨¦ se refiere con ¡°actuar de manera inmediata¡± en Naciones Unidas?
R. El multilateralismo debe buscar el mecanismo a trav¨¦s del cual llamar a Nicaragua a rendir cuentas. Deben pedirle, de manera inmediata, un cese a la represi¨®n. Es un pa¨ªs que tiene quiz¨¢s m¨¢s de 400 muertos, una cifra propia de una guerra civil. No podemos normalizar eso. Se requiere una acci¨®n articulada y no conformarse con lo que Nicaragua quiera reportar o no. Debe restituirse el ingreso a la misi¨®n del Alto Comisionado de Derechos Humanos.
P. ?A qu¨¦ atribuye este desinter¨¦s que usted detecta en la comunidad internacional frente a la situaci¨®n en Nicaragua?
R. Costa Rica ha sido muy eficiente en colocar a Nicaragua en la discusi¨®n internacional, pero Nicaragua tiene a¨²n aliados.
P. ?Qui¨¦nes?
R. Bueno, ya vio los pa¨ªses que se opusieron a debatir el tema en el Consejo de Seguridad [China y Rusia, ambos con poder de veto, m¨¢s Bolivia, Kuwait y Etiop¨ªa]. Algunos creen el relato que no es real. Nosotros aqu¨ª recibimos a dirigentes sociales, a muchachitos que estaban felices estudiando en sus universidades, a m¨¦dicos que fueron despedidos por atender a personas de las protestas... ?En qu¨¦ pa¨ªs del mundo despiden a la gente que hace su trabajo? Bueno, de eso es capaz del Gobierno nicarag¨¹ense.
P. Rusia lleva varios a?os con presencia en Nicaragua ?Juega alg¨²n papel ahora?
R. No tengo los elementos para medir cu¨¢nto apoyo tiene Nicaragua, pero lo cierto es que tiene un di¨¢logo con unos actores pol¨ªticos internacionales que a¨²n le acreditan legitimidad internacional. Nosotros lo que les pedimos es que vayan a Nicaragua y vean lo que all¨ª ocurre. ?Qui¨¦n que tiene todo controlado expulsa a una misi¨®n de derechos humanos? Nosotros tenemos la evidencia en nuestro territorio, por eso pedimos acciones m¨¢s contundentes que permitan un arreglo pac¨ªfico.
P. ?Con Ortega o sin Ortega?
R. No nos metemos en esa pol¨ªtica interna; lo que procura Costa Rica es que se acabe la represi¨®n y haya una soluci¨®n pac¨ªfica a la demanda social.
P. El expresidente ?scar Arias ha dicho que Costa Rica deber¨ªa llevar a Ortega a la Corte Penal Internacional. ?Ha pensado en esa posibilidad?
R. No ha existido un Gobierno en Costa Rica que haya sido tan contundente frente a Nicaragua. Llevar a una persona a la Corte implica todo un proceso que podr¨ªa valorarse. Pero, por el momento, seguiremos siendo consistentes usando las herramientas que tenemos a mano para impactar en la realidad nicarag¨¹ense desde la multilateralidad y con la pol¨ªtica de atenci¨®n de flujos migratorios, aunque no sea muy popular. Esas recomendaciones siempre son buenas: podemos analizarlas y no podemos descartar nada.
P. El informe del Alto Comisionado de la ONU enumera violaciones serias a los derechos humanos, atribuibles a Ortega. ?No es suficiente para llevarlo a la Corte Penal Internacional?
R. Hay expertos que han trabajado cerca de la Corte y que podr¨ªan darnos algunas opiniones sobre ese informe. Si bien para nosotros es terror¨ªfico el contenido del informe, eso no necesariamente se compara con otras cosas muy atroces que tambi¨¦n ocurren en otras partes del mundo. Ese razonamiento debe ser muy apegado al realismo jur¨ªdico y hay que ver si d¨¦ para armar un caso. Por eso le digo que no lo descartamos.
P. ?Se mantiene la pol¨ªtica de acogida de Costa Rica?
R. Exacto. Tenemos que establecer prioridades y es la forma de atender esa realidad migratoria de nicarag¨¹enses, pero tambi¨¦n de venezolanos, salvadore?os y extracontinentales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.