Los ¡°canallas¡± de Carlos Bolsonaro contra las mujeres
Indignado por los reproches a una de sus publicaciones en Instagram, el hijo del candidato ultraconservador insulta a sus cr¨ªticos
No era dif¨ªcil leer como una provocaci¨®n y una apolog¨ªa a la tortura, y hasta como una amenaza, la imagen colocada por Carlos Bolsonaro, hijo del candidato de ultraderecha del Partido Social Liberal (PSL) a las presidenciales, en su perfil de Instagram. En ella aparec¨ªa un hombre ensangrentado con los brazos atados, un saco de pl¨¢stico atado en la cabeza y el hashtag #EleNao, que ha sido adoptado por el movimiento sobre todo de las mujeres, contra el candidato de ultraderecha.
Indignado por haber sido, seg¨²n ¨¦l, mal interpretada su publicaci¨®n que pretend¨ªa ser s¨®lo una cr¨ªtica al arte contempor¨¢neo, calific¨® de ¡°canallas¡± a sus cr¨ªticos, fundamentalmente mujeres. Y lo son porque ellas poseen una sensibilidad especial para detectar donde se esconden las bacterias del odio. Las mujeres, desde hace siglos, han sido siempre consideradas inferiores, casi un objeto al servicio de los varones. Han sufrido los latigazos de la discriminaci¨®n y del desprecio. Poseen, por ello, un sexto sentido para distinguir la cr¨ªtica, que forma parte de la dial¨¦ctica de la cultura, de las amenazas por disfrazadas que se presenten.
En otra columna record¨¦ que es significativo que los hombres, que fueron quienes fundamentalmente crearon el lenguaje, hicieron femeninos los vocablos que evocan violencia, como guerra, armas, p¨®lvora, tortura, y hasta la muerte. Ahora, el hijo del candidato de ultraderecha, admirador de la tortura y apasionado de las armas, ha lanzado contra las mujeres otro vocablo, tambi¨¦n femenino, el de ¡°canallas¡±, que evoca de nuevo tristes recuerdos de segregaci¨®n.
Esa palabra dura que tortura al escucharla nuestros o¨ªdos ya fue usada en el pasado para insultar a los negros, a los jud¨ªos y a los ¨¢rabes. Y hoy vuelve a resonar en Brasil para ofender, y quien sabe si amenazar, a las mujeres que se oponen a la cultura del odio y la violencia. Ellas pueden aparecer en su lucha contra la ignominia (otra palabra femenina) duras y desafiantes, pero en su coraz¨®n la mujer prefiere apostar por la paz y la concordia. Son ellas quienes siempre cuidaron de la vida y, cuando odian, es s¨®lo contra todo aquello que engendra dolor y muerte.
No tiene, pues, sentido el estupor del hijo de Bolsonaro frente a la reacci¨®n que ha producido, sobre todo en las mujeres, la imagen de un torturado asociado con el hashtag #elenao, que ellas han acu?ado contra el candidato que ha hecho de la exaltaci¨®n de la violencia, el lema de su campa?a electoral.
Soy un defensor empedernido de la libertad de expresi¨®n, por convicci¨®n y porque sufr¨ª en mi profesi¨®n los latigazos de la censura durante la dictadura franquista. Por ello, no s¨¦ si el hijo de Bolsonaro deber¨ªa o no ser condenado por su presunta apolog¨ªa a la tortura. Quiz¨¢s su peor condena sea el desprecio, sobre todo de las mujeres. De aquellas que se oponen no s¨®lo a la p¨®lvora de las armas que mata a sus hijos antes de verlos crecer, sino tambi¨¦n a lo que envenena la convivencia ya demasiado comprometida en este pa¨ªs y en estas elecciones por quienes prefieren apostar por la discordia y el odio, como si les diese miedo la concordia y la paz entre hermanos. Esas s¨ª, dos palabras merecidamente femeninas.
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