Un acuerdo que esquiva el peor escenario y mantiene las reglas del juego
M¨¦xico y Canad¨¢ ceden a exigencias de Trump para conservar, en lo sustancial, los puntos clave del pacto comercial de 1994
Hace poco m¨¢s de un mes M¨¦xico salvaba una bola de set con el compromiso suscrito con Estados Unidos para crear un nuevo marco comercial bilateral. Este domingo, con la incorporaci¨®n al acuerdo de Canad¨¢, ambos pa¨ªses salvan una bola de partido. Su dependencia de la primera potencia mundial es indiscutible, tanto en el plano puramente exportador -casi ocho de cada 10 d¨®lares que les llegan por esta v¨ªa proceden de ventas a EE UU- como en el inversor -en el caso mexicano, m¨¢s del 40% de los flujos entrantes son estadounidenses-. Cesiones mediante, tanto M¨¦xico como Canad¨¢ logran as¨ª un objetivo que parec¨ªa lejano, cuando no quim¨¦rico, hace no tantos meses: mantener, en lo sustancial, el paraguas legal que regula las relaciones econ¨®micas entre los tres pa¨ªses. Estas son las principales claves del nuevo acuerdo:
Industria automotriz: cede M¨¦xico. Era la joya a preservar para las autoridades mexicanas. La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLC) en 1994 convirti¨® al pa¨ªs latinoamericano en una potente plataforma manufacturera y atrajo a las multinacionales del sector, que vieron en ¨¦l la puerta de entrada perfecta para el mayor mercado mundial: EE UU. Los salarios bajos -hasta seis veces menos que al norte del r¨ªo Bravo, seg¨²n los c¨¢lculos del servicio de estudios de BBVA-, son y siguen siendo el combustible perfecto para este esquema, que ha disparado el d¨¦ficit comercial estadounidense con M¨¦xico. Para tratar de acotarlo, la Administraci¨®n Trump introduce en el nuevo pacto una regla de origen -el porcentaje m¨ªnimo de componentes que monta cada coche que tiene que venir de cualquiera de los tres pa¨ªses- m¨¢s alta: pasa del 62,5% al 75%. Este cambio elevar¨¢ los costes de producci¨®n de las ensambladoras y obligar¨¢ a ajustes en la cadena productiva, ya que casi la mitad de los turismos que fabrica M¨¦xico no cumple con el nuevo umbral. ¡°Puede presentar un reto para las empresas¡±, ha reconocido este lunes el pr¨®ximo canciller mexicano, Marcelo Ebrard. ¡°Va a ser complejo aumentar el contenido regional porque Norteam¨¦rica va a tener que seguir comprando insumos asi¨¢ticos¡±, complementa Jos¨¦ Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Econ¨®mico (IDIC).
Adem¨¢s, el 40% de los componentes que monta cada veh¨ªculo tendr¨¢n que proceder en regiones con un salario manufacturero de al menos 16 d¨®lares por hora, una condici¨®n que no cumple M¨¦xico y s¨ª EE UU y Canad¨¢. Washington espera que este nuevo requisito lleve de vuelta a casa parte de la producci¨®n de componentes perdida en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. El ensamblaje mexicano de veh¨ªculos queda, en cambio, protegido ante un futuro arancel estadounidense del 25% sobre este sector, tal y como ha dejado caer Trump: mientras el resto del mundo lo sufrir¨ªa, el pa¨ªs latinoamericano a¨²n tendr¨ªa un margen de crecimiento del 40% sobre su producci¨®n actual sin tener que pasar por caja. Los grav¨¢menes, tan temidos hasta ahora en la Ciudad de M¨¦xico, podr¨ªan tornarse ahora en favorables para sus intereses: si Trump acaba dando el paso, ser¨ªa mucho m¨¢s atractivo que Asia o Europa del Este para los gigantes del sector.
Disparidad en otras industrias. El pacto a tres bandas -casi 2.000 p¨¢ginas en su versi¨®n en ingl¨¦s- no evita, sin embargo, que se mantengan los aranceles impuestos por EE UU al acero y el aluminio importado desde Canad¨¢ y M¨¦xico. El sector automotor es el m¨¢s afectado por el sobrecoste de esta materia prima. Est¨¢ por ver s¨ª este punto se resuelve antes de la firma. Las nuevas provisiones para la protecci¨®n de patentes tambi¨¦n tendr¨¢n efectos en la industria mexicana de medicamentos gen¨¦ricos, porque se prolonga la vida de estos derechos de propiedad intelectual. Canad¨¢ mostr¨® reticencias. Tambi¨¦n se refuerza las normas en el sector textil y otras fibras para incentivar la producci¨®n en la regi¨®n. El nuevo tratado busca en paralelo liberalizar el mercado de servicios financieros.
Vuelta de tuerca en el mercado laboral mexicano. El nuevo acuerdo obliga a M¨¦xico a garantizar la libertad de asociaci¨®n y al ¡°reconocimiento efectivo¡± de la negociaci¨®n colectiva. Tambi¨¦n a la eliminaci¨®n del trabajo infantil -una lacra que pervive, en pleno siglo XXI, en amplias zonas del pa¨ªs- y a garantizar unas condiciones de trabajo ¡°aceptables¡±. Los sindicatos estadounidenses, los m¨¢s beligerantes en este ¨¢mbito, han dado la bienvenida al lenguaje duro del nuevo acuerdo en esta materia y al reforzamiento del papel de los representantes de los trabajadores en M¨¦xico, algo que no estaba en el TLC de 1994. La duda es hasta qu¨¦ punto estas nuevas provisiones afectar¨¢n a las fuertes -e injustas- disfunciones en el mercado laboral mexicano, en el que las tres cuartas partes de los convenios colectivos son de protecci¨®n patronal -es decir, acuerdos simulados en los que los sindicatos no representan los intereses de la masa laboral de la empresa-, seg¨²n los datos de la profesora del ITAM Joyce Sadka. El salario m¨ªnimo mexicano es de 88 pesos diarios (4,7 d¨®lares, al cambio actual), una cifra que deja a los trabajadores que lo cobran por debajo del umbral de la pobreza.
¡°Hasta ahora cada pa¨ªs pod¨ªa actuar de manera libre en este ¨¢mbito. Ahora, M¨¦xico tendr¨¢ que repensar su modelo, transitando a esquemas de mayor productividad¡±, apunta De la Cruz. ¡°Los cambios ayudar¨¢n a regular mejor el marco sindical que hay ahora en M¨¦xico¡±, augura Carlos Serrano, economista jefe de BBVA Bancomer, la primera entidad financiera del pa¨ªs. El problema es que casi seis de cada 10 puestos de trabajo en M¨¦xico son informales y ah¨ª el nuevo esquema no tiene nada que decir.
Sin cl¨¢usula de terminaci¨®n autom¨¢tica. EE UU encar¨® la negociaci¨®n hace 13 meses con un objetivo de m¨¢ximos: ponerle fecha de caducidad al acuerdo. Era la muestra m¨¢s evidente de hasta qu¨¦ punto el TLC irritaba a Trump. Con este automatismo se buscaba renegociar sus t¨¦rminos cada cinco a?os para mantener vivo el acuerdo bajo amenaza de ruptura autom¨¢tica si no se alcanzaba un acuerdo. Este punto generaba una gran incertidumbre en el sector empresarial: ?qui¨¦n iba a invertir en Canad¨¢ y, sobre todo, en M¨¦xico con vistas a exportar sin saber de antemano el horizonte temporal del pacto? Las patronales, las c¨¢maras de comercio, las autoridades canadienses y, sobre todo, las mexicanas se plantaron desde el principio: si hay fecha de caducidad, dijeron, no habr¨ªa pacto. La soluci¨®n es la siguiente: el texto tendr¨¢ una vigencia de 16 a?os y al sexto de su entrada en vigor se someter¨¢ a un proceso de revisi¨®n para identificar las partes que se pueden mejorar o adaptar. Pero sin amenaza de ruptura.
Soluci¨®n de controversias: una aspiraci¨®n de Trump que se cae sobre la marcha. Era uno de los grandes obst¨¢culos para el acuerdo. Washington quer¨ªa desmantelar el esquema de soluci¨®n de controversias por completo porque consideraba que el panel de ¨¢rbitros que fijaba el TLC de 1994 violaba su soberan¨ªa. Para Canad¨¢ era una l¨ªnea roja, como ya lo fue hace un cuarto de siglo. Al final, quedar¨¢ pr¨¢cticamente como estaba. Cede Trump, gana Trudeau. ¡°Es una gran victoria¡±, remarcan los analistas desde Bank of America.
Concesiones de Canad¨¢ en l¨¢cteos. El comercio de leche y otros productos l¨¢cteos fue el principal caballo de batalla en la recta final de la negociaci¨®n, a pesar de que desde el punto de vista del volumen es insignificante. Pol¨ªticamente, en cambio, es un tema muy sensible a ambos lados de la frontera. Canad¨¢ tendr¨¢ que dar un mayor acceso a los productos estadounidenses a su mercado, hasta ahora muy restringido. Desde Bank of America reconocen que es una clara concesi¨®n canadiense para ¡°mantener vivo¡± el tratado trilateral, aunque anticipa que Ottawa compensar¨¢ a sus productores por la rebaja de las protecciones.
Muchos cap¨ªtulos heredados del TPP, el acuerdo que tanto denost¨® Trump. El sector l¨¢cteo es un buen ejemplo, pero hay m¨¢s: muchos cap¨ªtulos se inspiran, parad¨®jicamente, en el acuerdo comercial transpac¨ªfico (TPP), del que el magnate republicano se sali¨® en su primera gran decisi¨®n como presidente. Dan Ujczo, abogado experto en cuestiones comerciales, subraya que las dos terceras partes de las nuevas disposiciones recogidas en el nuevo acuerdo norteamericano tienen alg¨²n trazo del TPP, lo que muestra las contradicciones de la estrategia de Trump.
Cambio de nombre, asunto cosm¨¦tico. Aunque no tiene ninguna relevancia t¨¦cnica ni sobre el comercio entre los tres pa¨ªses, dejar atr¨¢s el nombre NAFTA (TLC, en espa?ol) era una de las mayores exigencias de Trump, que lleva meses cargando contra las supuestas ¡°injusticias¡± de este tratado para EE UU. Pasar¨¢ a llamarse Acuerdo Estados Unidos-M¨¦xico-Canad¨¢, pero la ¨²nica mutaci¨®n que traer¨¢ es esa: otro envoltorio para vend¨¦rselo a su electorado.
La firma, en dos meses. La idea es que el acuerdo quede sellado en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G20 de finales de noviembre en Buenos Aires (Argentina), a la que asistir¨¢n Donald Trump, Enrique Pe?a Nieto y Justin Trudeau. Necesitar¨¢, adem¨¢s, el visto bueno de las C¨¢maras legislativas de los tres pa¨ªses. En M¨¦xico no se habr¨¢ problemas: la nueva mayor¨ªa de Morena apoyar¨¢ el nuevo acuerdo. Tampoco en Canad¨¢. M¨¢s dudas hay en EE UU, donde las elecciones legislativas de noviembre amenazan con ser un tsunami para los republicanos. Hasta entonces seguir¨¢ vigente el TLC actual.
Adaptado al siglo XXI. El acuerdo de 1994 estaba obsoleto en este punto: en aquel momento, Internet era solo una tecnolog¨ªa embrionaria. Se introducen cambios en disposiciones dedicadas a la propiedad intelectual para hacer frente a amenazas como la pirater¨ªa. En este sentido se crea un nuevo sistema para detectar y eliminar infracciones. Los cambios afectar¨¢n tambi¨¦n al comercio electr¨®nico, al establecer que las compras inferiores a los 150 d¨®lares estar¨¢n libres de aranceles. Canad¨¢ lograr preservar el statu quo en el apartado relativo a los bienes culturales. El acuerdo incluye una provisi¨®n que hace referencia a los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, pero no colma las expectativas de Trudeau y su Gobierno.
Reservas con China. En caso de que alguno de los tres pa¨ªses firmantes quisieran cerrar un trato comercial con el gigante asi¨¢tico -una econom¨ªa considerada "de no mercado"-, tendr¨ªa que avisar con al menos tres meses de antelaci¨®n de la intenci¨®n de iniciar las conversaciones. Y el resto de socios del nuevo TLC podr¨ªa retirarse del acuerdo norteamericano si considera que pone en peligro lo pactado. El mecanismo parece ideado por Washington para evitar cualquier intento de acercamiento de M¨¦xico a Pek¨ªn.
Contra la manipulaci¨®n de divisas. El pacto incluye una provisi¨®n orientada a disuadir a que los pa¨ªses manipulen sus monedas para favorecer su posici¨®n de juego en el mercado global. En la pr¨¢ctica no afecta a los tres miembros de la zona de libre cambio porque sus divisas fluct¨²an libremente. Mira m¨¢s hacia los terceros pa¨ªses como China y abre la puerta a su introducci¨®n en futuros acuerdos comerciales, como ya ocurre en el reci¨¦n firmado con Corea del Sur.
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