El jefe de los obispos sale en defensa del Papa por las acusaciones de encubrimiento
Marc Ouellet acusa al exnuncio Vigan¨° de perpetrar un ¡°montaje pol¨ªtico carente de fundamento¡±
El caso Vigan¨°, desatado cuando el arzobispo y exnuncio en Washington acus¨® el pasado agosto?al Papa de encubrir los abusos del cardenal Theodore McCarrick y pidi¨® su dimisi¨®n, sigue comport¨¢ndose como un elefante dentro del Vaticano 40 d¨ªas despu¨¦s de su explosi¨®n. Esta vez ha sido la propia Santa Sede, a trav¨¦s de una carta firmada por Marc Ouellet, prefecto para la Congregaci¨®n de los Obispos, la que ha vuelto sobre el tema para aclarar algunos puntos. El prelado, que no se encuentra en el c¨ªrculo m¨¢s cercano de Francisco, ha escrito una carta de tres p¨¢ginas difundida por la Secretar¨ªa de Comunicaci¨®n del Vaticano en la que defiende al Papa y acusa a Carlo Maria?Vigan¨° de perpetrar un ¡°montaje pol¨ªtico carente de un real fundamento¡±.
Ouellet, justo cuando se celebra en Roma el multitudinario s¨ªnodo de obispos sobre la juventud, ha elaborado una carta abierta en la que desmenuza algunas de las acusaciones que lanz¨® Vigan¨° contra el Pont¨ªfice y la jerarqu¨ªa eclesial. Directo, tute¨¢ndole y afe¨¢ndole su comportamiento, el cardenal recorre todos los episodios recientes. "Te digo francamente que acusar al Papa de haber encubierto conscientemente a este presunto depredador sexual, y por lo tanto de ser c¨®mplice de la corrupci¨®n en la Iglesia, al punto de considerarlo indigno de seguir con su reforma como primer pastor de la Iglesia, me resulta incre¨ªble e inveros¨ªmil", afirma Ouellet. Y contin¨²a expresando su sorpresa ante su denuncia: "No llego a comprender c¨®mo has podido dejarte convencer de esta acusaci¨®n monstruosa que no se sostiene. Francisco no tuvo nada que ver con su promoci¨®n en Nueva York, Metuchen, Newark y Washington".
El consejo de cardenales que asesora al papa Francisco, conocido como C9, anunci¨® hace un mes que el Vaticano dar¨ªa las oportunas y necesarias explicaciones a las acusaciones de Vigan¨°. Pero nunca llegaron, al menos de forma oficial. La carta de Ouellet, difundida por el servicio de prensa del Vaticano y, por lo tanto, aprobada por la Secretar¨ªa de Estado, es lo m¨¢s cercano a una versi¨®n oficial que ha salido hasta ahora de la Santa Sede sobre un tema que colea desde el verano y que sigue a?adiendo cap¨ªtulos a este serial. ¡°Recuerdo haber gozado durante un tiempo de tu estima y de tu confianza, pero constato que ahora he perdido ante tus ojos la dignidad que me reconoc¨ªas, por el simple hecho de haber permanecido fiel a las orientaciones del Santo Padre en el servicio a la Iglesia que me ha confiado¡±.
El Vaticano anunci¨® ese mes que el Papa hab¨ªa expulsado del Colegio Cardenalicio a McCarrick, de 88 a?os, le hab¨ªa apartado de sus funciones y dispuesto su reclusi¨®n hasta el juicio can¨®nico sobre sus presuntos abusos sexuales de sacerdotes y seminaristas. Pudo ser casualidad, pero poco despu¨¦s lleg¨® la carta de Vigan¨°?en la que, a lo largo de 11 p¨¢ginas, apuntaba con bala al Pont¨ªfice, ped¨ªa su dimisi¨®n y le acusaba de haber mirado hacia otro lado sabiendo que McCarrick hab¨ªa sido sancionado y apartado por Benedicto XVI. El excardenal, jubilado en mayo de 2006, fue exhortado a no viajar y a no hacer apariciones p¨²blicas a fin de no provocar m¨¢s rumores como los que circulaban sobre ¨¦l. "Es falso presentar las medidas tomadas con relaci¨®n a ¨¦l como 'sanciones' decretadas por el papa Benedicto XVI y anuladas por el papa Francisco. Tras una revisi¨®n de los archivos, constato que no hay documentos al respecto firmados por uno u otro Papa, ni nota de audiencia de mi predecesor el cardenal Giovanni Battista Re".
Ouellet asegura que, tras revisar sus archivos "no hay documentos firmados por los papas que estipulen la obligaci¨®n de McCarrick al silencio y a la vida privada, bajo penas can¨®nicas". El motivo, sostiene el prefecto, es que "por entonces no se dispon¨ªa, a diferencia de hoy, de pruebas suficientes de su presunta culpabilidad". Su caso, dice, habr¨ªa provocado nuevas medidas disciplinarias si la Nunciatura de Washington u otra fuente "hubiera proporcionado informaciones recientes y decisivas" sobre su comportamiento.
El prefecto acepta la "incoherencia" de que McCarrick haya alcanzado los cargos m¨¢s elevados en la Iglesia cat¨®lica a lo largo de su larga vida, ante lo que se dice "asombrado", y asume "defectos en el procedimiento de selecci¨®n". Pero advierte de que "se debe comprender que las decisiones del Sumo Pont¨ªfice ¡ªa la hora de nombrar cargos¡ª se basan en las informaciones de las que se disponen en un preciso momento y constituyen el factor de un juicio prudencial que no es infalible".
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