C¨®mo resistir en tiempos brutos
Un manual para enfrentar las pr¨®ximas tres semanas y transformar el luto en lucha
Cubro elecciones como periodista desde que volvieron a existir en Brasil. Mi estreno como reportera, junto con el Brasil que acababa de emerger del largo y tenebroso invierno de la dictadura, fue en 1988, en las elecciones municipales. Las primeras elecciones presidenciales fueron en 1989. Fernando Collor de Mello, ¡°el cazador de maraj¨¢s¡± (funcionarios con sueldos altos y poco trabajo) seg¨²n la portada de la revista Veja, result¨® elegido. El hijo del coronelismo (oligarqu¨ªas que comandan una regi¨®n del pa¨ªs) del estado de Alagoas proclamaba que Lula, el hijo del sert¨®n nordestino, ten¨ªa un altavoz mayor que el suyo en casa. La gente cre¨ªa que Lula era m¨¢s rico que Collor, porque a mucha gente le gusta realmente creer, en cualquier cosa que le convenga. En esa ¨¦poca, Edir Macedo, el poderoso due?o de la Iglesia Universal del Reino de Dios, ya se denominaba obispo y era el feliz propietario de un imperio religioso. Pero era m¨¢s modesto, que se ha vuelto religioso-pol¨ªtico-medi¨¢tico. En aquella ¨¦poca, Macedo ya conversaba directamente con el Estado Mayor del Cielo y anunci¨® a los fieles que el propio Esp¨ªritu Santo le hab¨ªa informado que Collor era el hombre del momento. O a Macedo lo enga?¨® el Esp¨ªritu Santo ¡ªlos m¨¢s versados en temas b¨ªblicos pueden decirnos si eso es posible¡ª o escuch¨® susurros m¨¢s terrenales y se confundi¨®. O simplemente minti¨®. Entre la posibilidad de que el Esp¨ªritu Santo mintiera o que Edir Macedo mintiera utilizando el nombre del Esp¨ªritu Santo, me parece m¨¢s prudente apostar en la honestidad del Esp¨ªritu Santo. Pero que los evang¨¦licos, los realmente evang¨¦licos, me digan si mi pensamiento tiene l¨®gica o no. En estas elecciones, Macedo declar¨® que Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL) es el hombre del momento. Tambi¨¦n lo prefieren otros coroneles de la religi¨®n, como el pastor Silas Malafaia, que me llam¨® ¡°zorra¡± en 2011, en una entrevista al The New York Times. Un ejemplo del trato destinado a las mujeres por parte de estos hombres que dicen que hablan en nombre de Dios mientras cuentan el dinero sudado de los fieles. Y una perfecta identificaci¨®n con su candidato a presidente, que afirm¨® que no violar¨ªa a una diputada porque no se lo merec¨ªa por ser ¡°muy fea¡±, del mismo modo que afirm¨® que las mujeres son producto de un ¡°desliz¡± del macho durante el acto sexual.
Me permito este primer p¨¢rrafo porque, en esta primera vuelta de 2018, cumplo 30 a?os cubriendo elecciones. Segu¨ª todas las campa?as electorales de la redemocratizaci¨®n de Brasil, lo que se denomina convencionalmente Nueva Rep¨²blica. Y nunca, durante 30 a?os, he visto lo que he visto en estas elecciones de 2018.
He visto enfermar a las personas, estranguladas por una especie de p¨¢nico paralizante. He visto a amigos combativos, acostumbrados a la dureza de la lucha, prostrados por el sentimiento de impotencia ante la posibilidad de que un hombre como Jair Bolsonaro, un hombre que dice lo que es capaz de decir, gane. He visto a personas llorar d¨ªa tras d¨ªa. He recibido centenas de mensajes en WhatsApp con las mismas cuatro frases, la mayor¨ªa provenientes de mujeres.
¡°Estoy en p¨¢nico.¡±
¡°Estoy asustada.¡±
¡°Tengo miedo.¡±
¡°Estoy aterrada.¡±
1) En las elecciones determinadas por el fen¨®meno de la autoverdad, la melancol¨ªa enferma el cuerpo
Jair Bolsonaro, al que llaman ¡°desto¡± en las redes sociales, ha ganado estas elecciones incluso antes de la votaci¨®n de la primera vuelta. Brasil est¨¢ sumido en una crisis amplia, compleja, que es mucho m¨¢s que una crisis econ¨®mica y pol¨ªtica. Tambi¨¦n es una crisis de identidad y de palabra, como tantas veces ya he escrito aqu¨ª en los ¨²ltimos anos. La pobreza est¨¢ aumentando, la mortalidad infantil ha vuelto a crecer, enfermedades que ya estaban erradicadas vuelven a ser una amenaza, por falta de una cobertura de vacunaci¨®n eficiente. La malaria ha vuelto con toda su fuerza en la regi¨®n amaz¨®nica. Y la fiebre amarilla ha resurgido en el Sudeste del pa¨ªs. La violencia en el campo ha aumentado, y la Amazonia y el Cerrado est¨¢n todav¨ªa m¨¢s amenazados por la deforestaci¨®n. Brasil tiene todav¨ªa 13 millones de desempleados y un n¨²mero creciente de personas que han parado de buscar trabajo porque ni siquiera tienen la esperanza de volver a tenerlo.
La campa?a de Bolsonaro ha reducido las elecciones a una batalla de memes y de amenazas ¡°b¨ªblicas¡± por WhatsApp
Jair Bolsonaro ha vencido incluso antes de la votaci¨®n del pasado domingo, 7 de octubre, porque, en un escenario tan grave, su candidatura ha conseguido impedir cualquier debate serio. Su candidatura ha bloqueado la discusi¨®n de las ideas, la creaci¨®n de un proyecto para Brasil. La campa?a electoral ha quedado reducida a una batalla de memes y amenazas ¡°b¨ªblicas¡± por WhatsApp, donde he llegado a recibir un mensaje que dec¨ªa: ¡°Ya se han pedido aqu¨ª en Novo Hamburgo 100 toros para ofrecerlos a Satan¨¢s a favor del brujo Luiz In¨¢cio Lula da Silva, para que perturbe las elecciones y lo favorezca. Tambi¨¦n se sacrificar¨¢n ni?os en el altar de Belceb¨²¡±. Y las personas del grupo de evang¨¦licos, vinculado a la Asamblea de Dios, parec¨ªan cre¨¦rselo seriamente. Varias personas de este grupo tienen dificultades para escribir, pero el portugu¨¦s de este mensaje era correct¨ªsimo. En audios y v¨ªdeos ampliamente difundidos por WhatsApp, l¨ªderes religiosos pintaban el apocalipsis en el caso de que perdiera Bolsonaro, o en el caso de que ganara el Partido de los Trabajadores (PT). Sin que les molestaran las instituciones que tienen la obligaci¨®n de preservar la integridad de las elecciones.
Jair Bolsonaro ha ganado porque, en lugar de utilizar el momento de la campa?a para debatir proyectos, el tiempo se ha perdido en explicar lo autoexplicable: explicar por qu¨¦ no es aceptable votar a un candidato que dice que los negros de los quilombos (pueblo formado por descendientes de esclavos rebeldes que conquistaron el derecho a poseer tierras) no sirven ni para procrear, que es mejor que un hijo muera en un accidente de tr¨¢fico que salga con un ¡°bigotudo¡± (sin duda nunca ha perdido a un hijo para decir algo as¨ª), que sus hijos jam¨¢s saldr¨¢n con una negra porque ¡°est¨¢n muy bien educados¡±, que las mujeres tienen que cobrar menos porque se quedan embarazadas, que est¨¢ a favor de la tortura y que la dictadura civil y militar deber¨ªa haber matado a por lo menos treinta mil personas y que si mueren inocentes no pasa nada (siempre que no sean de su familia, claro). Alguien que es v¨ªctima de un ataque con arma blanca y que, en lugar de hacer un llamamiento a la paz en el pa¨ªs, como cabe a un l¨ªder responsable en momentos de gravedad, hace el gesto de disparar desde la cama del hospital como si tuviera cinco a?os. Alguien que dice una cosa y despu¨¦s dice que no dijo lo que est¨¢ grabado en audio y v¨ªdeo. Alguien cuyos seguidores tienen que empezar su discurso diciendo: ¡°No es el m¨¢s inteligente... ni el m¨¢s preparado, pero...¡±.
Jair Bolsonaro ha ganado incluso antes de ser el m¨¢s votado en la primera vuelta porque, hasta defendiendo la barbarie, ha sido el elegido de casi 50 millones de brasile?os. Y cuando hay que explicar por qu¨¦ no es posible elegir a un candidato que haga estas declaraciones y se las crea, esta batalla ya est¨¢ perdida. ?Explicar que una mujer no nace del desliz de un hombre ni debe cobrar menos porque se queda embarazada? ?Explicar que no es mejor que un hijo muera en un accidente a que sea gay? ?Explicar que no se puede decir que un negro no sirve ni para procrear? ?Explicar que no es posible matar y torturar? No tiene sentido tener que explicar esto. Ning¨²n sentido.
Si, en Estados Unidos, las elecciones de Donald Trump estuvieron marcadas por la posverdad, las elecciones de Brasil, lideradas por Jair Bolsonaro, son las elecciones de la autoverdad
Por no tener ning¨²n sentido, explicarlo tampoco cambia la situaci¨®n. Vivimos lo que he definido como ¡°autoverdad¡±: el contenido no importa, importa el acto de decir. As¨ª, comprobar hechos tampoco importa, porque los hechos no importan. El acto de decir se confunde con ¡°autenticidad¡±, con ¡°sinceridad¡±, con ¡°verdad¡±. No importa lo que se diga. La est¨¦tica se ha puesto en el lugar de la ¨¦tica. La ¡°verdad¡± se ha convertido en una elecci¨®n personal. Es el individuo llevado a la radicalidad. Si, en Estados Unidos, las elecciones de Donald Trump estuvieron marcadas por la posverdad, las elecciones de Brasil, lideradas por Jair Bolsonaro, son las elecciones de la autoverdad. Y, al igual que la posverdad, reproduce la l¨®gica de las redes sociales en internet y sus burbujas.
La democracia puede ser una gran fiesta en la que caben todas las diferencias. Es m¨¢s, la democracia solo es democracia cuando en ella caben todas las diferencias. Proyectos que no acojan las diferencias, que quieran eliminar ¡ªe incluso exterminar¡ª las diferencias y ejecutar a quienes las encarnan, no caben en la democracia. Porque defender la eliminaci¨®n de los diferentes, diciendo que no deber¨ªan existir o que valen menos que los dem¨¢s, no es una opini¨®n, sino un crimen. Un crimen estipulado en la legislaci¨®n brasile?a, pero que curiosamente persiste en esta campa?a y no se ha identificado como crimen ni castigado por parte de las instituciones responsables.?
Bolsonaro ha ganado incluso antes de ganar porque no solo ha ampliado el odio, sino que tambi¨¦n ha secuestrado el debate
Jair Bolsonaro ha ganado incluso antes de quedar en primera posici¨®n en la primera vuelta de las elecciones porque se han suspendido todos los debates importantes para Brasil, todas las discusiones en curso se han perdido, y el d¨ªa a d¨ªa se ha reducido a espasmos. No solo ha ampliado el odio, sino que tambi¨¦n ha secuestrado el debate. Ha sido un tiempo perdido para quien apuesta por la democracia. Pero no ha sido un tiempo perdido para los que apuestan por el caos, porque el odio se ha ampliado y los muros se han hecho m¨¢s altos y m¨¢s dif¨ªciles de cruzar por cualquier di¨¢logo.
Jair Bolsonaro est¨¢ ganando hace mucho tiempo porque ni siquiera ha tenido que explicar c¨®mo su gur¨² econ¨®mico y futuro ministro de Econom¨ªa, Paulo Guedes, el ultraliberal despreciado por los liberales moderados, propone un cambio que exigir¨¢ que los pobres paguen m¨¢s impuestos y los ricos, menos. O c¨®mo su vicepresidente, el general Hamilton Mour?o, dice que la decimotercera paga del trabajador es algo que solo existe en Brasil. Ni siquiera eso tuvo que explicar, porque el m¨¦dico supuestamente le habr¨ªa desaconsejado que participara en el debate en la cadena Globo, pero le habr¨ªa permitido dar entrevistas en el mismo horario en Record.
Jair Bolsonaro ha ganado incluso antes de haber ganado un n¨²mero expresivo de votos en la primera vuelta porque ha conseguido sumir a una parte de la poblaci¨®n en una par¨¢lisis atemorizada, como si estuvieran averiadas por dentro. Nunca se olviden de que la primera victoria de la opresi¨®n es sobre la subjetividad. Es lo que hace que una mujer apalizada cotidianamente se calle. O que una mujer violada no denuncie al violador. Hay algo que la ata por dentro. Es como si perdiera la voz incluso teni¨¦ndola, como si perdiera la fuerza incluso teni¨¦ndola. Ese es el efecto de ser violentada o violentado. Vi a mucha gente as¨ª al final de la campa?a de la primera vuelta, que ha vivido la campa?a violenta de Bolsonaro y de sus seguidores como una violencia sobre su propio cuerpo, sobre su mente y sobre su esp¨ªritu. Mujeres, principalmente, pero tambi¨¦n hombres.
Vamos a ver.
Jair Bolsonaro ha ganado, incluso antes de ganar, pero no puede seguir ganando. Y la primera lucha tiene lugar dentro de cada uno. No renuncien a su subjetividad. No permitan que roben su voz y su fuerza. No dejen que la vida sea tomada por el miedo. Hay que luchar en la segunda vuelta para que el autoritarismo no se instale en Brasil por el voto, otra contradicci¨®n de la democracia. Hay que resistir primero en las peque?as cosas del d¨ªa a d¨ªa. En el amor, en la amistad, en el sexo, en el placer de ver una pel¨ªcula o escuchar m¨²sica, en el caf¨¦ bien colado. En lo que una amiga m¨ªa denomina ¡°cotidianidades¡±. Y, principalmente, en el placer de estar juntos. Como dijo alguien en mi p¨¢gina de Facebook: ¡°Aunque todo salga mal, lo que me interesa ahora es que mis hijos sepan que su madre luch¨® contra el horror¡±.
No permitan que el ¡°desto¡± corrompa su esp¨ªritu. Aprendan con los ni?os que han le¨ªdo Harry Potter: si los dementores (criaturas que controlan, oprimen y derrotan robando la alegr¨ªa) se aproximan, coman chocolate para combatirlos. Parece una referencia demasiado infantil, pero J. K. Rowling sab¨ªa qu¨¦ escrib¨ªa: la comida y la m¨²sica son lo que hace que la mayor¨ªa de los refugiados consigan vivir lejos de su patria y matria, porque accionan lugares de la mente que la opresi¨®n no alcanza. Solo con la batalla ganada dentro de cada uno, es posible tener m¨¢s fuerza en lo que el poeta del Xing¨² ?lio Alves da Silva se refiere como ¡°Yo+Uno¡±. Solos, contamos como solo uno. Como Uno+Uno+Uno... somos millones.
2) Democracia, autoritarismo y la omisi¨®n de las instituciones que deber¨ªan combatir los cr¨ªmenes
Hay muchos desaf¨ªos en esta segunda vuelta de Jair Bolsonaro y Fernando Haddad (PT). Si Lula fuera un estadista, habr¨ªa apoyado a un nombre fuera de su partido. Alguien que pudiera aglutinar la izquierda y el centro, como Ciro Gomes, del Partido Democr¨¢tico Laborista (PDT), que qued¨® en tercer lugar en la primera vuelta. Y Haddad podr¨ªa haber sido el vicepresidente. Pero Lula, desgraciadamente para el pa¨ªs, no es un estadista. Lula es un gran l¨ªder, pero no un estadista. En estas elecciones se ha movido por venganza, no por el bien de Brasil. Quiso mostrar que, incluso desde dentro de la prisi¨®n, podr¨ªa dominar la campa?a.
Se puede entender su rabia, ya que encabezaba los sondeos y le impidieron ser candidato. Ni siquiera pudo dar entrevistas. Como periodista, ya he hecho entrevistas a decenas de presos, esta prohibici¨®n es una arbitrariedad. Se puede entender su rabia, pero de un l¨ªder se espera que domine su rabia y sea capaz de pensar en los intereses del pa¨ªs por encima de los suyos. Lula no fue capaz. Y aqu¨ª estamos.
Las elecciones del contra se recrudecer¨¢n en la segunda vuelta, y mucho
Estas elecciones, desde el principio, han sido las elecciones ¡°del contra¡±. Las elecciones ¡°del contra¡± se recrudecer¨¢n en la segunda vuelta. Los que est¨¢n contra Bolsonaro versus los que est¨¢n contra el PT. El pa¨ªs entero sabe que hay una avalancha anti-PT. Que se manifiesta como odio. Los motivos son varios. Una parte concentra, incluso, odio contra las virtudes del PT en el poder, como las cuotas raciales en las universidades y la ampliaci¨®n de los derechos de las empleadas del hogar.
Estas dos acciones del PT en el Gobierno explican gran parte del odio, sin que se mencione de forma expl¨ªcita. Estas dos pol¨ªticas alteraron las relaciones de poder y de hecho confrontaron privilegios, ya que Lula nunca toc¨® la renta de los m¨¢s ricos. Pero ¨¦l y Dilma Rousseff s¨ª que tocaron el equilibrio del poder, concreto y simb¨®lico, cuando los negros entraron en la universidad y cuando las empleadas del hogar dejaron de ser una versi¨®n contempor¨¢nea de la esclavitud para convertirse en otro gremio explotado de trabajadores, entre tantos otros. Estas pol¨ªticas ¡ªno concesiones de gobierno, sino reconocimiento de luchas hist¨®ricas¡ª generaron cambios que son imparables y siguieron confrontando privilegios incluso despu¨¦s de que el PT fuera apartado del gobierno por el impeachment de Dilma Rousseff.
A algunos, entre los cuales me incluyo, se les revolver¨¢ el est¨®mago al votar a un partido que reedit¨® el proyecto de la dictadura civil y militar en la Amazonia, reduciendo la selva a objeto de explotaci¨®n, evidenciado en las grandes hidroel¨¦ctricas como Belo Monte, Jirau y Santo Ant?nio, y en la expulsi¨®n de los pueblos de la selva. Algunos, entre los cuales tambi¨¦n me incluyo, tendr¨¢n que taparse la nariz al votar a un partido que firm¨® la ley antiterrorista y que utiliz¨® la Fuerza Nacional para perseguir y reprimir a manifestantes y trabajadores en las ciudades y en la selva. Algunos, entre los cuales tambi¨¦n me incluyo, tendr¨¢n pesadillas al votar a un partido que hasta hoy no se ha manifestado contra la dictadura asesina de Nicol¨¢s Maduro en Venezuela (ni siquiera eso, PT, ni siquiera eso...). Algunos, entre los cuales tambi¨¦n me incluyo, sufrir¨¢n por votar a un partido que consumi¨® los esfuerzos de por lo menos dos generaciones de brasile?os con la promesa de que ser¨ªa diferente de los otros y, como los otros, se corrompi¨® en el poder y se ali¨® a lo m¨¢s nefasto de la pol¨ªtica nacional. Y sufrir¨¢n tambi¨¦n porque el PT hizo todo esto y ninguna autocr¨ªtica. Ni una autocr¨ªtica bien peque?ita, una autocritiquita. Nada que merezca este nombre.
Algunos de los electores de Bolsonaro utilizan el odio contra el PT para justificar lo injustificable: es un truco
Pero algunos, entre los cuales no me incluyo de ninguna manera, utilizan el odio contra el PT para justificar lo injustificable. Es un truco. Y este truco tiene que desenmascararse. Si usted ha votado a Bolsonaro, no es porque est¨¢ en contra de la corrupci¨®n. Hab¨ªa otros candidatos que no eran sospechosos de corrupci¨®n y no los ha votado en la primera vuelta. Ha votado a Bolsonaro porque comparte sus ideas y comparte su odio. Y si comparte con quien afirma lo que afirma ¡ªque est¨¢ en contra de los negros, las mujeres, la comunidad LGBTQ, los ind¨ªgenas, los campesinos y a favor de las armas y del autoritarismo y de la tortura y lo de disparar a matar¡ª, entonces esto es lo que usted defiende. Y, principalmente, este es el tipo de persona que usted es.
O, si no, usted estaba muy furioso y muy triste con el pa¨ªs y ha votado con rabia, ha votado como cuando se tienen ganas de romperlo todo y ver c¨®mo salta en pedazos. Puede pasar. Y, en general, nos arrepentimos de lo que hacemos en esos momentos cuando la respiraci¨®n vuelve a la normalidad, pero las consecuencias se extienden, a veces para toda la vida. Pero ahora tiene otra oportunidad, y esta es definitiva. Y hay que dejar la rabia a un lado y votar con la raz¨®n, escoger con consciencia. Porque si el d¨²o de ¡°profesionales de la violencia¡±, como el propio Hamilton Mour?o defini¨®, asume el poder, ser¨¢ muy grave para el pa¨ªs. Cuando se vota a profesionales de la violencia hay que saber qu¨¦ esperar.
Quien defiende la violencia contra otras personas solo porque son diferentes o porque confrontan sus privilegios es un corrupto. Aunque nunca se haya corrompido por dinero, su alma est¨¢ corrompida. Entonces, no es posible esconderse detr¨¢s de la corrupci¨®n. Ni empezar ning¨²n discurso con ¡°No es el m¨¢s inteligente ni el m¨¢s preparado, pero...¡±. En este caso, hay que asumir el real deseo de exterminar a los que son diferentes. No se puede votar a un racista ni ser racista, a un homof¨®bico sin ser homof¨®bico, a un machista sin ser machista. Es un l¨ªmite. Al hacerlo, si usted no lo era, se convierte en uno. Aunque sea mujer o homosexual o negro. Y este voto formar¨¢ parte de su historia. Y tambi¨¦n ser¨¢ su legado para los que vendr¨¢n.
El hecho de que las elecciones sean ¡°del contra¡± no autoriza a la prensa y a otros espacios de documentaci¨®n, an¨¢lisis e interpretaci¨®n de la realidad a que igualen lo inigualable. No se trata de dos iguales. No es eso lo que sucede en Brasil hoy. Hay un proyecto autoritario para el pa¨ªs, que est¨¢ negando la propia democracia. Jair Bolsonaro efectivamente dijo que solo aceptar¨ªa el resultado de las elecciones si las ganaba. Despu¨¦s se ech¨® atr¨¢s, pero echarse atr¨¢s no elimina lo que dijo cuando ejerci¨® su tan propagada ¡°sinceridad¡±. Su vicepresidente, Hamilton Mour?o, efectivamente dijo que era posible que, una vez fuera elegido, en caso de ¡°anarqu¨ªa¡±, diera un ¡°autogolpe¡±, con el apoyo de las Fuerzas Armadas.
Bolsonaro ya ha dejado claro, m¨¢s de una vez, que solo aceptar¨¢ el resultado de las elecciones si las gana, y, aun as¨ª, las instituciones no hacen nada a la altura de la gravedad de esta campa?a contra la democracia
La primera declaraci¨®n de Bolsonaro, tras el resultado de la primera vuelta, fue justamente cuestionar la integridad del sistema de recuento de votos: ¡°Si confiara en el sistema electr¨®nico, ya tendr¨ªamos el nombre del nuevo presidente¡±. Otra vez acusa al avanzado sistema de recuento de Brasil, una de las pocas cosas que provocan envidia en pa¨ªses mucho m¨¢s ricos, de no funcionar. Y deja clar¨ªsimo que, si no gana en la segunda vuelta, es porque ha habido fraude en las urnas electr¨®nicas. Es una amenaza nada velada al proceso democr¨¢tico, la de que no aceptar¨¢ el resultado de las elecciones, solo en el caso de victoria. Y es una acusaci¨®n persistente con el objetivo de corroer la confianza del elector en las urnas electr¨®nicas, para tenerlo a su lado en el caso de que el resultado de la segunda vuelta no le d¨¦ la victoria. Esto es grav¨ªsimo. Y las instituciones no hacen nada a la altura.
Y hay otro proyecto que disputa esta segunda vuelta, que tiene varios problemas que hay que se?alar y radiografiar, pero que no est¨¢ confrontando la democracia. El PT confront¨® la democracia cuando fue Gobierno, en su actuaci¨®n en la Amazonia y en la represi¨®n a los manifestantes y a las manifestaciones contra las grandes hidroel¨¦ctricas y contra el Mundial. Pero el proyecto de Fernando Haddad no es un proyecto antidemocr¨¢tico ni el candidato amenaza con rebelarse contra el resultado de las urnas o contra la propia democracia, como hace su oponente. Haddad tiene que detallar mucho m¨¢s su proyecto durante el debate de la segunda vuelta, y comprometerse mucho m¨¢s con los derechos de los pueblos de la selva, pero no representa un proyecto autoritario como su adversario.
Estos son los hechos.
3) Una parte de la prensa y del poder judicial act¨²an partidariamente, pero se declaran imparciales
La cobertura ¡ªo la no cobertura¡ª del movimiento #EleN?o (?l No) ha servido para alertar sobre un problema que puede agravarse en esta segunda vuelta. Una mujer negra, de origen perif¨¦rica y anarquista, inici¨® una protesta aut¨®noma por el Facebook: Mujeres Unidas Contra Bolsonaro. Hoy, la p¨¢gina, que solo acepta a mujeres, tiene casi cuatro millones de seguidoras. A partir de este espacio, se gener¨® un movimiento con el hashtag #EleN?o. Este movimiento llev¨® a las calles de Brasil y del mundo, el pasado 29 de septiembre, a centenas de miles de personas para protestar contra lo que representa la candidatura de Bolsonaro. Solo esta historia ya es extraordinaria, m¨¢s all¨¢ del gran potencial simb¨®lico de que son las mujeres pobres, la mayor¨ªa negras, las que se cruzaron en el camino del proyecto autoritario de Jair Bolsonaro. #EleN?o realiz¨® la mayor manifestaci¨®n organizada por mujeres de la historia de Brasil.
?Qu¨¦ hizo la televisi¨®n? Casi ignor¨® las manifestaciones. Cualquiera puede recordar con riqueza de detalles como la cadena Globo cubri¨® en directo las grandes manifestaciones a favor del impeachment y contra el PT. Nunca podremos saber con precisi¨®n cu¨¢nto influy¨® la propia cobertura en el n¨²mero de personas en la calle. En cualquier manual de periodismo, centenas de miles de personas en las calles de Brasil y del mundo, que por primera vez no estaban a favor de un candidato o de unas ideas, sino en contra de un candidato y sus ideas, es una tremenda noticia. Pero la manifestaci¨®n casi fue ignorada. Y, cuando se trat¨®, en algunos casos se presentaron los movimientos pro y contra como si hubieran tenido la misma proporci¨®n.
Los grandes peri¨®dicos pusieron fotos en la portada, pero prefirieron otro titular. La mayor¨ªa tambi¨¦n se limit¨® a decir que hubo manifestaciones en contra y manifestaciones a favor, como si hubiera sido lo mismo. ?A qui¨¦n ayuda eso? Al pa¨ªs, no, y sin duda tampoco al buen periodismo. La cobertura que da el mismo peso a dos lados con pesos diferentes recuerda mucho a lo que fue la cobertura del cambio clim¨¢tico durante varios a?os: media docena de cient¨ªficos, algunos financiados por grandes emisores de CO2, que defend¨ªan que el calentamiento global no lo ocasionaba la acci¨®n humana, ocupaban el mismo espacio en los peri¨®dicos que el consenso de m¨¢s del 95% de los cient¨ªficos m¨¢s respetados del mundo, que afirmaban que el calentamiento global lo ocasiona la acci¨®n humana. A esta distorsi¨®n de la realidad la llamaban ¡°imparcialidad¡±. E aqu¨ª estamos, con el planeta corroy¨¦ndose cada d¨ªa m¨¢s.
La Polic¨ªa Militar, que suele calcular el n¨²mero de personas en los eventos y en las manifestaciones, esta vez prefiri¨® no contarlas. As¨ª de simple. Un movimiento hist¨®rico se qued¨® sin n¨²meros porque la fuerza de seguridad del Estado sirvi¨® a sus propios intereses privados (y a su propia elecci¨®n electoral), sin que hubiera grandes contestaciones. Como si eso pudiera ser de alguna forma normal o aceptable.
La cadena Record ya dej¨® claro que ha abandonado cualquier pretensi¨®n de hacer periodismo tras la entrevista a la medida de Bolsonaro
Habr¨¢ que observar con toda la atenci¨®n c¨®mo lo que se denomina ¡°gran prensa¡± o ¡°medios de comunicaci¨®n tradicionales¡± se comportar¨¢ en la segunda vuelta, especialmente las televisiones. La cadena Record ya dej¨® claro que ha abandonado cualquier pretensi¨®n de hacer periodismo al poner la entrevista a la medida de Jair Bolsonaro en el mismo horario que el debate en la cadena Globo entre los presidenciables, el pasado 4 de octubre. Eran solo preguntas para que Bolsonaro hiciera gol. Un asesor de prensa de Bolsonaro no lo har¨ªa mejor.
El candidato dijo-que-no-dijo-lo-que-dijo-y-que-est¨¢-grabado-que-lo-dijo y no hubo ninguna contestaci¨®n por parte del entrevistador. Sin hablar de la edici¨®n apelativa. En ning¨²n otro momento de la historia, Edir Macedo, comandante de la Iglesia Universal del Reino de Dios y del grupo Record, fundi¨® tan completamente el proyecto de poder, los medios de comunicaci¨®n y la religi¨®n como en esta entrevista, que tuvo lugar d¨ªas despu¨¦s de que apoyara a Bolsonaro p¨²blicamente. Al contrario. La cadena Record, durante varios a?os, hizo un visible esfuerzo para separar las esferas, por lo menos para que el p¨²blico lo viera, con el objetivo de ganar credibilidad como un grupo serio de comunicaci¨®n. La farsa ha terminado. El hecho de que Macedo crea que no hace falta fingir m¨¢s es un fuerte indicador de lo que viene por ah¨ª.
Por otro lado, Globo sigue cada vez m¨¢s cerca del otro lado del para¨ªso. Apost¨® todas sus fichas al impeachment de Dilma Rousseff. Lo consigui¨®, organizada con varias otras fuerzas. Apost¨® todas sus fichas a la renuncia del presidente Michel Temer tras las denuncias de corrupci¨®n que divulg¨® con exclusividad. No lo consigui¨®, porque las otras fuerzas segu¨ªan pensando que era mejor continuar con ¨¦l, ya que la corrupci¨®n, si era importante para el pueblo, nunca lo hab¨ªa sido para los art¨ªfices del impeachment. La apuesta por un candidato de centro, que podr¨ªa reacomodar las fuerzas que siempre estuvieron en el poder, fall¨®.
Globo vive el infierno de ser odiada por las dos fuerzas que disputan la segunda vuelta
Globo se encuentra en este momento entre dos oposiciones que solo tienen en com¨²n el odio a Globo: Bolsonaro y el PT. En resumen: el pr¨®ximo presidente, que determinar¨¢ el destino de las grandiosas partidas para publicidad del Gobierno, odiar¨¢ a Globo. Pero este es solo el retrato de este momento. Las fuerzas siempre tienden a reacomodarse para mantener su poder o lo que se puede mantener de ¨¦l. En el gobierno Lula, el entonces presidente olvid¨® hasta la edici¨®n fraudulenta del debate de 1989, decisiva para su derrota, y emprendi¨® una especie de noviazgo serio con el mayor grupo de comunicaci¨®n de Brasil.
Hacia d¨®nde se acomodar¨¢ ¡ªy a qu¨¦ precio¡ª es lo que habr¨¢ que ver. Contra la acomodaci¨®n de Globo con Bolsonaro hay un adversario poderoso: esta es la gran oportunidad de Record y del proyecto de poder de Edir Macedo. La divulgaci¨®n de la entrevista con Bolsonaro en Record, a la misma hora que el debate en Globo, al que el candidato que encabezaba los sondeos dijo que no podr¨ªa comparecer por motivos de salud, ser¨¢ solo la primera confrontaci¨®n. Quien vio el debate vaciado de Globo, con aquellos candidatos encorbatados, a excepci¨®n de Marina Silva y Guilherme Boulos, y aquel formato sopor¨ªfero de siempre, con aquella distensi¨®n de cart¨®n piedra, comprob¨® una vez m¨¢s que esta ha sido la campa?a del WhatsApp. Ahora hay otro ritmo, tambi¨¦n otro lenguaje.
Observar c¨®mo se comportar¨¢ la prensa que apost¨® por una salida del centro ¡ªy no lo consigui¨®¡ª es una tarea de todos en la segunda vuelta
Habr¨¢ que observar de cerca en la segunda vuelta c¨®mo se comportar¨¢ la prensa que apost¨® por una salida del centro y no lo consigui¨®. Tambi¨¦n ser¨¢ el gran desaf¨ªo para que el periodismo o se fortalezca, mostrando cu¨¢n insustituible es en una democracia, o se vaya por el desag¨¹e de la irrelevancia como nunca antes. Si la agenda period¨ªstica sirve para reacomodar los proyectos de poder de las empresas de comunicaci¨®n, se habr¨¢ terminado. Todav¨ªa falta una autocr¨ªtica profunda de parte de la prensa sobre su papel en el impeachment y ya llega otro desaf¨ªo mucho m¨¢s intrincado. Esperemos que la mayor parte de la prensa se muestre a la altura, porque Brasil necesita mucho el periodismo serio.
Otro protagonista que necesita que lo observen con mucha atenci¨®n es el poder judicial que no hace justicia, sino que hace mucha pol¨ªtica partidaria. Que el juez Sergio Moro revelara parte de la delaci¨®n de Antonio Palocci, exministro y uno de los m¨¢s influyentes personajes de los gobiernos del PT, una delaci¨®n realizada en abril, sin ninguna novedad y escasas pruebas, seis d¨ªas antes de las elecciones, es un ultraje a Brasil. Y no es el primer ultraje a Brasil que realiza Moro. Este personaje se cree que es un h¨¦roe, pero corre el riesgo de pasar a la historia como un villano. Las palabras que utiliz¨® el senador Tasso Jereissati para definir lo que le sucedi¨® al Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB) sirven para Moro: ¡°engullido por la tentaci¨®n del poder¡±. El juez se comporta como si la ley fuera su voluntad, transform¨¢ndose no en un sheriff, como a algunos les gusta llamarle, sino en un coronel pagado con dinero p¨²blico.
Sergio Moro es el que m¨¢s averg¨¹enza al poder judicial, pero est¨¢ lejos de ser el ¨²nico
Moro es el que m¨¢s averg¨¹enza al poder judicial, seguido de cerqu¨ªsima por el magistrado del Supremo Tribunal Federal Gilmar Mendes, y ahora por los tambi¨¦n magistrados Luiz Fux y Dias Toffoli. Pero est¨¢ lejos de ser el ¨²nico. Toda esta crisis tambi¨¦n es la historia de una larga serie de abusos de jueces, de todas las instancias, incluyendo los del Supremo Tribunal Federal, que han olvidado que son servidores p¨²blicos, lo cual significa servir a la poblaci¨®n cumpliendo la Constituci¨®n, no sus proyectos privados de poder y sus egos m¨¢s hinchados que un mu?eco de manifestaci¨®n. Hay que estar muy atento a c¨®mo se va a comportar el poder judicial en la segunda vuelta m¨¢s complicada de la joven democracia brasile?a.
Y todav¨ªa est¨¢ lo que se denomina ¡°Mercado¡±. ?Qui¨¦n es este ¡°Mercado¡±, algo que se pronuncia como si no fueran personas? Basta ver los titulares de los peri¨®dicos de Europa y Estados Unidos, para constatar que una victoria de Bolsonaro se ve como la victoria de un dictador. ?C¨®mo esto podr¨¢ ayudar a Brasil en las relaciones econ¨®micas y pol¨ªticas internacionales? La propia The Economist, la biblia de los liberales, defini¨® a Bolsonaro como ¡°la mayor amenaza de Am¨¦rica Latina¡±. Pero los portavoces del ¡°Mercado¡± en Brasil est¨¢n euf¨®ricos con la posibilidad de que un homof¨®bico, racista, mis¨®gino defensor de la dictadura asuma el poder. Bolsonaro crece en los sondeos, la bolsa sube y el d¨®lar baja. Como dijo uno de estos iluminados, Felipe Miranda, de la asesor¨ªa financiera Empiricus, en una entrevista a El Pa¨ªs Brasil, al analizar una ¡°situaci¨®n hipot¨¦tica¡±: ¡°En el caso de que se cerrara el Congreso y se aprobara a la fuerza una reforma de las pensiones, la bolsa subir¨ªa¡±.
Es autoexplicativo.
4) C¨®mo convertir las elecciones del contra en unas elecciones a favor
La corrosi¨®n del d¨ªa a d¨ªa en Brasil es una imagen expl¨ªcita en las calles. En los ¨²ltimos a?os, las aceras volvieron a ser habitadas por vivos que parecen cad¨¢veres. Y nosotros, que no hemos perdido nuestras casas, pasamos por estos seres humanos como muertos que parecen vivos. Porque fingir que no vemos el dolor de los otros tambi¨¦n mata. Este Brasil tiene que cambiar. Y no suceder¨¢ con las personas apuntando armas unas a las otras.
Ni suceder¨¢ con el miedo. Cuando siento que la opresi¨®n me estrangula, y que el miedo intenta infiltrarse en mis huesos, recurro a la literatura. El arte conversa con lo m¨¢s profundo que tenemos, por eso fue tan atacado por las milicias de internet. El arte conversa con la libertad que resiste en nuestro interior.
Recurro especialmente a una autora que vivi¨® la represi¨®n de una forma muy intensa, una alemana que vivi¨® la dictadura comunista de Nicolae Ceausescu, en Ruman¨ªa. En un libro de ensayos, Siempre la misma nieve y siempre el mismo t¨ªo, Herta M¨¹ller, ganadora del Nobel de Literatura de 2009, escribe sobre la resistencia, la resistencia en las peque?as cosas, en aquello que llama ¡°naturalidad¡±. Y que mi amiga llama ¡°cotidianidades¡±.
¡°Todos aquellos que no se volv¨ªan en contra de esta pol¨ªtica formaban parte de ella¡±
Comparto un fragmento con ustedes, en el que habla de la infiltraci¨®n del nazismo en los corazones y las mentes de los ¡°ciudadanos de bien¡±:
¡°La naturalidad, lo aprend¨ª a partir de los poemas de Theodor Kramer, es la cosa menos extenuante que tenemos. Est¨¢ en el momento y no tiene nombre, para existir necesita permanecer desapercibida, porque nosotros tambi¨¦n necesitamos dejar que no nos perciba. Los poemas muestran de una manera agudamente clara como la naturalidad puede extraviarse cuando es anulada por la arbitrariedad pol¨ªtica.
Los poemas de Kramer muestran que el esc¨¢ndalo no empieza con el exterminio de los jud¨ªos en los campos de concentraci¨®n, sino a?os antes, con el robo de la naturalidad en las casas, caf¨¦s, tiendas, tranv¨ªas o parques por parte de la mayor¨ªa de los correligionarios. Que, en el nazismo, la pol¨ªtica la hac¨ªan no solo los convictos, sino tambi¨¦n los ignorantes serviles. (...) Todos aquellos que no se volv¨ªan en contra de esta pol¨ªtica formaban parte de ella¡±.
Todos aquellos que no se volv¨ªan en contra de esta pol¨ªtica formaban parte de ella.
Herta cuenta que los jud¨ªos viv¨ªan en aquel entonces el robo diario de la naturalidad. Me parece que, en esta primera vuelta, con la amenaza concreta del dominio de la opresi¨®n, aunque el proyecto autoritario alcance el poder por el voto, parte de los brasile?os, los m¨¢s fr¨¢giles mucho antes, han vivido el robo diario de la naturalidad de otra manera. La amenaza de perder la posibilidad ya se ha vivido como p¨¦rdida de la posibilidad. Y, entonces, la posibilidad de los peque?os actos ha dejado de existir. Y, vale la pena repetirlo: esta es la primera victoria del opresor.
Una vez m¨¢s, la textura del presente se ha suspendido por un proyecto autoritario. La democracia, en Brasil, vive en sollozos, interrumpida por la excepci¨®n. Esta ha sido nuestra historia. Cuando empezamos a discutir un proyecto original de pa¨ªs, cuando los ind¨ªgenas y los negros y las mujeres empiezan a ocupar nuevos espacios de poder, el proceso se interrumpe. Cuando empezamos a tener paz, la guerra vuelve a empezar. Porque, de hecho, la guerra contra los m¨¢s fr¨¢giles nunca ha parado. Se ameniz¨®, algunas veces, pero nunca ha parado. Esta vez, la perversi¨®n es que, hasta ahora, el proyecto autoritario se est¨¢ estableciendo con ropaje de democracia.
Incluso votando en contra, nunca debemos perder de vista de qu¨¦ estamos favor
Bolsonaro define este momento: aparentemente su disputa se produce dentro de la democracia, pero realizando cr¨ªmenes previstos en la legislaci¨®n de esta democracia, como racismo, sin que se le castigue; aparentemente, su disputa se produce dentro de la democracia, pero si pierde en la segunda vuelta es porque el sistema de recuento es fraudulento, si pierde no aceptar¨¢ la derrota; su disputa se produce dentro de la democracia, pero solo acepta un resultado, el de su victoria. Esta desl¨®gica es la l¨®gica de los perversos. Y enloquece. Vivimos enfermando ¡ªy enloqueciendo¡ª desde que el expresidente de la C¨¢mara de los Diputados, Eduardo Cunha, del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (MDB) afirmaba las mayores absurdidades y no pasaba nada, porque solo pod¨ªa ser destituido y arrestado despu¨¦s de hacer el trabajo sucio del impeachment.
Una vez m¨¢s, la tejedura del presente se ha suspendido. Pero no podemos permitir que nuestros d¨ªas sean devorados, porque, en el banquete de los perversos, son nuestras almas las que se comen. Hay que resistir a la devoraci¨®n de las almas.
Estas elecciones han sido secuestradas por el ¡°contra¡±. Estar en contra es ¡ªy fue¡ª muy importante. Y lo ser¨¢. En momentos de tanta gravedad, como ya vivieron otros pa¨ªses a lo largo de la historia, todo lo que se puede hacer es estar en contra. En contra del autoritarismo. En contra de la opresi¨®n. En contra de la dictadura. En contra del exterminio de las minor¨ªas. En contra del secuestro de la libertad. Pero, incluso haciendo campa?a y votando en contra, nunca debemos perder de vista de qu¨¦ estamos favor. O las almas se envenenan. Y enfermamos por dentro, el estrago interno que Freud denomina melancol¨ªa.
Tenemos que estar en contra y a la vez ir tejiendo un proyecto de futuro, tanto en el plano personal como en el colectivo. Un proyecto de futuro en el que podamos vivir. El presente en Brasil no ser¨¢ posible sin volver a imaginar un futuro. Hay que comprender que crear un futuro sirve mucho m¨¢s al presente que al propio futuro. No se puede vivir viendo por delante solo horror o vac¨ªo. Hay que so?ar haciendo. So?ar con un pa¨ªs, so?ar con una vida. Es por medio del deseo que nos humanizamos. Resistir las pr¨®ximas tres semanas es principalmente desear una vida viva, viviendo una vida viva. Si lo conseguimos, volveremos a ganar incluso antes de ganar.
He aprendido con los pueblos de la selva amaz¨®nica, que ven c¨®mo se destruyen sus vidas junto con la selva una vez m¨¢s, y que resisten y resisten y resisten, que el principal instrumento de resistencia es la alegr¨ªa. Oswald de Andrade dec¨ªa que la alegr¨ªa es la prueba de fuego. Pero ellos ya lo sab¨ªan mucho antes. Ponen el dedo en la cara del opresor, que sigue all¨ª, y se r¨ªen porque les gusta re¨ªr. Se r¨ªen solo por desplante.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda, A Vida Que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum/ Facebook: @brumelianebrum
Traducci¨®n: Meritxell Almarza.
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