El ¨²ltimo adi¨®s a Fernando Alb¨¢n une a la oposici¨®n venezolana
El concejal metropolitano fallecido bajo la custodia del servicio de inteligencia de Maduro fue despedido con la primera gran marcha opositora en casi un a?o
La activista Seimar Lizcano se ha puesto una franela estampada con los nombres de Fabricio Ojeda (1966), Jorge Rodr¨ªguez (1976) y Fernando Alb¨¢n (2018). ¡°Todos fueron asesinados por el terrorismo de Estado. Al concejal Alb¨¢n lo mataron quienes ped¨ªan justicia por las muertes de pol¨ªticos en las d¨¦cadas de los 60 y 70 en Venezuela. Hoy, buscamos justicia y estamos varados¡±, dice. Sentada cerca de una l¨¢pida del capitalino cementerio del Este, Lizcano ha asistido al entierro de Alb¨¢n, un opositor casi desconocido en la revoltosa pol¨ªtica venezolana que cobr¨® popularidad el lunes, despu¨¦s de que dos voceros del Gobierno de Nicol¨¢s Maduro aseguraran se suicid¨® en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) solo dos d¨ªas despu¨¦s de ser detenido en el aeropuerto Sim¨®n Bol¨ªvar por su presunta participaci¨®n en el atentado contra Maduro el pasado 4 de agosto. La oposici¨®n y la comunidad internacional cuestionaron desde un primer momento la versi¨®n oficial.
Buena parte de la oposici¨®n al r¨¦gimen de Maduro acudi¨® al entierro del pol¨ªtico al grito de "justicia". La procesi¨®n empuj¨® a la oposici¨®n venezolana a las calles tras m¨¢s de un a?o apaciguada. Diplom¨¢ticos, diputados, ex presos pol¨ªticos, l¨ªderes del movimiento estudiantil, antiguos voceros de la alianza Mesa Unidad Democr¨¢tica (MUD) y dirigentes de una oposici¨®n minimizada por los desacuerdos, los encarcelamientos y el exilio se encontraron en una misa oficiada por el cardenal Jorge Urosa en la Universidad Central de Venezuela, en Caracas. Tambi¨¦n en una caminata que concluy¨® en el camposanto.
La marcha discurri¨® entre rezos y gritos de ¡°?Maduro, asesino!¡±. Muchos ciudadanos se unieron a medida que avanzaban. Era el caso de Marlene Barrios, una jubilada de 80 a?os: ¡°Esto tiene que acabar. Solo es comparable con la dictadura de Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez [a mediados del siglo pasado] y ya la ha superado por la miseria que ha generado Maduro¡±, dice. No conoci¨® a Alb¨¢n, pero cuando supo la noticia de su muerte estall¨® en llantos.
Muchos opositores piensan que la muerte del concejal puede resucitar el fantasma de las protestas antigubernamentales. ¡°Solo la calle puede propiciar el quiebre que nos lleve a unas elecciones. Como l¨ªderes no fuimos capaces de movilizar a la gente a votar, que era una v¨ªa que no se pod¨ªa abandonar¡±, apunta Renzo Prieto, diputado en la Asamblea Nacional que sali¨® este a?o de las celdas del Sebin tras cuatro a?os arrestado. Para ¨¦l, la detenci¨®n arbitraria del parlamentario Juan Requesens, apresado por su presunta participaci¨®n en el atentado con drones, y ahora la muerte de Alb¨¢n, culpado de lo mismo, son motivos para que la oposici¨®n vuelva a confluir.
Pocos creen que se haga justicia, aunque opinan que es necesario no doblegar. Manuel Bol¨ªvar, tambi¨¦n congresista, duda que haya una investigaci¨®n limpia durante el Gobierno de Maduro: ¡°No hay que desvanecer por eso¡±.
¡°Muestren v¨ªdeos¡±
La indignaci¨®n por la muerte del opositor se ha estrellado con el silencio gubernamental. El ministro N¨¦stor Reverol y Tarek William Saab, el fiscal designado por el Parlamento paralelo de Maduro, han ofrecido versiones con inconsistencias sobre lo ocurrido. La ¨²ltima declaraci¨®n de Saab coincidi¨® en tiempo con la marcha f¨²nebre del concejal: ¡°Alb¨¢n termin¨® de comer y abruptamente se par¨® y pidi¨® un ba?o. Aprovecha esa circunstancia y corre hacia una ventana panor¨¢mica que estaba en el pasillo del piso 10 del Sebin y se lanz¨®. Aqu¨ª nunca se dijo que se lanz¨® del ba?o¡±, dijo el fiscal.
Saab respald¨® la versi¨®n del suicidio: ¡°Las fracturas en su cuerpo producto de la ca¨ªda presentaron reacci¨®n vital, lo cual es determinante para establecer que la v¨ªctima al momento del impacto se encontraba con vida. Eso de que lo ahogaron y cay¨® muerto es una mentira, no lo podr¨¢n demostrar¡±. Seg¨²n el fiscal, un traumatismo cr¨¢neo encef¨¢lico severo, shock hipovol¨¦mico y traumatismo p¨¦lvico y de extremidades por ca¨ªda de altura generaron la muerte. El Ministerio P¨²blico ahora analiza 1.272 audios de WhatsApp y Telegram intercambiados por el opositor fallecido.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, expresidente del Gobierno espa?ol y mediador en los infructuosos di¨¢logos en Venezuela, pidi¨® esperar los resultados de las averiguaciones de la fiscal¨ªa y rechaz¨® una posible investigaci¨®n ¡°externa e independiente¡± sobre la muerte del concejal, como piden la Uni¨®n Europea y Naciones Unidas. ¡°Todos deber¨ªamos tener la prudencia de esperar a las propias conclusiones de la Fiscal¨ªa de Venezuela que l¨®gicamente deben tener un sustento objetivo, contrastable y razonable. Lo l¨®gico es que se vaya por el orden natural y se respete el esquema institucional de un pa¨ªs¡± y que luego ¡°esa investigaci¨®n sea evaluada en su caso¡±, apunt¨®.
Pero Joel Garc¨ªa, el abogado de Alb¨¢n, insiste en cuestionar la versi¨®n oficial. ¡°Las instalaciones del Sebin est¨¢n resguardadas por un circuito cerrado de c¨¢maras, as¨ª que el momento en que muri¨® el concejal debi¨® quedar grabado¡ Muestren v¨ªdeos, pruebas, del momento en que supuestamente se suicid¨®¡±, inst¨®. Garc¨ªa no acepta los argumentos de la Fiscal¨ªa, que ve parciales. La ¨²ltima vez que estuvo con su cliente, rememora, not¨® que estaba demacrado y con los ojos enrojecidos. ¡°Le pregunt¨¦ si lo hab¨ªan torturado y me dijo que no. Pero me dijo que lo presionaron para que incriminara a Julio Borges en el atentado. Fue grabado como lo hicieron con otros presuntos involucrados en el atentado¡±. Borges, expresidente del Parlamento, es el principal sospechoso a ojos de Maduro del atentado con drones. En el exilio, el opositor ha negado cualquier participaci¨®n.
Las averiguaciones est¨¢n en las manos del fiscal Saab. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa alertaba en sus redes sociales que exist¨ªan planes del Sebin de intimidar a reporteros por sus trabajos vinculados al caso.
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