Merkel se topa con la frustraci¨®n ciudadana en el epicentro de las protestas xen¨®fobas
La canciller visita Chemnitz, la ciudad del este de Alemania en la que estall¨® la violencia neonazi hace tres meses
Angela Merkel ha viajado este viernes a Chemnitz, la zona cero de las protestas xen¨®fobas y del descontento con su pol¨ªtica migratoria. Y lo ha hecho por primera vez desde que hace tres meses un ciudadano alem¨¢n fuera apu?alado supuestamente por extranjeros en la ciudad y estallaran marchas xen¨®fobas. All¨ª se ha dado un ba?o de frustraci¨®n ciudadana en un encuentro organizado por un peri¨®dico local y en el que durante dos horas respondi¨® en directo a preguntas agriadas de algunos lectores. Mientras, en la calle, la ultraderecha volvi¨® a manifestarse.
Durante el encuentro con 120 lectores, un participante le pregunt¨® que cu¨¢ndo dejar¨ªa la canciller¨ªa, a lo que Merkel contest¨® que pensaba apurar la legislatura porque para eso fue votada. Otra critic¨® a la canciller por haber pronunciado la c¨¦lebre frase ¡°lo conseguiremos¡±, en alusi¨®n al desaf¨ªo migratorio. Una tercera le pregunt¨® qu¨¦ pensaba hacer para que los ciudadanos del este de Alemania dejen de sentirse ciudadanos de segunda casi 30 a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Merkel, criada en la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, dijo reconocer ese sentimiento, pero tambi¨¦n consider¨® que los alemanes deben sentirse ¡°orgullosos¡± de todo lo conseguido desde entonces.
Sajonia, el Estado federado donde se encuentra Chemnitz, es un basti¨®n de la ultraderecha, donde la formaci¨®n antiinmigraci¨®n, Alternativa por Alemania (AfD), obtuvo un 27% de los votos en las ¨²ltimas elecciones. Pero Sajonia no es un caso aislado. En todo el este de Alemania anida un cierto resentimiento y desafecci¨®n hacia una clase pol¨ªtica que sienten que no les trata en pie de igualdad. Son multitud los que han encontrado en AfD un partido de protesta y en plataformas ultraderechistas como Pro Chemnitz, una v¨ªa para canalizar su frustraci¨®n.
La canciller alemana ha sido muy criticada por haber tardado tanto en visitar la ciudad y el viernes explic¨® que fue una decisi¨®n meditada y que ha preferido esperar a que la tensi¨®n se rebajara, consciente de su capacidad de polarizar a la poblaci¨®n, especialmente en torno a la cuesti¨®n migratoria.
La migraci¨®n y los refugiados dominaron el debate ciudadano en Chemnitz, al igual que copa el pol¨ªtico, en una suerte de realidad paralela a la situaci¨®n sobre el terreno, donde las llegadas de migrantes han disminuido dr¨¢sticamente y donde las cifras hablan de una salud econ¨®mica envidiable, pese evidentes bolsas de pobreza y desigualdad. Pero en Chemnitz, tambi¨¦n como viene siendo cada vez m¨¢s habitual en el terreno pol¨ªtico, se habl¨® mucho de sensaciones, de identidad, de miedos y mucho menos de hechos y de datos.
Y si algo qued¨® claro es que al menos parte de la sociedad alemana, especialmente en el este del pa¨ªs, sigue rechazando la pol¨ªtica de refugiados por la que Berl¨ªn ha permitido la entrada de cerca de mill¨®n y medio de demandantes de asilo desde 2015. Merkel volvi¨® a defender su decisi¨®n de no cerrar las fronteras, aunque reconoci¨® que se podr¨ªa haber hecho m¨¢s en los pa¨ªses de origen y de primera acogida de los demandantes de asilo, para evitar llegar a una situaci¨®n como la de hace tres a?os.
El viernes, mientras Merkel hablaba, manifestantes de ultraderecha volvieron a desfilar en Chemnitz al grito de ¡°nosotros somos el pueblo¡±. Un millar de polic¨ªas fueron movilizados para evitar que estallara de nuevo la violencia.
Chemnitz se convirti¨® a finales de verano en un punto de inflexi¨®n, crucial para comprender el curso de la pol¨ªtica alemana en los ¨²ltimos meses. Tras las marchas xen¨®fobas vinieron las declaraciones de Hans-Georg Maassen, el entonces jefe de los servicios secretos internos, que relativiz¨® las manifestaciones neonazis, desatando una pol¨¦mica que acab¨® cost¨¢ndole el puesto. Esa pol¨¦mica se convirti¨® adem¨¢s en una crisis interna para la canciller, enfrentada a su ministro de Interior, Horst Seehofer, el gran valedor de Maassen. Merkel no lleg¨® a recuperarse de esa crisis, que se sum¨® a un desgaste acumulado desde hace m¨¢s de un a?o y que ha culminado con el anuncio de la canciller de que en diciembre dejar¨¢ la presidencia de su partido despu¨¦s de 18 a?os.
Seehofer deja la presidencia de la CSU
El ministro de Interior alem¨¢n y l¨ªder del partido conservador b¨¢varo, Horst Seehofer, ha confirmado su dimisi¨®n como presidente de la Uni¨®n Social Cristiana (CSU), pero seguir¨¢, al menos de momento, al frente del ministerio. Seehofer ha emitido finalmente este viernes un comunicado despu¨¦s de d¨ªas de intensos rumores y filtraciones sobre una posible retirada.
En el partido b¨¢varo anida la insatisfacci¨®n despu¨¦s de que a mediados de octubre perdieran su hist¨®rica mayor¨ªa absoluta y obtuvieran un 37,2%. Son muchos los que dentro del partido culpan a Seehofer, convertido en el ministro m¨¢s problem¨¢tico del Ejecutivo de coalici¨®n que dirige la canciller, Angela Merkel.
Seehofer es la ¨²ltima pieza en caer de un equilibrio pol¨ªtico berlin¨¦s en mutaci¨®n. La canciller Merkel ha anunciado que a partir de diciembre abandonar¨¢ la presidencia de su partido la CDU, lo que ha provocado una avalancha de especulaciones sobre un posible fin prematuro de su mandato. El debilitamiento pol¨ªtico que atraviesa la canciller tiene mucho que ver con los desmanes de su ministro de Interior, quien en los ¨²ltimos dos meses ha llevado al Ejecutivo de Berl¨ªn al borde de la quiebra. A Merkel le critican en su partido que no haya sido capaz de imponer l¨ªmites a Seehofer, lo que para muchos ha mermado la autoridad de la canciller.
Markus S?der, el primer ministro b¨¢varo, figura como el candidato m¨¢s obvio para presidir a partir del a?o que viene la CSU. Manfred Weber, el reci¨¦n elegido cabeza de cartel de los populares europeos es otro de los nombres que ha sonado en las quinielas b¨¢varas.
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