Una democracia manchada de sangre
La violencia selectiva y silenciosa contra los l¨ªderes sociales en Colombia no se ha detenido
Como por arte de magia, desapareci¨® de los titulares de la mayor¨ªa de los grandes medios de comunicaci¨®n colombianos la masacre contra los l¨ªderes sociales que se viene presentando desde la firma del acuerdo de paz en noviembre de 2016. Tambi¨¦n desaparecieron los problemas de seguridad que afectan varias regiones del pa¨ªs. Si bien el acuerdo de paz mejor¨® de forma incre¨ªble los indicadores de secuestro, desaparici¨®n forzada, desplazamiento forzado, vinculaci¨®n de ni?os y ni?as y en general los indicadores de violencia, hubo regiones donde el Estado nunca lleg¨®, no les cumplieron a las comunidades y no se logr¨® combatir la econom¨ªa ilegal. En 76 de los 242 municipios donde operaba la antigua guerrilla de las FARC se viven grandes problemas de seguridad. Entre 2012 y 2017 el homicidio pas¨® de una tasa de 34 por cien mil habitantes a 24 por cien mil, se redujo 10 puntos, pero en 2018 la tendencia se detuvo y estamos en un piso de cristal con un crecimiento marginal.
Durante las ¨²ltimas semanas de la administraci¨®n de Juan Manuel Santos cualquier alteraci¨®n al orden p¨²blico era noticia digna de titular, pero desde la llegada de Iv¨¢n Duque a la presidencia estos titulares desaparecieron de la agenda p¨²blica. El gran problema de todo esto es que la violencia selectiva y silenciosa contra los l¨ªderes sociales no se ha detenido. Entre el 24 de noviembre de 2016 y el 13 de noviembre de 2018 se asesinaron 200 l¨ªderes sociales, eso significa que cada cuatro d¨ªas matan un l¨ªder en Colombia. Es una masacre. Todos estos l¨ªderes de forma directa o indirecta han sido defensores del acuerdo de paz. Esa defensa les ha costado la vida. A continuaci¨®n se ven los datos de victimizaci¨®n discriminados por mes.
El Gobierno colombiano y las autoridades judiciales han dicho que detr¨¢s de estos m¨®viles hay disputas personales. Pero manifiestan que no hay motivaciones pol¨ªticas. Sin embargo, los picos m¨¢s altos de victimizaci¨®n se presentan en periodos electorales. Por ejemplo, n¨®tese que en 2018, previo a las elecciones al Congreso de la Rep¨²blica entre el 15 de enero y el 15 de febrero, fue asesinado casi un l¨ªder social cada dos d¨ªas. Luego, d¨ªas despu¨¦s de la segunda vuelta presidencial, ocurri¨® exactamente lo mismo, en el mes de julio fueron asesinados 18 l¨ªderes sociales. Todo indica que s¨ª hay motivaciones pol¨ªticas detr¨¢s de estos asesinatos.
Tres son los perfiles que m¨¢s se ha victimizado estos dos a?os. Por un lado, l¨ªderes comunales de base que se oponen a econom¨ªas ilegales y promueven la sustituci¨®n voluntaria de estas econom¨ªas. No debe olvidarse que el acuerdo de paz promueve un modelo de sustituci¨®n voluntaria de los cultivos de hoja de coca.
Luego est¨¢n l¨ªderes sociales que buscan la verdad. En Colombia ha comenzado el modelo de justicia transicional, esto ha llevado a que organizaciones de v¨ªctimas promuevan la b¨²squeda de la verdad y el regreso de la tierra que le fue despojada. Obviamente, hay muchas personas, en la legalidad, que se beneficiaron de la guerra y est¨¢n haciendo hasta lo imposible para callar a todo aquel que se atreva a reclamar verdad. Por ello, los reclamantes de tierra han comenzado a ser asesinados y amenazados, al igual que l¨ªderes de organizaciones de v¨ªctimas que buscan explicaciones de la muerte de sus familiares.
El tercer grupo de l¨ªderes sociales asesinados son aquellos que buscan participar en pol¨ªtica. Como se mencion¨® antes, previo a las elecciones, el asesinato de este tipo de perfil fue bastante alto. Luego de los comicios la victimizaci¨®n ha disminuido. Pero en octubre de 2019 habr¨¢ elecciones locales y regionales en Colombia, y todo parece indicar que habr¨¢ una verdadera masacre en varias regiones del pa¨ªs el pr¨®ximo a?o.
No hay democracia que soporte este nivel de victimizaci¨®n a liderazgos sociales, por ello el Estado debe preparar planes de choque para proteger a los l¨ªderes que participar¨¢n en pol¨ªtica el pr¨®ximo a?o, y para los reclamantes de tierra, pues ser¨¢ tambi¨¦n el 2019 cuando la justicia transicional marche a toda m¨¢quina.
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