Detenidos y extraditados a EE UU por violar las sanciones a Ir¨¢n

La detenci¨®n de Meng Wanzhou a petici¨®n de EEUU es hasta ahora la m¨¢s llamativa que ese pa¨ªs ha promovido en relaci¨®n con sus sanciones a Ir¨¢n. Pero la vicepresidenta y previsible heredera de la multinacional de tecnolog¨ªa china Huawei, que ahora afronta una solicitud de extradici¨®n, no es la primera afectada por esas medidas. Aunque la mayor¨ªa de los detenidos han sido ciudadanos iran¨ªes (o de origen iran¨ª y con una segunda nacionalidad) residentes o de visita en EE UU, al menos media docena de personas de un tercer pa¨ªs han precedido a Meng.

En febrero de 2014, la polic¨ªa brit¨¢nica detuvo al ciudadano chino Sihai Cheng por una orden de busca y captura estadounidense. Cheng, que entonces ten¨ªa 33 a?os, fue extraditado a EE UU a primeros de diciembre del mismo a?o. Se le acusaba de haber vendido a un socio iran¨ª miles de piezas de uso nuclear. Se declar¨® culpable de varios delitos de contrabando de mercanc¨ªas y exportaci¨®n ilegal, y dos meses despu¨¦s fue condenado a nueve a?os de c¨¢rcel. Su apelaci¨®n fue desestimada al a?o siguiente.

La web del Proyecto Wisconsin sobre Control de Armas tambi¨¦n recoge el caso de un hombre de negocios brit¨¢nico, Christopher Tappin, que fue extraditado a EE UU desde su pa¨ªs en 2012, despu¨¦s de haber intentado vender bater¨ªas para misiles a unos agentes encubiertos. Tappin, que ten¨ªa 66 a?os y estaba jubilado, tambi¨¦n se declar¨® culpable y fue condenado a 33 meses de c¨¢rcel, parte de los cuales termin¨® cumpliendo en el Reino Unido.

En 2011, Singapur detuvo y extradit¨® a cuatro de sus ciudadanos, Wong Yuh Lan, Lim Yong Nam, Lim Kow Seng, and Hia Soo Gan Benson, a petici¨®n de EE. UU. Un juez les acusaba de haber exportado ilegalmente a Ir¨¢n miles de unidades de radiofrecuencia, algunas de las cuales terminaron us¨¢ndose en bombas improvisadas (IEDs) en Irak, y antenas militares. Todos fueron juzgados y condenados a distintas penas.

Estos casos coinciden con el per¨ªodo m¨¢s duro de las sanciones internacionales contra Teher¨¢n a ra¨ªz del descubrimiento de su programa nuclear secreto en 2002, cuando se internacionalizaron. Washington promovi¨® en la ONU media docena de resoluciones condenatorias, cuatro de ellas sancionadoras. De forma progresiva prohibieron el comercio de materiales nucleares, la venta de armas y, finalmente, establecieron restricciones a empresas sospechosas de ser una tapadera, muchas de ellas vinculadas con los Pasdar¨¢n, un cuerpo militar de ¨¦lite.

Pero el verdadero cambio cualitativo se produjo de forma m¨¢s silenciosa a partir de 2010 cuando el Departamento del Tesoro norteamericano no s¨®lo prohibi¨® las transacciones financieras con compa?¨ªas iran¨ªes y las relaciones interbancarias entre los dos pa¨ªses, sino que presion¨® a los principales bancos europeos y asi¨¢ticos para que eligieran entre mantener sus operaciones en Ir¨¢n o en Estados Unidos. La mayor¨ªa cerraron sus oficinas en Teher¨¢n e incluso las cuentas de sus clientes iran¨ªes o residentes en Ir¨¢n en otras sucursales. Al a?o siguiente, el Tesoro prohib¨ªa a las compa?¨ªas petroleras con intereses en EE. UU. trabajar con el Banco Central de Ir¨¢n, lo que les oblig¨® a cortar sus importaciones de crudo y abandonar los proyectos en ese pa¨ªs.

A principios de 2016, como resultado del acuerdo nuclear firmado medio a?o antes, se levantaron las sanciones de la ONU y las que la Uni¨®n Europea hab¨ªa impuesto bajo la presi¨®n de EE. UU. Sin embargo, se mantuvieron las que este pa¨ªs manten¨ªa de forma bilateral poco despu¨¦s de la revoluci¨®n de 1979, debido a la toma de su embajada en Teher¨¢n. El temor a verse atrapadas en la mara?a legal estadounidense y el anuncio de la Administraci¨®n Trump de que iba a salirse del acuerdo, frenaron el esperado beneficio antes incluso de que Washington reimpusiera y reforzara su embargo econ¨®mico y comercial este a?o.