Un hombre de su tiempo
Fue un pol¨ªtico con ideas claras y las defend¨ªa con fuerza. Los a?os le dieron la raz¨®n: el di¨¢logo venci¨® a la violencia en Colombia
Belisario Betancur fue un hombre de un di¨¢logo permanente y que hizo de este ejercicio de la palabra un encuentro con el otro, una forma de entender la pol¨ªtica y de ejercer la democracia d¨ªa a d¨ªa. En este espacio siempre busc¨® la decisi¨®n m¨¢s justa y la acci¨®n que interpretara mejor a la mayor¨ªa, es decir, esa verdad por la que todos luchamos.
Su mandato como presidente de Colombia entre 1982 y 1986 fue antecedido por un escenario muy complejo en donde hab¨ªa pr¨¢cticamente una guerra civil entre guerrillas que hicieron que la violencia se convirtiera en un triste sello distintivo de Colombia. Cuando Betancur asumi¨® como presidente lo hizo bajo una intenci¨®n de iniciar un proceso de paz, pero las guerrillas estaban transformando su lucha idealista por un mundo mejor a otra en la que se descubri¨® que para sobrevivir en la selva y crecer en poder, hab¨ªa que cultivar y exportar droga, subordinando sus ideales a una enorme red de narcotr¨¢fico.
?Qu¨¦ dif¨ªciles tiempos los que vivi¨®! Cuando lo conoc¨ª yo era representante de la oposici¨®n a la dictadura de Pinochet y comparti¨® con nosotros las enormes dificultades que ten¨ªa para lograr un di¨¢logo permanente con la guerrilla, porque pensaba que la soluci¨®n era pol¨ªtica y que por lo tanto pasaba por los acuerdos. Pese a las enormes complejidades que tuvo que enfrentar como la toma del Palacio de Justicia en 1985, el tiempo le dio la raz¨®n y, efectivamente, d¨¦cadas despu¨¦s fue el di¨¢logo el que logr¨® vencer a la violencia.
Fue un pol¨ªtico con ideas claras y a las que defend¨ªa con fuerza. Siempre con una sonrisa a flor de labios, con la humildad que tienen los hombres de campo y de una gran curiosidad intelectual, conversar con ¨¦l era un agrado en donde el tiempo transcurr¨ªa casi sin darse cuenta, pasando de una historia a otra; de una experiencia a otra. En una ocasi¨®n recuerdo una cena que compartimos en la Feria del Libro de Guadalajara cuando yo era candidato a la presidencia. Belisario me dijo frente a todos los comensales, entre los que se encontraban Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Carlos Fuentes y Jes¨²s Polanco, que ten¨ªa una importante noticia que darme. Yo le pregunt¨¦: ¡°?Cu¨¢l era?¡±, pensando en que su apoyo para mi candidatura era muy importante. Y ¨¦l con su tono ir¨®nico me respondi¨®: ¡°La noticia m¨¢s importante que te puedo dar es que hay vida despu¨¦s de ser presidente¡±, y luego agreg¨®, ¡°el problema es que hay que ser presidente¡±. Y la verdad es que ten¨ªa raz¨®n. El ejercicio en democracia implica tomar al menos una decisi¨®n cada d¨ªa con trasfondo en convicciones profundas. Para Belisario las decisiones diarias eran en funci¨®n de lo aprendido en la vida. Por esto algunas veces se inspiraba en las ense?anzas del Quijote, a quien conoc¨ªa muy bien, y era capaz de embestir molinos de viento por sus ideales. En otras ocasiones en cambio, se inspiraba en Sancho Panza y en su necesidad de llevar a cabo soluciones pragm¨¢ticas para poder gobernar mejor.
Hablar de Belisario Betancur es hablar del hombre y las circunstancias en las cuales se form¨® y hoy, al momento de su partida, ¡°la pol¨ªtica¡± parece ser lo opuesto a un di¨¢logo civilizado. Las noticias falsas marcan agenda y la inmediatez permanente de Twitter, Facebook o Instagram hacen mucho m¨¢s complejo el ejercicio pol¨ªtico ante una ciudadan¨ªa cada vez m¨¢s empoderada que exige que la llamada ¡°clase pol¨ªtica¡± sea desalojada. Cuesta entender que la pol¨ªtica es di¨¢logo; que la pol¨ªtica es la b¨²squeda de la verdad a partir de la verdad de cada uno de nosotros. Y es en este contexto donde Belisario nos podr¨ªa dar tantas de sus lecciones que siempre compart¨ªa con pasi¨®n y humildad y tambi¨¦n con la fuerza de sus convicciones pero sin necesidad de golpear la mesa, sino que en voz baja, convencido de que se explicaban por s¨ª mismas.
En este contexto, Belisario siempre fue un hombre que ten¨ªa la inteligencia para entender que las agendas de ayer no serv¨ªan para los problemas de hoy y que no daban soluciones a las exigencias del presente. Incluso ya bastante octogenario ten¨ªa una mente l¨²cida que le permit¨ªa dar las respuestas adecuadas para los problemas de hoy. Estaba consciente de que la ciudadan¨ªa exige participar y ser escuchada; estaba consciente que hoy en d¨ªa el ciudadano no espera la pr¨®xima elecci¨®n para decidir qui¨¦n gobierna, sino que quiere decirle al gobernante su opini¨®n y estaba consciente de que se requieren otras instituciones pol¨ªticas para dar cuenta de aquello; instituciones en las que justamente ¨¦l trabaj¨® y pens¨® en sus ¨²ltimos a?os de actividad.
Al irse nos deja la ense?anza permanente de su vida y de su ejemplo. Consecuente siempre, vivi¨® de acuerdo con sus ideales, por los que siempre luch¨® por llevarlos a la acci¨®n. Por suerte, hoy contamos con sus hermosos escritos para inspirarnos en su pensamiento y obra.
Belisario, amigo, te vas con la tranquilidad de que hiciste todo lo que tu consciencia siempre te demand¨®, la que compartiste con tus amigos y la que extra?aremos profundamente. Dif¨ªciles tiempos son los que vienen, en los que tu voz y tu consejo har¨¢n mucha falta. Seguramente encontremos en tu recuerdo y en tu legado un ejemplo para enfrentar nuestros desaf¨ªos del presente y tambi¨¦n del futuro.
Ricardo Lagos fue presidente de Chile entre 2000 y 2006.
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